COMISIÓN EUROPEA
El Gobierno responderá con “datos” a la ofensiva de Feijóo y Weber para blindar a Ribera en Bruselas
Días clave en Europa y en España. La propia Comisión está en el aire, a pesar del pacto que en su día alcanzaron conservadores, socialdemócratas y liberales. El Partido Popular se ha aliado con el PPE para tratar de bloquear el nombramiento de Teresa Ribera como ‘número dos’ de Ursula Von der Leyen con el objetivo también de desviar el foco de la gestión de Carlos Mazón por la catástrofe provocada por la dana en Valencia.
En La Moncloa están volcados en parar ese ataque, como indican fuentes conocedoras de las conversaciones. Se mueve el Gobierno al más alto nivel, aunque apelan a la “discreción”. “Estamos volcados en solucionar el problema generado por la entente de Feijóo con Weber”, señalan desde el Ejecutivo.
La indignación es absoluta en el Gobierno, que lamenta la “absoluta deslealtad” de los populares para tumbar la Comisión Europea y hacer caer a Ribera, “la política mejor preparada”, indican en el Ejecutivo, para ocupar la crucial cartera con atribuciones en transición ecológica y competencia. Un departamento que ha cobrado todavía más importancia en los últimos días con la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, que defiende posiciones muy diferentes en temas de medio ambiente respecto a Bruselas y que se encamina además a una guerra comercial con la vista puesta en los aranceles a los productos europeos.
Pero, además, el pacto entre Núñez Feijóo y Weber supone un giro hacia el sector más duro de la derecha que quiere un acercamiento mayor a la ultraderecha. Un golpe directo contra la propia Von der Leyen, que es partidaria de las grandes coaliciones con los socialdemócratas y defiende el cordón a los ultras. Pero el PPE sigue dando pasos hacia esos extremos, como sus recientes uniones en el Parlamento Europeo en temas como Venezuela o la rebaja de la ley de deforestación.
El discurso de Ribera
La todavía vicepresidenta tercera del Gobierno español tiene una cita al más alto nivel político el miércoles en el Congreso, donde comparece a petición propia para hablar sobre la gestión de la dana. El PP ha puesto en el disparadero el trabajo de Ribera, a la que quieren endosar la culpa de la gestión enfocando en el papel de la AEMET y la Confederación Hidrográfica del Júcar y los trabajos de mantenimiento y limpieza en las zonas afectadas.
La dirigente socialista trabaja concienzudamente en esa comparecencia y, según señalan fuentes de su entorno, va “a ser muy rigurosa y va a mirar cada dato”. Seguirá la línea que mantuvo durante la audiencia que mantuvo en el Parlamento Europeo para su designación. “Es una experta de alta profesionalidad. A pesar de todas las mentiras y difamaciones de PP y de Vox, no se rebajará a eso. No va a caer en el barro. Está por encima”, indican fuentes próximas a la vicepresidenta tercera.
Además, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparecerá el próximo día 27 a petición propia en el Congreso para hablar de la gestión de la dana en Valencia. El líder socialista se encuentra hasta el miércoles de viaje oficial en Brasil para participar en la cumbre del G20 y la petición se registra en la Cámara Baja este mismo lunes. Desde el Gobierno, indican que han dado la cara desde el primer minuto y que ya han pasado por las Cortes los ministros de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, y de Defensa, Margarita Robles.
El antes y el después de la comparecencia de Mazón
En La Moncloa siguen insistiendo en que no quieren que se convierta en una guerra política la gestión de la dana y que no van a buscar una confrontación directa sobre responsabilidades con Carlos Mazón. “Nosotros a trabajar y trabajar”, emiten desde el círculo más cercano del presidente del Gobierno. Pero no se oculta tampoco el enfado mayúsculo con Génova 13 por tratar de poner en peligro a la gran pieza española en la Comisión Europea.
A pesar de esa máxima de no entrar en la confrontación directa, el viernes se produjo un giro en la estrategia de los socialistas. La indignación fue total en los ministerios y en las sedes de Ferraz y del PSPV al escuchar la comparecencia de Mazón en las Corts, hablando de responsabilidades en general y apuntando al Gobierno central por supuesta falta de información nítida y rápida, obviando momentos como su comida de tres horas durante el día clave de la dana.
Hasta el momento se apelaba a hablar de responsabilidades más adelante, pero ya el socialismo valenciano exigió a través de su líder, Diana Morant, que el PP aparte a Mazón, con los votos del propio PSOE para que no haya dependencia de Vox. En el PSPV apuestan por un Gobierno técnico, en el que no participarían, para luego convocar, una vez se alcance cierta normalidad, unas elecciones anticipadas autonómicas el año que viene. Los socialistas sostienen que el actual jefe del Gobierno valenciano no puede seguir ni un minuto más por su ineficiente gestión y por sus mentiras.
El hecho de que esta exigencia la hiciera Morant supone un ir un paso más allá porque ella es ministra del Gobierno central. Y es un movimiento que cuenta con el respaldo del propio líder del Ejecutivo central. Tras la comparecencia del viernes, salieron a apoyar la petición del PSPV a través de las redes la ‘número dos’ del Gobierno, María Jesús Montero, y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán.
Los socialistas no han querido entrar de lleno contra Mazón estos días pero sostienen que hay un antes y un después de su comparecencia: “Tenía que haber dimitido”. Además, entienden que se ha producido una deslealtad institucional al intentar el popular poner el foco solo en el Gobierno central y hablar de todas las administraciones al mismo nivel. El ofrecimiento de los votos del propio PSOE viene de la reflexión de que tampoco sirve que siga el PP dependiendo de la ultraderecha, que es la principal columna ahora mismo de la desinformación. Asimismo, muchos socialistas señalan que hay que parar el discurso de que todos son iguales y señalar claramente las competencias de cada uno sin entrar en una guerra política sin cuartel en un momento en el que hay mucho dolor y rabia en las zonas afectadas.