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España, entre los países de la OCDE que menos ayudan a las familias en el IRPF, las cuotas sociales y las prestaciones

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La OCDE mide cada año la cuña fiscal sobre el trabajo de sus 35 estados miembros. Suma el impuesto sobre la renta que paga cada trabajador y las cotizaciones a la Seguridad Social de éste y de su empresa, y les resta las prestaciones familiares que recibe. Después lo divide entre los costes laborales, a su vez resultado de la suma del salario bruto y las cotizaciones sociales de la empresa. Según ese parámetro, la cuña fiscal o presión fiscal sobre el trabajo era en España del 39,5% en 2019, por encima de la media de la OCDE, que se queda en el 36%. Sin embargo, se encuentra muy lejos de los países que más gravan el trabajo: Bélgica, con un 52,2% de cuña fiscal, y Alemania, con un 49,4%. La carga sobre el trabajo llega en Francia al 46,7% y en Italia es del 48%. Incluso en Portugal es superior, el 41%. Por debajo quedan el Reino Unido, con un 30,9%, y Estados Unidos, con un 29,8%. Los países que menos impuestos cobran a trabajadores y empresas son Chile, sólo un 7%; Nueva Zelanda, un 18,8%, y México, un 20,1%.

El organismo multinacional también compara a sus 35 miembros según cada uno de los componentes de la carga fiscal sobre el trabajo. Así, resulta que España es el octavo país por la cola si se miden sólo los impuestos que paga el trabajador: el IRPF y las cotizaciones a la Seguridad Social. Equivalen a un 21,4% de su salario bruto, por debajo de la media de la OCDE, que se eleva al 25,9%. Sólo pagan menos en Nueva Zelanda, Israel, Suiza, Estonia, Corea del Sur, México y Chile. Alemania y Bélgica, en cambio, alcanzan el 39,3% del salario bruto. También Reino Unido y Estados Unidos superan a España, con un 23,3% y 24%, respectivamente. La clasificación es similar si se mira sólo el IRPF pagado por los trabajadores en cada país, que supone la mayor parte de la carga fiscal soportada.

La diferencia con el resto de la OCDE estriba, pues, en que, en España, la parte que la Seguridad Social cobra a las empresas es mayor, un 23%, muy por encima de la media de la organización, el 13,8%, y sólo superada por Italia, Francia –un 26,6%–, Suecia, Chequia, Eslovaquia y Estonia. En Nueva Zelanda no se pagan cotizaciones a la Seguridad Social y en Chile sólo las abona el trabajador –un 7%– que, por el contrario, no tributa por su salario a Hacienda.

España no sale bien parada de la comparación con el resto del club de los más ricos cuando se miden las prestaciones y deducciones fiscales de que disfrutan las familias. La OCDE analiza la diferente la carga fiscal que soportan los trabajadores solteros, las familias monoparentales y las familias con una o dos fuentes de ingresos según cobren el 67%, el 100% o el 167% del salario medio. En casi todos los países –menos en México y Chile– la presión fiscal sobre las familias es menor que sobre los contribuyentes solteros, gracias a las deducciones fiscales y a las prestaciones económicas que los gobiernos aplican a las primeras. Pero hay grandes diferencias.

En España, la suma de IRPF y cotizaciones sociales que debe pagar una familia con una fuente única de ingresos y dos hijos es sólo 5,3 puntos inferior a la que debe abonar un soltero sin hijos que cobre el salario medio: un 34,2% del sueldo bruto. Por el contrario, los países que más bonifican la paternidad son Luxemburgo –21 puntos porcentuales a favor de las familias–, Canadá –18,9 puntos–, Polonia –17,9 puntos– y Chequia –17,3 puntos–. En Alemania, la reducción fiscal es de 15,1 puntos respecto a un trabajador soltero, en Francia asciende a 9,9 puntos y en Italia, a 8,8. En Estados Unidos es de 11 puntos. La media de la OCDE –con una presión del 26,4%– es una ventaja fiscal respecto al soltero sin hijos de 9,6 puntos, casi el doble que la española.

La razón es que en España las familias no disfrutan de prestaciones universales por hijos de entre seis y 11 años, que son la categoría que analiza la OCDE. Tampoco las hay en Alemania, Portugal, Turquía, Islandia, Australia, Estados Unidos, México y Nueva Zelanda.

Ayudas escasas

En España existen dos millones de familias monoparentales. Si no superan determinados niveles de renta, pueden percibir una ayuda anual de 1.000 euros. La prestación por hijo a cargo, que va a ser sustituida por el Ingreso Mínimo Vital, asciende a 588 euros anuales, pero es una de las más bajas de la Unión Europea. Además, el IRPF incluye un mínimo por hijos que no está gravado, el cheque familiar –una deducción 1.200 o 2.400 euros no sólo para familias monoparentales sino también numerosas– y otras desgravaciones adicionales en los tramos autonómicos del impuesto.

La Comisión Europea ha llamado la atención a España en repetidas ocasiones por la pobreza de sus ayudas a las familias. En concreto, en los informes del Semestre Europeo destaca que España tiene el menor apoyo de toda la UE en prestaciones por hijo. No sólo su cuantía es escasa sino que, además, se dirige a los ingresos más bajos mientras que las deducciones fiscales benefician a los más ricos. En 2019 la prestación por hijo creció un 17% tras permanecer años congelada, pero a la Comisión Europea la subida le parece insuficiente.

Al hacer la comparación con una familia de dos hijos en la que los dos progenitores trabajen, uno por el salario medio y otro por el 67% de ese sueldo, la cuña fiscal española –un 36,5%, sólo tres puntos menor que la de un soltero sin hijos– vuelve a quedar por encima de la media del club, el 30,5%. Por encima, Bélgica –44,5%–, Alemania –42,5%– e Italia –41,9%–. Pero son mucho más generosos que el español también los esquemas fiscales para las familias en Dinamarca –30,7%–, Holanda –29,3%–, Reino Unido –26,6%– o Estados Unidos –24,1%–.

También se puede dar la vuelta al dato para hacerlo más gráfico: una familia de dos hijos donde los dos progenitores trabajan cuenta en Chile con un salario disponible del 93,3%, pero del 68,9% en Alemania y del 82,5% en España, pues los padres pagan por el IRPF y como cotización a la Seguridad Social un 17,5% de sus sueldos brutos. Claro que en Alemania los ingresos antes de impuestos y cotizaciones de la pareja ascienden de media a 98.228 euros y en España se quedan en 60.495. En Chile no superan los 33.732 euros.

La OCDE aclara que no incluye en el análisis ni los impuestos indirectos, como el IVA, ni los que llama “pagos obligatorios no fiscales”, tales como seguros privados o contribuciones a planes de pensiones que deben pagar las empresas por sus trabajadores.

Deducciones fiscales

Pero cuando compara los impuestos sobre la renta que paga esa familia tipo con dos nóminas, España se sitúa, con un 11,2% del salario bruto, por debajo de la media de la organización –12,3%–. Ese porcentaje de ingresos brutos que se lleva el IRPF es superior al que abonan sus equivalentes en Suiza –8,6%– y Luxemburgo –11,8%–, pero inferior al de Alemania –11,3%–, Francia –11,7%– e Italia –15,6%–. La diferencia es aún mayor en las cotizaciones sociales. La familia española abona apenas un 6,4% de su salario bruto por ese concepto, cuando la alemana se deja el 19,8%, la francesa un 11,3% y la italiana un 9,5%.

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En el caso de las familias monoparentales con unos ingresos del 67% del salario medio, las deducciones fiscales consiguen que en España la carga conjunta de IRPF y cotizaciones sociales soportadas sea sólo del 2,5% de la retribución bruta, mientras que la de un soltero con esa misma remuneración se eleva al 16,8%. La media de la OCDE está apenas dos décimas por encima, un 2,7%.

Para estas familias, ofrecen prestaciones económicas 31 de los 35 países del club. En Polonia, Canadá y Nueva Zelanda son especialmente generosas: equivalen hasta el 43,3%, el 38,3% y el 34,5% de los ingresos, respectivamente. El 26,9% en Dinamarca y el 28,9% en Francia. Otros 30 países cuentan con ayudas para parejas con un solo asalariado que gane el sueldo medio y dos hijos. En Canadá llegan al 16,3% de los ingresos brutos.

La mayor parte de la ayuda a las familias monoparentales y a aquéllas con una sola fuente de ingresos provienen en España también de las deducciones del IRPF, muy superiores a la media de la OCDE –lo que les permite dedicar el 5,9% del salario bruto a las primeras y el 10,5% a las segundas–. Por su parte, una pareja española con dos hijos y una nómina sufre una carga fiscal en el IRPF que equivale al 8,1% de sus ingresos brutos, mientras que una italiana se deja el 15,5% de salario en pagar a Hacienda, una francesa el 9,5% y una holandesa hasta el 16,2%. En Estados Unidos, en cambio, no supera el 4,5%.

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