El cine nos abre la puerta a lugares que jamás pensábamos que existían, a personajes increíbles y sucesos extraordinarios. También puede contarnos historias sencillas, humanas, y descubrirnos espacios que tenemos muy cerca, pero de los que apenas tenemos noticias.
Pero no solo lo que nos cuenta el cine abre posibilidades y nos alimenta intelectualmente. Los sitios en los que se proyectan las películas, también. Estamos muy acostumbrados, sobre todo los cinéfilos, a los grandes festivales de cine. San Sebastián, Gijón, Valladolid, Sevilla… Pero, ¿qué pasa con los festivales de cine pequeños?
Un festival de microcine para mostrar la grandeza de nuestros pequeños pueblos
Frente a los grandes macroeventos organizados en las grandes capitales de nuestro país, el festival de microcine de verano ‘Unos pueblos de cine’ acaba de celebrar su segunda edición entre los días 29 de julio y 3 de agosto. Ambos eventos han logrado un éxito masivo, colocando en el punto de mira a pequeñas localidades como Torrecillas de la Tiesa (Cáceres, 1071 habitantes), Valcarlos (Navarra, 358 habitantes), Valle de Tobalina (Burgos, 948 habitantes), Campoo de Yuso (Cantabria, 668 habitantes) y Luintra (Ourense, 399 habitantes).
Este festival de microcine, organizado por la plataforma para luchar contra la despoblación ‘Vente a vivir a un pueblo’ e Iberdrola España, busca “poner en valor la calidad de vida de los pequeños pueblos de nuestro país, frente a los grandes macroeventos organizados en otros lugares”.
Tal y como expuso Ramón Pradera, periodista y creador de ‘Vente a Vivir a un Pueblo’ antes de la proyección de cada sesión, “los pueblos tienen un potencial enorme para desarrollar proyectos personales o profesionales con éxito. Basta ya de hablar de la España vaciada: es el momento de hablar de la España de las posibilidades”.
Este festival, precisamente, es un ejemplo de cómo se puede organizar un evento cultural en estos pequeños pueblos ‘llenos de posibilidades’ y que acabe resultando todo un éxito. Las plazas de cada una de las localidades se llenaron de vecinos, ávidos de propuestas culturales, en este caso, pequeñas películas de menos de un minuto de duración, premiadas en diversos concursos sobre sostenibilidad, organizados por Cultura Inquieta.
Iberdrola colabora en esta iniciativa cultural por su fuerte vínculo histórico con el mundo rural, donde tiene sus raíces y donde, en la actualidad, desarrolla importantes proyectos de energía renovable que impulsan el crecimiento y el empleo, logrando así que la mal llamada ‘España vaciada’ se convierta en la ‘España de las posibilidades’.
En este sentido, se hacen entregan de los ‘Premios Pueblos con futuro’ junto a ‘Vente a Vivir a un Pueblo’, que ya va por su sexta edición, y cuyos galardones valoran el impulso al desarrollo rural. Asimismo, y en la línea de la sostenibilidad, el líder energético lleva a cabo cada año la iluminación navideña de un pequeño pueblo para que también tenga su lugar junto a las grandes ciudades.
Los pueblos desempeñan un papel esencial en la construcción de una sociedad sana y con una buena calidad de vida. Merecen reconocimiento, atención y proyectos que les den vida, que se contemplen como lugares de oportunidad, para crecer. Proyectos como este festival de microcine, y otros llevados a cabo por Iberdrola, demuestran que las pequeñas historias pueden dar pie a grandes relatos.
El cine nos abre la puerta a lugares que jamás pensábamos que existían, a personajes increíbles y sucesos extraordinarios. También puede contarnos historias sencillas, humanas, y descubrirnos espacios que tenemos muy cerca, pero de los que apenas tenemos noticias.