El presidente de la Asociación Norteamericana de Administradores de Valores, Joseph Borg, desató la alarma cuando el pasado lunes en televisión aseguró que ciudadanos de EEUU estaban hipotecando sus casas para invertir en bitcoinsbitcoins. No hacía ni 24 horas que la moneda digital había empezado a cotizar en el mercado de futuros de Chicago (CBOE). A lo largo de la jornada los contratos de futuros de bitcoins llegaron a alcanzar los 19.300 dólares, cuando a principios de este año la cotización de esta criptomoneda rondaba los 1.000 dólares. En 2012 sólo valía 12 dólares.
Pero las advertencias de quienes adivinan una burbuja de manual en el bitcoin son anteriores a esta semana en que la moneda digital se ha estrenado en un mercado regulado y formal. Premios Nobel como Joseph Stiglitz y Robert J. Schiller se unieron a grandes jerarcas de las finanzas internacionales como el consejero delegado de JP Morgan, Jamie Dimon, que no dudó en calificar de “fraude” la criptomoneda y en anunciar que despediría “en un segundo” al primero de sus empleados que operara con bitcoins. El pasado día 5, la CNMV replicó las advertencias de su homóloga francesa, la Autoridad de los Mercados Financieros (AMF), para avisar a los inversores españoles de “la elevada volatilidad y carácter especulativo” de las operaciones con la moneda virtual. Al mismo tiempo, una empresa de servicios de internet japonesa, GMO, anunciaba que a partir de febrero pagará en bitcoins una parte del sueldo a sus 4.700 empleadosbitcoins, si así lo piden. Japón se ha convertido en el mayor mercado de esta criptomoneda del mundo, por delante incluso de Estados Unidos.
Alberto Gómez Toribio es uno de los tres fundadores de la consultora Nevtrace, que se define como un laboratorio blockchain, la tecnología que hace posible los bitcoins. Por tanto, es también un firme defensor de las bondades de la moneda virtual. Lo que no le impide alertar del “peligro” que supone para los muchos que están invirtiendo en un nuevo producto cuyo funcionamiento desconocen.
El bitcoin nació en 2008 cuando alguien bajo el nombre de Satoshi Nakamoto –se desconoce si es una persona real– colgó un artículo en internet con el protocolo para crear la moneda virtual. En principio, se basa en el mismo tipo de red de pares –peer to peer– con que funcionaban programas de intercambio de archivos como Napster, eMule o BitTorrent: una red de usuarios particulares sin ningún tipo de regulación exterior. En teoría, cada una de esas personas tiene una copia en su ordenador de todas las transacciones que se realizan en la red y que se anotan en un libro contable virtual, llamado blockchain –cadena de bloques–. Ese libro contable ocupa ahora unos 200 Gigas de espacio, explica Gómez Toribio. Es decir, no todos los usuarios poseen ya esa copia.
Cada cliente tiene un número de cuenta con una clave privada –una contraseña– desde la que opera, y un monederomonedero de bitcoins, una aplicación informática –por ejemplo, blockchain.info, xapo– para gestionarlos. Cuando un usuario quiere hacer una transacción, tiene que informar a la red y la operación debe ser aceptada por el resto y apuntada en el libro. “El sistema funciona por consenso, según unas reglas que figuran en el programa que cada uno tiene instalado en su ordenador”, explica Alberto Gómez. Esa mayoría está compuesta por los que el mundo bitcoin denomina mineros, que comprueban las transacciones y las agrupan en bloques. En sus comienzos, los mineros eran particulares, ahora ya son empresas con grandes servidores ASICS, las enormes máquinas necesarias para mantener vivo el sistema. “El mundo del bitcoin se ha profesionalizado mucho”bitcoin, apunta el fundador de NevTrace, “la mayor parte de la industria se encuentra en China y Estados Unidos, donde la energía es más barata –hace falta gran cantidad de electricidad para sostener el funcionamiento de los servidores– y hay quien puede sostener las grandes inversiones que son necesarias: cuatro millones de euros en dos años”.
Pues bien, cada 10 minutos un minero genera una nueva página en el libro contable. A cambio, recibe como “recompensa” 12,5 bitcoins. También cobran una comisión voluntaria por transacción. “Como la propina en un bar”, compara Gómez Toribio. Hace cuatro años la recompensa era de 25 bitcoins, y cuatro años más atrás, de 50. De esta manera el sistema regula la generación de nueva moneda: no podrán crearse más de 21 millones de bitcoinsbitcoins. “Con una oferta limitada, el bitcoin subirá muchísimo y se convertirá en un activo interesante para guardar dinero o usarlo como valor reserva, al igual que el oro”, destaca el fundador de NevTrace. Su precio depende así únicamente de la oferta y la demanda, sin ninguna intervención exterior. De ahí, también, su extrema volatilidad y la “brutal” especulación” que le rodea. En estos momentos, añade Gómez Toribio, hay en circulación ya 17 millones de bitcoins, pero queda lejos llegar a los 21 millones gracias a esa ratio decreciente de producción.
El sistema también incluye casas de cambio, una suerte de “puertas de entrada y salida” entre el mundo real y el virtual, donde se ponen en contacto los compradores y vendedores de bitcoins, quienes quieren invertir en la moneda digital y quienes desean transformarla en dinero del que se puede tocar, euros, dólares, yenes… Las más conocidas: Coinbase, Bitstamp, Kraken.
El éxito de Chicago
En resumen, se trata de un sistema en el que se han suprimido los intermediarios –bancos– y los reguladores –bancos centrales, comisiones del mercado de valores–. Además, el valor de la moneda digital no está respaldado por ningún banco central o por un activo, producto o servicio, sino “por la confianza, como cualquier otra divisa”. Por eso, al menos en sus inicios, el bitcoin era visto casi como una apuesta ideológica de quienes rehúyen cualquier tipo de regulación gubernamental o institucional. Hoy, sin embargo, se ha convertido en un producto más de inversión, de alto riesgo y, por tanto, de alta rentabilidad: “Pocos productos financieros ofrecen rentabilidades del 1.000% como hace el bitcoin”, subraya Alberto Gómez. Así que tiene menos que ver con el criptoanarquismo y más con los gemelos Winklevoss, los hermanos que demandaron a Mark Zuckerberg por haberles robardo la idea de Facebook y que ya han conseguido sus primeros 1.000 millones de dólares gracias a los negocios con bitcoins.
De hecho, la entrada en el mercado de futuros ha sido saludada por muchos como un paso adelante en la formalización de esta moneda digital. El siguiente escalón son los EFT de bitcoinsbitcoins, apunta enseguida Alberto Gómez. Los EFT (Fondos de Inversión Cotizados) replican un determinado índice bursátil y permitirán invertir en esta moneda digital “sin necesidad de saber lo que es”, destaca.
“Es una manera de regular lo que antes parecía un sueño, una película de humo”, indica por su parte Daniel García, analista del bróker online XTB sobre el estreno de la moneda virtual en Chicago, “y ha sido muy bien acogido por los inversores”. XTB trabaja con bitcoins, así como con otras criptomonedas como Ethereum, Litecoin, Ripple o Dash, “las cinco que más volumen de negociación generan y más liquidez tienen”, detalla el analista. La entrada en el mercado de futuros ha avivado el interés de sus clientes en trabajar con el dinero virtual. “En principio eran los más especuladores los que se interesaban, pero ahora, cada vez más, vemos inversores que quieren diversificar sus carteras acudiendo al bitcoin”, señala Daniel García, quien no obstante les aconseja “siempre” que “moderen al máximo el riesgo”. “Son productos altamente volátiles y no acordes para todo tipo de cliente”, advierte. También es prudente a la hora de definir si existe una burbuja o no, también rehúsa predecir si estallará o cuándo.
Por el contrario, Monex, una de las principales empresas de cambio de divisas del mundo, ni compra ni vende bitcoins. “Las criptomonedas no están en nuestro espectro de actuación, sólo trabajamos con divisas fiat”, responde uno de sus brókers, Gonzalo de la Fuente. Tampoco está entre sus planes inmediatos incluir el dinero digital en su cartera.
¿Camino de la economía formal?
Alberto Gómez saluda que “el gran capital haya empezado a entrar en bitcoin”bitcoin. “A medida que se vaya institucionalizando”, añade, “aumentarán los inversores profesionales que quieran invertir o especular con estas monedas, pero no poseerlas, y ahí es donde entran los EFT”. El fundador de NevTrace no teme que los gobiernos o los bancos centrales impongan restricciones al bitcoin. Y desdeña las declaraciones de los financieros en contra de las criptomonedas. Hace sólo unos días el consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez, despreció el bitcoin como algo “totalmente irrelevante”. Pero, al mismo tiempo, dice Gómez Toribio, el banco es uno de los miembros de Ethereum Alliance, junto al BBVA, JP Morgan, Credite Suisse o UBS, entre otros, que pretende desarrollar la tecnología blockchain. “No les interesa el bitcoin, pero sí crear su propio bitcoin”bitcoin, resume. Desde 2016 el Santander, UBS, Deutsche Bank y BNY Mellon impulsan un proyecto denominado Utility Settlement Coin (USC), para promover el uso de dinero digital. El pasado agosto, se les unieron Barclays, Credite Suisse, Banco Canadiense de Comercio (CIBC), HSBC, Banco MUFG y State Street Bank, con el fin de crear una moneda digital basada en la tecnología blockchain. Y pese a sus advertencias públicas contra el bitcoin, tanto JP Morgan como el alemán Commerzbank –que pone en duda que llegue a convertirse en un medio de pago– actúan como intermediarios en operaciones con bitcoinsbitcoins. “Los clientes se lo piden y los bancos prestan el servicio”, aclara Alberto Gómez.
Otra señal de que quizá las criptomonedas llevan camino de integrarse en las finanzas formales es que la UE está elaborando un Libro Verde, la base para que luego la Comisión Europea regule en sus directivas el funcionamiento del dinero digital. Alberto Gómez forma parte del grupo de expertos que asesora a los gestores de Bruselas en la materia. Una de las novedades que prepara la Comisión es la obligación de identificar a los usuarios de bitcoinsbitcoins, explica.
Además, empresas tan reales como constructoras, de logística o de la energía –la alemana RWE– utilizan ya tokens, o títulos digitalestokens, que a diferencia de las criptomonedas están respaldados por activos físicos. El petro, cuya creación ha anunciado el Gobierno venezolano, es por tanto un token, no una divisa digital, puesto que está respaldado por las reservas de petróleo del país latinoamericano.
Cuestión diferente es hacia dónde evolucionará el bitcoin. Alberto Gómez repite que se trata de “un experimento, no se sabe muy bien qué va a ocurrir”. De momento, más que una moneda, un instrumento de pago, es un vehículo de inversión. Y de especulación. “Lo mismo que cualquier divisa”, puntualiza: “Que sea tan volátil es precisamente su principal atractivo”. Pero hasta ahora no funciona como un medio de pago porque hay que pagar una comisión de nueve euros por operación, independientemente de su volumen. Tampoco constituye una reserva de valor por su alta volatilidad. Ni es una unidad de cuenta porque no se puede poner un precio en bitcoins, enumera.
Aun así, en la calle de Serrano de Madrid se puede comprar con bitcoins en algunas tiendas de lujobitcoins –Loewe, Agatha Ruiz de la Prada– y en el centro comercial ABC Serrano se pueden sacar bitcoins de un cajerobitcoins situado en uno de sus comercios. “Factura 40.000 euros al mes”, asegura el fundador de NevTrace, quien también impulsó el proyecto, denominado Calle Bitcoin, como un experimento que aún continúa en marcha.
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Prohibido
Además, existe un factor adicional de incertidumbre para el dinero digital. Países como Singapur, China o Ecuador han prohibido los bitcoinsbitcoins. “Hay gobiernos que lo ven como una amenaza”, dice Gómez Toribio. China no permite a las empresas, aunque sí a los particulares, tener depósitos en criptomonedas. Japón ya ha anunciado una mayor regulación del importante mercado nacional de bitcoins, que pretende limitar las operaciones especulativas. La India investiga las casas de cambio de monedas digitales, sospechosas de evasión fiscal. Aunque quizá sea difícil frenar el fenómeno cuando el bitcoin es sólo la más conocida de las “decenas de miles” de monedas digitales existentes, según destaca el fundador de NevTrace: “Son muy fáciles de crear y sacar al mercado”.
Las criptomonedas pueden suponer un cambio radical en los usos financieros siempre que la burbuja no sea tal y no estalle. El canal estadounidense de televisión CNBC, especializado en información económica, preguntó a economistas y gestores de fondos de Wall Street sobre el bitcoin. El 80% cree que su altísima cotización es una burbuja, el 66% no lo considera una divisa. Richard Turnill, responsable de inversiones de la mayor gestora de fondos del mundo, Blackrock, fue más contundente cuando aventuró que los inversores en bitcoins “deben estar preparados para perderlo todo”. JP Morgan calcula que el valor de todas las criptomonedas en circulación asciende a 300.000 millones de dólares. Para hacerse una idea del volumen, basta indicar que el valor de todo el oro guardado en los bancos centrales del mundo es de 1,5 billones de dólares.
El presidente de la Asociación Norteamericana de Administradores de Valores, Joseph Borg, desató la alarma cuando el pasado lunes en televisión aseguró que ciudadanos de EEUU estaban hipotecando sus casas para invertir en bitcoinsbitcoins. No hacía ni 24 horas que la moneda digital había empezado a cotizar en el mercado de futuros de Chicago (CBOE). A lo largo de la jornada los contratos de futuros de bitcoins llegaron a alcanzar los 19.300 dólares, cuando a principios de este año la cotización de esta criptomoneda rondaba los 1.000 dólares. En 2012 sólo valía 12 dólares.