MacbethWilliam ShakespeareReino de CordeliaMadrid2015
Probablemente, el estereotipo más extendido entre el común de la gente sobre los principales dramas de Shakespeare es que se trata de historias donde se masca la tragedia desde el minuto cero, abundan las cuchilladas en todas direcciones y al final mueren hasta los espectadores de las primeras filas del teatro.
Así ocurre en Tito Andrónico, Julio César, Hamlet, El rey Lear, Macbeth... y es cierto que en cualquier tragedia digna de tal nombre, no puede faltar ninguno de esos componentes. Sin embargo, Macbeth no es sólo una tragedia, es decir, no es una tragedia como las demás con las que comparte todo el exceso, el esplendor y la hipérbole características del poeta menos inglés de Inglaterra, en palabras de Borges, y donde los conflictos humanos se resuelven fatalmente ahogados en un baño de sangre. En Macbeth, el protagonista no es un príncipe escocés llevado a la perdición por su ambiciosa mujer, y narrar la tragedia tampoco es el objetivo de la obra, sólo es la obligada consecuencia de transgredir el orden en que deben sucederse los acontecimientos una vez que se han conocido previamente. En Macbeth el verdadero protagonista es el tiempo, la necesaria forma que toma el tiempo al relatar el destino humano.
Por un brumoso páramo escocés, Macbeth, barón de Glamis, y su buen amigo Banquo vuelven victoriosos de librar una batalla contra los enemigos del rey Duncan. Tres inquietantes mujeres que son, por supuesto, las parcas griegas que hilan el destino y cumplen excepcionalmente la función del oráculo, les saludan a su paso y les revelan la aparente fortuna de un futuro próximo que les concierne. Según Albert Einstein, el tiempo existe para que las cosas no ocurran todas a la vez, y en el momento en que las brujas subvierten ese orden, el presente y el futuro se encuentran y comienza un paradójico drama que sólo puede acabar mal.
Este Macbeth en edición bilingüe, que ha merecido el primer premio al libro mejor editado del año 2015 y cuya segunda edición acaba de salir esta primavera, reúne cuatro colaboradores de lujo que se han empleado a fondo para ofrecernos un plato de alta cocina editorial sólo para una inmensa minoría de gourmets bibliófilos. La editorial Reino de Cordelia (cuyo nombre es ya una declaración de intenciones) trata la presente edición con el esmero al que nos tiene acostumbrados y que es marca de la casa en un libro de gran formato magníficamente ilustrado por Raúl Arias y con traducción de Luis Alberto de Cuenca y José Fernández Bueno.
El poeta Luis Alberto de Cuenca, reciente Premio Nacional de Poesía, buen conocedor del mundo del cómic y conocido yonqui de Shakespeare, quedó emocionalmente vinculado a la obra desde que representó el papel del príncipe Malcolm (hijo mayor del Rey Duncan) a los 15 años en una función escolar y se ha volcado de forma especial en esta traducción que, según dice era una de sus "asignaturas pendientes", y lo hace mano a mano con un verdadero experto en la escena isabelina como es José Fernández Bueno.
Raúl Arias aporta un expresionista y volcánico torrente de imágenes por el que vierte toda la pasión y el exceso propios del bardo inglés. Define formas y figuras utilizando hábilmente el hallazgo casual en la mancha de pintura y nos invita a un poético juego de sugerencias mucho más allá de la simple función anecdótico-descriptiva de la imagen. No desaprovecha ninguno de los momentos estelares que brinda el texto para lucirse y sus imágenes parecen querer superar los límites de la página como si todo el espacio se le quedase pequeño.
Jesús Egido, editor de Reino de Cordelia, ha demostrado una especial habilidad para elegir un equipo que no traiciona al autor y nos deja oír todo el explendor de Shakespeare tanto en la traducción como en la parte gráfica. Por la calidad de sus autores, este es un libro editado con verdadera locura y habrá de ser consumido con moderación a riesgo de sufrir algún tipo de afección cerebral aún por describir.
*Toño Benavides es ilustrador. Toño Benavides
MacbethWilliam ShakespeareReino de CordeliaMadrid2015