Una generación llena de sueños

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Nieves Álvarez Martín

Me apunto a esa generación, y reconozco que no he dejado nunca de soñar. A veces, los sueños se convierten en pesadillas, pero la mejor medicina es seguir soñando, leyendo y practicando la resistencia como una nueva manera de vivir. Recordar es un buen antídoto ante la ignorancia y el silencio.

La verdad es que a mí me pasó lo que les sucedió a otras personas del mundo de la cultura que conozco: me emocioné con Persecución, cantado por Juan Peña, El Lebrijano, con textos de Félix Grande, adaptación musical de José Torregrosa y la magia de las guitarras de Enrique Marchena y Pedro Peña; pero no me quiero olvidar de los técnicos de grabación: Luis Pavón y Alberto Peinado. En mi casa se conserva como un tesoro el vinilo, que incluye los textos, seis canciones en la cara a y nueve canciones en la cara b. Escuché una y otra vez Persecución, desde que este vio la luz en 1976. A veces, entre lágrimas, intuí la terrible historia de los gitanos. Y, la verdad, estoy muy orgullosa de haber contribuido a que estos se organizasen en Cantabria. Sus primeros estatutos se escribieron en mi primera máquina de escribir: una Olivetti verde que aún anda por casa. Y recuerdo a Rosa, una jovencísima gitana ávida de sabiduría, que después ha sido líder del movimiento de gitanos europeos. Y recuerdo a Aurora y a Felipa, sus hermanas, y a Juan de Dios Ramírez Heredia, a quien esperé varias horas a la puerta de las Cortes para invitarlo a Santander, para presentar la asociación.

Y sí, Félix Grande lo era por derecho propio, no solo por apellido. Pero hace unos años la conocí a ella y, la verdad, en sus ojos, en sus palabras, en sus textos, descubrí a una mujer imprescindible e impresionante. Y hablamos de todo, pero, fundamentalmente, de nuestros padres, el suyo asesinado y el mío preso en campos de concentración españoles, durante demasiados años.

Ella es ella: Francisca Aguirre (Paca Aguirre para las amigas), una mujer grande, una poeta enorme. Una resistente de lo uno y de lo otro. Desde Genialogías (Asociación feminista de mujeres poetas) junto a la editorial Tigres de papel, publicamos Ítaca, descatalogado entonces. Se presentó en la Fundación José Hierro el 19 de abril de 2017, con la sala llena, sobre todo de mujeres. El libro incluye un magnífico prólogo firmado por Marta Agudo, y una entrevista que firma Isabel Navarro (poeta y redactora jefa de Mujer Hoy), escrita en diciembre de 2016.

Luego se nos murió cuando más la queríamos. Se fue sin hacer ruido, dejando el campo sembrado de preguntas y el corazón ahíto de respuestas. Pero así es la vida, tiene la mala costumbre de arrebatarnos lo que queremos cuando estamos aprendiendo a quererlo.

Ítaca fue su primer libro, publicado en 1972 tras recibir el premio Leopoldo Panero en 1971. Casi todos sus libros fueron premiados.

Es un libro enorme, sincero y generoso que termina con un verso tremendo: "Francisca Aguirre, acompáñate2. Y el prólogo finaliza con unas sinceras palabras de María Agudo: "El resultado es un hito de la poesía española contemporánea que debe ocupar el lugar que merece no solo en la memoria y la conciencia de los lectores, sino también en las historias y antologías de nuestra literatura reciente". Quien no lo haya leído, debería leerlo.

Y su último libro ha aparecido en Olé libros, que guardó su número 300 para publicar la antología de Paca Aguirre (tras recibir su autorización), una escritora que fue Premio Nacional de Poesía en 2011 y Premio Nacional de las Letras en 2018. La antología, titulada Prenda de abrigo, nació después de su muerte, gracias al tesón de su hija Guadalupe Grandes Aguirre, también poeta.

El pasado verano, Guadalupe participó en Santander, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en las veladas poéticas que coordina —con acierto— Carlos Alcorta. Y antes de la velada en la que leímos poemas de Paca, tuve la suerte de participar en la tertulia-café, dónde conocí en más profundidad a Guadalupe y pude ver a la poeta desde los ojos de su hija. Nos habló de la antología y nos puso la miel en los labios.

Tres poemas de Francisca Aguirre

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En Prenda de abrigo (publicado en septiembre de 2019 en la colección Vuelta de tuerca) Francisca Aguirre reivindica el poder "salvador" de la memoria, de la poesía, el valor de la literatura para toda "una generación llena de sueños". Y quiere llamar la atención sobre toda una serie de autoras de la posguerra que fueron "islas y náufragas en el panorama de la desolación del franquismo". Si aún no lo han hecho, no dejen de leer a Paca Aguirre, una poeta machadiana, como a elle le gustaba que le llamasen. Una poeta honesta, inteligente y brutalmente maravillosa, como me gusta recordarla a mí. En su libro Ítaca, la dedicatoria: "Para Nieves, en un día lleno de alegría, con to mi pobre corazón y un montón de besos". Gracias, Paca, siempre estarás en el canon, pese a quien pese.

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Nieves Álvarez Martín es profesora, escritora, poeta, investigadora y artista plástica. Pero, sobre todo, ávida lectora.

Me apunto a esa generación, y reconozco que no he dejado nunca de soñar. A veces, los sueños se convierten en pesadillas, pero la mejor medicina es seguir soñando, leyendo y practicando la resistencia como una nueva manera de vivir. Recordar es un buen antídoto ante la ignorancia y el silencio.

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