No es Iván Ferreiro (Nigrán, 1970) especialmente navideño, pero sí que es muy fan de The Pogues. Es por ello que se ha lanzado a adaptar el clásico villancico Fairytale of New York de la banda anglo-irlandesa para convertirlo en Cuento de hadas en Madrid, sustituyendo a Kirsty MacColl por Guadi Galego y ejerciendo el mismo como su adorado Shane MacGowan. Además, a diferencia de los protagonistas del villancico original de 1987, Iván y Guadi no están solos.
Muy al contrario, están acompañados de una banda de excepción: Pablo López al piano, Leiva en la batería, Rozalén tocando la bandurria, Mikel Erentxun a la guitarra, Vega, Santi Balmes y Julián Saldariaga de Love of Lesbian y Angie Sánchez haciendo coros. Incluso Xosé Manuel Budiño con la flauta, Edurne Arizu en el acordeón, Amaro Ferreiro a la guitarra, Ferrán Pontón a la mandolina y Ricky Falkner al bajo (además de productor). A los mandos de la grabación estuvo José María Rosillo y Santos Berrocal se ocupó de la mezcla.
De este peculiar y popular antivillancico y de su nuevo disco en directo, Puede que Madrid sea una trinchera pop –extensión de su último álbum de estudio, Trinchera pop (2023)– hablamos con el músico gallego para intentar encontrarle algo de espíritu navideño y lo que surja.
¿Se vive bien en la trinchera pop?
Pues sí. Estoy muy contento, disfrutando mucho de la gira. El disco me ha dado muchas satisfacciones y alegrías, de manera que vivo bastante feliz en mi trinchera (risas), presentándolo por las ciudades, tocando y disfrutando de mi banda. Creo que hago discos precisamente para poder salir por ahí, tocar y ver la cara del público. También para comer rico en zonas distintas (risas).
En navidad la moda en las ciudades es poner muchas luces, mucho ruido y que la gente se eche a la calle. No nos queda más remedio que aguantar
Y qué bien que viene la navidad, ¿verdad?
Bueno, sí, la navidad hay que pasarla (risas), como la gripe.
Pues ya no hay escapatoria, ya está aquí.
Es verdad, ya no hay escapatoria. No es mi época favorita del año, pero tampoco pasa nada. Aprovecharé para ver a la familia, comer por encima de mis posibilidades y ver a los amigos que vuelven en navidades, que es la parte que más disfruto. Lo que más me gusta es ver a todos los que vienen que están fuera el resto del año.
¿Qué es lo que menos te gusta de las navidades?
Supongo que las aglomeraciones. A mí me entra a veces una cierta tristeza en navidad, eso es lo que peor llevo. Aunque cada año lo voy llevando mejor y voy tratando de intentar que la nostalgia no me haga mucho daño. Depende de cada año, unos han sido mejores y otros peores, esta vez estoy con la idea de pasar unas buenas navidades y disfrutar mucho de la gente.
En realidad ya las has disfrutado por anticipado, porque has juntado a varios de esos amigos para regalarnos este villancico. ¿Por qué le dio por ahí a un tipo tan poco navideño?
Lo cierto es que tuve navidades en pleno verano mientras grabábamos (risas). Y lo pasé muy bien haciéndolo, para empezar porque es una versión de una canción que yo adoro y siempre me ha gustado mucho desde que salió. Probablemente esta canción sea mi mayor alegría de todas mis navidades, y disfruté muchísimo de adaptarla, buscarle un texto en español y quedar con todos estos amigos para grabar. Lo pasamos increíble. Es que siempre está muy bien juntarse con amigos, y luego también está muy bien juntar a amigos que no se conocen y se hagan amigos entre ellos. Esa es una de las grandes satisfacciones de la vida.
Yo siempre he sido muy fan de Shane y de los Pogues toda mi vida, y creo que esta ‘Fairytale of New York’ es la canción de navidad más bonita que existe en todo el mundo
¿Por qué escoger este clásico de los Pogues? ¿Es una manera también de recordar a su cantante, Shane MacGowan?
También, porque se murió hace un añito y le echamos de menos. Yo siempre he sido muy fan de Shane y de los Pogues toda mi vida, y creo que esta Fairytale of New York es la canción de navidad más bonita que existe en todo el mundo, es de una belleza increíble y también una rareza, porque es un tema muy atípico para estas fiestas. Recuerdo quedarme impactado viendo la tele cuando se estrenó y aquellas mismas navidades ya me compré el disco. A partir de ahí me hice muy fan y me vine a Madrid a verles en directo en una ocasión. Son un grupo imprescindible en mi vida.
Te atreviste a meterle mano a una canción tan bella y tan hermosa, con Guadi y todos los demás. ¿Hay que perderle un poquito el respeto a estas ideas que a priori pueden parecer un poco locas?
Yo hace unos años era más fundamentalista con ciertas cosas, y creía que había canciones en las que uno no debería meter la mano. Pero cada vez voy perdiendo un poquito más el respeto hacia esas cosas. Sí sé que hay algunos enfadados porque toco esta canción o no les gusta la adaptación de la letra, pero ya contaba con ello. Pero la versión buena siempre va a ser la de los Pogues y la mía es un divertimento, un juego con mis amigos para tener una excusa para juntarnos. Y, mira, creo que tocar una canción es una buena excusa para juntarse con amigos. Tampoco creo que hacer una adaptación le vaya a hacer daño a nadie, sino todo lo contrario, igual puede aportar. Pero sí, al principio me lo pensé porque es entrarle a un tótem, a una canción que es un símbolo muy grande para mucha gente. Pero hay que divertirse en esta vida (risas).
No es un villancico al uso, pues nos cuenta las desventuras de una pareja de inmigrantes irlandeses que no pasan su mejor momento en Nochebuena en Nueva York. ¿Es más bien un antivillancico?
Es una canción muy especial. Sí que es el antivillancico, de alguna manera. Es increíble cómo Shane consiguió con esa canción hacer algo que escuches en navidad y te saque una sonrisa y te emocione y te hermane con otros. Es una de las canciones más chulas que existen, no ya de navidad, sino de todo el año y todo el mundo.
La navidad está llena de historias tristes como esta. ¿Por eso conecta tanto con la gente?
Es la canción de navidad para los que no nos gusta la navidad (risas). Cada vez que suena mientras voy en un coche o un taxi me proporciona mucha alegría. Ha habido navidades muy difíciles en mi vida en las que de repente ha sonado y me ha alegrado el día, así que hay que celebrarla.
¿Todavía existen los cuentos de hadas?
No tengo muy claro que existan, pero creo que las canciones sirven para que exista cualquier cosa dentro de ellas. Las canciones son una sublimación de la vida y de la fantasía, y por eso hay cosas que no existen en la vida real pero sí en las canciones. Para eso están las canciones, para de alguna forma desdibujar la realidad y hacernos creer que el mundo puede ser un poco mejor. Ha habido un montón de canciones que han cambiado la historia de la humanidad. No subestimemos el poder de una canción.
Más allá de Fairytale of New York, ¿cuánto de odiosos te parecen los villancicos tradicionales?
Los villancicos en general son una bajona absoluta, por muy alegres que sean. Y además es que los ponen muy altos (risas). Es súper deprimente cuando vas por la calle y tienes que ir oyendo villancicos por megafonía.
Los tienes que ir escuchando quieras o no por calles súper iluminadas. ¿Qué te parece esta tendencia de pelearse entre ciudades por ver quien pone más luces o tiene el árbol más grande?
Cuando veo eso siento ganas de irme para mi casa, básicamente (risas). Ahora la moda en las ciudades es poner muchas luces, mucho ruido y que la gente se eche a la calle. Estamos en una época donde las cosas son así y no nos queda más remedio que aguantar. Pero en fin, si la gente es feliz con eso, quien soy yo para decirles que no lo hagan.
¿El capitalismo se cargó al verdadero espíritu navideño?
El capitalismo mata un montón de cosas. Pero yo creo que el espíritu navideño es puro capitalismo. De hecho, diría más bien que el capitalismo inventó el espíritu navideño.
Los villancicos son una bajona absoluta, por muy alegres que sean
¿Podría este villancico sacar lo mejor que tengamos por ahí escondido ahora que llega el momento de los buenos deseos o es un objetivo demasiado utópico?
Leyendo comentarios en internet hay gente que dice que por lo menos les ha sacado una sonrisa. Con que haya conseguido sacar un par de sonrisas de alguien ya me doy por satisfecho. Me llegan mensajes de gente por redes que me cuenta que su padre no está porque se murió hace poco y de repente han visto el vídeo y les ha sacado un poco de la bajona. Me alegra bastante pensar en eso. Porque no aspiro a salvar el mundo, pero si le saco una sonrisa a alguien me quedo bastante contento.
¿Reconciliarán los Pogues un poquito a las dos Españas aunque sea por unos días?
Eso sería genial. Que nos reconcilie un poco a todos y nos deje un poco más tranquilos para que nos miremos con menos suspicacias unos a otros. Eso estaría muy bien, porque yo vivo bastante preocupado por ciertas cosas. Me encantaría que, aparte de que las cosas estén como estén, el entorno no lo ponga todavía peor, porque hay veces que da la sensación de que la televisión, o los medios, están tratando de que estemos todos aún más enfadados de lo que ya estamos. Me gustaría pensar que somos todos mejores de lo que creemos.
Tengo la sensación de que Elon Musk hace que el algoritmo de Twitter funcione a favor de lo que a él le interesa
Siempre te has manejado mucho en Twitter, que va de mal en peor. ¿Cómo sobrevives ahí?
Ahora en Twitter trato de no meterme en discusiones porque lo veo como una pelea perdida. Además, de un tiempo a esta parte tengo la sensación de que el dueño de Twitter, Elon Musk, hace que el algoritmo funcione a favor de lo que a él le interesa. No tengo la sensación de que sea una red libre, sino todo lo contrario, tira hacia un sitio muy concreto. Me da un poco de pena porque a mí Twitter me gustaba mucho, y cualquier sitio que funcione para el debate me gusta. Lo que no me gusta es que últimamente ya no funciona tanto hacia el debate sino más hacia el insulto. Por eso yo intento retuitear cosas de ciencia, de astronomía, cosas de conciertos... algún perrito que me hace gracia... quitarle un poco de hierro al asunto, en definitiva. Pero me da pena que se utilice de una forma tan horrible a veces.
Es que estamos expuestos a ideas ultra todo el rato, te salen quieras o no.
Sí, sí, está claramente diseñada hacia que leamos una serie de mensajes en concreto. Es horroroso, porque a veces cuando veo las tendencias hay mucho insulto, mucha descalificación, y me da pena porque me gustaría que en esas tendencias hubiera otro tipo de cosas como buenos libros, películas guays o canciones. Pero tengo la sensación de que alguien que se gastó 40.000 millones de dólares en comprar esta plataforma está tratando de utilizarla para sus propios fines.
¿Musk es un supervillano de manual?
Sí, parece un mal cómic todo.
Además del villancico, tienes otra novedad: un disco en directo grabado en el WiZink Center el pasado enero. Un lanzamiento que no tenías ni planeado en realidad.
Así es. Ocurre que hace años que yo grabo todos los conciertos, porque las mesas de mezclas tienen ya un sistema que graba por pistas en un disco duro. Y este fue un concierto tan bonito que alguien comentó 'qué pena no haberlo grabado', a lo que yo respondí 'es que yo lo tengo grabado' (risas). La verdad es que está guay tenerlo grabado sin haberlo pensado antes porque así no se puso nervioso nadie antes y solo salimos, cantamos, tocamos y disfrutamos de un público maravilloso. Ha sido precioso recuperar esas pistas y creo que ha quedado un disco muy chulo y emocionante.
¿Es casi contracultural sacar un disco en directo en 2024? En su momento eran un género en sí mismo, pero ya parece haber perdido todo su valor con tanto vídeo hecho con el móvil y tanta red social. ¿A ti te gustan especialmente los discos en directo?
Lo que sí es contracultural es no sacarlo en vídeo también (risas), porque muchos dirán que es un desperdicio. Más allá de eso, el disco en directo te muestra una fotografía de cada época de cada artista. Yo he tenido discos en directo que he disfrutado muchísimo, desde los Doors hasta otro de Radio Futura que escuché muchísimo. En el caso de grupos extranjeros era la oportunidad de saber cómo eran en directo, porque a muchos no había oportunidad de verles en concierto. Eso ha cambiado mucho y gracias a internet podemos ver muchísimas cosas en directo, como por ejemplo, en mi caso, recientemente la última gira que ha hecho Thom Yorke –cantante de Radiohead– por Nueva Zelanda, Australia y Japón. Una maravilla.
El hecho de que la gente elija que ciertos días va a pasar una serie de horas viendo música en directo es algo para celebrar
Tu disco está grabado en el WiZink, que es uno de los recintos con más actividad musical del mundo. ¿Cómo ves esta locura de tanto concierto y tanta venta de entradas? Ahora mismo, llenar un WiZink es como llenar hace diez años La Riviera, con el pequeño detalle de que en el primero caben 15.000 personas y en la sala 2.000. Es un momento asombroso para la música en vivo, se venden más entradas que nunca.
Hablaba ayer justo de esto con alguien, y creo que es verdad que estamos en muy buen momento para la música en directo y la música en general. Me alegro de que parte del ocio de la gente sea ir a conciertos. A cualquier concierto, no ya a los míos (risas). Espero que esto dure mucho tiempo porque es una gran manera de pasar el tiempo. El hecho de que la gente elija que ciertos días va a pasar una serie de horas viendo música en directo es algo para celebrar.
¿Nos estamos dejando a las salas por el camino con tanto gran concierto y festival? En las grandes ciudades no se nota tanto, pero en provincias se resienten mucho más.
Estoy de acuerdo. De hecho, hay que potenciar más las salas. Los espacios grandes y los festivales siempre van a existir y tienen buena salud, ahora hay que conseguir que las salas vuelvan a tener muy buena salud también. Hay que acordarse de que son las salas las que crean cierto tipo de grupos y de artistas, hay un montón de tipos de música que se forjan realmente en ellas. Por eso, sería ideal tener en todas las ciudades salas desde 200 hasta 2.000 personas.
En Madrid se echa en falta un sitio realmente de 4.000 o 5.000 personas que no tenga que ser acondicionado con telones y cosas así.
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También estoy totalmente de acuerdo. Por ejemplo, en Vigo nos hace falta una sala de 1.000 para estar de pie, porque las hay de 200 y 300 personas, pero nos falta una de 700, un poquito más grande. No ya por la cantidad de gente que entra, sino por la propia oferta que podríamos tener si hubiera más variedad.
Tú también haces muchos festivales, relacionados a veces, parece, más con el ocio que con la música. ¿Nos estamos dejando también las canciones por el camino y pierden importancia convirtiéndose en banda sonora de fondo?
No nos olvidemos de que hay muchos tipos de festivales. A veces pensamos solo en los macrofestivales, pero en España hay muchos festivales y pequeños maravillosos donde la música prima y donde hay cierta línea musical importante. Luego están los súper grandes, que también tienen un lugar que está muy bien, pero no solo existen esos. Existen muchos tipos de festival en muchos sitios distintos y sigue habiendo personas con nombre y apellidos que tienen el sueño de montar un festival en su zona y hay que aplaudirles. Yo, que he tocado en los grandes y en los pequeños, creo que todos tienen cabida. Yo soy muy fan del pequeño y el mediano, donde suelen salir conciertos muy bonitos y el ambiente es muy agradable. De esos, por suerte, también hay muchos.
No es Iván Ferreiro (Nigrán, 1970) especialmente navideño, pero sí que es muy fan de The Pogues. Es por ello que se ha lanzado a adaptar el clásico villancico Fairytale of New York de la banda anglo-irlandesa para convertirlo en Cuento de hadas en Madrid, sustituyendo a Kirsty MacColl por Guadi Galego y ejerciendo el mismo como su adorado Shane MacGowan. Además, a diferencia de los protagonistas del villancico original de 1987, Iván y Guadi no están solos.