Aerolíneas y navieras se escudan en un euro débil para no aplicar la bajada del petróleo a los billetes

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Las empresas de transporte -aerolíneas y navieras- se resisten a trasladar la fuerte caída registrada en los precios del petróleo a los billetes que pagan los usuarios. Como sucede con las petroleras, en el sector del transporte también se da el efecto cohete -subidas rápidas de precios cuando sube el barril- y el efecto pluma -resistencia a bajar cuando cae la materia prima-. Las quejas de los usuarios son continuas y, igual que hizo el Ministerio de Industria con las petroleras, Fomento ha convocado una reunión el próximo día 22 de enero para pedir a las empresas de transporte de viajeros que trasladen a los billetes el abaratamiento del combustible.

La iniciativa de Fomento es calcada de la que siguió en su día Industria -con poco éxito-; pero también se parecen como dos gotas de agua las excusas que las empresas ofrecen para justificar que los billetes no bajen tanto como lo hace el petróleo. Como las petroleras, las empresas aéreas sostienen que la bajada del euro frente al dólar, la divisa en la que compran el combustible, penaliza cualquier ahorro e impide las bajadas.

IAG justifica

El grupo IAG justifica así el mantenimiento de las tarifas:"El actual declive en el precio del combustible no tiene un efecto inmediato notable en nuestras aerolíneas, ya que ellas cubren una significativa proporción de su consumo de combustible (hedge) [mediante contratos de cobertura]  A su vez, nuestra contabilidad se realiza en euros, por lo que los potenciales ahorros se ven disminuidos por el reciente fortalecimiento del dólar frente al euro".

En opinión del presidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV), Rafael Gallego, los argumentos que utilizan los transportistas, justificando el mantenimiento de los precios por la devaluación del euro "no son ciertos".

CEAV, explica Gallego, solicitó por carta hace tres meses a las aerolíneas que retiraran los recargos en los billetes que aplicaron en su día cuando subía el barril. Según sus cuentas, los recargos, continuos desde hace diez años, encarecieron entre 25 y 30 euros los billetes para vuelos nacionales, entre 40 y 50 euros los billetes en vuelos de radio medio y hasta 300 euros los de largo radio.

Subidas continuas

Gallego hace referencia a las subidas que aplicaron progresivamente las aerolíneas cuando el petróleo llegó a superar los 100 dólares el barri. Esas subidas se han olvidado, engullidas por las peleas en torno a la venta de billetes low cost.

Los billetesde avión subieron como cohetes en 2004, 2006, 2008 y 2011. Pero aquellos recargos están prácticamente olvidados. Diluidos en otras peleas.Por esa razón, fuentes de las empresas -Iberia incluida- defenderán ante la ministra Ana Pastor que el sector registra desde hace tiempo "una caída permnante de las tarifas", al margen de los carburantes.

Para el Gobierno, rebajar las tarifas del transporte es  importante porque ayudaría a sectores clave como el turismo, seguro incluso en plena crisis y animaría la actividad en general en el año bautizado "de recuperación". 

Ajuste en las navieras

Las navieras también tienen justificación para rechazar las críticas. La Asociación de Navieros Españoles (Anave), con 32 empresas asociadas, sostiene que aunque cada compañía tiene su política todas en general "aplican a sus tarifas el denominado Bunkering Adjustment Factor que ajusta los precios de un mercado que es libre a las oscilaciones en el coste del combustible".

Lo mismo explica la Asociación de Transporte Internacional por Carretera (Astic). Según su direcftor general, Ramón Valdivia "las tarifas ya se están moviendo por la creciente presión comercial y adecuándose a la caída del precios del petróleo".

Como sucedió en el caso de la "llamada" de Industria a las petroleras, la convocatoria de Fomento a las empresas -tardía según las agencias de viaje- levanta suspicacias. Pilar Tejón, de la Asociación Española de Promoción del Transporte Marítimo de Cortas Distancias recuerda que el transporte marítimo, incluido el de viajeros, "es un mercado libre", con precios libres.

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Consciente de los recelos, la ministra de Fomento precisó en declaraciones en Radio Nacional de España (RNE)  que no pide que las empresas se pongan de acuerdo en los precios, sino que repercutan en los billetes la bajada del crudo. InfoLibre solicitó a Fomento los datos que obran en poder del departamento sobre las divergencias entre precios de los transportiatas y combustible, pero la portavoz remitió a las declaraciones de la ministra.

Previsiones obsoletas

El desplome de los precios del barril de petróleo a niveles del año 2009 no sólo ha sorprendido a la Administración y a las empresas. Ha sorprendido también a las organizaciones sectoriales internacionales. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) estimó que el barril de combustible para la aviación se situaría en 99,9 dólares en 2015 (está por debajo de 50 dólares). Además, el precio medio del barril de Brent en 2015 lo situó IATA en 85 dólares. Según la organización, si el precio del combustible permaneciera estable en esos niveles, tras el ajuste por inflación, las tarifas de ida y vuelta (impuestos y tasas no incluidos) caerían un 5,1% en 2015. Fomento quiere más.

Las empresas de transporte -aerolíneas y navieras- se resisten a trasladar la fuerte caída registrada en los precios del petróleo a los billetes que pagan los usuarios. Como sucede con las petroleras, en el sector del transporte también se da el efecto cohete -subidas rápidas de precios cuando sube el barril- y el efecto pluma -resistencia a bajar cuando cae la materia prima-. Las quejas de los usuarios son continuas y, igual que hizo el Ministerio de Industria con las petroleras, Fomento ha convocado una reunión el próximo día 22 de enero para pedir a las empresas de transporte de viajeros que trasladen a los billetes el abaratamiento del combustible.

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