El expresidente del Gobierno Felipe González se va a aburrir durante otro año como consejero de Gas Natural. González anunció su salida de la compañía hace apenas dos meses. Pero el cese lo tiene que ratificar la próxima junta de accionistas. Así que González tendrá que seguir "sufriendo" y cobrando un sueldo anual de 126.500 euros. Son las cosas que suceden a expolíticos de primera fila reconvertidos en consejeros de grandes empresas.
Otros políticos, más modestos, no pueden criticar el sillón en el que se sientan y por el que cobran. Menos aún si han encontrado acomodo en bancos y empresas tras prestar servicio en el equipo económico del Gobierno que perdió las elecciones en 2011, encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero.
Hasta media docena de altos cargos del área económica del Gobierno con Zapatero han encontrado abrigo en grandes compañías y entidades financieras. El último caso ha sido el del exsecretario de Economía con Elena Salgado, José Manuel Campa, fichado por Botín para el Banco Santander. El nombramiento, perfectamente legal puesto que Campa ha cumplido con los dos años de cuarentena, tiene ribetes polémicos.
Interlocución con la banca
Fuentes cercanas al expresidente Zapatero subrayan la estrecha labor de interlocución que tuvo Campa con los bancos nacionales. Estos no facilitaron precisamente una reacción rápida del Gobierno ante los problemas que afectaban al sistema bancario. Muy al contrario, impulsaron (con éxito) la idea de que el sistema financiero español era el más sólido de Occidente.
Tras la salida del Gobierno, Campa, sostienen las mismas fuentes, recibió un trato duro por parte del Ejecutivo de Rajoy. El nuevo equipo de Gobierno no apoyó su nombramiento como consejero del Banco Central Europeo. Por ello, añaden las fuentes, el fichaje ahora por el primer banco del país puede ser considerado una compensación por los malos ratos pasados.
Campa es ya el director del área de relaciones con inversores y analistas del grupo financiero presidido por Emilio Botín. Reportará a la división de gestión financiera y de relaciones con inversores del banco, que dirige José Antonio Álvarez.
El ex secretario de Estado, doctor en Economía por la Universidad de Harvard (EEUU), se encargará de gestionar y coordinar con los diferentes bancos del grupo Santander las relaciones con inversores, agencias de calificación crediticia y analistas. Un buen puesto.
Nuevo empleo
El nuevo empleo de Campa, aparentemente al menos, requerirá más dedicación que el que ocupa a la que fue su jefa en el Gobierno, Elena Salgado. La exvicepresidenta encontró acomodo en la empresa privada más rápido que Campa y con menos problemas. El nuevo Gobierno del PP autorizó la incorporación de Salgado a Chilectraincorporación, filial chilena de la eléctrica Endesa (propiedad a su vez de la italiana Enel). La Oficina de Conflictos de Intereses, dependiente del Ministerio de Hacienda, no encontró objeción alguna para que la exministra de Economía fichara por la empresa apenas tres meses después de salir del Gobierno.
La rapidez en el uso de la puerta giratoria entre política y empresa en el caso de Salgado fue notable. Formal y legalmente no hubo nada cuestionable. Tampoco lo hubo en el caso de su antecesor en el cargo, Pedro Solbes, vicepresidente y ministro de Economía y Hacienda de 2004 a 2009, fichado por el grupo italiano Enel como consejero justo al cumplirse el periodo de incompatibilidad de dos años previsto en la ley.
La incorporación de Solbes a Enel en 2011 (también es consejero de Barclays desde mayo del mismo año) fue muy criticada. Sorprendió incluso a quienes creían conocer al politico. No era extraño. En julio de 2007, en una entrevista en el EL PAÍS, el propio Solbes veía pocas posibilidades de convertirse en un ejecutivo.
"¿No le tienta la empresa privada? le preguntaba el entrevistador. "Llevo 40 años en el ámbito público", contestó Solbes, "la empresa privada es para profesionales de la empresa. Yo puedo asesorar, comentar, pero no soy un gestor privado".
Tintes de escándalo
El nombramiento como consejero de Enel adquirió tintes de escándalo porque Solbes formó parte de un Gobierno, el de Zapatero, que facilitó la solución Enel en la batalla empresarial en torno al control de Endesa que libraron Gas Natural y la alemana E.ON.
Ver másEl Consejo de Europa critica las “puertas giratorias” en España
Solbes, Salgado e incluso Campa son los casos más notables. Pero hay más. La que fue secretaria de Estado de Cambio Climático (2008-2011) en el Ministerio de Medio ambiente, Teresa Ribera, se incorporó a finales de 2012 a la empresa Isofotón, dedicada al negocio fotovoltaico. Ribera trabajó sólo ocho meses en la empresa. En conversación con InfoLibre, Ribera sostiene que su caso está alejado de lo que se puede considerar debate sobre"puertas giratorias" entre política y empresa.
Y su secretario general para la Prevención de la Contaminación y el cambio Climático (2004-2008), Arturo Gonzalo Aizpiri, se reincorporó a la empresa en la que trabajó desde los años, Repsol, al abandonar su tarea en la Administración.
Otros altos cargos han encontrado salidas de forma rápida y, aparentemente, sin dificultades como las que afectaron a Campa. Es el caso del ex secretario de Estado de Economía (2004-2009), David Vegara. Este, tras abandonar su cargo en economía se incorporó al Fondo Monetario Internacional (FMI) y, en 2012, al fondo europeo de rescate permanente, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), como subdirector gerente para la banca. Una carrera.
El expresidente del Gobierno Felipe González se va a aburrir durante otro año como consejero de Gas Natural. González anunció su salida de la compañía hace apenas dos meses. Pero el cese lo tiene que ratificar la próxima junta de accionistas. Así que González tendrá que seguir "sufriendo" y cobrando un sueldo anual de 126.500 euros. Son las cosas que suceden a expolíticos de primera fila reconvertidos en consejeros de grandes empresas.