El Gobierno va a congelar el año próximo el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que permanecerá por tanto en 645,30 euros mensuales, uno de los más bajos de los Quince, sólo por encima de Grecia y Portugal. Lo decidirá hoy el Consejo de Ministros. También lo congeló en 2012 y este ejercicio sólo lo aumentó un 0,6%. En total, el Ejecutivo ha subido el salario mínimo sólo tres euros y 90 céntimos en tres ejercicios.
Otro tanto hará con el IPREM (Indicador Público de Rentas de Efectos Múltiples), que se utiliza como referencia para conceder becas, subvenciones o el subsidio de desempleo. El IPREM nació en 2004 para desligar estas prestaciones del SMI y ya lleva cuatro años congelado. Desde 2010 ha perdido un 8,3% respecto al IPC. En 2014 seguirá plantado en 532,51 euros al mes.
El SMI, por su parte, ha perdido un 6,1% de poder de compra desde 2010, unos 39 euros mensuales. En estos momentos equivale al 40% del salario medio español. De acuerdo con la Carta Social Europea, el SMI debería representar el 60% del salario medio de cada país. En España, por tanto, tendría que estar situado en 1.166 euros. De ahí que CCOO y UGT le hayan pedido al Ministerio de Empleo una subida “progresiva y modulada” del poder adquisitivo del SMI en los próximos cinco años: un alza de entre el 35% y el 39%. En la campaña electoral de 2007, José Luis Rodríguez Zapatero prometió que en 2013 el salario mínimo habría alcanzado los 800 euros. La crisis económica amenaza con retrasar aún más el periodo de convergencia.
Desde 2002 el SMI ha subido un 46%. Entonces se situaba en 442,20 euros mensuales. Aunque sólo 215.305 trabajadores tienen un sueldo de 645,30 mensuales, esa cantidad es la referencia que sirve para fijar las retribuciones en sectores precarizados y en los contratos a tiempo parcial, explican los sindicatos. También se utiliza para actualizar las bases mínimas de cotización a la Seguridad Social. Es decir, va a determinar la cuantía de las pensiones de jubilación de muchos trabajadores con sueldos bajos. El IPREM es, además, la referencia para el subsidio asistencial.
En resumen, ambos parámetros tienen una notable repercusión en las capas de población con menores ingresos. “En sus niveles actuales, el SMI bordea el umbral de la pobreza en hogares con un solo miembro y se sitúa claramente por debajo de dicho umbral en hogares compuestos por al menos dos personas”, le recuerdan CCOO y UGT al Ministerio de Empleo en la carta que le han enviado para expresarle su desacuerdo con la congelación. Según Eurostat, la oficina estadística de la UE, el 27% de la población española se encuentra por debajo del umbral de la pobreza.
No es de recibo, añaden, que al mismo tiempo aumenten los precios de suministros esenciales como la electricidad: el recibo de la luz subirá en enero entre un 2% y un 4%. Según ha destacado la secretaria de Política Económica y Empleo del PSOE, Inmaculada Rodríguez Piñeiro, “tener trabajo ya no te garantiza salir de la pobreza”.
Blindaje legal
El Estatuto de los Trabajadores establece que la cuantía del SMI debe revisarse cada año teniendo en cuenta el IPC –que en noviembre era del 0,2%–, la productividad media nacional –según Funcas, ha crecido un 2% este año–, el aumento de la participación del trabajo en la renta nacional –entre 2009 y 2012 ha caído 3,2 puntos porcentuales, según el INE– y la coyuntura económica general –que el Gobierno define como de recuperación–. Los sindicatos, al contrario que el Ejecutivo, creen que esos indicadores obligan a una subida del SMI en términos reales, es decir, contando con la inflación.
En todo caso, CCOO y UGT piden al Gobierno que modifique este artículo de la ley para blindar el SMI frente a nuevas caídas de su poder adquisitivo. Pero el Ejecutivo camina en dirección contraria y acaba de aprobar una Ley de Desindexación, cuyo objetivo es desvincular los precios de los servicios públicos del IPC a partir de 2014. Bien es cierto que la norma excluye expresamente a los salarios, las pensiones, los impuestos y los instrumentos financieros.
Obstáculo a la contratación
Más allá de su repercusión como índice de referencia, sectores empresariales y académicos ven en el SMI un obstáculo a la contratación. Así lo cree en el Banco de España, que en mayo proponía permitir a las empresas ofrecer sueldos por debajo del mínimo “como mecanismo excepcional” y para impedir que el paro de larga duración se convierta en un fenómeno “crónico”. A su juicio, el SMI actúa “como una restricción para grupos específicos de trabajadores con mayores dificultades para su empleabilidad”.
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Ése es el argumento que también esgrimen en Alemania las patronales, contrarias a la instauración de un salario mínimo federal hasta ahora inexistente. Su creación, con una cuantía de 8,5 euros por hora, fue una de las promesas electorales del SPD. Después, el punto clave de las negociaciones con los conservadores de la CDU para formar la Gran Coalición que gobernará Alemania los próximos cuatro años. Angela Merkel ha aceptado la propuesta, que se convertirá en ley. Siete millones de alemanes ganan menos de 8,5 euros por hora. Millón y medio de ellos no llegan ni siquiera a cobrar cinco.
La misma reivindicación lleva meses acaparando titulares en Estados Unidos. Sólo que en ese país han sido los trabajadores de los restaurantes de cómida rápida y del gigante de la distribución Walmart quienes han llevado la pancarta. Washington DC ha subido a 12,5 dólares por hora (9,1 euros) el suelo salarial de los empleados del comercio minorista. California ha aumentado de ocho a nueve dólares el salario mínimo. En 2016 llegará a los 10 dólares.
En Europa, frente a los 645,30 euros españoles, Francia exhibe un salario mínimo de 1.425 euros –en 14 pagas–, y Luxemburgo de 1.801 euros, casi el triple que el nacional. En Irlanda es de 1.461 euros.
El Gobierno va a congelar el año próximo el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que permanecerá por tanto en 645,30 euros mensuales, uno de los más bajos de los Quince, sólo por encima de Grecia y Portugal. Lo decidirá hoy el Consejo de Ministros. También lo congeló en 2012 y este ejercicio sólo lo aumentó un 0,6%. En total, el Ejecutivo ha subido el salario mínimo sólo tres euros y 90 céntimos en tres ejercicios.