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Los sentimientos, la iglesia, el fascismo y la juventud

César Moya Villasante

Hoy estamos ante una transformación del mundo que nunca se conoció tan profunda. Incluso la forma de manifestarse los jóvenes es distinta, y ya no se manifiestan para “cambiar el mundo” como pensábamos los que ya no peinamos casi nada. Hoy todo se hace a través de las RRSS, que solo son un almacén de gigas para alimentar la IA y sus algoritmos. Pero nada más. Vemos a parejas que se hablan por WhatsApp estando juntos. Todo esto cambia la percepción de demasiadas cosas, y de hasta la propia vida y el futuro del todo. Por eso es necesario recapitular aquellas cosas que dirigen nuestro modo de vida, y que mejor que nuestros sentimientos y filosofía de vida que antes incluso se estudiaba.

Actualmente, vemos que el nombre de Dios casi ni se nombra ya o si se hace es por temas políticos, como esa derecha que de vez en cuando tiene su máxima expresión religiosa en circunstancias demasiado teatrales. Pero que le vale a la derecha por mera propaganda, llamémosla espiritual. Pero luego insultan al Papa al que llaman comunista, para ellos la expresión máxima del insulto, quizá porque es el único que trata de cambiar algo las cosas.

La Iglesia, en manos de la Conferencia Episcopal, se acopla como puede a las causas que defiende esa derecha política que nada tiene que ver con lo católico que aprendimos muchos y en su ligazón a la derecha tienen que callar a algunos temas que chirrían algo en la mente, supongo de algunas sotanas. Por ejemplo, les insta a actuar contra el aborto, que es razonable bajo sus ideas, pero con el abandono absoluto y desprecio de esos niños abandonados vivos que vinieron buscando un mundo mejor o manejados por mafias y que a ellos no les importa su futuro porque vienen de países lejanos y empobrecidos. Por cierto, en algunos casos por el poder económico de algunos europeos que robaron sus productos naturales. No hablemos de esos niños, algunos en hospitales oncológicos, que se bombardean en Gaza, y que la opinión dicha por Aznar es el acuerdo total con Netanyahu para acabar con Hamas, como si todos los gazatíes fueran de ahí, incluyendo los niños muertos o heridos allí.

También le insta al odio al prójimo si es inmigrante, como esos niños citados, o a aquel que piensa de forma distinta o si son homosexuales, considerando que, para esa comunidad religiosa, todos los seres humanos han sido creados por Dios, pero mal distribuidos en la riqueza que inventó el hombre que se mueve exclusivamente por ese objetivo. Y para la derecha, el único. O sea, una Iglesia que nada dice contra la muerte de niños inocentes y muchas más cosas que se encontrarían dentro del mundo espiritual. Como esos ancianos que no pudieron ir a un hospital en plena pandemia porque tenían el gran pecado de no tener contratada medicina privada, bajo el informe detallado de ese gran periodista Manuel Rico y que cada día insiste en el asunto porque sabemos que nadie paga ni quizá pagará porque al parecer se iban a morir igual según una tal Ayuso. 

Me pregunto si la juventud está callada ante esa derecha que pide, por ejemplo, poner buques de guerra en la costa contra los cayucos que llegan. Es obvio que la lucha no sería igualitaria y muchos morirían en el intento, pero hay que pensar que debajo de esa petición están personas sin alma, sin corazón, que incluso se manifiestan contra el aborto. O rezan el rosario en Ferraz contra los que desean perdonar la cárcel de aquellos que se equivocaron, pero sin provocar desgracias personales. O que crean un juicio falso contra personas que piensan distinto como Mónica Oltra, o algún miembro de los EREs, o culpan, sabiendo la falsedad de esa culpa, de haber provocado el mayor atentado sufrido en España, el 11M, a quien les interesaba para su beneficio en las urnas cercanas, haciendo la vida imposible a personas inocentes.

Me pregunto si la juventud está callada ante esa derecha que pide, por ejemplo, poner buques de guerra en la costa contra los cayucos que llegan. Es obvio que la lucha no sería igualitaria y muchos morirían en el intento, pero hay que pensar que debajo de esa petición están personas sin alma

Aún recuerdo el sufrimiento de una madre que perdió a su hijo en el terrible atentado a la que se persiguió porque era una persona que les negó esa mentira que ellos querían imponer. Por culpa de un comunicador, le llaman así porque ni es periodista, pero es el iluminado de una tal Esperanza, encargado de propagar cada mañana los mayores insultos y las mentiras oficiales del odio fascista. Por no hablar de ese manejo de la judicatura para favorecer todas las mentiras imaginables por mentes que son capaces de sacrificar a personas si no les aplauden sus mentiras. ¿Tienen alma? ¿Tienen corazón? Sí, ya sé que para gobernar  hace falta descargarse de complejos, pero es que son demasiadas historias desde aquel 36 que nos hemos tragado por no complicarnos la vida. Y, sobre todo, por no defender nuestra propia dignidad, nuestra propia razón de ser.

No hablemos de esos periodistas que apoyan todo esto, no sé si por ideología personal o, en muchos casos, por venderse al mejor postor. No incluyo lo que pudo pasar hasta el 75, que es lo que hoy les preocupa de ocultar más porque quizá sea mejor no saberlo. Y sin exponer los cien casos de corrupción que llegaron a que el Gobierno de Mariano Rajoy cayera gracias a un juez que se atrevió a hacer una sentencia clara y verdadera.

Por todo lo escrito y mucho más, es por lo que pienso que la formación de nuestra juventud, que tendrá que gobernar algún día, no puede ignorar esas historias que la derecha trata de ocultar. Y eso es fascismo, ese que en Francia ha combatido para que no pasen. Los jóvenes tienen que saber que una cosa es ser de derechas, como pasa en la Europa de nuestro entorno, con ideas económicas conservadoras, que es normal en tiempos del capitalismo como idea única.

Otra cosa es el fascismo. El que describe Le Pen y Abascal en España. Lo más triste es que se ha incorporado el PP de Feijoó porque es la única solución para su futuro. Pero es que son lo mismo en el fondo y en el PP puede haber hoy gente conservadora pero cuando se creó era fascismo puro y duro derivado del 39 y creado por fascistas. Hoy sus hijos pueden seguir en esas teorías y son los que tratan de ocultar esa nueva Ley de Memoria tan imprescindible, además de conocer cierta cultura porque si lo que aplauden es a una señora que dice que España es la única nación milenaria de nuestro entorno, es triste ese aplauso porque no sabe ni lo que es España. Para ella es la que nos dejó Franco.

Solo es posible en la capital porque ahí se generó todo. Y esa dignidad que se debe defender es lo más importante del ser humano, porque si la perdemos, estamos dejándonos vencer por el odio más repugnante a todo lo que se mueve. Porque lo que mejor define al fascismo es esa palabra: odio. Son personas sin honra ni alma que solo pretenden gobernar para su bien, pero que nunca jamás pude entenderlo. No entiendo a alguien capaz de desear la muerte a seres humanos que son iguales aunque ellos crean que son inferiores solamente por ser de otro país, pobre, está claro, a no ser que juegue muy bien al fútbol y mueva el dinero, único objetivo de esa gente. 

No entiendo a esos jóvenes que se puedan sentir atraídos por gente así, con gente que no se merece ni un aplauso ni el voto de nadie. Esos jóvenes deben tener un alma limpia para desear mejorar. Viven engañados por una tecnología que manejan muy bien los malos del mundo, que los medios y los ignorantes les tienen engañados, pero que si fueran como siempre fue la juventud estarían dispuestos a luchar para impedir ese fascismo que ya hundió a Europa y más a España al ser el único país que lo conservó otros 40 años. Simplemente porque un fascista amigo de Hitler, nada menos, le compró la idea y le apoyó a través de ayudas que, por ejemplo, originaron el bombardeo de Gernika. Sí, lo escribo así, en euskera, porque entonces y hasta el 78 solo se podía escribir Guernica.

Esos jóvenes deben tener un alma limpia para desear mejorar. Viven engañados por una tecnología que manejan muy bien los malos del mundo, que los medios y los ignorantes les tienen engañados

Se odian hasta idiomas que no son los que ellos hablan. No sé si los jóvenes sabrán que la cultura no puede ser única, es universal, pero la cultura que todos nos proporcionamos es indispensable para conocer y para defender nuestra dignidad. Nada menos. Por eso, la cultura es su primer objetivo para eliminar. Para ellos la cultura son las corridas de toros. Y los jóvenes serán, si ellos no lo evitan ahora, los que más sufrirán los destrozos que están reclamando hacer. No hay más que ver a Trump, a Milei, y a una larga lista para saber lo que nos espera.

Quizá este artículo sea algo antiguo para muchos, pero creo que refleja una idea que siempre tendré en mente: el hombre honrado y defensor de su dignidad es imprescindible para disfrutar la vida, sin querer ser el mejor en casi nada, no es necesario. Y los jóvenes deben evitar perder la batalla. En Francia ya lo han hecho. Siempre nos quedará París.

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César Moya Villasante es socio de infoLibre.

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