Cala Vento: "No todo pasa en las grandes ciudades, desde los pueblos se pueden hacer muchas cosas"

¿Qué sentido tiene grabar otro disco y publicarlo si no vamos a cambiar nada? Esa es la pregunta germinal de Casa Linda, el nuevo disco de Cala Vento, dúo de rock de afincado en l'Empordà (Girona). Las élites seguirán usando el poder en beneficio propio, las desigualdades, la precariedad y los problemas de salud mental seguirán creciendo. Seguirá habiendo colas del hambre y colas en el paro, desahucios cada día. 

Pero a pesar de esto, o precisamente por esto, el dúo integrado por Joan Delgado (voz y batería) y Aleix Turon (voz y guitarras) decidió, obviamente, publicar su carto disco, Casa Linda, editado además en su propio sello, Montgrí, en el que intentan buscar alternativas, un respiro, una "tregua", según sus propias palabras, para salir de un sistema que de forma continuada no paramos de alimentar. Un refugio lindo, en definitiva, como comentan a infoLibre.

Hola, Joan y Aleix. ¿Qué es Casa Linda?

JOAN: Nuestro cuarto disco, el estudio de grabación que nos hemos hecho... varias cosas. El disco en sí lo pensamos como una casa con once habitaciones, bastante distintas entre ellas, donde uno puede encontrar un poco de tranquilidad o de refugio, de tregua ante todo lo que nos rodea en esta vorágine en la que vivimos.

ALEIX: O puede ser un estado de ánimo, puede ser una actividad que te haga sentir bien. No queremos que esto parezca un disco de autoayuda (risas), pero sí queríamos hacer algo agradable, que conectara con la gente y la ayudara un poco fijarse en lo bueno. Porque si empezamos a escribir canciones que sean críticas con lo social, que tengan ese contenido áspero, nos olvidamos de que también hay cosas que están bien. Este disco pone todo el rato en contrapunto esa dualidad.

Vamos tan rápido por la vida que no nos fijamos en las cosas buenas.

J: Totalmente.

A: Sí. Hay demasiada vorágine.

Y más aquí en Madrid, donde estáis ahora presentando el disco.

A: Todo se intensifica por aquí.

J: Claro. Madrid, Barcelona... las ciudades grandes grandes te obligan un poco a eso. Nosotros somos bastante partidarios y apoyamos el movimiento de volver al pueblo porque nosotros lo hemos hecho, estamos muy bien y podemos seguir haciendo lo que nos mola. No todo pasa en las grandes ciudades.

Entonces, ¿se puede tener una banda de rock en 2023 y llegar a toda España desde L'Ampurdá? Eso mola.

J: Mola mucho. Luego tiene muchas dificultades, eh, y no es fácil. Pero nosotros estamos encantados y sentimos que tenemos mucha suerte, la verdad.

¿Os consideráis una banda de eso que desde esas grandes ciudades se denomina España vaciada o no exactamente?

J: Yo no, porque mi pueblo, Torroella de Montgrí, tiene 11.000 habitantes y mucha vida. Pienso en la España vaciada cuando pienso en el pueblo de mis abuelos en Andalucía, donde cada año hay menos gente y no le veo un futuro próximo.

A: Nosotros vivimos en la Costa Brava, que es un lugar que al menos durante cuatro meses al año es como Barcelona. Y lo es porque está lleno de gente de Barcelona. 

J: Lo que sí molaría abanderar un poco es que desde el pueblo es posible hacer cosas. Aprovechemos la tecnología que hay hoy en día con internet y las comunicaciones para hacer cosas desde los pueblos, porque desde los pueblos se pueden hacer muchas cosas, y que no todo se centralice en las ciudades grandes, porque además así también creas vida en esos pueblos.

A: Pienso en La M.O.D.A., que hacen esas giras por pequeños pueblos de Burgos. Eso es la hostia, ojalá pudiéramos hacer algo así.

J: Siempre lo hemos hablado con Viva Belgrado, que es un grupo con el que compartimos maneras de estilo de vida. Hemos dicho siempre de hacer una gira por pueblos olvidados de Andalucía o Cataluña los dos grupos, así que habrá que hacerla en algún momento.

Una de las cosas que a la gente le gusta mucho de Cala Vento es que mantenéis una forma diferente de hacer las cosas, al margen de la industria musical. Que lo hacéis todo vosotros, incluso construir vuestro propio estudio.

J: Es una obsesión total por el do it yourself (hazlo tú mismo) que llega hasta el extremo. Cuando nos dejaron salir de casa después del confinamiento obligado nos vimos con la cancelación de casi treinta conciertos y nos preguntamos ¿y ahora qué hacemos? Pues nos pusimos a arreglarnos el estudio -ubicado en Flaçà, donde reside Aleix, pueblo al lado de Torroella de Montgrí-, que era básicamente el local de ensayo en una barraca de madera. Decidimos convertirlo en un espacio más profesional. Luego se nos fue de las manos pero también nos sirvió mucho de terapia, supongo, porque estuvimos muchos meses haciendo la obra, haciendo de albañiles, carpinteros, electricistas... Todo aprendido sobre la marcha.

Nos hemos dado cuenta de que lo que nos interesa realmente es relacionarnos con gente con la que tengamos cierta afinidad, una manera parecida de ver las cosas

A: Prueba y error.

J: (Risas). Sí, prueba y error. Y eso es la Casa Linda, donde hemos creado estas nuevas canciones al cien por cien.

Y, por si fuera poco, habéis creado también vuestro propio sello discográfico pero no solo para vosotros, pues cabe gente con la que conectáis mucho como pueden ser Biznaga o Lagartija Nick. Al final la Casa Linda tiene muchos metros cuadraros y cabe mucha más gente.

A: Y nos hemos dado cuenta de que lo que nos interesa realmente es relacionarnos con gente con la que tengamos cierta afinidad, una manera parecida de ver las cosas. Evidentemente con matices, y ahí está la gracia, que nos podamos complementar. Y en esas estamos, el proyecto de Montgrí era muy ambicioso y ha salido muy bien, aunque ahora tenemos que ver cómo continuamos con él porque se ha hecho muy grande y no damos abasto con todo.

Esa es la parte mala, por así decirlo, de tener tanta libertad. Que te da muchas cosas pero te quita otras. Hay que buscar ese equilibrio al que precisamente cantáis en una canción del mismo título.

J: Esa canción resume mucho nuestra búsqueda constante del equilibrio. Somos muy motivados y creativos, estamos todo el día pensando en hacer aún más cosas, pero tenemos que buscar el equilibrio con tener nuestro tiempo libre o con nuestras familias.

Ese es el equilibrio que deberíamos buscar todos, que es una de las ideas que discurre por todo el disco. Trabajamos para pagar el alquiler, la hipoteca, la comida en una rueda interminable y no tenemos sitio para disfrutar. O para el placer, algo a lo que también cantáis en, precisamente. ¿Qué hay del placer?

J: El disco gira un poco en torno a eso. Vale, trabaja, pero date un tiempo también a ti mismo para ver las cosas que te hacen bien, que te hacen disfrutar, para que no todo sea vivir para los otros o para trabajar, para producir todo el rato.

Hemos creado una newsletter para los fans, estamos premiando un poco a la gente que de alguna manera nos sigue por ahí, con un objetivo a largo plazo de eliminar las redes de nuestras vidas

O para estar en las redes sociales, creando contenido, como se dice ahora. ¿Cómo os relacionáis vosotros con las redes sociales? Es un tema que abordáis en la letra de Tu lugar.

J: Pues es una relación de amor-odio. Las redes sociales son un canal de comunicación muy potente para nuestros seguidores, pero siempre tenemos la intención de salir de ahí. Ahora, por ejemplo, hemos creado una newsletter para los fans, estamos premiando un poco a la gente que de alguna manera nos sigue por ahí, con un objetivo a largo plazo de eliminar las redes de nuestras vidas. Es muy difícil, un poco utópico, pero creo que estamos demasiado enganchados a las redes sociales, aunque digamos que no o que las usamos solo para trabajar. Estamos completamente bajo su techo y hay que salir como se pueda, porque tendrá sus cosas buenas, pero creo que tiene más cosas malas que buenas.

Porque te metes y no vuelves, como dice vuestra letra.

J: Así es. 

Escuchando vuestro disco me saltó, como por arte de magia, una cita de Houellebecq en Twitter: "Una sociedad en la que el placer va tan rápido que no da tiempo a que surja el deseo, por lo que la satisfacción se vuelve imposible". Me parece que encaja muy bien con vuestra filosofía de marcaros vuestro propio tiempo.

A: Muy buena. Marcar nuestro tiempo es muy complejo porque es ir a contracorriente al margen de lo hegemónico y eso siempre cuesta. Pero se puede, lo estamos haciendo. Hemos tardado cuatro años en sacar un disco y no pasa nada... Y nos cuesta, claro, hay días que hemos hecho cuarenta cosas, la mitad de ellas no como nos gustaría, hemos dejado otras sin hacer, y te preguntas ¿qué estamos haciendo? Pero hay que seguir luchando para cambiar la dinámica.

¿Y alguien tiene tiempo para escuchar un disco entero de Cala Vento en este contexto?

J: Hicimos un poco de llamada a la acción con eso cuando sacamos el disco. Sabemos que es muy difícil hoy en día, pero por favor, escuchad el disco entero como mínimo una vez.

A: La cosa es que requiere un esfuerzo. Somos conscientes de que dedicar 37 minutos a cualquier actividad hoy en día, que no sea dormir, requiere un esfuerzo. Incluso dormir, porque te despiertas de madrugada y lo primero que haces es coger el móvil.

Como Vetusta Morla, La M.O.D.A., Berri Txarrak, Rufus T. Firefly... hay grupos que trabajan un poco como nosotros, y que lo han hecho antes y nos reflejamos en ellos

Y te pones a comer techo, como cantáis en Teletecho con Amaral, un grupo con el que seguro que compartís la manera de ver de muchas cosas.

J: Totalmente, por eso surge la colaboración y las ganas de trabajar con gente que ha llevado una carrera artística que no está tan lejos de la tuya a nivel ético o conceptual.

Ellos vivieron sus años de gran éxito popular con las multinacionales pero desde hace ya muchos años van a lo suyo.

A: Van por libre. 

J: Como Vetusta Morla, La M.O.D.A., Berri Txarrak, Rufus T. Firefly... hay grupos que trabajan un poco como nosotros, y que lo han hecho antes y nos reflejamos en ellos.

El público lo capta muy rápido, además. Capta mucho de qué manera se hacen las cosas y lo valora más de lo que parece. Como que se identifica más cuando las cosas se hacen como le gusta.

A: Eso es curioso porque realmente no tendría por qué ser así, ya que estamos hablando de cosas súper internas, muy abstractas para la mayoría de las personas. Pero la gente lo pilla, entiende la actitud con la que haces las cosas, algo que no deja de sorprenderme. Y me encanta que pase, por supuesto.

J: A lo mejor al principio no tanto, pero hay mucho público que nos dice que le encanta cómo hacemos las cosas. Pues qué bien que lo vean, porque nosotros lo hacemos porque somos así, de manera que cuando alguien lo ve y te lo dice se agradece mucho.

Ahora todos mis amigos que quieren volver al pueblo no encuentran casa porque todo son alquileres vacacionales para los turistas que vienen en verano

Cantáis lo siguiente: "Yo solo quería una casa linda donde guardar mis cosas y no perderlas de vista, pero tú las has comprado todas pendiente de las modas y de tu porvenir. Yo solo quería un sitio agradable donde vivir mi vida contento y no en balde". Es un canto melancólico, muy generacional incluso.

J: El problema de la vivienda no existe solo en las grandes ciudades. Mi pueblo tiene 11.000 habitantes y cuando yo era pequeño nadie quería vivir allí, por lo que podías encontrar una casa fácilmente. Ahora todos mis amigos que quieren volver al pueblo no encuentran casa porque todo son alquileres vacacionales para los turistas que vienen en verano. De hecho, tengo amigos a los que les han dicho que pueden vivir allí en una casa pero tienen que irse de julio a septiembre. ¿Eso es vivir? Eso no es vivir ni tener una casa. Yo tengo la suerte de que vivo en la casa de mi abuelo, pero manda huevos que la gente no pueda volver a su propio pueblo.

A: Lo que sucedió con la burbuja inmobiliaria sigue anclado y patente en nuestras mentalidades. Convertir la vivienda en un negocio de este calibre no se puede permitir y por eso pasan todas estas cosas, porque lo tenemos muy interiorizado y a la gente le parece que vivir de renta es un trabajo, es un estilo de vida factible. Pero hay que empezar a poner barreras para que esto no suceda y cambie porque, de lo contrario, ¿qué? Bueno, nos vamos a ir al pueblo más pequeño de Aragón, que igual tampoco es mala idea, pero al final todo el mundo tiene que poder vivir donde quiera vivir, no sentirse expulsado, que al final es como nos sentimos nosotros. Expulsados de Barcelona porque no podíamos asumir ese nivel de vida trabajando como músicos, expulsados de nuestro pueblo porque tampoco podemos vivir ahí comprándonos una casa. Te preguntas, ¿pero qué pasa? Tampoco es algo que dependa de nosotros, que solo podemos hacer canciones que se quejen un poco de esta situación, nosotros no sabemos qué otra cosa hacer.

Pero es que alguien las ha comprado todas...

A: Lo hemos visto mucho durante la pandemia, tener un hogar es imprescindible no ya para estar bien o tener salud mental y física, sino sencillamente para ser. Sin un hogar no eres. Incluso la gente que vive en la calle tiene su hogar a su manera, van con sus cosas en un carrito o lo que sea y se ponen en un rincón y ese es su hogar durante unos días. Necesitamos eso como seres humanos porque sin eso no somos nada. No hay nadie que vaya desnudo por la calle y no tenga ninguna pertenencia y no se quede en ningún lado. La idea es un poco esta, relacionar la casa con las cosas, con esa condición humana tan básica.

El vídeo de Casa Linda lo grabásteis en una urbanización abandonada a medio construir en Murcia.

J: Las Lamparillas. Es que yendo de gira hemos pasado por muchísimas urbanizaciones abandonadas y te preguntas cómo puede ser que esté todo tan dejado. 

Son sitios solitarios que asustan un poco por el abandono.

J: Claro, porque ves de alguna manera la vida que podría haber tenido, y eso es muy heavy.

A: Que tampoco es que sea una vida que compartamos o que nos parezca bien, pero ya solo el hecho del enorme desecho de recursos que hay ahí es un sinsentido.

He visto en vuestro Twitter una viñeta con un tipo que dice "la única casa linda que puedo permitirme" y está sosteniendo vuestro disco. Al final sí que va a ser un refugio para mucha gente.

J: Si es gente de nuestra generación, seguro que es así.

A: Un porcentaje elevadísimo de los menores de 35 años viven con sus padres. Y así también cuesta más ser.

Hablemos del disco musicalmente, que parece un claro paso adelante. ¿Lo véis así?

A: Sí. Es el disco más ecléctico que hemos hecho hasta ahora. Nos hemos soltado más. Nosotros que somos muy inconformistas y siempre intentamos no repetir patrones, teníamos de punto de partida tres álbumes, que ya es bastante contenido. Este disco ha sido de estrujarnos un poco más para ver sitios nuevos para explorar, por lo que hay cosas bastantes novedosas en nuestro repertorio. Es un disco que suena muy bien, por fin hemos podido sonar como siempre habíamos querido pero nunca habíamos podido por falta de experiencia, de recursos y de tiempo. Una canción como Conmigo no la podríamos haber hecho antes, y Casa Linda seguramente tampoco.

Pero sigue siendo un disco de guitarras. La referencia es clara, pero viene mucho Weezer a la cabeza.

J: Incluso yo creo que es el disco más de guitarras que hemos hecho hasta ahora.

A: Y Weezer es un gran referente para nosotros, sobre todo por esa capacidad que tienen de liberarse de su propio pasado, porque sus dos primeros discos marcaron la historia de la música. Hacen lo que quieren cuando quieren, se divierten y nos sentimos muy identificados con su manera de hacer las cosas.

Queremos dar mejores conciertos con mejores condiciones, que el sonido y la visibilidad sea mejor, para todos, también para el público. Así que apostamos por ir a más salas salas y no ya tanto cafeterías, bares o garitos con medios más limitados

¿Cuáles son los planes a partir de ahora? Tocar y tocar, claro.

J: Tenemos un montón de festivales durante el verano y en octubre empezaremos la gira de salas, que va a ser bastante larga.

A: Intentaremos sobre todo dar un paso adelante en la gira de salas, porque nosotros hemos tocado en muchísimos garitos, y si el grupo no hubiera experimentado este pequeño crecimiento lo seguiríamos haciendo. Pero queremos dar mejores conciertos con mejores condiciones, que el sonido y la visibilidad sea mejor, para todos, también para el público. Así que apostamos por ir a más salas salas y no ya tanto cafeterías, bares o garitos con medios más limitados, a los que seguro echaremos de menos. Pero queremos dar ese salto pequeñito y ver cómo va. 

J: Estamos en un momento en el que la gente se ha vuelto loca y ve como un fracaso no hacer un sold out (agotar entradas). Si eso lo ves como un fracaso, apaga y vámonos. Tú lo que tienes que hacer es picar piedra en cada ciudad para que vaya acudiendo gente, pero la gente que asista va a estar bien. No hay que obsesionarse con el sold out para poder decir que has hecho un sold out, porque eso me parece enfermizo.

A: ¿Para decirlo dónde? En las redes (risas).

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Para concluir, vamos a ponernos en el 31 de diciembre de 2023. ¿Qué tiene que haber pasado de aquí a que acabe el año para que haya sido un éxito para Cala Vento?

J: Para nosotros la clave sería que este disco funcionara como mínimo como los anteriores y la gente quiera cantar las canciones con nosotros.

A: Que la gira de salas salga bien, porque eso es lo que nos va a ratificar. ¿Qué tiene que pasar para que sea un éxito? Que estemos contentos y viene la gente que más o menos consideramos que tiene que venir. Que no es ni mucha ni poca, pero que si una sala es de 400 personas y vienen 300 va a ser genial. Con eso estaríamos más que satisfechos.

¿Qué sentido tiene grabar otro disco y publicarlo si no vamos a cambiar nada? Esa es la pregunta germinal de Casa Linda, el nuevo disco de Cala Vento, dúo de rock de afincado en l'Empordà (Girona). Las élites seguirán usando el poder en beneficio propio, las desigualdades, la precariedad y los problemas de salud mental seguirán creciendo. Seguirá habiendo colas del hambre y colas en el paro, desahucios cada día. 

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