De Chicote a la modernidad: "Sabina ha escrito la crónica sentimental de nuestro tiempo"

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De Joaquín Sabina se ha escrito mucho a lo largo, a lo ancho y a lo alto de los años. Podría cometerse el traspiés de dar por sentado, por tanto, que ya está todo dicho, pero como el jienense terminó el pasado diciembre la gira más exitosa de su carrera (con medio millón de entradas vendidas) y anda ya preparando nuevo disco, queda claro que esta historia todavía no ha acabado. Y este intervalo mientras el músico va escribiendo su próximo capítulo, aprovechando además la efeméride redonda de los 75 años (contra todo pronóstico) recientemente alcanzada, se ha revelado como un buen momento para hacer inventario.

Eso es precisamente lo que hacen Juan Puchades (Valencia, 1965) y Julio Valdeón (Valladolid, 1976): un recorrido profuso y detallado por la trayectoria de nuestro protagonista. Otro libro sobre Sabina, en definitiva... "¿Y por qué no?", defiende Valdeón, para quien "los clásicos son inagotables, admiten muchas lecturas y cambian contigo". "Todavía hay mucho que decir y escribir sobre él. Sabina no se agota, la riqueza de su obra da para mil reflexiones y otros tantos libros", añade, mientras Puchades argumenta a infoLibre que "siempre hay nuevas formas de aproximarse a carreras tan largas, tan complejas y con tantos recovecos" para contar algo distinto con "diferentes ángulos y enfoques".

El resultado de su laboriosa tarea lleva por título Inventario 75 (Efe Eme, 2024) como forma de cuadrar el círculo de una obra que arrancó con un primer disco llamado, claro y efectivamente, Inventario (Movieplay, 1978). Desarrollan así, a cuatro manos, un ensayo que visita sus referentes, sus obsesiones y las claves maestras para comprender su música y su trascendencia, al tiempo que analiza profundamente su discografía y repasa los libros publicados como escritor. El rescate desde la hemeroteca de una suculenta selección de entrevistas de prensa pone la guinda a un ambicioso volumen que cuenta también con textos históricos del propio Sabina.

"Como el título sugiere es, precisamente, un inventario. Pretendíamos renunciar al relato biográfico para poner orden en su obra, sistematizarla y que el lector tuviera una visión completa de ella. Acompañada, por supuesto, de nuestras opiniones, a modo de guía de escucha, con las que se puede estar de acuerdo o no, pero que quizá ayuden ofreciendo pistas", plantea Puchades, quien ya publicara anteriormente 500 noches. Sabina fin de siglo (Efe Eme, 2019). "Esta es la mirada de dos escritores empeñados en tratar a Sabina como lo que es, un extraordinario escritor e intérprete de canciones, como Jagger y Richards, como Bob Dylan, como Louis Armstrong. Inventario 75 es un catálogo de vivencias, discos, declaraciones, giras, que recorre su trayectoria desde el respeto y la admiración, aunque con la necesaria dosis de descreimiento, que ya no estamos para adorar a nadie", apostilla a infoLibre Valdeón, quien a su vez publicó también en el pasado Sabina. Sol y sombra (Efe Eme, 2017).

Juntos, ambos autores proponen también un viaje a los primeros años de su carrera, cuando intentaba aunar la canción de autor y el rock con el lenguaje de la calle y el habla culta, además de poner en valor como expertos la talentosa capacidad de Joaquín para transgredir los géneros. Por eso, resumen que Inventario 75 es una combinación de biografía, crítica y archivo que puede leerse del tirón o en la que se puede picotear y saltar de año en año en función de gustos. Todo ello, narrado con un estilo ágil y eficaz que destila conocimiento sin resultar tedioso y, cosa un tanto inédita, poniendo el foco en la vertiente musical más que en la literaria.

Es por ello que lamentan que con los años se haya "descuidado completamente" al Sabina músico. "Se insiste constantemente en los versos pero poco en las canciones", señala Puchades, para quien "resulta muy evidente" que, en contraposición a eso, "todos hemos llegado a él por las canciones". "Sostengo la teoría de que una canción nos llega primero por la melodía, por la voz del intérprete, por el sonido y, finalmente, por la letra. ¿Que sus letras son enormes? Por supuesto, pero hablemos de canciones, que son las que nos llevaron hasta él", plantea, mientras Valdeón afirma que considerarle más poeta que músico es, "sobre todo, una muestra de ceguera o, mejor, de sordera".

"Sus textos, sobre el papel, no son superiores a los de muchos poetas. Y no fueron concebidos para leerse. Pero amigo, cuando añades la música entramos ya en otro territorio. Uno propio de gigantes", remarca este último, antes de que retome la palabra Puchades remate: "No sé si es injusto o justo considerarle más poeta que músico. Me parece, sobre todo, un poco loco. Es como si la canción fuera un arte menor, algo que está unos escalones por debajo de la literatura, de la poesía. Y es cierto que sus letras cuidan la rima y la métrica como pocos, y que son letras de un nivel altísimo, con versos y demoledores o incendiaros que te dejan atónito. Pero las canciones, canciones son. Y las letras son la poesía de las canciones".

Hay un gran tema en su obra: la vida. Las ganas de vivir, de respirar, de sentir, de ser uno mismo, de amar con pasión. Y todo eso, al final, es la libertad, la de verdad, no la de los represores vocacionales que ahora la enarbolan bajo un eslogan ficticio

Como músico, por tanto, a través de sus canciones entendidas como un algo completo que aúna todas sus facetas creativas, Joaquín nos ha dicho y nos ha escrito mucho y muy variopinto de nosotros mismos a lo largo de los lustros. Desde su exilio en Londres en los años setenta hasta los emocionantes conciertos multitudinarios a ambos lados del Atlántico del pasado año. Incalculable es el valor cultural y social de quien, en palabras de Valdeón, "demostró que la música española también admitía la figura y la obra del rockero ilustrado, del cantautor eléctrico, del trovador con libros y Fender, de un Lou Reed o un Leonard Cohen". "En las canciones de Sabina está Sabina pero también estamos cualquiera de nosotros. Ha escrito la crónica sentimental de nuestro tiempo, la crónica poética, y esto, en mi opinión, es el mayor logro al que puede aspirar un artista. Nos ha contado y nos ha cantado como ningún otro de Manolete a la las braguitas de Zara -que menciona concretamente en un verso de Cerrado por derribo-, de Chicote a la modernidad, del nacionalcatolicismo a la libertad", subraya.

Y Puchades toma de nuevo la palabra: "Se ha contado a sí mismo mejor que nadie, porque para contarse bien en una canción hay que saber manejar las justas dosis de verdad y mentira, de vivencia y ficción, de realidad y fantasía para llegarle al oyente, para removerlo por dentro. Y en eso ha sido un maestro. Luego, cuando las escuchamos, nos vemos reflejados en ellas o sentimos envidia de las cosas que le suceden 'al Sabina, ese que canta', como decía en Pacto entre caballeros. Por eso, al Sabina real hay que buscarlo, muy probablemente, cuando cuelga el bombín. Pero mejor dejarlo en paz, no buscarlo y que te encuentren sus canciones. O que te tropieces con ellas, y disfrutarlas".

Sus grandes temas son el amor y el desamor, el deseo, la frustración, la alegría, los celos... por supuesto, la noche entendida como abrelatas de la rutina, como trinchera frente al aburrimiento

Unas canciones en las que se congregan los grandes temas universales que son a la vez profundamente personales. "El amor y el desamor, el deseo, la frustración, la alegría, los celos... por supuesto, la noche entendida como abrelatas de la rutina, como trinchera frente al aburrimiento", enumera Valdeón. "Hay un gran tema en su obra: la vida. Las ganas de vivir, de respirar, de sentir, de ser uno mismo, de amar con pasión. Y todo eso, al final, es la libertad, la de verdad, no la de los represores vocacionales que ahora la enarbolan bajo un eslogan ficticio y que solo entienden la libertad desde parámetros económicos", retoma Puchades.

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Una libertad que el propio Joaquín siempre ha tenido creativamente, convirtiendo en su gran aportación cultural y musical su capacidad para "saber moverse por los géneros" y aunar canción de autor, rock y música latina. Y una libertad que también ha tenido para decir siempre lo que le ha dado la gana en las entrevistas, tal y como queda reflejado también en este inventario que se ve enriquecido por un prolijo rescate de hemeroteca. El entrevistado soñado por cualquier periodista, capaz de regalar un titular detrás de otro sobre esto y aquello, todos de calado hondo o, cuanto menos, alcance corto (pero titulares, al fin y al cabo). 

"Lo pasé francamente bien viendo cómo Sabina iba evolucionando con el transcurso de los años, como nos sucede a todos, y cómo, en algunas cuestiones, se mantenía fiel desde el principio. Y si hay una constante es la de la perplejidad por todo lo que le ha sucedido", asegura Puchades, quien coincide en que si Joaquín "tiene el día bueno y ganas, puede puede brindarte opiniones sobre prácticamente lo que quieras, a calzón quitado, sin filtros, lo cual es impagable". "Pero la generosidad jugaba en su contra. Los periodistas, deslumbrados, no tenían más que abrir el grifo y Sabina opinaba de todo, sin preocuparse por nada parecido a la mercadotecnia o el control de daños. En tromba y con una honestidad arrasadora", puntualiza Valdeón.

Esto último lleva a Puchades a recordar en el plano político no sabe si Sabina "ha pretendido aportar algo más allá de ofrecer su opinión a lo largo de los años y mostrar su firme compromiso con la izquierda". Y aclara para terminar un episodio acontecido en una rueda de prensa que dio mucho que hablar a finales de 2022: "Cuando Sabina hizo aquellas declaraciones en la presentación del documental de León de Aranoa en las que vino a decir que ya no es tan de izquierdas como lo fue, algunos aplaudieron porque Sabina se había 'caído del caballo' y poco menos que había visto la luz haciéndose de derechas. Mientras que otros mostraron su decepción por haber abandonado la izquierda. Alucinante, porque no dijo que no sea de izquierdas, sino que ya no lo es tanto. Y si tú dices que ya no eres tan guapo como eras, no estás afirmando que seas feo, lo que estás diciendo es que sigues siendo guapo, aunque no tanto como lo fuiste. Que es algo que suele pasar con la belleza. Y visto lo visto, parece que también con la comprensión lectora".

De Joaquín Sabina se ha escrito mucho a lo largo, a lo ancho y a lo alto de los años. Podría cometerse el traspiés de dar por sentado, por tanto, que ya está todo dicho, pero como el jienense terminó el pasado diciembre la gira más exitosa de su carrera (con medio millón de entradas vendidas) y anda ya preparando nuevo disco, queda claro que esta historia todavía no ha acabado. Y este intervalo mientras el músico va escribiendo su próximo capítulo, aprovechando además la efeméride redonda de los 75 años (contra todo pronóstico) recientemente alcanzada, se ha revelado como un buen momento para hacer inventario.

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