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El negro historial de Credit Suisse: una veintena de escándalos financieros en las últimas dos décadas

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Si se supone que el mayor activo de un banco suizo es la discreción, Credit Suisse debería estar hundido en los números rojos. Porque su historial de escándalos es largo en el tiempo, se extiende por todo el globo y abarca un abanico demasiado amplio de tipos penales. Desde Nigeria hasta Rusia, desde El Vaticano hasta Wall Street. Blanqueo de dinero, corrupción gubernamental, fraude fiscal, estafas con las hipotecas basura… Ni siquiera falta la yakuza japonesa, la compañía brasileña Odebrecht o la pesca del atún.

El banco Credit Suisse mantuvo cuentas de dictadores, criminales y políticos corruptos de todo el mundo

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El banco suizo, que resalta su respeto a las normas internacionales y presume de haberse gastado millones en contratar a cientos de especialistas en cumplimiento normativo, no ha dejado prácticamente ni un año de los 22 que van de siglo sin aparecer en un vergonzoso desaguisado financiero.

Esta información forma parte de la investigación periodística Suisse Secrets, basada en una filtración realizada hace más de un año al periódico alemán Süddeutsche Zeitung por una fuente anónima. Se trata de datos sobre más de 18.000 cuentas abiertas en el banco Credit Suisse. En la investigación han participado 48 medios y 163 periodistas de 39 países, coordinados por la organización OCCRP (Organized Crime and Corruption Reporting Project) y el Süddeutsche Zeitung. infoLibre es el único medio español que forma parte de este proyecto. [Puedes ver aquí la lista con los medios que participan en Suisse Secrets y las claves del proyecto, leer aquí las motivaciones que llevaron a la fuente a realizar la filtración y consultar aquí la versión oficial del banco].

A continuación se resumen los más destacados fiascos de Credit Suisse:

  • Credit Suisse fue multado en al año 2000 por las autoridades bancarias suizas con 750.000 francos suizos –722.255 euros– por violar las normas sobre blanqueo de capitales y aceptar 200 millones de euros de la familia de Sani Abacha, que fue presidente de Nigeria entre 1993 y 1998. El dinero procedía del expolio que Abacha había llevado a cabo en su país y fue reclamado después por el Estado nigeriano.
  • Un tribunal francés sentenció en 2001 a cinco empleados de Credit Suisse que actuaban en nombre de Alfred Sirven, antiguo director general de Elf, la petrolera pública gala, quien también fue condenado a cinco años de cárcel. Los trabajadores del banco suizo habían ayudado al directivo galo a blanquear 450 millones de francos suizos entre 1989 y 1993.
  • Un año más tarde, el escándalo saltó en Argentina, donde la filial de Credit Suisse, Banco General de Negocios, también ayudó a un buen número de potentados locales a saltarse el corralito, el bloqueo de fondos impuesto por el Gobierno de Fernando de la Rúa, y trasladar sus fortunas a paraísos fiscales. Unos 70 millones de dólares salieron de Argentina en apenas dos meses. El presidente del Banco General de Negocios, José Rohm, fue acusado de blanqueo de dinero, fuga de capitales y asociación ilícita.
  • En 2004 fue una investigación internacional sobre la mafia japonesa, la yakuza, la que puso en el disparadero a Credit Suisse: en Zúrich se incautaron 57 millones de dólares.
  • EEUU multó en 2009 a Credit Suisse por mover desde Nueva York cientos de millones de dólares de forma ilegal en nombre de clientes de países sometidos al régimen de sanciones de Estados Unidos, como Irán o Sudán. Desde 2002 hasta 2006, el banco suizo procesó más de 700 millones de dólares en pagos que violaban esas sanciones. El fiscal general de EEUU, Eric Holder, no pudo contener su estupor: “Tanto por su alcance como por su complejidad, la conducta delictiva de Credit Suisse en este caso es simplemente asombrosa”.
  • El banco suizo también blanqueó fondos procedentes de Rusia. En 2011 fue vinculado al caso Hermitage Capital, un fraude de 230 millones de dólares denunciado por un abogado ruso que había muerto en la cárcel en circunstancias sospechosas dos años antes. Unos 24 millones de dólares pasaron por cuentas de Credit Suisse pertenecientes a sociedades ficticias.

Fraude fiscal, préstamos hipotecarios

  • Tras comprar un disco duro con información de cientos de evasores fiscales, el Gobierno de Renania del Norte-Westfalia registró 13 sucursales de Credit Suisse en Alemania. Las autoridades federales abrieron entonces una investigación sobre 1.100 clientes y empleados del banco, sospechosos de ocultar dinero a Hacienda. El banco pagó 150 millones de euros al land de Renania del Norte-Westfalia para cerrar el caso.
  • En EEUU Credit Suisse tuvo varios tropiezos más. Y todos muy serios. En 2012, la SEC (el equivalente a la CNMV) acusó a cuatro directivos del banco suizo de sobrevalorar de forma fraudulenta los precios de bonos de alto riesgo por importe de 3.000 millones de dólares. Fijaron precios por encima del mercado para que Credit Suisse obtuviera beneficios. Ese mismo año, la SEC también le acusó de engañar a los inversores en las ofertas de RMBS, unos bonos respaldados por préstamos hipotecarios. El banco tuvo que pagar 120 millones de dólares a la SEC, pero ni admitió ni negó las acusaciones. Además, en 2014, ocho ejecutivos del banco en EEUU fueron acusados de ayudar a sus clientes a crear sociedades ficticias para ocultar cuentas no declaradas y hacer falsas declaraciones de impuestos. El Departamento de Justicia de EEUU le reclamó 2.600 millones de dólares.
  • Dos años después, la SEC volvió a multar a Credit Suisse, esta vez por engañar a los inversores que utilizaban su plataforma dark pool, que permite ejecutar operaciones de forma anónima. Fue condenado a pagar multas por un importe total de 84,3 millones de dólares. También en 2016, otro organismo federal, la Autoridad Reguladora Financiera (Finra), sancionó al banco suizo con 16,5 millones de dólares por infringir las leyes sobre blanqueo de capitales. Sus empleados no verificaban las operaciones de dinero potencialmente sospechosas. En abril de 2021, Credit Suisse pagó 345.000 dólares para anular el proceso por sus “deficiencias en la supervisión”.

De Asia a África

  • En Singapur tuvo igualmente un par de fiascos. En 2013 fue por su filial de banca privada Clariden Leu, que trabajaba con una firma gestora de grandes fortunas de la ciudad-estado asiática, Portcullis TrustNet. Ambas crearon más de 700 empresas ultrasecretas en paraísos fiscales. Cuatro años más tarde, las autoridades de Singapur multaron a Credit Suisse por el escándalo 1MDB, el fondo de inversión creado por el primer ministro de Malasia, Najib Razak. Este fue condenado a 12 años de cárcel por haber desviado a sus cuentas privadas 4.000 millones de euros de ese fondo, que se lavaron con ayuda de Credit Suisse y otros bancos suizos.
  • Credit Suisse también ha aparecido implicado en algunos de los más sonados casos de corrupción de América Latina. En el escándalo Lava Jato, de Brasil, sobornos por importe de 1.000 millones de dólares se enviaron a cuentas bancarias suizas. Las empresas públicas brasileñas Petrobras y Odebrecht estaban en el centro de la trama. En 2016 la empresa pública implicada era Petróleos de Venezuela (PDVSA). Miles de millones en fondos llegaron a Estados Unidos y España a través de cuentas bancarias suizas para ser invertidos en inmuebles y empresas. La mayoría de estas operaciones fraudulentas procedían de Clariden Leu, la filial de banca privada de Credit Suisse.
  • En Europa, Credit Suisse apareció en el centro de un caso de evasión fiscal internacional que implicaba a 55.000 cuentas bancarias sospechosas en Reino Unido, Alemania, Países Bajos, Francia e incluso Australia. Fue en 2017. Las autoridades holandesas habían recibido de un informante los nombres de 3.800 titulares de cuentas bancarias. Tres años después, en Bélgica la fiscalía descubrió que el banco había ayudado a 2.600 clientes a evadir impuestos entre 2003 y 2014.
  • Tampoco falta África. Una cuenta de Credit Suisse se utilizó en 2017 para pagos dudosos mientras una empresa con sede en Amberes (Bélgica) trabajaba con la Autoridad Portuaria de Nigeria en el dragado de un río y un canal en ese país. En Angola, el banco suizo se vio implicado en un caso de blanqueo de capitales y fraude masivo alrededor del Banco Espirito Santo portugués. De los cientos de millones que el presidente de la filial angoleña de este banco desvió, 47,5 millones de dólares terminaron en una cuenta del Credit Suisse en Zúrich a nombre de una empresa de Luxemburgo llamada World Property. Y en Mozambique, tres empleados del banco, Andrew Pearse, Surjan Singh y Detelina Subeva, organizaron préstamos por valor de 2.000 millones de dólares para financiar una pesquería estatal de atún, que después desviaron a sus propios bolsillos. El exministro de Finanzas de Mozambique, Manuel Chang, también fue acusado de participar en la trama.

Ejecutivos estrella

  • Más corrupción. En Hong Kong, la filial del Credit Suisse pagó en 2018 una sanción de 47 millones de dólares por conseguir negocios a cambio de contratar a funcionarios chinos o a sus familiares.
  • Y un drama. Ese mismo año, Patrice Lescaudron, gestor personal del banco en Ginebra, fue condenado a cinco años de prisión por fraude y falsificación. Confesó que cortaba y pegaba firmas de clientes, todos ellos ciudadanos ricos del Este de Europa, para desviar dinero y hacer apuestas en Bolsa sin su consentimiento. Él ganó 32 millones de dólares, pero hizo perder a sus clientes 152 millones de dólares. Entre ellos, el ex primer ministro de Georgia Bidzina Ivanishvili y el oligarca ruso Vitaly Malkin. Credit Suisse alegó que ningún otro empleado estaba involucrado en las operaciones de Lescaudron, pero los abogados de Ivanishvili sostenían que los responsables del banco conocían las actividades de quien pasaba por ser su gestor estrella para Rusia y, no sólo no hicieron nada, sino que además continuaron cobrando comisiones por los productos financieros que vendían. Lescaudron se suicidó en julio de 2020.
  • Un año más tarde, otro empleado estrella del banco, Igbal Khan, saltó a las primeras páginas de los periódicos. Khan abandonó el banco en julio de 2019 para marcharse a la competencia, UBS. En septiembre demandó a Credit Suisse tras enfrentarse en las calles de Zúrich con tres detectives privados que le seguían a él y a su mujer. El banco le había puesto bajo vigilancia porque sospechaba que iba a llevarse a UBS a clientes y a parte de la plantilla. Después, admitió que había contratado a una firma de investigadores privados para vigilar a otro ejecutivo, Peter Goerke, y que ambos casos habían sido ordenados por su jefe de operaciones, Pierre-Oliver Bouée, que fue despedido. Sin embargo, el escándalo y la consiguiente investigación del Supervisor del Mercado Financiero suizo (Finma) terminaron con la salida del consejero delegado de Credit Suisse, Tidjane Thiam, en febrero de 2020. En julio de 2021, el banco llegó a un acuerdo extrajudicial con Iqbal Khan.

Del Vaticano a la mafia búlgara

  • Ni el Vaticano se escapa de la historia negra de Credit Suisse. Entre 2013 y 2014 la Secretaría de Estado suscribió un préstamo de 200 millones de dólares con el Credit Suisse para invertirlos en Athena Capital, el fondo luxemburgués de un empresario italiano residente en Londres, Raffaele Mincione. La mitad de esa cantidad se invirtió en una promoción inmobiliaria de lujo en la capital británica y la otra, en operaciones bursátiles. La Santa Sede terminó registrando importantes pérdidas y figurando como única propietaria del edificio. Además, el préstamo estaba garantizado por una cartera de valores “derivada de donaciones” para los pobres –El Óbolo de San Pedro– que se mantenía en una sucursal del banco suizo en Lugano. Credit Suisse era el banco depositario de la cartera, pero no asesoraba sobre las inversiones. Entre los acusados del mayor juicio por corrupción y malversación de la historia del Vaticano, que celebrará una nueva vista el próximo 28 de febrero, se encuentran el cardenal Angelo Becciu, número dos de la Secretaría de Estado vaticana, junto a otras nueve personas, entre empresarios y funcionarios de la Curia romana.
  • Fue en 2020 cuando la fiscalía suiza acusó a Credit Suisse de blanquear dinero de una organización criminal búlgara, cliente del banco durante casi 20 años. El banco no había sido muy diligente a la hora de cumplir los protocolos internacionales para impedir el lavado de dinero procedente del crimen. El Tribunal Penal Federal le condenó a pagar una multa de 5,5 millones de dólares.

Horta-Osório da la puntilla a un 2021 negro

  • Las más recientes manchas en el expediente de Credit Suisse se llaman Archegos y Greensill Capital. El primero, un fondo de inversión familiar, hizo perder a Credit Suisse 5.000 millones de dólares, tras derrumbarse los valores en los que Archegos había invertido mediante arriesgados derivados financieros. Los sistemas de control de riesgos del banco suizo no funcionaron. Pese a que fueron destituidos la directora de Riesgos y el director del banco de inversión, el Supervisor Financiero suizo abrió un procedimiento civil contra Credit Suisse. También el banco japonés Nomura y UBS perdieron millones con Archegos, pero el fiasco de mayor cuantía correspondió a Credit Suisse.
  • El pinchazo de Greensill Capital también acarreó despidos de ejecutivos, la apertura de una investigación por la Finma e incluso de otro proceso penal en el cantón de Zúrich. Credit Suisse Asset Management supervisaba 10.000 millones de dólares de fondos que invertían en los activos de financiación comercial de Greensill, dedicada a ayudar a las empresas a pagar a sus proveedores. Pese a que se consideraba una inversión segura, las prácticas financieras de Greensill acabaron mal y forzaron la congelación de esos 10.000 millones por parte de Credit Suisse. Mientras, los inversores demandaron al banco, que se esfuerza aún por devolver el dinero. En septiembre anunció que había recuperado 6.300 millones de dólares, pero advirtió de que tendría dificultades para reintegrar el resto. El entonces presidente de Credit Suisse, Urs Rohner, renunció a su bonus de 2020, 1,5 millones de francos suizos, y el consejo de administración no cobró primas. Pero el gesto sirvió para poco. El 30 de abril Rohner cedió los mandos del banco a António Horta-Osório, ex director general del británico Lloyd’s y ex director de Santander en Reino Unido.
  • Sin embargo, Horta-Osório no ha conseguido traer la paz a Credit Suisse. Anunció que llegaba al banco para reforzar el control de riesgos y la rendición de cuentas, pero apenas nueve meses después de acceder al cargo tuvo que dimitir por vulnerar las normas de cuarentena del covid en Reino Unido. El ejecutivo había regresado a Suiza desde el Reino Unido el 28 de noviembre de 2021 y salió hacia Madrid antes de que se cumpliera el periodo de cuarentena de 10 días. El banco lo reconoció y abrió una investigación: Horta-Osório había roto la cuarentena también en julio al asistir a la final de tenis de Wimbledon en Londres. “Lamento que una serie de acciones personales hayan provocado dificultades al banco y comprometido mi capacidad para representar al banco interna y externamente”, se disculpó el ejecutivo en un comunicado. “Por tanto, creo que mi dimisión es en interés del banco y de sus accionistas en este momento crucial”. Más que crucial, peligroso: las acciones de Credit Suisse han perdido un 36% de su valor desde que, con una diferencia de apenas dos semanas, estallaron los casos Greensill y Archegos hace un año.

Si se supone que el mayor activo de un banco suizo es la discreción, Credit Suisse debería estar hundido en los números rojos. Porque su historial de escándalos es largo en el tiempo, se extiende por todo el globo y abarca un abanico demasiado amplio de tipos penales. Desde Nigeria hasta Rusia, desde El Vaticano hasta Wall Street. Blanqueo de dinero, corrupción gubernamental, fraude fiscal, estafas con las hipotecas basura… Ni siquiera falta la yakuza japonesa, la compañía brasileña Odebrecht o la pesca del atún.

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