"Mandamos a los egipcianos que andan vagando por nuestros reinos y señoríos... que vivan por oficios conocidos... o tomen vivienda de señores a quien sirvan... Si fueren hallados o tomados, sin oficio, sin señores, juntos... que den a cada uno cien azotes por la primera vez y los destierren perpetuamente de estos reinos, y por la segunda vez que les corten las orejas, y estén en la cadena y los tomen a desterrar como dicho es".
Así de clara era la Primera Pragmática antigitana que promulgaron los Reyes Católicos el 3 de marzo de 1499. "Las gitanas se liberaron y los Reyes Católicos se enteraron de que se estaban liberando porque, claro, los que aplicaban la ley les decían que no podían andar más de dos o tres gitanos juntos, pero las gitanas les respondían que ellas no eran gitanos, sino gitanas. A partir de ahí, empezaron a hacer leyes específicas contra las gitanas y las niñas", relata a infoLibre Silvia Agüero, creadora de la asociación Pretendemos gitanizar el mundo.
Hasta los Reyes Católicos, por tanto, hay que remontarse para encontrar el inicio formal de una persecución que vivió dos siglos y medio después uno de sus episodios más lamentables con el intento de exterminio de los gitanos y las gitanas españoles: La Gran Redada de 1749, autorizada por Fernando VI. Una decisión no precisamente honrosa, como quedaría claro en la siguiente legislación sobre los gitanos, de 1772, al pedir Carlos III que se eliminara la mención a esa Gran Redada promovida por su hermano, para limpiar así en parte su nombre.
"La gente piensa que los gitanos hemos venido en una nave espacial y nos han soltado por aquí y que esta discriminación no viene de ningún lado. Pero no es así, es algo que viene de hace más de 600 años y de más 230 leyes antigitanas", subraya Agüero, quien además es intérprete y dramaturga de No soy tu gitana, monólogo que se estrena este miércoles en el Teatro del Barrio de Madrid, donde podrá verse hasta el 29 de mayo.
Este montaje es el primer monólogo teatral que deconstruye los estereotipos de la mujer gitana y que cuenta, para ello, la historia de las mujeres gitanas "desde la gitanidad y a través del rigor científico de las investigaciones" realizadas precisamente en Pretendemos gitanizar el mundo.
"Hablamos también de cómo se ha construido este estereotipo a través del arte y la literatura. Con Miguel de Cervantes a la cabeza", apunta a infoLibre la directora, Nüll García, mientras Agüero tercia: "Sí, Cervantes es el primigenio de la literatura antigitana. Así que hablamos de La Gitanilla de Cervantes, pero también de Víctor Hugo y el Jorobado de Notre Dame o de la Carmen de Mérimée, que universalmente ha cruzado fronteras como la gitana estereotípica".
No soy tu gitana habla también de cómo han ido conformándose todos estos estereotipos que al final responden a "lógicas patriarcales, racistas, machistas y, además, muy españolas" ya que, para Agüero, forman parte de la "españolidad" y de "cómo se identifica un español".
Se trata, por tanto, de poner sobre las tablas una historia silenciada en un ejercicio de memoria histórica que "nos han negado a todos", según destaca, al tiempo que recuerda que después de La Gran Redada, fue Carlos III quien dijo que "había que invisibilizar todo lo que había pasado por la memoria de su hermano, Fernando VI".
Ni en el currículo escolar ni en ninguna parte saben que en España hubo un intento de exterminio contra el pueblo gitano, un epistemicidio
"Eso quedó atado y bien atado porque ni en el currículo escolar ni en ninguna parte saben que en España hubo un intento de exterminio contra el pueblo gitano, un epistemicidio", subraya Agüero, quien culpa de ese olvido a un "racismo sobre todo institucional". "Las instituciones son las responsables, las que no quieren ver esto. El 98% de las personas gitanas estamos en riesgo de exclusión y de pobreza. Yo tampoco me libro, y eso es responsabilidad de quien nos gobierna", denuncia.
Destaca, asimismo, que la discriminación antigitana y machista que sufren las mujeres gitanas "no es doble, sino múltiple, porque las opresiones se multiplican y no se suman". Eso es lo que interpreta en este monólogo en el que además de leer la Primera Pragmática y representar La Gran Redada, muestra situaciones más cotidianas y muy presentes aún en 2022 como las malas miradas en las tiendas al salir de compras, que pueden llevar a muchas mujeres gitanas a quedarse en casa para evitarlas.
Y es que las mujeres payas sufren opresión por el machismo desde diferentes ámbitos, "desde la economía a la violencia sexual o ginecológica", algo que se multiplica en el caso de las gitanas hasta llegar a una asfixiante "interseccionalidad" en la que sufren múltiples niveles de injusticias y desigualdades sociales por la superposición de diferentes factores como género, etnia, clase u orientación sexual.
En el montaje hay también una importante reivindicación de la lengua romanó, algo totalmente inédito y que vuelve a poner de manifiesto esa discriminación histórica del Pueblo Gitano. "Mi marido, Nicolás Jiménez, que forma parte de la consultoría de la dramaturgia, es el único gitano en el Estado español que se fue a aprender romanó y ahora escribe y traduce en romanó. Y da clases, por eso me ha enseñado", explica Agüero, que comparte con su marido labores en su asociación.
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García defiende en este punto la importancia del teatro para hacernos "reflexionar". "Que nos entretenga, pero también nos haga pensar, como decía Bertolt Brecht", señala, para luego agregar: "Como paya, una de las cosas que me gustaría es que la gente aprendiera algo más y que mirara a las gitanas y a los gitanos con una mirada más limpia. Porque cuanto más conoces, desestigmatizas y desestereotipas, puedes mirar con más amor y esa es una cosa que necesitamos".
Esa labor de pedagogía es también la que se pretende, pues "en España tenemos un problema enorme con el racismo" es tanto una frase del monólogo como una afirmación que hace tajante Agüero, quien aprovecha para recordar que la primera ley antigitana era en realidad una "ley de extranjería porque éramos migrantes". "Y el intento de exterminio contra los migrantes lo estamos haciendo ahora, somos la Alemania que no quiere mirar el pueblo. Para mí, un senegalés que viene en patera es más hermano mío que un payo de la nobleza de aquí de España. Sufrimos las mismas opresiones", resalta.
Por último, Pamela Palenciano, autora del monólogo No solo duelen los golpes y que se encarga en esta ocasión del trabajo actoral, reconoce asimismo a infoLibre que le gustaría que el público saliera "incómodo" del teatro. "Yo creo en un teatro que incomode", afirma, añadiendo que "la incomodidad en sí te va a hacer reflexionar". Y remata: "El teatro tiene esa fuerza y esa capacidad. Con un taller o una conferencia puedes conseguir cosas, no quiero quitar mérito a la gente que habla en público o escribe libros, pero creo que el teatro tiene una potencia porque apela a la boca del estómago. Y en ese apelar a la emoción hay algo que te transforma".
"Mandamos a los egipcianos que andan vagando por nuestros reinos y señoríos... que vivan por oficios conocidos... o tomen vivienda de señores a quien sirvan... Si fueren hallados o tomados, sin oficio, sin señores, juntos... que den a cada uno cien azotes por la primera vez y los destierren perpetuamente de estos reinos, y por la segunda vez que les corten las orejas, y estén en la cadena y los tomen a desterrar como dicho es".