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SEGURIDAD SOCIAL

La falta de control sobre las horas extra dispara un fraude de 590 millones

La falta de control sobre las horas extra dispara un fraude de 590 millones de euros

La cotización a la Seguridad Social por horas extraordinarias se ha desplomado un 41,3% desde 2008. Según el informe económico-financiero a los presupuestos de la Seguridad Social, en 2014 empresas y trabajadores pagarán 256 millones de euros por este concepto, cuando en 2008, cuando empezó la crisis, abonaron 436,26 millones. Y no es sólo porque en los últimos cinco años haya caído el número de trabajadores ocupados, y el de éstos que hacen horas extraordinarias, sino también porque cada vez son más las que se hacen pero no se pagan.

Como las que dejan de abonarse tampoco se cotizan, las más de 2,5 millones de horas extraordinarias semanales que, según la Encuesta de Población Activa (EPA), se trabajaron gratis y en negro equivalen a un fraude de casi 590 millones de euros al año. La cifra es sólo una aproximación, tomando como punto de partida el salario medio bruto de la Encuesta Anual de Coste Laboral (30.667,43 euros) y añadiéndole al coste de la hora ordinaria un recargo del 50% (puede ser superior, dependiendo del convenio). Cada hora extra cotiza al 28,3%. Pero es que, además, los 590 millones deben aumentarse con el dato –casi imposible de precisar– de las que sí se pagaron al trabajador pero no cotizaron a la Seguridad Social.

Aunque no es el único fraude: esas 2,5 millones de horas extra en negro equivalen también a 62.722 puestos de trabajo; basta con dividir el dato entre las 40 horas de la jornada semanal ordinaria.

Menos horas extraordinarias

Si en 2007 el 6,75% de los asalariados declaraba haber trabajado horas extra, según la Encuesta de Población Activa (EPA), este año es sólo el 4,12%. Eso sí, son cinco décimas más de los que las trabajaron en 2012, cuando se registró un mínimo del 3,6%. En 2007, un total de 4,85 millones de personas alargaron su jornada. En 2012, sólo 2,35 millones, menos de la mitad.

El paro se ha multiplicado en estos años del 8,60% al 25,98% actual: hay menos ocupados. Pero el número de horas extraordinarias que declaran haber trabajado los asalariados también ha sufrido una caída espectacular: ha descendido un 47% desde 2008: desde 37 millones de horas hasta 17,5 millones en 2012.

Lo más llamativo, no obstante, es que se ha invertido la proporción entre horas extra pagadas y no pagadas. Las primeras se han hundido un 60,5% desde 2008. Ese año las empresas abonaron a sus trabajadores un total de 22,9 millones de horas extraordinarias; en 2012, sólo nueve millones. Pero al tiempo que se reducían las horas, aumentaba la proporción de las que se trabajan gratis: mientras en 2008 las no pagadas suponían el 30% de las horas extra realizadas, en 2012 son ya el 54,7%.

Fomento del tiempo parcial

En todo caso, desde la aprobación de la reforma laboral se observa un cambio de tendencia. El Gobierno no oculta su interés por fomentar la contratación a tiempo parcial. Así que desde febrero de 2012 la ley permite a los trabajadores con esa jornada realizar horas extraordinarias. Hasta ese momento, estos asalariados sólo podían hacer “horas complementarias”, previamente pactadas con el empresario. Además, el Gobierno bonifica hasta el 100% las cuotas a la Seguridad Social a los empresarios que contraten a menores de 30 años a tiempo parcial. Y hace tres semanas anunció que extenderá a la jornada parcial las bonificaciones hasta ahora ofrecidas a los contratos de apoyo a los emprendedores, que sólo se podían firmar a tiempo completo.

De forma que los contratos a tiempo parcial, sobre todo los de carácter temporal, se han disparado, fundamentalmente en el sector servicios, que suma el 90% de este tipo de trabajo. En España, 2,58 millones de personas trabajan a tiempo parcial, el 15,4% de los ocupados. En los últimos 12 meses, el uso de estos contratos ha aumentado un 12%: representan ya el 33,5% de los temporales.

Este conjunto de medidas ya ha tenido un resultado: desde marzo de 2012 hasta mayo de este año, el número de contratos temporales a tiempo parcial ha crecido nada menos que un 133% en una comunidad turística como Baleares, centrada en el turismo estacional.

También se está produciendo un segundo cambio de tendencia. En total, independientemente del tipo de jornada, en lo que va de año ya se han hecho más horas extraordinarias que en el mismo periodo de 2012: un 5% más. Lo que permanece inalterable es la supremacía de las no pagadas: 8,8 millones a la semana, un 22,7% más que las pagadas, 6,8 millones.

Multa mínima de 626 euros

Al tiempo, está creciendo el número de horas extraordinarias que, ahora sí, pueden completar la jornada parcial. Según la Encuesta Trimestral de Coste Laboral, los asalariados a tiempo parcial trabajaban sólo nueve minutos de más en el primer trimestre de 2012 –cuando se aprobó la reforma laboral–, mientras que en el segundo de este año –último del que hay datos– ya son 12 minutos al mes.

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Y es aquí donde el fraude de las horas extraordinarias en negro tiene su núcleo, según denuncian los inspectores de Trabajo.

Los empresarios deben apuntar las horas extraordinarias en un libro de registro que muchos ni siquiera tienen. También es obligatorio un resumen mensual de horas de la plantilla, otro por trabajador y un cuadrante de horarios. Pero la sanción que se les impone por no carecer de estos documentos es sólo de 626 euros. Los inspectores de Trabajo se quejan de que no poseen instrumentos para controlar las horas extra. “Si el empresario te dice que esa jornada de más se la van a compensar con descansos en los cuatro meses siguientes, ya no puedes hacer nada”, asegura un inspector consultado por infoLibre.

Además, el Gobierno tampoco parece tener mayor interés en aumentar la supervisión. En una jornada organizada por la Unión Progresista de Inspectores de Trabajo (UPIT), el subdirector general de la Inspección, Juan José Camino Frías, reconoció que su departamento había preparado una serie de medidas para aumentar el control sobre el contrato a tiempo parcial, incluyendo la obligación de fijar horarios, pero que, finalmente, el Consejo de Ministros en que se propusieron los desechó y no llegaron a aprobarse.

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