El cuento de la princesa Kaguya, de Isao Takahata, una de las joyas de la animación reciente, llega a las salas tres años después de su estreno en Japón. El fracaso económico que supuso en su país, donde solo recuperó 22 de los 49 millones de dólares que había costado su producción, la alejó de las pantallas internacionales, pero esa tardanza hace que llegue avalada por los Oscar (estuvo nominada como mejor película de animación en 2014) y por festivales como San Sebastián, Cannes y Annecy. La propuesta de Takahata utiliza los trazos suaves del carbón y la acuarela para dar cuerpo a un cuento popular japonés del siglo IX, El cortador de bambú.
Es un buen fin de semana tanto para los amantes del thriller como para los del humor. El primer género tiene su representación con Calle Cloverfield 10, del debutante Dan Trachtenberg, el original relato de un secuestro en el que el captor asegura a la cautiva que el mundo exterior es inhabitable debido a un ataque químico. El regalo, dirigida por Joel Edgerton, cuenta la historia —mucho más convencional— de un joven matrimonio que se ve acosado por un pasado oculto cuando un conocido de años atrás comienza a dejarles misteriosos presentes.
El humorista Sacha Baron Cohen —más conocido en su papel de Ali G, a quien llevó recientemente a la gala de los Oscar, o Borat— regresa con Agente contrainteligente, película en la que interpreta al hermano poco brillante de un miembro de la inteligencia británica. Compite en las salas con El pregón, filme con guion de Diego San José y David Serrano protagonizado por Andreu Buenafuente y Berto Romero. Esta vez, el dúo cómico interpreta a los hermanos Osorio, estrellas de la electrónica en los noventa que terminan su carrera musical con algo más que desavenencias, y que deben volver a reunirse para dar el pregón de las fiestas en su pueblo natal.
El cuento de la princesa Kaguya, de Isao Takahata, una de las joyas de la animación reciente, llega a las salas tres años después de su estreno en Japón. El fracaso económico que supuso en su país, donde solo recuperó 22 de los 49 millones de dólares que había costado su producción, la alejó de las pantallas internacionales, pero esa tardanza hace que llegue avalada por los Oscar (estuvo nominada como mejor película de animación en 2014) y por festivales como San Sebastián, Cannes y Annecy. La propuesta de Takahata utiliza los trazos suaves del carbón y la acuarela para dar cuerpo a un cuento popular japonés del siglo IX, El cortador de bambú.