El cielo de las cajeras
Pepe Ramos
Mankell (2023)
Con El cielo de las cajeras, Pepe Ramos se consagra a un oficio, el de orfebre de la palabra, para desmentir a todos los poetas serios y aquellos menos formales y de sopetón. Aúna en su nuevo poemario las formas clásicas y los lenguajes más recientes, de manera que la poesía, así, da un paso hacia el siglo XXI. La recompensa del tiempo y el esfuerzo (Ramos no es un poeta prolífico) nos proporciona la lectura de un libro depurado, montado sobre las guías, expuesto como un esqueleto, mondado, con un cráneo de mirada irónica que parece observarnos conforme avanzamos por sus páginas con los ojos huecos, la sonrisa dentuda, batiente mandíbula.
El libro se estructura en tres partes y una coda. Bien citado, el autor apela a la voz de Miguel Hernández, aquel brevísimo y hermoso poema de las tres heridas para encuadrar las temáticas de las partes principales: vida, amor y muerte. En la primera, el poeta se enfrenta, con la sonrisa maliciosa e irónica en el cráneo, a las redes y roles sociales, las fake news y proporciona material para elevarse desde las cenizas de los chavs madrileños hasta el cielo de las cajeras que da el título, flagela el pijo madrileñismo, los discursos de la ultraderecha, lo que entronca a la periferia nacional con el centro del mundo español.
Inciso. La invención de palabras es una constante en la investigación poética. Al fin y al cabo, de eso se trata, de nombrar lo inefable, de inventar una nueva combinación para alcanzar esa emoción, ese pensamiento, esa sensación escurridiza que solo un discurso pactado en lo lírico permite a la mente lectora y a la mente creadora adquirir una simbiosis lingüística. La vida secreta de los lexemas atrapados en los cuerpos no verbales, es un poema arquetípico que, a buen seguro, puede fundar nuevos conceptos tanto para el lenguaje lírico como para el prosaico. En esta primera parte, Ramos abunda en el experimento, desembucha el lenguaje y lo lanza hacia el futuro.
En la segunda, la que dedica al amor, se reconoce al Ramos tradicional, el joven (y ya no tan joven) sorprendido por el hachazo amoroso, y aporta nuevas Ausencia de ti nº X (en este caso la 27 y la 28) que se suman a una tradición poética fundada por el mismo poeta en sus primeros libros y que, sin dudas, reclama ya una colección de Ausencias de ti en el futuro próximo donde podamos leer agrupadas estas pastillas pulidas entre el dolor, el exabrupto y la sorpresa.
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En la tercera, la más cuidada en el contenido y la forma, Pepe Ramos investiga la relación con la muerte. Los textos en prosa, casi recortes de un diario íntimo, anuncian una voz nueva, probablemente la voz que, más que de vez en cuando, con mayor regularidad últimamente, transite el escritor en la búsqueda de su raíz, de su conciencia vital.
El remate lo ofrece una colección de aforismos que el autor denomina Cometas y que bien marca como "a caballo entre el tuit, la frase de Rajoy y la pintada de baño de bar cultural del centro". Estos aforismos son el caldo donde el autor mejor nada, desde siempre, pues el acierto y el ingenio han caracterizado su poesía desde hace años. En todo el libro Ramos experimenta con las formas clásicas –lo que no resaltaba en libros anteriores— desde el soneto, hasta un eco de décimas, pero se enfrasca también en la prosa poética, en la poesía visual y el caligrama. Se anuncia así que la poética del siglo XXI navega hacia la multipoetidad y Ramos es timonel.
Alfonso Salazar es escritor.