Primero fue Antes de amanecer (1995), la primera pieza de la saga de Richard Linklater sobre la química, el amor, el azar y el tiempo. Weekend (2011), de Andrew Haigh, repitió la fórmula, solo que en vez de un chico y una chica que se encuentran de manera fugaz (y definitiva) en Viena, se trataba de dos chicos que pasaban una noche cualquier juntos, en el apartamento de uno de ellos. Se mostraban, entonces, problemáticas propias del colectivo: el silencio, el miedo, las particularidades de la escena homosexual masculina. Théo y Hugo. Paris 5:59 (este viernes en cines) añaden ahora un elemento más a esa combinación: el sexo.
Los directores franceses Olivier Ducastel y Jacques Martineau sitúan a sus amantes en una sauna en la madrugada parisina. A partir de ese encuentro, húmedo y explícito, la cámara sigue a los protagonistas (Gaël Blondet y Pierre Desprats) en tiempo real. El espectador ve cómo se disipa la serotonina y otras sustancias para dar paso al miedo. ¿La oscuridad del primer encuentro permite también una historia a la luz del día? ¿Por qué es tan aterrador ese deseo? ¿Hay algo detrás de la sorpresa del primer encuentro?
Ver másÁngela Molina, Premio Nacional de Cinematografía 2016
600 millas, del productor y guionista Gabriel Ripstein, utiliza el tenso ambiente de la frontera entre Estados Unidos y México para construir un thriller clásico: el enfrentamiento entre Arnulfo Rubio (Kristyan Ferrer), traficante de armas, y Hank Harris (Tim Roth), el agente que le vigila. Ambos tendrán que pasar de ser enemigos a ser colaboradores cuando un accidente les sitúa en el mismo lado de la lucha. La crítica internacional ha alabado el estilo del director, aunque no tanto la trama, considerada algo convencional.
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La clase de esgrima, nominada como mejor película de habla no inglesa en los Globos de Oro, sitúa el relato clásico del buen profesor en la Guerra Fría. Un profesor de esgrima se ve obligado a huir de Rusia, perseguido por la policía secreta, y regresa a su Estonia natal, donde dará clases de educación física en una pequeña ciudad. Ice Age: El gran cataclismo amplía la saga protagonizada por la pandilla de animales prehistóricos, que tratan de evitar que un asteroide destruya la Tierra.
Primero fue Antes de amanecer (1995), la primera pieza de la saga de Richard Linklater sobre la química, el amor, el azar y el tiempo. Weekend (2011), de Andrew Haigh, repitió la fórmula, solo que en vez de un chico y una chica que se encuentran de manera fugaz (y definitiva) en Viena, se trataba de dos chicos que pasaban una noche cualquier juntos, en el apartamento de uno de ellos. Se mostraban, entonces, problemáticas propias del colectivo: el silencio, el miedo, las particularidades de la escena homosexual masculina. Théo y Hugo. Paris 5:59 (este viernes en cines) añaden ahora un elemento más a esa combinación: el sexo.