Cannes se despide con Shakespeare, Fassbender y Cotillard

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Este sábado, por fin, se cerró el telón competitivo en Cannes, en un afán de alargar innecesariamente el festival hasta el domingo –habitualmente el palmarés se anuncia en casi todos los sábados–, y con un único título, la nueva versión de Macbeth, a cargo del director de Snowtown, el australiano Justin Kurzel.

La francesa ganadora de un Oscar por La vie en rose, Marion Cotillard, sustituyó a Natalie Portman (Thor) como compañera femenina del irlandés-alemán Fassbender (Prometheus) en la adaptación de la tragedia de William Shakespeare Macbeth, producción mayoritariamente británica pero en la que también metieron cabeza franceses y norteamericanos (The Weinstein). Intensa y muy violenta, ha recibido una buena acogida.

Esta nueva vuelta de tuerca a un clásico del teatro y el cine lleva la firma en el guión de Todd Louiso (Alta fidelidad), Michael Lesslie (Assassin's Creed) y Jacob Koskoff (Directo a la fama), dándole nuevo brillo al relato de venganza y ambición del que fuera el rey de los escoceses entre 1040 y 1057.

Acompañando a la pareja protagonista, encontramos a Paddy Considine (El ultimátum de Bourne), David Thewlis (Harry Potter) , Sean Harris (Prometheus) y Elizabeth Debicki (The Great Gatsby).

Entre la ambición, el heroísmo, la traición y las secuelas de la guerra, en el nuevo Macbeth –que para algunos es "definitivo y difícil de mejorar"– Kurzel ha sido capaz de evitar la fácil tentación de una relectura contemporánea. El guión permanece fiel a la época y a la historia, sin dejar de ser audaz y atrevido en el tratamiento de la violencia. Pero los monólogos del rey escocés siguen presentes, tan brillántemente interpretados por Fassbender, en la cumbre de su talento desde ya hace unos años, que hay quien clama por un premio de interpretación este domingo.

Sin embargo, no parece que la última tenga pinta de ser la vencida, ya que los favoritos siguen sólidos, encabezados por la estadounidense Carol, de Todd Haynes, y la húngara Saul fia, de Laszlo Nemes, a las que se han unido en los últimos días dos cintas chinas, las de Jia Zhangke Mountains may depart y The assasin, de Hou Hsiao Hsien. La mexicana Chronic, de Michel Franco, según comentarios generales, tiene su mejor opción en un premio interpretativo para Tim Roth, pero poco más.

Un año más la irregularidad ha sido la tónica dominante en la selección cannoise, con decepciones tan notables como la de Gus van Sant The Sea of Threes y una pobre representación local, con al menos un par de títulos mediocres y sólo Jacques Audiard con cierto brillo de la mano de su Dheepan.

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El palmarés se hará público este domingo pasadas las 7 de la tarde hora local. Pero ya se conocen algunos premios paralelos, y entre ellos de nuevo vuelve a brillar el cine iberoamericano, tan maltratado por su escasez en la programación, pero que año tras año lee la cartilla a Frémaux y compañía. La argentina Paulina / La Patota, que ya fue galardonada con la mejor recompensa de la Semana de la Crítica el jueves, ahora ha logrado uno de los premios de la FIPRESCI, la federación internacional de críticos.

En cuanto al género documental, la cinta mexicano-chilena de Marcia Tambutti Allende Allende, mi abuelo Allende ganó entre las de su especialidad, con lo que ya son por el momento cuatro las películas latinoamericanas que vuelven a casa con recompensas, es decir la mitad de las participantes.

No hubo tanta suerte en la sección Un Certain Regard, donde este sábado se anunció el triunfo de la islandesa Hrútar, de Grímur Hákonarson.

Este sábado, por fin, se cerró el telón competitivo en Cannes, en un afán de alargar innecesariamente el festival hasta el domingo –habitualmente el palmarés se anuncia en casi todos los sábados–, y con un único título, la nueva versión de Macbeth, a cargo del director de Snowtown, el australiano Justin Kurzel.

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