Gijón acoge estos días la 61 edición del Festival Independiente de Cine de Gijón/Xixón (FICX). Por séptima edición consecutiva, Alejandro Díaz Castaño (Bimenes, 1979) es el director. Durante este tiempo, ha logrado que la cita cinematográfica se haya convertido en un festival “muy respetado a nivel mundial”, según sus palabras.
Pero el pasado mes de octubre, el festival se vio salpicado por una polémica con el ayuntamiento de la ciudad asturiana. La concejala de Festejos, Sara Álvarez Rouco, perteneciente a Vox, planteó en una rueda de prensa que su formación quería alejar al festival de “sesgos y sectarismos” para “dejar atrás limitaciones ideológicas”. "Se acabó", escribió en la red social X (antes Twitter) la alcaldesa Carmen Moriyón, de Foro asturias. Con esa frase, anunciaba la expulsión de Vox del tripartito que dirigía la ciudad desde las elecciones del 28M.
El FICX cumple 61 ediciones ininterrumpidas. ¿Cuál es el secreto de su éxito?
El Festival de Cine Independiente de Gijón/Xixón fue fundado en 1963. Era un festival de cine infantil y juvenil y, desde mediados de los 90, se convirtió en un referente para el cine de autor independiente. El cine independiente es el tipo de cine que se programa. Este cine, en muchos casos, no es el habitual en las salas comerciales y muchas de las películas no tienen distribución asegurada. En la actualidad tenemos tres secciones competitivas. La sección Alvar, que es para cineastas que ya tienen una trayectoria; Retueyos, para primeras, segundas y terceras películas; y Tierres en Trance, para cine iberoamericano que incluye a España y a Portugal. Además, también tenemos la sección oficial de cortos, otra dedicada al público infantil y juvenil y varias secciones complementarias. Yo creo que es un programa muy completo y sólido.
Somos el festival español que mayor financiación ha recibido por parte del Ministerio de Cultura y hemos recibido ayudas por parte de la Unión Europea
Para la ciudad tiene una implantación muy importante porque son muchos miles de tickets los que vende el festival en sala. Incluso tiene más público que otros festivales de ciudades más grandes. Creo que es un gran aliciente. Hay un montón de gente que viene a Gijón para estar durante el festival y, por tanto, hay un retorno económico muy importante para para toda la ciudad en un mes complicado como es noviembre.
También tenemos un reconocimiento muy importante. Somos el festival español que mayor financiación ha recibido por parte del Ministerio de Cultura. De hecho, Ignasi Camós, director general del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), nos ha acompañado en la inauguración. Además, hemos recibido ayudas por parte de la Unión Europea. Por tanto, el FICX es un festival gijonés, asturiano, español y europeo.
El festival destaca por su calidad en el cine independiente. ¿Apuestan los festivales lo suficiente por este tipo de realizadores?
Creo que poco a poco ha habido otros festivales que han ido incorporando este arriesgado cine en sus programaciones. Pienso, por ejemplo, en San Sebastián con la sección Zabaltegi-Tabakalera. Cada vez se ve más ese tipo de cine, pero seguimos intentando arriesgar, sobre todo, colocando en la sección oficial películas que son, en muchos casos, autoproducidas y autodistributivas y que no están en el radar. Así apostamos por creadores jóvenes que pueden ser los grandes nombres del mañana. Por ejemplo, el cineasta Ruben Östlund ganó el premio al mejor director en Gijón en 2010 con Play y el año pasado tuvo dos nominaciones al Oscar con El triángulo de la tristeza. Otro ejemplo es Santiago Mitre que ganó el premio al mejor largometraje en 2011 con El Estudiante y que el año pasado ganó el Globo de Oro por 'Argentina 1985'.
Hace poco más de un mes, la alcaldesa expulsaba del grupo de gobierno a la concejala de Festejos, de Vox, Sara Álvarez. ¿Cómo lo vivió el festival?
A la organización no le afectó, porque el festival estaba organizado ya a lo largo de todo el año. Además, hubo una respuesta muy rápida por parte del Ayuntamiento, en este caso de la Alcaldía. Sí que me gustaría añadir que el festival nunca ha sido utilizado políticamente. El festival no pertenece a ningún partido político, pertenece a Gijón y a la ciudadanía y creo que a la hora de configurar un festival quienes tienen que tomar las decisiones son la gente que sabe de cine, no la gente que sabe de política.
Si Vox hubiera continuado en el gobierno local, ¿podrían haber peligrado el Premio Rambal, que distingue al mejor Audiovisual LGTBI de entre toda la programación del FICX, y a las secciones en lengua asturiana?
A mí me resulta bastante contradictorio. Creo que no hay más sectarismo que dejar fuera, en este caso, al colectivo LGTBI de un festival simplemente por el hecho de tener una orientación sexual y vital distinta. En el caso del asturiano, me parece incluso grotesco porque, al final, es la lengua que se habla en Asturias. El festival está en Asturias y dejar fuera de la programación a una película porque está en una lengua u otra y, particularmente, porque está en la lengua que se habla en la comunidad, me parece un sinsentido.
Por causas ajenas a vosotros, el festival se ha convertido en un dique contra las políticas culturales de la ultraderecha. ¿Cómo valoras el apoyo de la sociedad al FICX?
Recibí un montón de muestras de apoyo. Mucha gente llamaba a la movilización, aunque al final no hizo falta porque realmente se resolvió todo muy rápido y de forma muy contundente. Estoy muy agradecido por haber recibido tantas muestras de apoyo. Programadores internacionales, cineastas de toda España y de gente muy preocupada y muy volcada en intentar ayudar. Nos sentimos muy arropados, la verdad.
El festival está en Asturias y dejar fuera de la programación a una película porque está en una lengua u otra y, particularmente, porque está en la lengua que se habla en la comunidad, me parece un sinsentido
En un futuro, ¿puede peligrar el festival, como ya ha ocurrido estos últimos meses tras el intentona de Vox por controlarlo, o podemos estar tranquilos?
Predecir el futuro es complicado, pero estamos en una situación geopolítica y política bastante difícil e incierta. Yo creo que hay que salvar esa independencia de los festivales en la programación y tienen que reflejar la pluralidad de la sociedad. Este tipo de sucesos son inquietantes y hacen que tengamos que estar ojo avizor.
¿De qué estás más orgullosos?
Ver másEstas son las películas que Vox no quiere que veas (y que han causado un terremoto político en Gijón)
De lo valorado que está. Cuando vamos a festivales, como el Festival de Berlín, y nos presentamos como trabajadores profesionales de Gijón, la gente tiene una reacción muy buena porque es un festival que lleva ya 61 años. Es algo muy difícil de alcanzar con cualquier festival. Es un tesoro cultural y la gente lo valora especialmente. Creo que es un festival muy querido y, sobre todo, muy respetado a nivel de prestigio. Creo que de alguna forma también lleva el nombre de Gijón a unas esferas internacionales y lo relaciona con cine de calidad.
Por último, ¿puedes dejar alguna recomendación del FICX para nuestras lectoras y lectores?
Recomendaría muchísimas películas. Por ejemplo, la película inaugural, Lobo dirigida por Alfonso Cortés Cabanillas y protagonizada por Marian Álvarez. Creo que es una película muy comprometida con la violencia hacia las mujeres y tratadas desde una óptica que creo que no es habitual. Muy lejana a lo que puede ser una película de tesis, sin embargo, están todas las temáticas muy orgánicamente dentro de la película. También diría dos películas asturianas: Los últimos pastores, de Samu Fuentes, y El cine, 5 de Elisa Cepedal. Creo que son dos grandes películas, muy importantes para el cine asturiano y que además demuestran que el cine que se está haciendo aquí cada vez está más alineado con otras propuestas nacionales e internacionales y que se compite de tú a tú con los grandes nombres del cine europeo.
Gijón acoge estos días la 61 edición del Festival Independiente de Cine de Gijón/Xixón (FICX). Por séptima edición consecutiva, Alejandro Díaz Castaño (Bimenes, 1979) es el director. Durante este tiempo, ha logrado que la cita cinematográfica se haya convertido en un festival “muy respetado a nivel mundial”, según sus palabras.