Will Smith, el bochorno del macho alfa que justifica la violencia por amor

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Lo que tendría que haber sido un rutinario discurso de agradecimiento, se convirtió por obra y gracia de un inesperado guantazo en un momentazo televisivo de primer orden y viralidad asegurada. No en vano, Will Smith subía al escenario del Teatro Dolby de Los Ángeles apenas unos minutos después de haber golpeado al cómico Chris Rock como respuesta a una desafortunada broma sobre su esposa, Jada Pickett, quien padece alopecia autoinmune (y no era la primera vez, en la ceremonia de 2016 el humorista ya se burló de Jada y Will).

Al más puro estilo Hollywood, el giro de guion de la 94 edición de los Premios Oscar disparó el morbo y el interés por lo que el actor podría decir ante el micrófono, galardonado como Mejor Actor por su interpretación en El método Williams. Su primer Oscar. Al borde del llanto desconsolado, con la cara llena de lágrimas, Will Smith pasó a la historia destacada de los Oscar con un discurso un tanto inconexo que no terminó de solucionar lo acontecido. Ni mucho menos.

En la película, el intérprete encarna a Richard Williams, padre de las tenistas Venus y Serena Williams. Un tipo controvertido al ser considerado por muchos un explotador del talento de sus hijas. Y, por momentos, pareció el actor confundir realidad y ficción, su propia persona con el personaje, identificándose con un tipo de masculinidad patriarcal que le llevó a salir con violencia en defensa de su esposa y, en última instancia, pedir clemencia al mismo tiempo que justificaba su acción.

"Ya sé que para hacer lo que hacemos tenemos que ser capaces de recibir insultos, que la gente diga cosas de ti. Tienes que aguantar en este negocio y en este mundo del espectáculo que la gente te falte al respeto. Y tienes que sonreír como si no pasara nada", planteó el actor en su discurso, justificando su salida de tono de una forma bastante torpe: "El amor te hará hacer locuras".

Will Smith arruinó su mejor día, en definitiva, haciendo mala gala de esa "masculinidad hegemónica tóxica en la que la obligación de un hombre es defender a su familia y a los suyos y ponerse por encima de otros hombres, lo que llamamos el macho alfa de toda la vida", tal y como remarca a infoLibre la experta en violencia de género Bárbara Zorrilla, quien añade: "Que insulten a su mujer es un insulto hacia él y por eso se lo toma como una ofensa personal y se levanta y le agrede. Este comportamiento no se puede justificar en nombre del amor, que es todo lo contrario de la violencia. Su rol de marido y protector de su familia se pone en entredicho y él sale a defenderlo de una manera totalmente injustificable".

Will y Jada, casados desde 1997, mantienen una relación abierta desde hace unos años, como ellos mismos han confesado. Ella es la segunda esposa del actor, quien quedó profundamente marcado por su primer fracaso matrimonial, del que nació su primer hijo, Willard ‘Trey’ Smith, quien ahora tiene 29 años. Esta separación provocó un distanciamiento con su hijo por las peleas constantes con la madre del pequeño, algo reconducido con el paso del tiempo.

También fracasó el matrimonio de sus padres siendo él adolescente por los reiterados episodios de violencia, que le llevaron incluso a admitir públicamente que había sentido deseos de matar a su progenitor. La no siempre idílica relación del intérprete con sus otros dos hijos (Jaden, de 23 años, y Willow, de 21) fruto de su relación con Jada, también ha sido recurrentemente objeto de noticia en los medios de comunicación, como resultado de unas vidas dedicadas desde temprana edad al entretenimiento.

Una vida ajetreada, por así decirlo, que ha marcado la personalidad del exitoso actor, que ahora cuenta 53 años, y que tras la mejor velada de su prolífica trayectoria profesional está ahora en el epicentro de la polémica por motivos inesperados, por un comportamiento difícil de explicar, aunque Zorrilla lanza algunas claves: "Sobre los hombres también pesan expectativas y mandatos de género. Esa masculinidad hegemónica. Al hombre le dicen cómo tiene que ser y comportarse para ser aceptado: tiene que ser fuerte y autoritario, tiene que imponerse y defender lo suyo y a los suyos".

"Le pega el bofetón porque no defendía a su mujer, sino su hombría"

En la misma línea se expresa el profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada y Médico Forense especializado en violencia de género, Delegado del Gobierno para la Violencia de Género de 2008 a 2011, Miguel Lorente, para quien esta actitud "forma parte de una manera de entender la masculinidad traducida en hombría y virilidad" porque, al final, "el machismo no es una forma de comportarse los hombres con las mujeres, sino una manera de ser hombre". "El machismo es cultura, no conducta", apostilla.

A su juicio, si el comentario de Chris Rock lo hubiera hecho una mujer, la respuesta no hubiera sido en absoluto la misma, pues el guantazo se produce por lo que él considera un comentario ofensivo de otro hombre: "Esto se ve claramente al no dejar que sea su mujer la que responda al agravio, porque igual ella misma no se ha sentido agraviada. Pero él interpreta lo que tiene que ser cuestionado con independencia de lo que opine su mujer".

"Al hacer esto públicamente se presenta como ese hombre que defiende a la mujer y que resuelve las cosas como hacen los hombres. Pero le pega el bofetón porque no defendía a su mujer, sino su hombría", argumenta Lorente, quien concluye que todo esto "forma parte de una construcción cultural que ha puesto al amor al servicio de la violencia", como puede constatarse, por ejemplo, en los mitos del amor romántico con frases como "quien bien te quiere te hará llorar" o "hay amores que matan".

Por su parte, la escritora y expresidenta de la Asociación Clásicas y Modernas por la Igualdad de Género en la Cultura, Laura Freixas, ve en este altercado un "síntoma de que las mentalidades han evolucionado mucho menos de lo que nos gustaría" a todos. "Me parece machista que alguien haga un chiste sobre una enfermedad, algo que además se hace con quien no tiene mucho poder. Porque ese chiste no lo habría hecho sobre un hombre poderoso", remarca.

Y plantea: "Me parece machista que un hombre sienta que es él quien debe contestar en lugar de su mujer. Es en sí machista que no tenga ella la potestad de decidir si contesta o no y cómo. Y la forma de hacerlo mediante la violencia también es de un machismo muy de brocha gorda, como de western. No nos fijemos exclusivamente en las conductas individuales porque el patriarcado va mucho más allá y es una cuestión de estructuras. Y, además, la violencia nunca es amor".

Para el neuropsicólogo Álvaro Bilbao, por su parte, hay un condicionante claro en este ya emblemático guantazo catódico. Y más allá de la ofensa, el problema de autocontrol o nerviosismo, apunta a los episodios de violencia que vivió de niño cuando veía a su padre golpear a su madre, algo que le provocó, en su opinión, "una personalidad insegura, un miedo patológico a sentirse él o su familia atacados y un patrón neurológico que le hace reaccionar con violencia", así como la "creencia inconsciente de que tiene derecho a utilizar la violencia para poner límites a los demás".

En una publicación en Instagram, Bilbao subraya que estos son cuatro síntomas frecuentes de los niños que crecen en una familia donde las diferencias se solucionan con violencia. Algo que se transmite de generación en generación, como demostraría el tuit que su hijo Jaden publicó minutos después de la agresión con un mensaje bien claro: "Así lo hacemos nosotros".

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En su discurso, Will Smith lanzó afirmaciones como que ha "recibido la llamada del amor para proteger" a su gente. "De ser un río para mi gente", remarcó, para al mismo tiempo identificarse con la controvertida figura de Richard Williams, a quien definió como "acérrimo defensor de su familia". "En este momento de mi vida estoy abrumado por lo que Dios me está pidiendo que haga y sea en este mundo", señaló en otro momento.

"En realidad, es como si yo quisiera ser un recipiente para el amor", aseguró también. Y concluyó insistiendo en la identificación con el padre de las hermanas Williams, justificando su acción en el amor y pidiendo disculpas en busca de redención (sin mencionar al cómico): "El arte imita a la vida y yo al final parecía el padre loco como Richard Williams. Pero el amor te hará hacer locuras. Quiero pedir disculpas a la Academia y a todos los demás nominados. Este es un momento precioso y mis lágrimas no son por haber ganado el Oscar, sino por ser capaz de arrojar luz sobre todas esas personas que han hecho esto posible".

Horas después del altercado, el Departamento de Policía de Los Ángeles ha confirmado que Chris Rock no presentará denuncia contra Will Smith. Y la propia Academia de Cine trató de zanjar el asunto con un tuit: "La Academia no aprueba la violencia de ninguna forma. Esta noche estamos encantados de celebrar a los ganadores de la 94.ª edición de los Premios de la Academia, que merecen este momento de reconocimiento por parte de sus compañeros y cinéfilos de todo el mundo".

Lo que tendría que haber sido un rutinario discurso de agradecimiento, se convirtió por obra y gracia de un inesperado guantazo en un momentazo televisivo de primer orden y viralidad asegurada. No en vano, Will Smith subía al escenario del Teatro Dolby de Los Ángeles apenas unos minutos después de haber golpeado al cómico Chris Rock como respuesta a una desafortunada broma sobre su esposa, Jada Pickett, quien padece alopecia autoinmune (y no era la primera vez, en la ceremonia de 2016 el humorista ya se burló de Jada y Will).

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