En España abren más librerías de las que cierran (por poco)

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Entre 2019 y 2021, han abierto en España 45 librerías y han cerrado 41. Por poco, pero la resta sale positiva. Así lo señala el Mapa de librerías en España, informe presentado este jueves por CEGAL, la asociación de gremios de libreros, que recoge los datos del sector entre 2019, fecha del último estudio, y 2021. El documento se edita cada dos años, y por lo tanto esta edición incluye los efectos de la pandemia. A mayo de este año había en el país 3.208 librerías —se incluyen las cadenas de librerías de hasta 25 locales—. Si son menos que en el último censo, que marcaba 3.500, es porque han limpiado el listado para eliminar negocios que venden libros pero que no se pueden considerar librería, es decir, aquellos en los que esto no supone el grueso de su facturación. Y, aunque las cifras no permiten echar campanas al vuelo, los libreros sí están contentos: “La sensación es que el mercado va bien, los datos reflejan estabilidad. Y resistencia, porque éste es un ejercicio de resistencia por parte de las librerías”, dice Álvaro Manso, portavoz de CEGAL.

La alegría viene, en parte, de haber tenido ya suficiente tristeza. “Hemos estado en cifras muy malas durante algunos años”, dice Manso. Entre 2008 y 2013, se perdió más del 10% de las librerías españolas. En 2014 —cuando se cerraron 900 librerías, cuatro por cada una que abría—, la densidad estaba en 8,2 librerías por cada 100.000 habitantes, y hoy esa cifra está en 6,8 por cada 100.000 habitantes. Pero el Mapa de las librerías viene a certificar que la cosa no va a peor, y Manso señala algunos datos que lo demuestran. El número de trabajadores fijos ha aumentado, y el de eventuales se ha reducido: de media, cada librería tiene 2,5 trabajadores fijos (frente a 2,5 de 2019) y 0,5 eventuales (frente a 0,7 de 2019). El 10,9% de las librerías aumentaron su número de trabajadores fijos, y el 10,4% redujeron el número de eventuales. Otra alegría: la mayoría de las librerías independientes (el 66%) abrieron antes del año 2000. Las más numerosas son, de hecho, las abiertas entre 1981 y 1990. “Es difícil encontrar un sector en el que esta proporción de sus establecimientos tengan esa longevidad”, presume Manso. “Esto demuestra que la relación entre librería y cliente va más allá de la del negocio habitual, y que a pesar de ser longevas se mueven y se actualizan, porque si no no podrían seguir de ninguna manera”.

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La alegría de las nuevas aperturas tiene nombre propio. La Imprenta, Taschen y Lata Peinada, en Madrid; Finestres, Fahrenheit 451, Byron, Restory, Arts Libris en Barcelona... Y, pese a la celebración de unas apuestas inusitadas en plena crisis, hay otros datos que siguen siendo preocupantes. Casi la mitad de los establecimientos facturan menos de 90.000 euros al año, lo que significa que casi la mitad de los establecimientos llegan por los pelos a fin de mes. “Es una cantidad muy pequeña, apenas da para los sueldos”, lamenta Manso. Y, de hecho, si se mira la facturación, el grupo más numeroso (28%) es el de las que facturan entre 30.000 y 90.000 euros al año, seguido de las que facturan entre 150.000 y 300.000 euros (20%). Solo el 7% factura más de 600.000 euros. Pese a esto, el informe ofrece también algo de luz en lo que respecta a la caja: fueron más las librerías que aumentaron sus ventas entre 2019 y 2021 (16,7%) que aquellas que las vieron caer (5,5%).

Pero a los libreros les preocupa también la distribución geográfica. La mayor parte de las librerías se acumulan entre Madrid, Barcelona, Andalucía y la Comunidad Valenciana, lo que tiene sentido porque estos son también los territorios más poblados. Pero existen muchas desigualdades entre comunidades. Las que tienen una mayor densidad de librerías por 100.000 habitantes son Galicia (11,1), La Rioja (10,6), Castilla y León (10,5) y Navarra (10,3). En el otro extremo, las que tienen una menor densidad son Andalucía (4,8), Castilla-La Mancha (4,9), Baleares (5,3) y Cataluña (5,6). Pero la verdadera brecha se dibuja cuando se mira al tamaño de los municipios. Aquellas poblaciones con más de 100.000 habitantes (unas 60 en España) acumulan la mitad de las librerías, mientras que aquellas con menos de 25.000 habitantes (más de 900) se reparten un cuarto de las librerías. Además, n los pueblos y ciudades pequeñas, las librerías más habituales son las de proximidad, que compaginan la venta de su fondo con una parte de papelería o de prensa. Y, justamente, son estas las que menos facturan y las que menos proporción de sus ventas hacen por Internet, una parte clave del negocio desde hace años que se ha incentivado durante la pandemia.

"El mapa parece que dice que estamos en un momento estable", insiste el portavoz de CEGAL. Pero hay deberes: "Necesitamos medidas que reduzcan posibles cierres, por ejemplo porque no hay continuidad generacional, cosa que puede hacer especial daño en las poblaciones más pequeñas". Lo ideal, dice, sería que hubiera ayudas específicas para mantener los negocios que estuvieran en peligro, sobre todo en aquellos territorios donde la densidad de librerías per cápita sea menor. Y subraya también la importancia de asesorar a quienes quieran  embarcarse en nuevos proyectos, para lograr que "las librerías que se abras tengan personalidad", que sean "una librería de librero". "El sector había evolucionado a eso", asegura, "y es lo que da mayor seguridad". Pero advierte de que esa idea romántica de abrir una librería tiene poco de real: es un negocio que tarda en dar beneficios y en el que no suele contarse con un personal numeroso. En resumen: parece que ahora se sufre un poquito menos, pero se sufre. 

Entre 2019 y 2021, han abierto en España 45 librerías y han cerrado 41. Por poco, pero la resta sale positiva. Así lo señala el Mapa de librerías en España, informe presentado este jueves por CEGAL, la asociación de gremios de libreros, que recoge los datos del sector entre 2019, fecha del último estudio, y 2021. El documento se edita cada dos años, y por lo tanto esta edición incluye los efectos de la pandemia. A mayo de este año había en el país 3.208 librerías —se incluyen las cadenas de librerías de hasta 25 locales—. Si son menos que en el último censo, que marcaba 3.500, es porque han limpiado el listado para eliminar negocios que venden libros pero que no se pueden considerar librería, es decir, aquellos en los que esto no supone el grueso de su facturación. Y, aunque las cifras no permiten echar campanas al vuelo, los libreros sí están contentos: “La sensación es que el mercado va bien, los datos reflejan estabilidad. Y resistencia, porque éste es un ejercicio de resistencia por parte de las librerías”, dice Álvaro Manso, portavoz de CEGAL.

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