Javier Aroca: “Algunos programas de televisión son el caballo de Troya de la manipulación y la mentira"

El analista político Javier Aroca acaba de presentar su último libro, Democracia en alerta: la política desde el sofá, en Ediciones B. El antropólogo y licenciado en Derecho busca reactivar a la ciudadanía para que abandone las pantallas y vuelva a las calles y al activismo, a luchar por una democracia que no ve en absoluto garantizada. “Quiero advertir, alertar y establecer un diálogo con quienes me lean a ver si puedo contribuir a ese debate de defensa de la democracia por encima de cuestiones partidarias o de ideología”, sostiene.

Democracia en peligro

“Hemos llegado a un punto donde los demócratas, seamos de izquierda o de derecha, tenemos que movilizarnos, despertarnos, porque lo que está en juego ahora mismo no es ni siquiera la alternancia política entre un partido u otro. Lo que está en juego ahora mismo son los valores y los fundamentos. Hay un auge de la extrema derecha, que es antidemocrática, y también de una derecha que se ha acomodado excesivamente a la extrema derecha y que está defendiendo valores incompatibles con la democracia”.

La televisión como arma contra la democracia

“Hoy día se da una batalla por la posesión, cuando no la propiedad, de los medios de comunicación. Se ponen a la venta en almoneda, no solamente medios, sino incluso programas de televisión. La radio, el periódico, pero fundamentalmente la televisión, penetran, se meten en tu casa, te sorprenden, incluso te detienen sentado en el sofá. Y ante esa influencia tenemos que defendernos, porque no todo lo que llega de la televisión es bueno. Hay que estar alerta, porque precisamente uno de los artefactos de los antidemócratas es ese medio tan potente. Si uno analiza alguno de los programas que hoy día nos llegan a través de la televisión, se puede dar cuenta de hasta qué punto son el caballo de Troya de la desinformación, de las fake news, de la mentira, de la manipulación que tantísimo daño hacen a la democracia”.

 Mucho más que politización de la justicia

“La politización de la justicia resulta hasta leve en comparación a lo que creo que está ocurriendo: la juristocracia. El intento de determinados sectores del poder judicial, no solamente en España, de ser los que detenten finalmente el poder, por encima de la división de poderes. No se me cae nada por decirlo, porque lo digo con toda la responsabilidad. Hay un golpismo suave por parte de determinados sectores de la judicatura. Son lo peor de la juristocracia, haciendo de correas de transmisión de determinadas fuerzas políticas. Hoy día se dice, y sin que se nos caiga la vergüenza democrática por los suelos, que hay jueces que están al dictado de un determinado partido. En este caso concreto de España, del Partido Popular. Eso es una perversión democrática en todos los sentidos. No en abstracto. Cuando los jueces pervierten su papel dejan de ser la última trinchera de la democracia y algunas veces se convierten en porteros del autoritarismo. Y contra eso hay que luchar”.

Legado del papa Francisco

“El papa Francisco ha sido dos cosas. Ha sido jefe de Estado y jefe espiritual de los católicos. Como jefe de Estado creo que ha tenido un papel brillante en el concierto mundial porque ha dicho cosas que otros jefes de Estado no se han atrevido a decir. Por ejemplo, en materias como la inmigración, la guerra, el medio ambiente. Ha penetrado incluso en el ideario político de otros jefes de Estado, independientemente de su confesión religiosa. Como jefe De la Iglesia, que lo juzguen los católicos, pero también ha representado una idea de la Iglesia que ha sido muy contestada por los sectores más conservadores, los extremistas y, por qué no decirlo, hasta fascistas. Religiosamente la influencia ha sido limitada porque los propios católicos no le han hecho caso. Por ejemplo, ¿se van a acordar los católicos españoles de aquello que dijo Jesús y que también ha sostenido el papa Francisco de que al César lo que es del César y a dios lo que es de dios, es decir, pagar sus impuestos, no defraudar? No, no le van a hacer caso. Espero que haya un papa del mismo perfil político y que resista efectivamente a esa oleada de la extrema derecha y del fascismo, que, por cierto, está liderada en muchos casos por devotos católicos”.

Estados Unidos ante Trump

“Distingo Estados Unidos en dos aspectos. También lo sostengo en el libro. De fronteras para adentro, es un sistema bastante democrático. Otra cosa es por fuera, donde recae la contradicción antidemocrática de practicar el imperialismo. Trump tiene dos problemas actualmente para implementar su propia política. Uno, la oposición de la población civil, las instituciones y después el sistema federal. Aprovecho para defender el federalismo, porque precisamente el que Estados Unidos sea un Estado federal va a dar dolor de cabeza al señor Trump. Ya está pasando en California o en Wisconsin. Y a Trump hay dos maneras de derrotarlo y las dos son democráticas. Una, resistir democráticamente dentro de los Estados Unidos y, después, fuera, creando sinergias. En eso debería de estar la Unión Europea”.

 La UE ante el pulso de Trump

“Valoro como lenta e insuficiente la respuesta europea. Europa tiene mucho poder, si quiere. La mayoría de la gente piensa que Meloni por un lado o Pedro Sánchez por otro pueden decir algo en materia de aranceles. No pueden, porque es una política común de la Unión Europea, afortunadamente. Los líderes europeos deberían dedicarse a concentrar todo el poder posible en las instituciones de la Unión. Y que sean ellas las que, con una única voz, den respuesta a Trump y sus políticas. Lo que teme verdaderamente ese Estados Unidos imperialista es la unidad de los europeos. Hay que fortalecer las instituciones para que nos representen a los europeos, entre otras cosas, en los valores democráticos y de la Ilustración, que son nuestra principal fuerza y están seriamente amenazados”.

Aumento de gasto en defensa

“A mí no me gusta. La industria de defensa militar, tanto en Europa como en España, son lobbies muy poderosos. Lo sé porque lo dicen los propios tratados de la Unión, que defienden que Europa debería construir un pilar de defensa, ser menos dependiente de la liderada por los Estados Unidos a través de la OTAN. También sé las presiones que hay, porque lo del 2% del PIB no es nuevo. Hay que trabajar más en la cultura de la paz y combatir la cultura de la guerra. Y eso se hace invirtiendo más en educación, en valores, haciendo que toda la sociedad sea mucho más democrática. La guerra siempre es el fracaso de la democracia. Se ve en Ucrania, en un estado de excepción perpetuo. No se vota, desaparece la libertad de expresión, de reunión, los partidos políticos. En cualquier caso, lo que vaya a hacer el Gobierno de España debería explicarlo muy bien y, además, hacerlo a través de los conductos democráticos”. 

La derecha y la extrema derecha

“La extrema derecha siempre ha sido profundamente antipatriota. Ponerse en este momento al lado de Estados Unidos y al lado de Trump, como otras veces ha ocurrido, yo creo que es uno de los actos más antipatrióticos que hay. Pero hay un sector de la población española que se siente cómoda en ese antipatriotismo y, por tanto, no me extraña que, incluso electoralmente, tengan una respuesta positiva. Pero yo lo que creo que está en crisis en España es la derecha. No sabe qué identidad tener: una derecha democrática homologable como con la derecha europea o una derecha heredera de los peores valores del franquismo. Estoy poco esperanzado porque no vislumbro una derecha distinta de esa que estoy describiendo. El electorado conservador se está volviendo radical. No creo que la derecha globalmente, incluyendo la extrema derecha, esté subiendo más o subiendo menos”.

Problema de liderazgo de Feijóo

“Feijóo no es líder de nada, tampoco lo fue en Galicia. Era lo que había. El andamiaje que le está sosteniendo es que de momento no tienen un candidato. A pesar de lo que se diga de Díaz Ayuso, la derecha sabe que un líder como ella para toda España probablemente no sea conveniente. Después está el problema valenciano con Mazón, descartado para la política, para la democracia y para defender los valores o los intereses de los valencianos. El problema es que el PP está más interesado en defender sus intereses electorales que los de la ciudadanía. Tampoco me cabe duda de que en un momento determinado lo tirarán a la basura. Dentro de ese cálculo que hace de probabilidades de llegar al poder, el PP contaba con Valencia. Pero ha saltado por los aires y están dudando. Me consta que hay barones del Partido Popular, en algunos casos importantes, como en Andalucía, muy preocupados por el tema de Valencia, porque temen que haya un movimiento de momento indetectable de gente que diga que con líderes como Mazón no pueden ir a ninguna parte”.

Espacio a la izquierda del PSOE

“Me cuesta decirlo, pero lo veo muy mal. La izquierda del Partido Socialista, cuando no encuentra un punto de referencia, se va a su casa. La abstención es una victoria de los enemigos de la democracia. Sumar está terminado, finiquitado, y más después de escuchar a Maíllo, líder de Izquierda Unida, el partido que verdaderamente le da estructura y armazón a esa izquierda. Lo demás es todo humo. Podemos parece que se está recuperando, pero ellos mismos están rivalizando, parece que están en una continua política de resistencia y de agravio. A esa formación le han hecho mucho y malo, y ese dolor les está impidiendo creer en el futuro. Probablemente la única solución sea que en torno al PSOE se concentre toda esa izquierda alternativa más moderada y que Podemos y otros movimientos puedan caminar y concitar el apoyo de mayores bolsas electorales. El PSOE no va a conseguir nunca una mayoría absoluta ni una mayoría suficiente por sí solo”.

Situación del Gobierno

“El PSOE se debate entre cumplir su propio programa, negociarlo con sus socios de gobierno y negociar el pacto de investidura. Se producen fricciones muy importantes. Todo en una situación muy difícil, en donde el Gobierno lo ha hecho francamente bien en determinadas cuestiones, sobre todo en economía, en relaciones exteriores e incluso en el liderazgo de algunas políticas de progreso. Pero este Gobierno está afectado por una enfermedad que yo defino como la precariedad política. Hay sectores del Partido Socialista que creen que lo tienen muy difícil para el futuro. No se atreven a cumplir su propio programa. Se echa de menos una mayor decisión dentro del Gobierno que signifique mejor el liderazgo en política de izquierda. Si el Partido Socialista pierde identidad, por muy bien que lo esté haciendo en cuestiones económicas y de política internacional, lo va a tener muy difícil porque el electorado se enfada también y se defrauda. La derecha nunca defrauda a sus electores”. 

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