¿Por qué hablan tan raro?, en TintaLibre de abril
Hablamos, pero no nos entendemos. Al menos esa es la impresión, cada vez más perceptible, acerca de un lenguaje, el de las administraciones e instituciones, que se aleja de los ciudadanos y dificulta el buen entendimiento de derechos y obligaciones. No es un problema menor porque está en la base de la propia democracia y en la esencia del bien común. En TintaLibre de abril hemos analizado el fenómeno desde distintos ángulos y se lo contamos.
Tradicionalmente, el lenguaje de los economistas ha estado alejado de la claridad. Nadie mejor que Antón Costas, catedrático de Economía y especialista en transparencia, para brindarnos una lectura penetrante y amena del enredo. “El atajo que toman los economistas”, afirma Costas, “al dirigirse directamente al poder buscando hacer posibles sus propuestas, les hace comportarse como dictadores benevolentes: desean mejorar las cosas y la vida de la gente, pero no consideran que sea necesario contar con su opinión ni con su apoyo”.
Otros enfoques como el de la Justicia llegan de la mano del secretario de Estado Manuel Olmedo; Jordi Martínez analiza los mensajes en tiempos de crisis; Mar Forment se mete de lleno en los intríngulis semánticos de las instituciones, sobre todo la Hacienda pública; y Laura G. de Rivera nos ofrece una lectura del laberinto que ha creado en nuestra cotidianidad la llamada Inteligencia Artificial a partir de un simple código binario.
Pero si ya existen problemas de comprensión en el lenguaje administrativo, lean el proceso que han seguido las criptomonedas para convertirse en un símbolo de un nuevo contrapoder financiero que intenta exprimir al máximo las regalías de la confusión burlando el sistema bancario tradicional. Ekaitz Cancela y Nuño Rodrigo, en dos lecturas paralelas, definen un territorio que tiene en común varias cosas preocupantes: el machismo de los aristobros, la opacidad y secretismo y, ahora mismo, el auxilio de dos presidentes a los que las estafas le sientan bien: Donald Trump y Javier Milei.
Si el mundo cripto y el lenguaje de las administraciones son demasiadas veces inentendibles tampoco lo es menos el mercado de la vivienda y el acceso en condiciones dignas a lo largo de España. La escritora Llucia Ramis nos lo cuenta de una manera personal desde una Barcelona en la que el turismo y la gentrificación son moneda de curso legal.
Y en TintaLibre seguimos pensando que el espectáculo, el buen espectáculo, debe seguir caiga quien caiga. Por eso hemos invitado a Miguel Sánchez-Romero a que nos cuente, a punto de cumplir los veinte años en antena, los orígenes de El Intermedio. El autor (que no tiene empacho en someterse a una entrevista a través de una IA muy a tono con este número) rememora de manera humorística, no podía ser menos, la génesis de un espacio no contaminante, casi un milagro, en la parrilla televisiva. Por ahí aparecen Wyoming y Thais, pero también algunos grandes éxitos de nuestro paisaje mediático como Herman Tertsch, Miguel Tellado o Moragas. No se lo pierdan.