Habitaciones con precios disparados, estafas y abusos de propietarios expulsan a los estudiantes del centro
Esther tiene 22 años, es de Murcia, pero estudia Relaciones Internacionales en la Universidad Rey Juan Carlos de Fuenlabrada. Lleva cuatro años viviendo entre su casa y la capital, donde alquila habitaciones individuales en pisos que comparte con otros amigos. Este verano ha tenido que buscar de nuevo una casa a la que mudarse después de que su casero le subiera la mensualidad un 10%: “Todavía no he conseguido encontrar nada, pero lo peor es que cada año pagamos más por peores habitaciones y más alejadas del centro”, explica a infoLibre.
Su caso ejemplifica la situación que viven miles de jóvenes cuando se acerca el inicio del curso escolar. Por estas fechas se multiplican las publicaciones en redes sociales de los que buscan desesperados un sitio donde pasar el año, cerca de su lugar de estudios y bien conectado por tren o autobús, el único medio de transporte de gran parte de ellos. Los precios de las habitaciones se han disparado un 79% durante el mes de septiembre, según ha revelado un nuevo informe de Milanuncios. “Te las quitan de las manos. Si no das la señal ese día o esa semana, hay veinte más esperando para hacerlo. Lo saben y se aprovechan”, añade la murciana.
Eva (23 años, Córdoba) ha tenido más suerte. Firmó el contrato hace un par de días y se podrá mudar a su nueva estancia el próximo lunes, el mismo día que empieza las clases del máster. Este es el sexto año que busca piso y asegura a este medio que ha sido “el más desesperante”. “Otras veces los he reservado en mayo o en junio, pero este año hasta agosto no he podido empezar y lo que quedaba era espantoso y carísimo. He renunciado a muchas de las exigencias que tenía, entre ellas, la ubicación. Mi universidad está en Moncloa, pero lo más decente que he encontrado ha sido al inicio de Fuencarral”.
La mayoría de los que alquilamos somos estudiantes. Los caseros lo saben y encarecen los alquileres a partir de julio
En la última década el precio del alquiler ha aumentado un 20% de acuerdo el último informe de portal inmobiliario pisos.com, un porcentaje que aumenta en función de la región que se analice. La capital se lleva la medalla de plata a los precios más altos, con una media que ronda los 534,21 euros, pero que llega a los 600 en la zona centro, algo menos de los 645,42 euros que se están pagando en Barcelona. Basta con revisar las plataformas inmobiliarias para hacerse una idea. La subida de los precios ya se está haciendo notar en las áreas colindantes a las metrópolis, especialmente en aquellas que cuentan con facultades universitarias. Getafe o Villaviciosa de Odón, en Madrid, son dos de las que más han notado el exceso de demanda, y en L’Hospitalet de Llobregat el precio medio ya supera los 500 euros y es el primer municipio no capital en entrar dentro de los 15 con más demanda.
"En nuestra plataforma no hemos visto una subida tan brusca del alquiler en este tipo de contratos, pero sí es importante tener en cuenta el aumento de personas de más de treinta años que se han pasado a esta modalidad porque no pueden pagar un piso entero. Vivir en una casa compartida ya no es exclusivo de jóvenes", explica a infoLibre Ferrán Font, portavoz y director de Estudios de pisos.com.
Ha aumentado la oferta pero el mercado sigue tensionado
"La oferta ha aumentado, pero sigue sin ser suficiente para absorber toda la demanda que hay en las grandes ciudades. En parte de este aumento tiene que ver la incertidumbre de algunos propietarios por la Ley de Vivienda, aunque también están yendo a parar al alquiler vacacional", añade Font. El experto hace referencia a cuestiones como el pago de los honorarios, que desde la aplicación de la nueva nueva normativa recae en los propietarios, pero que no se aplica a ningún tipo de alquiler temporal, ni a los de piso completo, ni a los de habitaciones, puesto que cuentan con su propia regulación. Los contratos que suelen firmar los estudiantes son de 9 o 10 meses, por lo que los propietarios se ahorran el coste de estas gestiones.
A esta falta de oferta, hay que sumarle que muchos propietarios suben los precios de las habitaciones cuando se las alquilan a estudiantes. Pamplona es la ciudad que más desigualdad de este tipo presenta, con una oscilación del 14%. En Palma, Burgos y Madrid la diferencia es del 8%, además, en general, la oferta dirigida a estudiantes no llega al 40% del total. Solamente en Salamanca, una de las ciudades con más tradición universitaria, se rompe esta tendencia, destinando un 52% de todas sus habitaciones a este perfil de inquilino.
Una de las cientos de estudiantes que cada año eligen Salamanca como lugar para continuar su formación superior es Leire. Tiene 22 años, está estudiando un máster de profesorado y este es su tercer año compartiendo piso. Cuenta a este medio que cree que el problema es que hay “un exceso de demanda”: "La mayoría de los que alquilamos somos estudiantes. Los caseros lo saben y encarecen los alquileres a partir de julio. Los últimos años he pagado 259 euros con gastos aparte, con otros 3 compañeros más. Era un precio razonable, pero ya este verano nos han subido 25 euros, algo que le está pasando a todo el mundo que conozco”.
Diana (23 años, El Bierzo) ha vivido una situación similar. Está estudiando Comunicación Audiovisual en Santiago de Compostela, una ciudad donde la demanda no es muy elevada, pero hay pocos pisos para alquilar y, según asegura a infoLibre, “está afectando el aumento de pisos turísticos”. Ha tenido que dejar su piso anterior porque “lo realquilaron en verano y no querían hacerse cargo de los desperfectos”, así que ha tenido que ponerse a buscar en pleno julio, “con los precios hinchados”.
El riesgo de las estafas aumenta cuando mayor es la desesperación por encontrar piso
Que te estafen al firmar un alquiler es uno de los grandes miedos de cualquier inquilino. Todos los estudiantes con los que he hablado han visto anuncios sospechosos, o conocen a alguien que ha picado o ha estado a punto de hacerlo. Pilar (estudiante de Periodismo, 23 años, Sevilla), ha sido una de las afectadas. “Perdimos 2.000 euros y cuando fuimos a comisaría a denunciar había más chicas con el mismo caso. Llegamos a ver el piso y a dejar allí las maletas, después de dar una señal. Todo parecía normal, pero al día siguiente llegamos y estaban limpiándolo porque entraban unos turistas. Al parecer era un Airbnb”, cuenta a infoLibre. Ahora mismo ella y su otro compañero siguen sin tener un lugar donde dormir en la capital, porque en estas fechas ya es “muy difícil”.
Las inmobiliarias recomiendan revisar la redacción de los documentos y comprobar que sigan el patrón habitual, evitar hacer ningún pago no declarado o dar datos por teléfono y ver el piso en persona. Font cree que uno de los grandes problemas es que con los pisos compartidos "no siempre se cumple con la legalidad": "Se suman inquilinos sin conocimiento del propietario o sin que este lo haga constar en el contrato. A nosotros el grueso de los fraudes nos llegan en los pisos turísticos y, en estos casos, tenemos unos protocolos muy estrictos".
Andalucía no tramita el 80% de ayudas al alquiler joven pese a tener los fondos del Gobierno desde hace meses
Ver más
Además de este tipo de fraudes, los estudiantes denuncian que les obligan a firmar cláusulas abusivas. María, estudiante de Relaciones Internacionales y Economía, lleva cuatro años alquilando habitaciones en Madrid. Este año ha tenido que adelantar unos mil euros antes de entrar: dos meses de fianza, el mes en curso y el mes de agencia: “Hemos estado meses buscando. Al final nos hemos tenido que ir a Urgel, mucho más lejos de lo que queríamos y por 400 euros sin gastos. Y el piso no es una maravilla. Lo peor de la búsqueda han sido los requisitos que nos pedían: ahora se ha puesto de moda exigir un currículum, también me he encontrado con pisos en los que un requisito era que mis padres fueran funcionarios, o en los que nos querían poner horarios de entrada y salida, como si fuera una residencia”, relata al medio.
A Eva lo que más le ha sorprendido ha sido el “estudio de viabilidad” que ha tenido que hacer: “Me han pedido las tres últimas nóminas del aval, además de los tres últimos meses de movimientos bancarios en los que salen todos nuestros gastos, y el nombramiento de funcionario de mi padre. Esto último juro que sigo sin entenderlo.”
Varios estudiantes de Málaga con los que ha podido contactar este medio lamentan que el año pasado no les devolvieron parte de la fianza por unos gastos de limpieza que ellos no pidieron y de los que “no tenían constancia” y que otro tanto se les fue en la “entrega de llaves” y “gastos de gestión”. Esther denuncia situaciones similares y lamenta que “como son jóvenes” no les tratan como verdaderos inquilinos: “Entiendo que el alquiler a jóvenes puede ser complicado, pero he visto casas sin extractor, sin calefacción, sin horno o sin armarios y, en cuanto se te rompe algo, siempre intentan evitar hacerse cargo. A mí me pasó con el gas en el piso anterior”.