Casi lo logra. El director irlandés Paddy Breathnach se quedó a las puertas de estar nominado al Oscar a mejor película de habla no inglesa con Viva (el viernes en los cines españoles), un trabajo rodado enteramente en La Habana y en español. Llegar a esa fase de preselección, a la que concurrían ocho películas, fue un éxito en sí mismo. El director llevaba fascinado con el mundo del "transformismo" (así suelen denorminarlo en la isla) cubano, y la existencia misma de la película significaba el triunfo sobre numerosos obstáculos, desde conseguir la financiación, el permiso para rodar en la el país o lograr un elenco de secundarios convincente.
Jesús (Héctor Medina), un joven homosexual que vive solo en La Habana, se gana la vida con una peluquería doméstica y arreglando las pelucas en un cabaret regentado por mujeres transexuales. Jesús acaba subiendo al escenario, de manera algo azarosa, y encuentra en él un espacio de libertad. Pero el regreso de su padre (Jorge Perugorría), un exboxeador que le abandonó siendo muy niño y que acaba de salir de la cárcel, volverá a hacer de su vida un espacio asfixiante.
Ver másSanidad mantiene la transexualidad en un listado de enfermedades
Otro drama familiar, esta vez de producción española, llega también a las salas. En Todo saldrá bien, dirigida por Jesús Ponce, Isabel y Mercedes (Isabel Ampudia y Mercedes Hoyos) llevan años sin verse. Una sigue viviendo con la madre enferma, mientras que la otra se marchó a trabajar a Madrid. La inminente muerte de la madre las obliga a reencontrarse y acompañarse en un camino de sufrimiento, mientras lidian con rencores y dolor enquistados desde la juventud.
Casi lo logra. El director irlandés Paddy Breathnach se quedó a las puertas de estar nominado al Oscar a mejor película de habla no inglesa con Viva (el viernes en los cines españoles), un trabajo rodado enteramente en La Habana y en español. Llegar a esa fase de preselección, a la que concurrían ocho películas, fue un éxito en sí mismo. El director llevaba fascinado con el mundo del "transformismo" (así suelen denorminarlo en la isla) cubano, y la existencia misma de la película significaba el triunfo sobre numerosos obstáculos, desde conseguir la financiación, el permiso para rodar en la el país o lograr un elenco de secundarios convincente.