La sequía compromete la bajada de los precios de los alimentos, que siguen en niveles récord

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Aunque una parte considerable de los problemas de los precios de los alimentos vienen de la invasión de Ucrania, no explica todos. Hay otras causas específicas que han hecho mucho daño a sectores concretos, que arrancan esta temporada arrastrando problemas de la anterior. Es el caso del aceite de oliva: las sequías de mayo y junio quemaron la flor del olivo en gran parte del país, lo que provocó una subida de precios aún mayor. O de los huevos, que se encarecieron tras la muerte repentina de decenas de millones de gallinas en Europa, por un brote de gripe aviar. Las sequías, en caso de prolongarse, podrían ser otro obstáculo la moderación de los precios, que en general, siguen por las nubes.

“De una forma objetiva puedo asegurarte que los precios no van a bajar”, explica a infoLibre Pedro Barato, presidente de la asociación agraria Asaja. “Seguimos con el problema de los precios de la electricidad, del gasoil… Si sigue sin llover, es evidente que algunos productos se encarecerán, como ocurrió con el aceite de oliva en la temporada pasada”. No obstante, Barato no cree que este fenómeno vaya a ocurrir de manera generalizada: “Hay sectores que están teniendo buenas cosechas, como ocurre con frutas y hortalizas. Ahí es posible que sí veamos precios estables”. 

“Yo creo que es pronto para elucubrar sobre el impacto que esto tendrá en el precio”, explican fuentes de la Unión de Pequeños Agricultores UPA, otra de las tres mayores asociaciones agrarias. Esta organización, que alerta de los estragos que está causando la sequía en el campo, cree que en términos de precios entran en juego muchos más factores, como el contexto internacional, el precio de las importaciones, la cantidad de stock que quede de la temporada pasada… y esperar a que llueva, que todavía podría salvar muchas cosechas. Esta organización señala además que la sequía no será generalizada: “No se puede hablar de catastrofismo en todo el campo, se va a seguir produciendo alimento”, apunta.

Esta coyuntura llega en un momento de enorme tensión en el supermercado. Los precios alimentarios subieron un 16,5% en marzo, respecto al mismo mes de 2022. Elevan la media productos como el azúcar, que está un 50% más caro; la leche, un 30%; el aceite, un 28%; los huevos, un 24%; los cereales, un 23%; los lácteos, un 20%, o la carne de cerdo, un 19%. La sequía también afecta a los productos de origen animal: si la hierba no brota, el ganado no come, lo que eleva la demanda de pienso, que sigue encarecido como consecuencia de la invasión de Ucrania. 

Cerrando el abril más seco desde que hay registros

El refrán “cuando en diciembre mucho llueve, buen año es el que viene” no está funcionando bien en 2023. Ni el de “en abril, aguas mil”. Pese a que el último mes de 2022 fue uno de los más húmedos de los últimos 12 años, y enero recogió ligeramente más precipitaciones que la media histórica, febrero, marzo y abril han secado el campo. Según las estadísticas pluviométricas, en febrero cayeron 20,9 litros por metro cuadrado de media en España. La media histórica entre 1982 y 2022 dice que en febrero cae de media 52,1 litros. En marzo, cifras similares: 21,7 litros por metro cuadrado frente una media histórica de 54,3. 

Aún no hay estadísticas cerradas del mes de abril, pero es evidente que el campo sigue igual de seco. Como publicó infoLibre este martes, 21 provincias ni han visto ni una gota de agua en lo que va de mes y es muy probable que cierre como el abril más seco desde que hay registros. En esta semana, que es la 17 del año, los embalses están al 41,9%. A estas alturas del año pasado, estaban al 46,9%. La media de los últimos cinco años, es de 56,4%, y de la última década: 64,4%.

La asociación COAG, junto con UPA y ASAJA conforman las tres grandes representantes agrarias, publicó hace unos días un informe demoledor. Las precipitaciones de este año hidrológico 2022-2023 –que empezó en octubre– ha llovido un 18,8% menos que en la media entre 1991 y 2020. El año hidrológico 2021-2022 cerró un 25,6% por debajo de los valores normales.

Aunque se prevé otro año duro, no todo está perdido. “Hay que esperar a ver lo que pasa en mayo. Tampoco todas las zonas tendrán la misma afectación por la sequía. De momento no hay que ser catastrofistas, en este momento aún hay cuencas que tienen agua para regar, aunque sea menos. Por ejemplo, habrá vendimia. No se perderá todo el cereal. No se puede decir que no se va a producir nada”, aclaran fuentes de UPA. Toca esperar al agua de mayo como agua de mayo. 

El estado de las cosechas por comunidades

La asociación agraria COAG ha elaborado un informe hace unos días que hace un repaso exhaustivo al estado de los principales cultivos. En general, estiman que se podría perder el 40% de las cosechas. El impacto que esto tendrá en los precios depende de otros factores, como el contexto internacional –la coyuntura en Ucrania podría relajar o tensar más los precios– o el comportamiento de las importaciones. "En condiciones normales, producimos en torno de 18 a 20 millones de toneladas de cereal e importamos entre 10 y 12 toneladas más", explica Pedro Barato, de Asaja. "Lo que no podemos hacer es importarlo todo porque fuera salga más barato. ¿Qué hacemos con los agricultores? ¿Y con los transportistas?", se pregunta.

Según el informe de COAG, Murcia afronta una de las situaciones más graves. Los cereales ya se dan totalmente por perdidos. Los leñosos (como por ejemplo, los cítricos), serán los próximos afectados si no llueve de manera urgente, lo que podría incluso matar al árbol en las zonas de menor altitud. La ganadería extensiva se encuentra en estado de “abandono”, con explotaciones en venta, mientras las reservas hidráulicas están bajo mínimos, lo que provoca cortes de agua. 

La zona de secano de la Comunidad Valenciana arrastra una situación similar. Las escasas precipitaciones de las últimas semanas ya han sido dilapidadas y el riego supone un alto coste para el agricultor. 

En Extremadura se da por perdida el 90% de la cosecha de cereales en gran parte de la comunidad. La dehesa de Badajoz no tiene pasto para el ganado ni agua para beber. Sobre viñedos, árboles frutales y olivares, hay que esperar a las próximas semanas. Estos últimos, destaca el informe, fueron muy afectados por las heladas de enero, algo que podría reducir la producción.

En Castilla-La Mancha el 100% de los cultivos se encuentra en alguna situación de sequía. Los herbáceos (cereales, legumbres, patatas, algodón..), están en una situación de grave riesgo. No obstante, los frutales sí están aguantando gracias a las reservas de agua. En Castilla y León la necesidad de lluvia es “crítica” tanto para el cereal sembrado como para el que está por sembrar. Requiere de lluvias urgentes en los próximos días. El sistema Pisuerga se encuentra a un exiguo 33% de su capacidad, lo que inhibirá la siembra de cultivos que requieran grandes cantidades de agua, como la remolacha o el maíz.

En Andalucía lo están pasando excepcionalmente dos comarcas: La Janda, en Cádiz y la Sierra de Segura, en Jaén, que lideran un ranking de otras nueve comarcas en “sequía extraordinaria”, y otras 28 en “sequía moderada”. La consecuencia de esto es que el cereal se ha perdido, a excepción de algunas zonas más frescas, donde se podrá recuperar el 30% de la cosecha. El girasol está a punto de florecer, aunque se espera una producción limitada. Las legumbres también se encuentran en situación crítica.

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La Comunidad de Madrid también se encuentra en una situación preocupante. El cultivo del cereal en los terrenos de secano no se está desarrollando bien y lo poco que sale está “siendo comido por los conejos”, en palabras textuales de la organización agraria elaborara el informe. Solo se salva la comarca Lozoya-Somosierra, cerca de la sierra, al ser más fresca y al estar abastecida por las nevadas de invierno. En La Rioja, la situación especialmente preocupante se da en la cuenca del Idarrua, donde los cultivos frutales, viñedos y de cereal están en riesgo.

En Cataluña también hay una situación preocupante de sequía, donde los regantes se enfrentan a límites para hidratar sus cultivos, lo que puede reducir los rendimientos normales de las cosechas. 

En Aragón, sin embargo, aunque hay preocupación, hay una situación normal en el campo, sin sequía. El agua embalsada es de 58,03%, frente a la media de los últimos 10 años de 73,42% por estas mismas fechas. Es menos agua, pero aún hay para regar. La situación del cereal y de las legumbres, como los garbanzos o las lentejas, sí es grave y necesita precipitaciones urgentes en estas semanas para sobrevivir. De una manera similar, en Navarra preocupa que los embalses estén al 60%, cuando por estas fechas suele estar en torno al 85%. Los terrenos de cereales del sur de la comunidad están afectados.

Aunque una parte considerable de los problemas de los precios de los alimentos vienen de la invasión de Ucrania, no explica todos. Hay otras causas específicas que han hecho mucho daño a sectores concretos, que arrancan esta temporada arrastrando problemas de la anterior. Es el caso del aceite de oliva: las sequías de mayo y junio quemaron la flor del olivo en gran parte del país, lo que provocó una subida de precios aún mayor. O de los huevos, que se encarecieron tras la muerte repentina de decenas de millones de gallinas en Europa, por un brote de gripe aviar. Las sequías, en caso de prolongarse, podrían ser otro obstáculo la moderación de los precios, que en general, siguen por las nubes.

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