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Decenas de miles de trabajadores españoles viven explotados en Países Bajos en el epicentro de la logística europea

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La opinión pública no les presta atención en España, pero de este problema lleva hablándose desde hace al menos tres años: en 2019 se movilizó incluso la televisión, interesada en saber por qué miles de jóvenes españoles malvivían en cámpings insalubres de Países Bajos. O en por qué muchos no solo no ahorraban dinero sino que tenían que pagar a su ETT más de lo que ganaban en el sector logístico. El nuevo fenómeno migratorio hacia Holanda empezó en la anterior crisis (2008-2014) pero se ha exacerbado en los últimos años por la digitalización del sector -un monstruo en Holanda- y, últimamente, por el covid-19 que ha disparado el e-commerce a niveles inimaginables. Hoy el 90% de los productos que consumimos pasa por un almacén, según el sociólogo David Gaborieau, y eso tiene consecuencias laborales terribles para decenas de miles de españoles en el país de los tulipanes. 

Proliferan quejas de veinteañeros atraídos por promesas de un sueldo decente que al final se queda en migajas, de trabajadores españoles que cambian semanalmente de alojamiento de manera forzosa, de episodios puntuales de violencia, de despidos sin motivo aparente. Se dan problemas con la inmigración polaca -que llegó antes que la española-, episodios racistas con superiores holandeses (muchos se refieren a los españoles como "manitos") y casos de gente que se larga a Holanda a vivir con la promesa de que empaquetaría productos y está en casa sin trabajar y sin cobrar. 

Por el contrario, están quienes denuncian jornadas extenuantes de 18 horas sin descanso con achaques para la salud o llamadas para incorporarse al trabajo con media hora de antelación. Y planeando sobre la organización laboral de los contratados vía ETT, hay incluso un algoritmo llamado Isabel que mide el rendimiento de los expatriados de forma arbitraria, y en consecuencia decide su despido si considera que la productividad es baja. Todo este mejunje ha sido recogido en un monumental trabajo sociológico publicado el pasado mes de noviembre por la Fundación Primero de Mayo, de CCOO: Bienvenidos al Norte: Explotación de la nueva emigración española en el corazón logístico de Europa. Un epicentro marcado por el Puerto de Rotterdam, el más grande de Europa. 

infoLibre ha contactado con los autores del documento, coordinado por el profesor de la Universidad Complutense Pablo López Calle; con la embajada española en Países Bajos, que ha tomado conciencia del problema y habilitó en mayo un apartado en su web titulado Cuidado con las ofertad de empleo a través de Empresas de Trabajo Temportal (ETTs) en Países Bajos; con varias Empresas de Trabajo Temporal denunciadas por explotación, como Covebo o T&S o Team Tempo, que no han respondido a este medio. Y con una quincenade afectados españoles, a los que eufemísticamente se denomina flexworkers, llamados en su día por los cantos de sirena de un buen salario en un país de tradición abierta y liberal. Muchos de los testigos no han querido hablar y otros han pedido después que se les cambie el nombre por miedo a represalias. Y otros, que se borre directamente el testimonio que habían prestado horas antes.

Las ETT mencionadas trabajan con multinacionales: Bol.com (el Amazon holandés, nueve millones de usuarios al año), Ingram Micro o Solvus. Para agravar la presión logística, Amazon acaba de construir su gran centro de distribución en la frontera germano-holandesa -sexto en Europa- y el gigante chino AliBaba construirá en Lieja (Bélgica) su centro de logística, el EWTP (Electronic World Trade Platform), la primera plataforma de e-commerce de Europa. 

El estudio cifra en 50.000 el número de residentes españoles, censados o no. El hecho de estar registrado en un ayuntamiento es un trámite crucial para obtener derechos como el acceso a la Sanidad, un problema recurrente entre los expatriados. Porque mucha gente está sin registrar, una práctica ilegal que fomentan las agencias de colocación al cambiar permanentemente de alojamiento a los expatriados, de manera forzada y de cámping en cámping. El informe de la Primero de Mayo cita un artículo de prensa que dice que Holanda no tiene localizados a 2,3 millones de trabajadores inmigrantes. La mayoría de la comunidad española pasará allí la Navidad porque es el periodo en que la logística está en su apogeo. 

El de los españoles es "un colectivo del que no se sabe prácticamente nada respecto de los motivos de la migración, sus condiciones de vida y trabajo, su integración social y sus intenciones", cita el estudio a partir de la encuesta The New Immigrant Survey del año 2018 en Holanda. Tan grande es la comunidad que, en los sondeos sobre nuevas tendencias migratorias, las nacionalidades china y marroquí se han caído de las encuestas y se ha incluido la española. Por delante solo hay polacos, turcos y rumanos, si bien la población procedente de Marruecos, Surinam o Antillas Holandesas (las dos últimas ex colonias) copan el grueso de los migrantes.

Los problemas se dan nada más llegar. Erica llegó procedente de Valencia en 2017, siguiendo los pasos de su amiga Rosa. Ambas tenían Bachillerato y apenas 20 años. "El contacto español de la ETT (Covebo) me dijo que me recogería en el aeropuerto de Schipol, Ámsterdam", cuenta la primera. "Antes de embarcar, de repente me envía un WhatsApp diciendo que no podría ir a buscarme y me adjunta los siete enlaces de tren que me llevarían a un pueblo perdido. Al sexto tren me perdí y pagué 200 euros por un taxi". Al llegar no tenía cama y tuvo que dormir en un sofá en la habitación compartida de su amiga. El contacto español -que Erica identifica pero pide no dar su nombre- introduce una nueva figura: la del explotador al servicio de las ETT que se mueve al filo de la legalidad explotador entre ambos países.

La nueva servidumbre capitalista

A partir de aquí, ambas describen una movilidad laboral y residencial desquiciante. "Saltabas de una empresa cárnica a hacer cualquier otra cosa relacionada con la logística. Teníamos problemas de espalda por el frío que hace en los almacenes. Llorábamos al ver nuestras nóminas". Contactaron con un abogado porque al cobrar "te quitaban impuestos que no existían". Sobre el alojamiento, empezaron en un "bungalow en un cámping relativamente decente" que compartían con otros inmigrantes. Luego, cada semana les trasladaban a un cámping peor ("camas sin sábanas", "casas marcadas por una cruz roja para identificarnos") hasta que finalmente les alojan en un psiquiátrico abandonado en medio de la nada, sin Internet y completamente deteriorado. Convivían una quincena de personas, polacos y españoles, y relatan casos de violencia de género entre los polacos

Para López Calle, que la explotación masiva a trabajadores españoles no haya causado aún un revuelo sigue siendo una "incógnita". "Con la logística hay una gran aceptación por parte de la opinión pública: al abaratarse los costes, hay una sensación de participar del beneficio al comprar. Es un poco como criticar el modelo laboral de los rider y encargar comida para llevar a un mensajero precario en su bici, no deja de ser una contradicción social", razona. El equipo investigador hizo varias estancias en Países Bajos durante un año y medio.

Antonio Pedreño, profesor de Sociología de la Universidad de Murcia y co-autor, detalla la experiencia de ver funcionar el puerto de Rotterdam. "Al final del dique entraba a puerto un inmenso buque lleno de containers, un Maesrsk clase Triple E, de los más grandes del mundo, equivalente a varios cientos de camiones trailer". El problema viene después porque, una vez se descargan, las mercancías pasan a los numerosos centros de logística en un radio de 70 kilómetros alrededor de Rotterdam, que es donde principalmente faenan los españoles.

"Quienes distribuyen esas mercancías por media Europa parece que no existieran", denuncia Pedreño. "Carecen de política migratoria, son trabajadores desafiliados malviviendo en cámping o albergues, o en el mejor de los casos, alquilados en viviendas compartidas, y siempre, siempre esperando que ese día los llamen a trabajar. Son una nueva servidumbre bajo mando capitalista".

A puñetazos en zonas comunes

La Consejería de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social de la Embajada de España en Países Bajos recibió 102 quejas en 2019, "la mayoría relacionadas con problemas laborales", revelan en el organismo. "Los españoles se quedan con una idea falsa, que les van a pagar 1.600 euros", dicen fuentes del Ministerio de Exteriores consultadas por este medio. "Luego vienen por ETT, se les aloja en varios sitios, se les quita dinero por todos lados de la nómina y se frustran", agregan estos consultados. En ocasiones les sale a pagar dinero a la empresa. "La realidad es que en ningún momento las ETT te garantizan que vayas a trabajar 40 horas semanales y a las nóminas les dan luego un tijeretazo que les impide ahorrar".

Los datos de la Embajada arrojan unos 49.000 españoles inscritos y otros 5.000 que no lo han hecho ante ningún ayuntamiento. Varias fuentes confirman que muchos de los españoles recientemente instalados en Países Bajos son ciudadanos de origen venezolano con nacionalidad española, confirmando el auge de la inmigración venezolana en los últimos años. 

El desahogo de muchos españoles se produce en páginas de Internet: "Me vine hace mes y medio a trabajar a una ETT. Me prometieron coche para desplazarnos al trabajo pero no me dieron nada. A mi y a otros nos metieron en unas habitaciones compartidas y llenas de mierda, con uno de recepción súper racista con todo lo que no fuera raza aria", contaba recientemente un usuario en Facebook. "Hemos tenido que aguantar peleas a puñetazos en zonas comunes de hoteles, residencias o cámpings. Y cualquier excusa es buena para dejarte en la calle, como me ha pasado a mi: entraron de noche en los cuartos sin avisar y me pillaron una bolsita con dos petas. Estamos en un Airbnb desde hace semana y media, pero nos piden 2.500 euros por quedarnos en diciembre, una locura...  Si alguien sabe de alguna habitación o estudio asequible, por favor, háganmelo saber".

Los autores del estudio han hablado con casi un centenar de expatriados. Uno les cuenta su experiencia en los bungalow:  "El grupo de seguridad [del cámping] era totalmente atroz. Yo no fumo pero recuerdo un chaval que conocí en el siguiente camping que era argentino, que fumaba y le pillaron fumando un porro, fuera de su vivienda. Y paliza y al hospital directamente. Una cosa tremenda". El profesor Pablo López Calle afirma tener documentados "casos de brotes psicóticos y consumo de ansiolíticos por el nivel de incertidumbre sobre si me llamarán o no, no saber con qué personas vas a convivir… ".

El algoritmo que juzga la desmotivación

Cristian Bailén, ex trabajador de la agencia T&S y creador del grupo de Facebook, Españoles en Tillburg (más de mil seguidores), sufrió en sus carnes a las agencias de colocación antes de regresar a España y poner rumbo a una vida mejor. "La High Season (temporada alta) es a partir de septiembre y alcanza su pico en noviembre-diciembre. A partir de enero, solo consiguen quedarse o quienes hablan inglés o quienes trabajan mucho y bien. Estos últimos pueden encontrar buenos trabajos. La mayoría, el 90%, termina regresando a España". Bailén apunta a lo que para él es el gran obstáculo: "Si no te registras, no puedes afiliarte a un sindicato, no puedes acceder a la Sanidad. No estás, en definitiva, en Holanda. La ley holandesa dice que tienes que ser informado de la opción del registro en el lugar donde te ofrecen trabajo. Eso no ocurre y te mueven de un lado para otro. Las autoridades españolas no hacen nada". 

El algoritmo Isabel mide la productividad de los trabajadoresIsabel . "El algoritmo que gestiona la vida laboral es Big Data que opera con memoria acumulada", explica el profesor López Calle. "Se basa en funciones matemáticas que toman decisiones en función del recuerdo de anteriores decisiones empresariales, incluidos los despidos. Juzga la desmotivación o la disciplina. Es racionalidad económica pero no empresarial. Se despidena trabajadores con ratios de productividad muy altos, porque la lógica de Isabel se mueve en el corto plazo".

Hay opiniones alternativas a la explotación. Marcos, que ha llegado a alcanzar rango de jefe o coordinador, dice estar "harto de ver a españoles con bajo nivel de inglés y que lo quieren todo hecho". "A la oficina me vienen quejas de todas las maneras, pero es cierto que hay problemas con los reclutadores en España que se traen a la gente a Holanda. La gente firma los contratos con las empresas sin leerlos antes y se convierten en flexworkers, personal disponible las 24 horas para lo que la empresa necesite".

La diferencia de Marcos con la mayoría es la cualificación: él tenía estudios universitarios y experiencia laboral en distintos países, lo que le permitió asimilar el ritmo y obtener unos ingresos. "He visto barbaridades, es cierto. Casos en los que el reclutador no estaba en contacto con la agencia en Holanda, envía gente y la deja tirada en Eindhoven. O una agencia que cogió a varios trabajadores y los metió en un almacén con colchones, un caso que terminó en juicio". Según este coordinador, "en Holanda se quedan un 2% de los que vienen".

El febrero de 2019, El País reportó la situación y contactó con un reclutador en España: "Llevo cinco años mandando gente a Holanda. Emigrar no es fácil", decía esta persona de los emigrados. "Pero algunos no acuden al trabajo, se drogan con marihuana y llegan a conducir en ese estado. Se les aloja en casas en las ciudades y en algún camping, pero pocos".

Ciudades impersonales

El informe de la Fundación Primer de Mayo aborda el problema global de la logística, y sitúa el "punto de partida" en 1975 en el G-6, la primera reunión de líderes de las economías mundiales celebrada en el Castillo de Rambouillet. En aquella discusión, en plena crisis capitalista, el entonces canciller alemán Helmut Schmidt tomó la palabra y aventuró lo que sucedería casi medio siglo después: “Dados los altos niveles de salarios en Europa, no puedo evitar creer que, a la larga, la industria textil tendrá que desaparecer. Los salarios del Este de Asia son muy bajos comparados con los nuestros. La industria textil alemana es viable, pero desaparecerá en diez o doce años”.

Desde entonces, Los centros de producción manufacturera se han ido deslocalizando a Asia de manera frenética mientras que los centros logísticos se han hecho fuertes en Europa. "Las viejas fábricas fordistas abandonarían el norte de Europa con destino al sudeste asiático. Los salarios bajos y los avances tecnológicos posibilitarían la producción de ingentes cantidades de mercancías que serían transportadas hacia Europa a través de los grandes barcos cargados de containers", resume el informe de CCOO. 

Como consecuencia de lo anterior, la morfología de muchas ciudades está cambiando rápidamente en torno a lo que se conoce como Northern Range europea: los puertos de Dunkerque, Zeebrugge, Gante, Amberes, Amsterdam y -el más importante- el puerto de Rotterdam debido a la velocidad que se exige al transporte (just in time) y a los hábitos de consumo, cada vez más fundados en comprar online. La creación de hubs logísticos ni muy cerca ni muy lejos de los grandes puertos multiplica el tamaño de las ciudades a base de polígonos impersonales dotados de enormes almacenes, algo que no es exclusivo de Europa: en el Corredor del Henares, Zaragoza, Vitoria, Miranda de Ebro o la Provincia de Jaén el monstruo logístico no para de crecer. Sus consecuencias serán impredecibles. 

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Cambio a mejor

La irrupción del covid-19 a comienzos de 2020 cambió un poco la situación. A mejor, detallan en la Embajada en La Haya. "El Gobierno de Países Bajos se puso en contacto con nosotros para repatriar lo antes posible y en las mejores condiciones a los empleados españoles, sobre todo a los que no tuvieran un contrato fijo ni los medios de aguantar en el país". Algunos testigos de esa operación relata que las autoridades de ambos países "se pusieron las pilas" para evitar males mayores. 

Los sindicatos holandeses se están haciendo eco de la situación, y la Federación de Sindicatos Neerlandeses (FNV, en el idioma local) ha tomado nota y está contactando con inmigrantes españoles para que se afilien y dispongan de los servicios de las organizaciones en defensa de sus derechos. Paralelamente, el diputado del Partido Socialista (SP, ideológicamente más cercano a Podemos que al PSOE) Emile Roemer ha presentado un informe ante el Parlamento de los Países Bajos para estrechar la vigilancia sobre las agencias que contratan trabajadores extranjeros para operar en el sector logístico. Según Roemer, "se dan casos en los que varios trabajadores son hacinados en una habitación. Esto tiene que terminar ya". 

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