Enel repartirá el 90% de los beneficios de Endesa tras asumir el negocio en América Latina

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Las empresas españolas cotizadas tienen fama de portarse muy bien con los accionistas. Las compañías del Ibex 35 mantienen de media un pay out (porcentaje del beneficio que se distribuye vía dividendos) del 60%, bastante por encima de mercados como el Euro Stoxx 500, donde la media no llega al 50%. Pero Endesa va a batir todas las marcas.

Tras el espectacular reparto de dividendos extraordinarios anunciado para 2014 (14.606 millones de euros), los planes de la compañía estatal italiana Enel, principal accionista de la eléctrica, incluyen que el porcentaje de beneficios a repartir alcance el 90% en 2015. En ese año, Endesa prevé obtener unos beneficios de 1.000 millones de euros.

Desde que Enel entró en Endesa en el año 2007, primero aliado con Acciona y más tarde como socio dominante con el 92% de las acciones (año 2009), la compañía italiana ha cobrado dividendos por su participación por más de 24.800 millones de euros, según la información remitida a la CNMV.

Dos dividendos extraordinarios

La cifra incluye los dos dividendos extraordinarios anunciados este año y supone un 62% de los 40.000 millones que invirtió en la que hasta 1998 fue la joya de la corona del sector público empresarial. Si de los ingresos por dividendo se descuenta lo que Enel ha destinado controlar directamente los activos latinoamericanos de Endesa (desembolsa 8.252 millones y recupera por dividendo 7.591), los dividendos cobrados respecto al total invertido en la compra se limitan al 42%.

Enel ha conseguido mucho en apenas cinco años. Además de recuperar buena parte de la inversión, se ha hecho con la joya de Endesa en América Latina —16.240 MW de potencia instalada que suponen el 41% de la compañía— y ha reducido a la que fue la primera eléctrica del país a un pequeño jugador de ámbito nacional.  Hay más rentabilidad en el horizonte: la italianaplanea la venta de un paquete de acciones de la empresa que, si alcanza el 22%, puede suponer un ingreso añadido de otros 5.000 millones.

Tradicionalmente, bancos y eléctricas han mimado a los accionistas con repartos de dividendos que, en ocasiones, sumados pagos en efectivo y en acciones, han sobrepasado en mucho los beneficios anuales. Tanta generosidad tiene su cara y tiene su cruz. Un reparto de beneficios moderado facilita dedicar el dinero no repartido a la caja o a expandir el negocio. A la larga, un pay out moderado puede asegurar un reparto estable de las ganancias y asegurar el negocio en años malos.Planes a corto plazopay out

Los planes de la italiana Enel, que controla un 92% de Endesa, son más a corto plazo. En resumen: asume los activos de Endesa en América Latina en una operación que no le supone apenas coste (paga 8.252 milones y recupera vía dividendo 7.600 millones); impulsa el reparto de otros 6.353 millones recurriendo a un préstamo y anuncia que el dividendo ordinario se incrementará un 5% en 2015 hasta llegar a un pay out del 90%. pay outEndesa ganó el pasado año 1.879 millones netos y prevé ganar 1.000 el año próximo y 1.100 en 2016.

Son mensajes destinados animar a los posibles inversores cuando se barajan planes para vender en Bolsa, mediante una OPV, un paquete de hasta el 22% de los títulos de Endesa. Analistas como los de JP Morgan han acogido con alborozo los repartos de dividendo en la compañía. Creen que la nueva Endesa, limitada al ámbito nacional, la que se centra solo en la Península Ibérica, tendrá un "crecimiento orgánico pequeño", pero un manejo de liquidez suficiente para no descartar nuevos repartos extraordinarios.

Para las empresas no rigen las recomendaciones de prudencia en el reparto de ganancias lanzadas por el Banco de España y la OCDE para el sector bancario. El "consejo" —en el caso del Banco de España, una recomendación es una orden— trata de limitar el pago de dividendos anuales en efectivo a un máximo del 25%. El objetivo es que la política de distribución de dividendos de las entidades de crédito se ajuste "al principio de cautela" y se oriente "a asegurar en todo momento un adecuado nivel de capitalización".

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Como consecuencia del reparto de dividendos, en octubre, cuando la compañía realice los dos pagos extraordinarios, el valor de la sociedad se reducirá en torno a un 47%. De una capitalización de en torno a los 31.270 millones de euros pasaría a valer en Bolsa 16.570 millones. Será una nueva compañía, destinada a ser un jugador nacional y muy alejada de los grandes conglomerados —tres de ellos estatales, la francesa EDF, la italiana Enel y la sueca Vattenfall, además de la alemana RWE— que orientan el mercado energético europeo.

La estrategia de Enel para Endesa no ha pasado desapercibida. El Gobierno la conocía desde julio porque se la explicó el presidente de la eléctrica en España, Borja Prado. Pero dio luz verde. "Industria no tiene nada que decir sobre operaciones en empresas privadas" sostienen en el departamento que dirige José Manuel Soria.

La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) se tomó más interés. Fuentes del supervisor admitieron hace unos días que analizaron la operación planteada por Enel en Endesa —explicada como una simple "reestructuración"— para analizar posibilidades de intervención. La conclusión fue que no existen herramientas legales para intervenir. La posibilidad de argumentar que la operación ponía en riesgo la seguridad del suministro fue descartada.

Las empresas españolas cotizadas tienen fama de portarse muy bien con los accionistas. Las compañías del Ibex 35 mantienen de media un pay out (porcentaje del beneficio que se distribuye vía dividendos) del 60%, bastante por encima de mercados como el Euro Stoxx 500, donde la media no llega al 50%. Pero Endesa va a batir todas las marcas.

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