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Médiums, clones y perros: "No hace falta seguir mucho a Milei para ver su profunda inestabilidad"

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Atacar a Diego Armando Maradona y elogiar a Margaret Thatcher no parece el camino más recto que puede tomar un político en Argentina para llegar al poder. Decir que el papa Francisco es el "representante del maligno en la Tierra" tampoco estuvo nada mal. Pero esto y mucho más fue exactamente lo que hizo Javier Milei, presidente de la nación desde el pasado mes de diciembre, inesperadamente, tras una campaña electoral desquiciada que ha tenido continuidad en medio año frenético, apenas seis meses de agitado gobierno, en los que ha seguido concatenando polémicas mientras evolucionada de acontecimiento barrial a accidente internacional, con todo lo que esa transformación conlleva de inestabilidad a nivel mundial. 

"Él logró ganar la elección diciendo esas cosas y muchas más, todas ellas insólitas, como que el tráfico de órganos debía ser legalizado", apunta a infoLibre el escritor y sociólogo Alberto Mayol (Santiago de Chile, 1976), autor a su vez de El fenómeno Milei (Arpa Editores, 2024), quien plantea una diferencia esencial en el caso del mandatario argentino: "Muchos otros han hecho eso como puerta de entrada a la política, pero después se normalizan. Lo sorprendente en su caso es que no ha retrocedido en sus posturas ni habiendo estado a punto de ganar, ni habiendo ganado, ni cuando le fue un poco peor. Se ha mantenido siempre en las mismas tesis, comprendió que la disrupción era un signo de los tiempos, y eso tiene algo de fuera de control".

Todo alrededor de Milei es inusual y conflictivo, a pesar de lo cual, o precisamente por eso, su popularidad crece exponencialmente fuera de una Argentina que sobrevive en estado de shock por las dificultades sociales originadas por su terapia de choque. Pero es que, mientras desatiende sus obligaciones internas convertido en un presidente que "no tiene agenda política", en el exterior "va surfeando una ola que existe" y que ha sido originada por "personas que creen muchísimo en el libre mercado en un escenario donde los sectores conservadores en el mundo se están volviendo disruptivos". "Eso es interesante, porque los conservadores son muy poco disruptivos y no les gusta patear el tablero. Pero no se sienten nada cómodos en el mundo actual, por lo que para ser conservador hay que volverse revolucionario, y Milei es un gran jugador para esto", argumenta Mayol.

"En lugar de un libro de investigación merece una película de Netflix, porque es realmente increíble y no le falta nada. Si le pides a un guionista que te haga una serie de un presidente no se le va a ocurrir a ninguno meter a médiums, clones, perros del más allá... es todo muy explosivo", explica a infoLibre el periodista Juan Luis González (Buenos Aires, 1992), autor de El loco. Javier Milei, el hombre que obedece a su perro (Editorial Península, 2024), quien recuerda que antes de España el político "ya se peleó con Brasil, Chile, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Colombia, México o China, y en ningún caso hay ninguna lógica ni comercial, ni política, ni económica". "Además, a él le gusta más la política internacional que la local, y por eso la sigue mucho", apostilla, añadiendo un vaticinio: "Uno pensaría que estas alturas ya no hay nada más duro de lo que ha dicho, pero Milei siempre sorprende".

La onda expansiva provocada Milei llegaba días atrás a España con una visita supuestamente privada, obviando él mismo su condición de presidente argentino, para participar en varios actos, entre ellos un mitin con Vox en Madrid. "Que haya viajado a una reunión de carácter político pero privada, suspendiendo sus funciones en la práctica, aterrizando en un país sin querer ser reconocido en su calidad de jefe de Estado, en el fondo hostiliza el sistema internacional", explica Mayol, quien habla de "un acto de hostilidad que hay que domesticar". "Ningún presidente hace eso porque está muy mal visto. Y él es un presidente que no solo viaja, sino que al aterrizar ataca al presidente del país donde llega, lo cual es bastante insólito", puntualiza.

Se desencadenaba así una crisis diplomática entre España y Argentina que el chileno ve así: "Si a alguien no le importan las reglas de la diplomacia, ni entrometerse en los destinos ajenos, puede generar muchísimo impacto en otro país, y Milei puede producir muchos desaguisados. Él es un actor apocalíptico al que le gusta la destrucción, los escenarios que están en procesos de devastación y que habita muy bien en esos lugares porque mientras todos los demás intentan cuidar lo poco que queda, a él le interesa romperlo. Cuando encuentra un espacio fértil, siempre insiste. Él entiende bien que la disputa de España es muy importante para generar un efecto latinoamericano, con lo cual sin duda va a seguir".

"Apuesto todas mis camisetas de San Lorenzo a que Milei va a volver a España y va a volver a tener problemas con Pedro Sánchez", tercia González ante la posible nueva visita del mandatario a nuestro país en junio, para quien la gran diferencia del argentino con la gran mayoría de los líderes políticos del mundo es que "casi nada de lo que hace, por no decir nada, tiene estrategia". "Es todo instinto animal", señala, asegurando acto seguido que el nudo de todo este asunto es el "proyecto mesiánico de Milei". "Porque esto se presenta como algo político, pero es en verdad un proyecto mesiánico que arranca cuando su perro muerto, Conan, a través de médiums lo comunica con dios y le dice que va a ser presidente y que se tiene que meter en política", indica.

Para el periodista, que lleva informando sobre Milei unos tres años, "quien quiera entender a Milei tiene que entender a Conan". "A veces genera risas, pero más allá de eso te habla mucho del personaje, por la relación que tenía Milei con Conan, con quien pasa trece navidades y trece años nuevos encerrados solos los dos brindando con champán", indica. Y continúa: Eso te habla del nivel de soledad que tiene, y también de la ideología, porque no es para nada casual que una persona tan solitaria como él haya desarrollado esta ideología anarcocapitalista que entiende las relaciones humanas como relaciones de oferta y demanda y de beneficio e interés, en las que no hay lugar para el amor, el altruismo, el placer o la solidaridad".

Es una constante, nada resiste en la vida de Milei, que siempre traiciona a quien tiene más cerca

Esto nos lleva directamente a indagar en la infancia de Javier Milei, con un "padre que le golpeaba, una madre que era cómplice de esa violencia", padeciendo bullying en el colegio, con falta de amigos y de parejas. "Uno lo ve emocionalmente inestable, no hace falta seguirle mucho para ver que Milei tiene una profunda inestabilidad. Tiene una mente muy difícil y compleja, así como un nivel de soledad y dolor muy profundo", resalta González, mientras Mayol avisa de un detalle en absoluto baladí para todo lo que estamos viendo ahora que aquel niño se ha convertido de adulto en una figura política de relevancia global: "Hay una cosa de aquellas personas que han sufrido mucha violencia, y es que tiene una resistencia sorprendente a escenarios hostiles, que es lo que también se le nota en su conducta política. Ahí hay un factor que tiene que ver con su desarrollo psicológico, con su infancia, y que le lleva, por ejemplo, a no aceptar visitas en su casa salvo de su hermana Karina. Es una persona cuyo partido político es su hermana y sus perros. Porque hay cuatro perros que son los herederos genéticos, los clones de Conan, pero él habla de Conan en presente, así que no sabemos qué es Conan, igual un artefacto que le regaló Elon Musk".

"Conan te permite conocer a Milei y su soledad, algo que se traduce de lo personal a lo político, porque desde hace un par de años uno ve que Milei expulsa a gente y no ha tenido jamás a un amigo", prosigue González, recordando que su partido, La Libertad Avanza, tiene tres años de vida y "del núcleo fundador de cuarenta personas quedan dos". "Es una constante, nada resiste en la vida de Milei, que siempre traiciona a quien tiene más cerca", subraya el periodista, antes de que Mayol vuelva a plantear: "Imagina que vas a enfrentar a un enemigo que no tiene intereses económicos, ni tiene familia, y tú tienes que preocuparte de que más o menos no se te desarme el mundo bajo tu responsabilidad. Él no tiene partido, a él no le importa el Estado, si se cae el Estado en Argentina le da lo mismo".

Y aún remata para terminar: "En Argentina la tradición de locos queridos es muy grande. Por eso, todavía le queda bastante juego a Milei y va a poder crecer con su discurso a nivel internacional. Mientras tanto, da la impresión de que si los líderes políticos en el mundo incurren en este tipo de ataques contra él por su condición psicológica o si consume o no consume drogas, lo único que va a pasar es que va a crecer. La pregunta es en qué momento va a tener que hacerse cargo de las dificultades de su discurso. Porque el gran problema es cuando él tenga que gobernar realmente y demostrar en la realidad de la vida cotidiana de las personas que su gobierno es eficaz".

Atacar a Diego Armando Maradona y elogiar a Margaret Thatcher no parece el camino más recto que puede tomar un político en Argentina para llegar al poder. Decir que el papa Francisco es el "representante del maligno en la Tierra" tampoco estuvo nada mal. Pero esto y mucho más fue exactamente lo que hizo Javier Milei, presidente de la nación desde el pasado mes de diciembre, inesperadamente, tras una campaña electoral desquiciada que ha tenido continuidad en medio año frenético, apenas seis meses de agitado gobierno, en los que ha seguido concatenando polémicas mientras evolucionada de acontecimiento barrial a accidente internacional, con todo lo que esa transformación conlleva de inestabilidad a nivel mundial. 

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