A pocos días de que David Bowie cumpla 67 inviernos, el recuerdo de su anterior cumpleaños confirma lo que todos sabíamos cuando rompió una década de silencio tras sus graves problemas cardíacos: que su álbum 'The next day' se erige en el gran acontecimiento discográfico de 2013.
'The stars (are out tonight)', 'Valentine's day', 'Love is lost' y las otras 14 canciones nos muestran a un Duque Blanco taciturno, pero inspirado y dejándose llevar de nuevo por el carisma urbano de Berlín, donde grabó la trilogía 'Low', 'Heroes', 'Lodger' y que le agradece su contribución a la historia de la ciudad con un tour turístico que recorre Neukölln, Schöneberg o los alrededores de la Puerta de Brandeburgo. Y sus cientos de fans peregrinaron a Londres para ver en el Victoria & Albert Museum la magnífica exposición sobre su influyente legado estético.
Por su parte, el dúo francés Daft Punk ha protagonizado un sonado retorno con su fastuoso (aunque irregular) 'Random access memories', invocación a la maestría 'funk' de Chic que contiene llenapistas como 'Get lucky' o 'Lose yourself to dance'.
Su apabullante campaña de márketing sólo encuentra rival en la puesta en pie por los canadienses Arcade Fire, rendidos a los pies del gurú James Murphy para empaquetar su giro hacia el rock electrónico.
My Bloody Valentine sorprendía con su primer disco en 22 años, tan intenso como sus predecesores, mientras que Yeah Yeah Yeahs, MGMT y Vampire Weekend reivindican la impronta neoyorquina en vista de que The Strokes han decepcionado y no tienen excusa.
La electrónica con aires envolventes ha marcado puntos tan álgidos como 'Immunity', de Jon Hopkins, o 'For now I am a winter', de Ólafur Arnalds. En cuanto a James Blake, se ha superado con creces en 'Overgrown', ganador del Mercury Prize.
Para bailar, nada mejor que el brillante 'Settle', del dúo 'house' Disclosure, principal revelación londinense del año junto a Rudimental. Sin olvidar que Janelle Monáe y Kanye West reclaman el trono de la música negra.
Entre los conciertos que permanecerán en la memoria colectiva, figuran con letras de oro los dos que ofrecieron Rolling Stones en Hyde Park, 44 años después de tocar allí mismo transcurridos sólo dos días de la muerte de Brian Jones. También Blur se cubrieron de gloria en su segunda juventud, como pudo apreciarse en el Primavera Sound barcelonés, convertido en el festival con mayor poder de convocatoria en España, al lado del bilbaíno BBK Live (que apostó por Depeche Mode en exclusiva, pese a su discreto 'Delta Machine'). Benicàssim dio muestras de su decadencia en una edición donde, eso sí, brillaron los alabados Queens of The Stone Age. Además, la parroquia 'indie' se volvió loca con el revivir de Suede y Pixies.
No podemos olvidar tampoco al vocalista de jazz Gregory Porter, autor del exquisito 'Liquid spirit'. Sobresalen igualmente Anoushka Shankar con su fusión de música india y flamenco, Elvis Costello junto a The Roots y, en clave deconstructivista, Robert Glasper Experiment.
¿Cosecha española? Luz Casal se ha hecho acreedora al mejor disco 'mainstream' con 'Almas gemelas', aunque la escena alternativa da frutos tan definitivos como el rock 'indie' de Autumn Comets y Delorean, la electrónica atmosférica de Esquelas, el 'techno' con clase de bRUNA, John Talabot o Pablo Bolívar y la oscuridad evocadora de Anímic o Balago.
Portugal se renueva con el original apocalipsis del dúo Ermo, la personalidad de Noiserv o Peixe Aviao y, sobre todo, las maravillosas fadistas Cuca Roseta o Gisela Joao, además de la jazzística Cati Freitas.
La cumbre del arte ha vuelto a estar representada por la Bienal de Venecia, cuya función de azote sociopolítico no deja indiferente a nadie: Berlusconi fuera de circulación, la extraña renuncia de Ratzinger, el nuevo Papa de increíble consenso, Angela Merkel reelegida... La política en la picota, con los ciudadanos hartos del recorte de libertades por obra y gracia de una derecha paneuropea, teledirigida desde Alemania con los hachazos al Estado del bienestar por bandera y la austeridad presta a estrangular la sociedad.
A pocos días de que David Bowie cumpla 67 inviernos, el recuerdo de su anterior cumpleaños confirma lo que todos sabíamos cuando rompió una década de silencio tras sus graves problemas cardíacos: que su álbum 'The next day' se erige en el gran acontecimiento discográfico de 2013.