Fernando del Paso o la historia alucinada

"¿Qué sucede —qué hacer— cuando no se quiere eludir la historia y sin embargo al mismo tiempo se desea alcanzar la poesía? Quizás la solución sea (…) tratar de conciliar todo lo verdadero que pueda tener la historia con lo exacto que pueda tener la invención". Fernando del Paso (Ciudad de México, 1935) definió con estas palabras, escritas en 1987, su teoría de la escritura. Sirven, más de 20 años después, para resumir las razones por las que el Ministerio de Cultura le otorgó el jueves el Premio Cervantes, máximo galardón de las letras hispánicas que le será entregado el próximo 23 de abril. De un lado, sus "novelas llenas de riesgo" (en palabras del jurado), su lenguaje barroco y alucinado; del otro, su labor de cronista que recorre el país desde el XIX hasta los años sesenta del XX, recreando "episodios fundamentales de la historia de México"

Para entonces, Del Paso había escrito ya su trilogía narrativa formada por José Trigo (1966), Palinuro de México (1977) y Noticias del Imperio (1987), en el que se incluían esos comentarios sobre su método de trabajo. Su producción había sido lenta (entre estas obras no publicó ninguna más), pero fructífera: premio Xavier Villaurrutia en 1966, Rómulo Gallegos en 1982, Mazatlán de Literatura en 1988. Pese a que también ha navegado en la poesía, el teatro y el ensayo, son estas tres obras las que señala indirectamente el jurado en su fallo. Son esas las que le hicieron entrar en la historia de la literatura latinoamericana, y particularmente la última la que ha sido señalada por la crítica como "la mejor novela mexicana del siglo XX". Del Paso ha sido reconocido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes de su país, es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y el sexto entre sus compatriotas en ser galardonado con el Cervantes tras Elena Poniatowska, José Emilio Pacheco, Sergio Pitol, Carlos Fuentes y Octavio Paz.

Una crónica barroca 

"Es la gran novela hispanoamericana. Solo por ella merece el Cervantes", dice a infoLibre el escritor y crítico Carlos García Gual, que participó el pasado abril en uno de los homenajes al autor por su 80º cumpleaños. Noticias del Imperio aborda la historia de los emperadores Maximiliano y Carlota, a quienes se ofrece la corona de México en 1863 y con los que comenzaría el breve período del Segundo Imperio. Cuatro años después sería fusilado. El trabajo de documentación del escritor y la extensión de la obra —y eso que el autor redujo los 3.000 folios originales a 800— constituyen la cima de su equilibrio entre imaginación e historia. "Al ir documentándome descubrí que más que una tragedia personal de los emperadores me importaba recrear las intrigas internacionales, ambiciones desmedidas y mezquindades que produjeron esa tragedia", recordaba el autor en una reciente edición de la obra. La minuciosa recopilación de hechos reales pasa, sin embargo, por la voz de Carlota, narradora de su propia historia desde las neblinas de la demencia, 60 años después de la muerte de su esposo. 

Las formas de esta coronación de Del Paso como escritor son una consecuencia lógica de sus inicios. José Trigo era, según el autor, "antes que nada una epopeya del lenguaje, del lenguaje castellano del Siglo de Oro y del lenguaje híbrido que se habla en México actualmente". Pero también era, en palabras del narrador de la obra,  "la historia de un hombre que se llama José Trigo, o José Trigo, da lo mismo porque lo que vale es la historia de los hombres". Y también el relato de las luchas obreras y la huelga ferrocarrilera mexicana de 1958-1959, que se inició con reivindicaciones de aumento del salario y se saldó con la intervención del ejército, miles de despidos y cientos de arrestos. Algunos de sus líderes —entre los que podría encontrarse el ficticio y desaparecido José Trigo al que busca el narrador— estuvieron una década presos antes de ser liberados por el movimiento estudiantil de 1968. 

Palinuro y la matanza de Tlatelolco

Es ahí, justamente, donde Del Paso sitúa Palinuro de México, relato "extenso y barroco", en palabras de García Gual, del estudiante de Medicina Palinuro, bautizado como el timonel de laEneida. "Es de todos mis libros el favorito, pero yo no soy Palinuro, Palinuro es el personaje que fui y quise ser y el que los demás creían que era y también el que nunca pude ser aunque quise serlo", explicaba el autor con ocasión de la reciente reedición de la obra, en 2013. "Precedido apenas por Rulfo, Revueltas, Fuentes y Yáñez, la novela de Del Paso es el juego con humor, la desmitificación total y regocijante de temas como el sexo, la escatología, la erudición y la política", escribió sobre ella el crítico, narrador y cineasta José Agustín.  

Aunque con vocación de "novela total" inspirada "por la empresa magistral de James Joyce" —en palabras del crítico y escritor Jorge Ruffinelli—, el penúltimo capítulo del libro ha llegado a eclipsar los propósitos de la pieza retratando como si se tratara de un drama teatral uno de los episodios más negros de la historia reciente de México. El 2 de octubre de 1968, miles de estudiantes mexicanos, tocados por la ola del mayo francés y movilizados desde hacía meses, se reunían en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. El ejército cargó contra ellos, matando a decenas o centenares de estudiantes, según la fuente. A día de hoy, el Gobierno oculta aún los documentos sobre el caso, y las investigaciones independientes sitúan el número de asesinados entre los 60 y los 300. Palinuro muere como ellos en las escaleras de Tlatelolco. 

Silencio, enfermedad, regreso

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En 1985, esta obra fue traducida al francés, abriendo el acceso de los lectores no hispanohablantes a sus obras y granjeándole muy buenas críticas. "Ha llegado un nuevo Rabelais", rezaba L'Express; "Del Paso es poseedor de una erudición grotesca, macabra y dionisiaca”, publicaba Le Monde; "Los Ulises de Homero y Joyce son como parientes cercanos de este inmenso poema sobre el amor, la muerte y el cuerpo humano", opinaba Libération. El final de los ochenta y principios de los noventa puede considerarse el período dorado de Del Paso como narrador: las ediciones de su obra se superponen, a la vez que se multiplican los trabajos académicos sobre su escritura. Su labor como diplomático en París y Londres, y como locutor de radio para Radio France Internationale y la BBC, además de su faceta de pintor, contribuirían a la difusión de su obra aunque le alejaran por momentos del papel. 

Tras la publicación de Palinuro habría que esperar diez años hasta Noticias del Imperio. Luego, de nuevo el silencio. En 1992 editaría un libro de poemas (Paleta de diez colores) y la siguiente novela no llegaría hasta 1995, cuando a los 60 años se adentra en el género negro con Linda 67. Historia de un crimen.  "La libertad del silencio es un deber moral del escritor: callarse cuando no tiene nada que decir", contesta el escritor cuando se le pregunta por su lento ritmo de trabajo. A lo largo de los noventa y dos mil, su trabajo se aleja de la narrativa hasta la poesía (PoeMar, 2004), el teatro (La muerte se va a Granada, 1998) y el ensayo (Viaje alrededor del Quijote, 2004). A partir de 2005, tocado por la enfermedad, su creación se pausa casi por completo.

Pero recientemente, con la reedición de sus obras por el Fondo de Cultura Económica y la rehabilitación tras un infarto cerebral que le impedía hablar y escribir, su figura ha comenzado a ser recuperada. En 2015 recibió varios homenajes en México y España por la celebración de sus 80 años, y recibió el Premio José Emilio Pacheco a la Excelencia Literaria. En su discurso de aceptación volvió a conectar con José Trigo, con Maximiliano, con Palinuro: "Dime cuándo empezamos a olvidar que la patria no es una posesión de unos cuantos, que la patria pertenece a todos sus hijos por igual: no sólo a aquellos que la cantamos y que estamos muy orgullosos de hacerlo: también a aquellos que la sufren en silencio".

"¿Qué sucede —qué hacer— cuando no se quiere eludir la historia y sin embargo al mismo tiempo se desea alcanzar la poesía? Quizás la solución sea (…) tratar de conciliar todo lo verdadero que pueda tener la historia con lo exacto que pueda tener la invención". Fernando del Paso (Ciudad de México, 1935) definió con estas palabras, escritas en 1987, su teoría de la escritura. Sirven, más de 20 años después, para resumir las razones por las que el Ministerio de Cultura le otorgó el jueves el Premio Cervantes, máximo galardón de las letras hispánicas que le será entregado el próximo 23 de abril. De un lado, sus "novelas llenas de riesgo" (en palabras del jurado), su lenguaje barroco y alucinado; del otro, su labor de cronista que recorre el país desde el XIX hasta los años sesenta del XX, recreando "episodios fundamentales de la historia de México"

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