Luz Casal (Boimorto, A Coruña, 1958) hizo durante el confinamiento más de 2.000 llamadas telefónicas a quienes se lo pedían en busca de aliento y consuelo. Una experiencia que sus seguidores agradecieron profundamente y que a ella le dejó una huella convertida en canción bajo el sencillo a la par que elocuente título de Hola, qué tal.
La comunicación en aquellos días de reclusión resultó ser la fuente de inspiración que late ahora en Las ventanas de mi alma, su primer disco en casi un lustro, atravesado por la pandemia y por aquellas llamadas en las que, sin darse cuenta, estaba sanando y ayudando a sanar. Alguien que escucha al otro lado, una mano tendida, un abrazo que adopta ahora forma de disco en el que la gallega se expone más que nunca, como siempre. "No hay nada que me explique más que mis álbumes", asegura a infoLibre. Eso, y mucho más, como la gira de conciertos que está a punto de comenzar, entre otros diversos asuntos sobre los que reflexiona con total sinceridad.
Este es su decimoséptimo disco, que llega casi cinco años después del anterior, Que corra el aire. Se titula Las ventanas de mi alma y se abren ya desde la portada, antes de que la música empiece a sonar.
Es que es una portada preciosa, elaboradísima. No es la típica portada de cantante solista con una foto, que queda muy bien, pero yo creo que por el título se merecía una portada de estas características.
¿Y cuáles son las ventanas de su alma?
Te ofrezco el máximo a través de mi cuerpo. Y añadimos las ilustraciones que te ayudan a entender o a situarte en cada canción. Cuando ves la niña está claro que algo de infancia va a haber, igual que con el mar o ese reloj como de abuelo que marca el tiempo. El teléfono, porque ha sido una parte importante en un período concreto de estos casi cinco años. Está la cometa, el fusil... todo tiene que ver con canciones del disco. Tuve claro que quería hacer algo de estas características, que fuera un poco un mundo de ensoñación, cuando vi la obra digital del ilustrador, que es Manuel Camino. Le busqué, hablé con él, y ya cuando tuve el título estaba clarísimo que tenía que abrirme y que sobre mi cuerpo estuvieran todos esos elementos.
¿Qué tiene que hacer quien quiera conocer mejor a Luz Casal? ¿Leer esta entrevista o escuchar su nuevo disco?
Este disco me representa muchísimo. Ni siquiera respondiendo de manera larga a cualquier pregunta voy a dar la información tan precisa, la emoción y las sensaciones que dan las canciones. Yo creo que no hay nada que me explique más que mis álbumes. Ahí está todo, lo que pasa es que a veces hay que saber cómo descifrarlo, y quien mejor puedo hacer eso soy yo. Pero mejor que mi voz hablada está mi voz cantada, que es la que me define.
Pues escuchando este disco se siente, diríase, cierta vulnerabilidad optimista. No sé si esa dualidad es posible.
Sí, puede ser, claro. Aceptar que tienes defectos, e incluso para gente que no es precisamente narcisista o vanidosa, aceptar que tienes unas determinadas virtudes. Hacer ese tipo de ejercicio está bien. Está bien mostrar tu vulnerabilidad igual que mostrar tu fortaleza.
Habrá quien diga, en estos tiempos veloces, que tardar cinco años en publicar un nuevo disco es demasiado tiempo.
Yo siempre suelo tardar años entre un disco y otro. Generalmente, mínimo dos. Pero para mí no es un problema. Lo único importante es llegar al final de una grabación y decir 'está como yo me lo imaginé en algún momento'.
Emplear casi un lustro en componer un disco completo, con su docena de canciones como es el caso, es una declaración de intenciones en sí misma.
Sí. Pero es que yo estoy acostumbrada a hacer álbumes. Si sacara solamente el single Hola, qué tal no explicaría todas las vivencias que he tenido en estos cuatro largos años. Y me parece que un álbum completo me da la oportunidad de hacer muchas cosas distintas, incluso de géneros. Hablas de tus propósitos y a la siguiente canción de la historia de una pareja que conociste una noche y que te imaginas cómo ha sido su desarrollo amoroso... Me parece que un álbum me refleja de una manera más amplia que si lanzara solo una canción.
Entre esos géneros distintos tenemos rock, balada, bolero, pop... No sé si ese eclecticismo se busca o sencillamente ocurre. ¿Es una ventaja?
Sencillamente ocurre, eso por supuesto. Luego, una ventaja... en realidad es menos fácil que si haces un álbum, digamos, de un estilo concreto. Si lo hiciera así, no tendría que dar explicaciones de por qué está Suave es la noche, que es el primer bolero que he escrito en mi vida. Después de tantos discos, está claro que yo soy muchas cosas, que tengo, como casi todo el mundo, facetas distintas. Si formara parte de un grupo, probablemente hubiera sido más estricta respecto a lo que hago, pero soy solista y tengo esa libertad para hacer lo que me da la gana (risas).
¿Es este disco es un abrazo?
Es una mano tendida. Es la razón por la que en la portada están esas dos manos, que tienen que ver con la canción Dame tu mano, que está hecha también en el mismo período de varias canciones como Hola, qué tal, aunque luego la rematé después de la pandemia. Es también del mismo período que Suave es la noche y cuando escribí Un lugar perfecto.
"Dame tu mano, somos dos seres buscando salida de este universo cargado de ira", canta.
Es como poner un parche, ayudar. Ya que la evidencia es tal, y no parece que este mundo nos guste, por lo menos vamos a ser fuertes juntos. Dame tu mano digamos que es la continuación de Hola, qué tal. El mensaje de Dame tu mano es 'tú y yo podemos incluso movilizar un poco este universo cargado de ira'. Vamos a quitar la ira y vamos a quedarnos con lo que es el abrazo, tocarnos, tener relación con el prójimo, que se me hace indispensable. Después de un período de mucha concentración, trabajando más o menos en solitario con pocos colaboradores, de repente necesito eso. Y es por eso por lo que empezamos inmediatamente la gira, por tener esa comunicación. Se puede hacer música para una misma, pero yo hago canciones que me representan para compartirlas con la gente. Por eso es tan importante decir cosas que involucren, que hagan partícipe a la otra persona.
Ese es un mensaje que dice en este mundo tan individualista en el que vivimos y que se potenció aún más con la pandemia.
Es verdad. Pero para mí es importantísimo el contacto. Porque, por mi naturaleza y por mi manera de trabajar, ya paso bastante tiempo sin tener necesidad de compartir. Pero cuando sí tengo la necesidad es muy obvio que tengo que salir y ver y hablar con gente. Para mí se hace necesario. Los conciertos son para mí una manera apabullante de hablar y compartir.
En pleno confinamiento protagonizó una de esas noticias positivas que tanta falta hacían. Una de las pocas noticias positivas. Con aquella acción de llamar durante sesenta días a 2.000 seguidores para charlar un ratito con ellos. Una iniciativa genial que merecía una canción.
Y una canción además que no reflejara el momento tal cual, sino que reflejara el propósito y que quedara evidente la oferta. El propósito era contactar con la gente y lo más claro era decir "estoy aquí y yo te entiendo". Ser parte de la vida de cada persona durante esos minutos fue una cosa verdaderamente superlativa.
¿Qué aprendió de esas llamadas?
Muchísimas cosas. A mí me servía para saber cuál era la realidad de una manera directa a través de cada persona. Eso ya de por sí era noqueante. Muchas veces acababa verdaderamente al borde de las lágrimas por lo que me contaban. Y aprendí lo importante que es que alguien te escuche, la importancia de la fortaleza de uno mismo para salir de una situación tan anómala y dramática, y un larguísimo etcétera. Pero esas serían dos de las cosas sobresalientes que podría decir. También ver la alegría que producía. Sentir que de alguna manera había dado consuelo a esa persona que no veía la luz, que llevaba treinta días así, y porque me admiraba o porque le sorprendía que alguien como yo le llamara, se quedaban diciendo que era lo mejor que les había pasado en la vida. Algo un poco exagerado desde mi punto de vista, pero sabías que había servido para algo. Y era una recompensa máxima.
Tanto que se decía aquello de que de la pandemia íbamos a salir mejores, ¿diría que hemos salido mejores? Apenas han pasado tres años del confinamiento y no hay más que ver las movilizaciones de los sanitarios, a toda ese gente empeñada en pintarles casi como villanos.
Yo desde luego tengo un agradecimiento enorme a los sanitarios en toda su extensión. Por el trato no solo dado a mí, no solo porque me han curado y me han salvado –Luz venció por dos veces al cáncer en 2007 y 2010–, sino por todo lo que han hecho por mis mayores. Yo les respeto. Aparte de que es sabido que lo suyo es por vocación. Todos los sanitarios de todo tipo con los que hablé, desde celadores hasta médicos especializados o neurocirujanos, son vocacionales. Hay, por tanto, una relación mayor, porque te ves reflejada en otra profesión, pero con la pasión del que hace algo vocacionalmente, como es mi caso también. Cuando tienes vocación superas muchísimas incomodidades.
Para este disco ha recuperado Un poco más de amor, una canción guardada desde hace treinta años que ha encontrado ahora su momento.
Totalmente. La guerra de Ucrania es la razón de recuperar esta canción, aunque vale para otros casos, ya que nos olvidamos de que hay muchas más guerras. La letra está tal cual. Solo he prescindido de una estrofa. He acortado pequeñas cosas, muy poco. Refleja el presente de manera increíble. A nivel de arreglo también he tocado muy poco. Quité guitarras que tenían sonidos muy noventeros y estaba cantada con otra actitud.
En esta canción pide un milagro para evitar el naufragio de la humanidad. También para que la mentira no se acepte como verdad.
Yo eso llevo años diciéndolo. A mí siempre me produce mucha desazón el mentiroso. Y se acepta, se dice 'vale, es parte del discurso de cada quien'. Es una barbaridad de letra en la que yo he participado pero sobre todo es de Carmen Santoja.
También canta "yo quiero un mundo mejor, pido un milagro, un poco de amor" ¿Cree que ocurrirá el milagro que salve a la humanidad? Porque ya está tardando.
Sí, yo tengo esperanza, porque a fuerza de repetirlo puede surtir efecto. Si no tuviera esa esperanza me daría cabezazos cada día.
¿Existe el lugar perfecto al que nos invita en otra de las canciones? "Si quieres venir, te espero", canta.
Yo tuve la suerte de ver un poco del mar Mediterráneo, malagueño en concreto, mientras la hacía. Pero abstrayéndonos de eso, lo que quiero expresar con esta letra es que el lugar perfecto puede ser este, y que en el sitio donde yo me siento bien tú tienes cabida, puedes estar.
Las ventanas de mi alma dice así: "Soy culpable por no dar valor a lo importante". Algo que hacemos todos constantemente.
Sí. Esa es la parte más impúdica de reconocer que lo importante a veces se nos olvida y creemos que algo que es fútil, que no sirve para nada, es la repera.
En La inocencia canta a recuperar la inocencia a ritmo de un potente rock.
En mi caso y en este momento de la vida es imprescindible no tener la sensación de haber perdido la inocencia. Como no me gustaría tener en ningún momento, en este período, en este año por así decirlo de manera concreta, la sensación de que pierdo la ilusión de hacer las cosas relacionadas con mi trabajo. Por ejemplo, esta entrevista es una oportunidad de hablar de lo que he hecho, y por eso te agradezco que me hagas esta entrevista.
Antes que tú, compuesta con Los Zigarros, es otro rocanrol que reflexiona sobre la fama.
Es la canción más descaradamente rock, la más sarcástica, que parece que pasaba por ahí pero que tiene frases e imágenes que no son tan obvias. Habla sobre la fama y el éxito en general. Cuando te dicen que alto y guapo eres y de repente viene otro que es más alto y más guapo que tú (risas). Cuando sabes eso pronto, te da tranquilidad. Y cuando ves que otro tiene ese tipo de debilidades, le puedes avisar. Es casi una canción didáctica para ayudar a los demás (risas).
Un aviso a navegantes porque supongo que con los años ha aprendido lo que es el éxito.
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Sí. El éxito es algo muy perecedero. Puedes tener mucho éxito y durarte lo que una pompa de jabón, por lo que si no estás preparado eso te desestabiliza muchísimo. Por eso es tan importante tener claro que lo que haces es lo que quieres hacer y hacerlo de la mejor manera posible. A partir de ahí, que sea lo que tenga que ser, pero no esperar estar en el top of the hill todo el tiempo porque es imposible. Mi trabajo es no perder ni la inocencia ni la ilusión en mostrar lo que quiero hacer, y lo que quiero hacer me da la libertad.
Ese parece un buen éxito.
Bastante. Muchas veces haces comparaciones con otros trabajos u otras profesiones, que además pueden tener que ver con la vocación, y dices 'ustedes están aquí haciendo esto todos los días'. Yo creo que no hago lo mismo ningún día de mi vida. Eso te puede volver loca, que también es una posibilidad (risas), pero a esa libertad hay un añadido que da todavía más gusto, que es la recompensa de tener gente que te escucha, que te lee, que se emociona contigo. Eso es verdaderamente un pasote.
Luz Casal (Boimorto, A Coruña, 1958) hizo durante el confinamiento más de 2.000 llamadas telefónicas a quienes se lo pedían en busca de aliento y consuelo. Una experiencia que sus seguidores agradecieron profundamente y que a ella le dejó una huella convertida en canción bajo el sencillo a la par que elocuente título de Hola, qué tal.