La Academia de Hollywood no se libra de la polémica ni prescindiendo de presentador. Desde que se anunciaron las nominaciones a los galardones, cuya ceremonia de entrega se celebra en la madrugada del domingo al lunes, la crítica y parte de la industria se hace la misma pregunta: ¿qué demonios ha pasado este año? Por segundo año consecutivo, no hay mujeres candidatas a mejor dirección. De los 20 intérpretes nominados, todos son blancos menos una actriz. Entre las nueve películas que optan a mejor película, siete están situadas en un pasado distante, algo que no sucedía desde 2009. La selección de la Academia ha sido leída como una reacción conservadora, o al menos nostálgica, a los avances operados en los últimos años por el empuje de los movimientos antirracista y feminista. Si los Oscar revelan lo que más gusta a Hollywood, y lo que más gusta a Hollywood revela cuál es el corazón de la imaginación occidental hegemónica, quizás podamos concluir que esta está, por los motivos que sea, de espaldas al futuro.
Recapitulemos. 1917, de Sam Mendes —10 candidaturas—, es una película bélica, con toda la épica que puede esperarse de un filme que sigue a dos soldados que deben cumplir una misión en tierra de nadie durante la Primera Guerra Mundial. Joker, de Todd Phillips —11 nominaciones—, narra la venganza de un hombre blanco y enfermo que reacciona con violencia extrema ante lo que percibe como el desprecio de la sociedad. Érase una vez en... Hollywood, última película de Quentin Tarantino, que opta también a 10 estatuillas, se sitúa en Los Ángeles de finales de los sesenta para retratar a una estrella del antiguo star system venida a menos y para ofrecer un final alternativo a los asesinatos de la familia Manson y el destino de Sharon Tate. El irlandés, producción de Martin Scorsese para Netflix, regresa a las viejas películas sobre la mafia, con Robert De Niro, Al Pacino y Joe Pesci, pero esta vez los gángsters tratan de encontrar la paz en los actos de su pasado. Jojo Rabbit, de Taika Waititi,Jojo Rabbit es una especie de feel good movie en pleno racismo, protagonizada por un niño de las Juventudes Hitlerianas cuyo amigo imaginario es el mismísimo Führer. Etcétera. [Consulta la lista completa de nominados]
Estas son las claves de una edición elocuente que puede suponer un pequeño bache en un proceso de cambio o un giro hacia algún tipo de reacción cultural.
Los Ángeles internacional
El éxito de la película mexicana Roma —tres Oscar, incluido mejor dirección para Alfonso Cuarón— en la edición de 2019 o de La forma del agua, producción estadounidense dirigida por el mexicano Guillermo del Toro, en 2018 —cuatro Oscar, incluidos mejor película—, así como las nominaciones a mejor dirección del griego Yorgos Lanthimos y el polaco Pawel Pawlikowski el pasado año, hacen pensar en una cierta apertura de Hollywood a las producciones internacionales. Este año, esa tendencia beneficia en parte a España, con la entrada de Antonio Banderas en la categoría de mejor actor protagonista por su trabajo en Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar —nominada también como película extranjera—, y con Klaus, del español Sergio Pablos, entre las candidatas a mejor película de animación. Pero también a un país con mucha menos relación con los Oscar como Macedonia, cuyo filme Honeyland compite tanto en mejor película de habla no inglesa como mejor documental.
Aunque la gran beneficiada de ese cambio de perspectiva ha sido sin duda Parásitos, de Bong Joon-HoParásitos, el filme surcoreano que se alza como el gran favorito de la noche junto a 1917. La película, una reflexión sobre el desclasamiento y las dinámicas de opresión en el capitalismo, opta a seis estatuillas, y no unas cualquiera: mejor película, mejor película extranjera, mejor dirección, guion original, montaje y dirección de producción. La crítica no descarta la posibilidad de que pueda hacerse con las dos primeras, un logro que no alcanzó Roma, superada el pasado año por Green book. La presencia de Bong ha desarmado, de hecho, las posibilidades de Dolor y gloriaDolor y gloria, a quien nadie tiene como posible ganadora entre las películas internacionales. Con Joaquin Phoenix como favorito indiscutible en mejor actor protagonista, la suerte de los creadores españoles parece estar echada.
#OscarsSoWhite (otra vez)
La bomba estalló en 2016, cuando por segundo año consecutivo todos los actores nominados, esto es, 20 de 20, fueron intérpretes blancos. Entonces, April Reign, una anónima devota de la cultura pop, utilizó por primera vez en Twitter el hashtag que daría lugar a un movimiento crítico: #OscarsSoWhite. Podría traducirse como #LosOscarsSonTanBlancosQue. El clamor por una mayor diversidad fue tal que la Academia escuchó y analizó. ¿Cuál era el principal problema? Para empezar, que el 94% de los académicos eran blancos, y el 77% eran hombres, una proporción que en absoluto representa a la sociedad estadounidense —y ni siquiera a la industria del cine—. Era lo primero que había que cambiar: desde entonces, se han incorporado 3.000 nuevos miembros, poniéndose especial énfasis en su diversidad, llegando hasta los más de 9.500. Pero es difícil cambiar los números: ahora, solo el 84% de los académicos es blanco, y solo el 68% son hombres.
La cosa parecía funcionar. Hace unos días, la Annenberg Inclusion Initiative de la Universidad de California aseguró que en los últimos cuatro años había aumentado en un 17% las películas de alto presupuesto protagonizadas por personas racializadas. En la edición de los premios de 2017, hasta 20 creadores no blancos estuvieron nominados, y la película Moonlight, dirigida por el cineasta afroamericano Barry Jenkins y con un casting casi completamente negro, batió a La La Land en la lucha por la estatuilla a la mejor película. En 2019, siete afroamericanos salieron victoriosos de la ceremonia, algo que no había ocurrido jamás. Y de repente, las nominaciones de 2020: solo una persona negra nominada, la actriz Cynthia Erivopor su encarnación en Harriet de Harriet Tubman, abolicionista que escapó de la esclavitud y permitió la huida de decenas de esclavos gracias a una red de apoyo conocida como el Ferrocarril Subterráneo. Las nominaciones a los creadores de Parásitos son las únicas que diluyen la blanquitud, y aun así ninguno de sus protagonistas ha entrado en la carrera.
"Estas cosas no cambian de la noche a la mañana", decía el director afroamericano Spike Lee en un reciente reportaje del New York Times. "Ha sido una batalla desde el principio: Hattie McDaniel, Sidney Poitier. ¿Y por qué tendríamos que pensar que la lucha no es parte de nuestra existencia?".
Ver másLa surcoreana 'Parásitos' hace historia en los Oscar 2020
¿Y el feminismo, qué?
La lucha feminista por expandir la representación de las mujeres en el cine anda también enfangada. En la lectura de las candidaturas, la actriz negra Issa Rae lanzaba una pulla después de leer los nombres de los directores nominados: "Felicidades a estos hombres". Por segundo año consecutivo, ni una mujer entre los contendientes. Ni siquiera Greta Gerwig, que ha logrado que su versión de Mujercitas haya sido señalada como una de las mejores películas del año, y que logró colarse entre los candidatos de 2018 con Lady Bird, su primera película como directora. Solo cinco mujeres han optado a la estatuilla en más de 90 años de historia, ninguna ha sido nominada dos veces y solo una se la ha llevado: Kathryn Bigelow, en 2010. Hace ya una década.
En las categorías de guion, la presencia de mujeres tampoco es asombrosa: Krysty Wilson-Cairns firma con Sam Mendes el texto de 1917, una cinta cuyo escaso diálogo les otorga pocas posibilidades de ganar. Gerwig se ha hecho cargo en solitario de la escritura de Mujercitas, que podría tener más suerte en guion adaptado, aunque debe enfrentarse a Jojo Rabbit, de Taika Waititi, que ganó en esta categoría en los premios otorgados por los guionistas. La montajista Thelma Schoonmaker es una vieja colaboradora de Martin Scorsese, y la única mujer en esta sección, pero tiene difícil competir contra el ritmo veloz de filmes como Le Mans '66 o Parásitos, que suelen ser más del gusto de los académicos. Este año, una compositora, Hildur Guðnadóttir, tiene sin embargo serias posibilidades de hacerse con el galardón por su trabajo en Joker; si lo gana, será la primera vez que una mujer lo reciba desde 1997, cuando Anne Dudley lo recibió por Full Monty.
La Academia de Hollywood no se libra de la polémica ni prescindiendo de presentador. Desde que se anunciaron las nominaciones a los galardones, cuya ceremonia de entrega se celebra en la madrugada del domingo al lunes, la crítica y parte de la industria se hace la misma pregunta: ¿qué demonios ha pasado este año? Por segundo año consecutivo, no hay mujeres candidatas a mejor dirección. De los 20 intérpretes nominados, todos son blancos menos una actriz. Entre las nueve películas que optan a mejor película, siete están situadas en un pasado distante, algo que no sucedía desde 2009. La selección de la Academia ha sido leída como una reacción conservadora, o al menos nostálgica, a los avances operados en los últimos años por el empuje de los movimientos antirracista y feminista. Si los Oscar revelan lo que más gusta a Hollywood, y lo que más gusta a Hollywood revela cuál es el corazón de la imaginación occidental hegemónica, quizás podamos concluir que esta está, por los motivos que sea, de espaldas al futuro.