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Las grandes empresas se abonan al trabajo precario a pesar de sus beneficios

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Las grandes empresas han creado 105.840 empleos en los siete primeros meses de este año. Son las cifras de la Agencia Tributaria, que considera gran empresa a la que factura más de seis millones de euros. Éstas pagan a un total de 4,38 millones de trabajadores. No obstante, cuando se piensa en una de estas compañías, viene antes a la cabeza la imagen de Repsol, que factura casi 60.000 millones, o Seat, que sobrepasa ampliamente los 6.000. Y la creación de empleo en estos conglomerados ha sido, ante todo, muy desigual. Los industriales y energéticos presumen de generar empleo indefinido y estable, aunque su volumen no sea apreciable. Los del sector servicios, en cambio, no dudan en recurrir, y abusar, de los contratos precarios –temporales, a tiempo parcial– o de las horas extraordinarias, ya sean legales o ilegales.

En efecto, Repsol dice haber incorporado a su plantilla en 2013 a 1.062 personas. Con un total de 24.000 trabajadores, no más del 10% son temporales, asegura Alfredo Orella Barrios, responsable de CCOO en la petrolera. Y consiguen un contrato indefinido al cabo de dos años, destaca. Ese personal eventual se concentra en las estaciones de servicio de la compañía. Además, la renovación es constante gracias a la firma de contratos de relevo: cada año son un par de cientos los jóvenes que se incorporan a Repsol sustituyendo a quienes optan por la jubilación parcial, explica Orella Barrios.

Seat: ocho ERE temporales

La petrolera aumentó su beneficio un 27% en el primer trimestre del año, hasta los 807 millones de euros. A diferencia de Seat, que hasta junio ha perdido 37 millones de euros, terminó 2013 con otros 149 millones en números rojos y no espera beneficios hasta 2018. Aun así, “toda la plantilla es fija”, resume el presidente de su comité de empresa, Matías Carnero, de UGT. En cualquier caso, la empresa automovilística recurre a empresas de trabajo temporal (ETT) para atender un “mercado fluctuante”, explica el sindicalista. Éstas suministran a Seat un total de 600 trabajadores, de los que 200 pasarán a plantilla el próximo 1 de octubre. La compañía emplea a 15.000 personas, 11.000 sólo en la factoría de Martorell (Barcelona). Matías Carnero asegura que el recurso a este empleo temporal está regulado al milímetro: no pueden suponer más del 10% de la producción y sólo cubren reducciones de jornada y absentismo.

El responsable de UGT presume también de la fuerza histórica del sindicalismo en Seat, lo que permite, resalta, negociar todas las condiciones laborales con la empresa. De ahí, por ejemplo, que a pesar de las pérdidas y de la inestabilidad del mercado automovilístico, Seat haya pasado toda la crisis sin hacer despidos. Eso sí, ha sufrido hasta ocho Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), el último de ellos el pasado mes de noviembre.

El panorama es bien distinto cuando el foco se coloca en el sector servicios, responsable del 72% del empleo en España. Inditex es una buena muestra de esta brecha. El grupo de Amancio Ortega creó en 2013, en sus fábricas y plataformas logísticas, 900 puestos fijos, así como 2.000 eventuales para atender momentos punta de carga de trabajo. Es lo que ocurre en otoño, con el comienzo de la temporada, o en navidad, precisa Carmen Expósito, responsable del sector de Moda de CCOO. Según dice, los salarios netos en las plataformas de Inditex superan los 1.200 euros mensuales y están “muy por encima de la media del mercado”.

La precariedad reina en las tiendas de Zara

Sin embargo, en las tiendas de Zara, la marca estandarte del primer grupo textil del mundo, la falta de personal es la tónica, denuncian fuentes de CCOO. En las secciones de caballero y niño, las carencias resultan aún más pronunciadas. No se contrata para cubrir las necesidades de plantilla y, cuando se hace, sólo el 4% de los empleos son indefinidos. La mayoría de ellos, con jornadas a tiempo parcial, incluso muy parcial: de ocho horas semanales, por ejemplo. O de 12 o 16 horas, aseguran las mismas fuentes. A estos trabajadores, además, ni se les abona el plus por trabajar los domingos ni se les permite el día libre correspondiente que tienen garantizado por convenio el resto de sus compañeros.

No es la única señal de precariedad. Zara suele recurrir a contratos temporales muy breves, de días o semanas, para cubrir las vacaciones de la plantilla. Estos trabajadores, continúa el sindicato, raramente llegan a sumar la antigüedad suficiente, tres meses, para cobrar comisiones por venta o los seis meses necesarios para percibir otros complementos –las dependientas de la Comunidad de Madrid, por ejemplo, el llamado complemento Madrid–. El sindicato denunció ante los tribunales el agravio comparativo con estos trabajadores, lo que propició el pasado mes de junio un acuerdo con la empresa que les permite el cobro de comisiones y complementos a partir del primer mes.

De los 10.000 empleados que componen la plantilla de Zara en España, poco más de 2.000 tienen jornadas a tiempo completo. Éstos cobran un salario base de 851 euros al mes, aseguran las fuentes de CCOO. A esa cifra hay que sumar las comisiones por ventas y los complementos según el convenio provincial que afecte a cada tienda. Pero, en total, las dependientas –el 80% de la plantilla son mujeres– no superan los 1.000 euros netos. La rotación constante, la precariedad y la movilidad geográfica –entre tiendas– y funcional –“la figura del encargado casi ha desaparecido”– son la norma de la política laboral más reciente de Zara, critican las fuentes sindicales. En el resto de las marcas del grupo –Bershka, Lefties, Stradivarius…– con menor presencia sindical, las condiciones son aún peores, resaltan. Todo ello, pese a que Inditex presume de haber aumentado un 6% sus ventas en España en el primer semestre de este año. Hasta julio sus beneficios suman 928 millones de euros.

Más horas de trabajo por el mismo salario

Tampoco en los grandes almacenes se ha creado empleo. La flexibilización de horarios comerciales –la apertura en domingos y festivos– no se ha traducido “en más metros cuadrados o en más puestos de trabajo”, explican fuentes de UGT, pese a que ése fue uno de los argumentos esgrimidos por las comunidades autónomas que la aprobaron para defenderla. Las empresas han preferido aprovechar la reforma laboral y limitarse a ampliar las jornadas de sus empleados. El artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores se ha convertido en tristemente familiar para las plantillas de El Corte Inglés, Fnac, Carrefour, IkeaFnac… Permite a las empresas modificar las condiciones de trabajo, desde el horario hasta la jornada anual, pasando por el salario tanto si hay acuerdo con el comité como si no. En caso de que el empleado no acepte el cambio, puede optar por dejar su empleo a cambio de una indemnización de 20 días por año trabajado. A pesar de la crisis y del miedo al paro,3.000 trabajadores de El Corte Inglés han terminado abandonando la empresa por el deterioro de sus condiciones laborales en los últimos años. La empresa que presidía Isidoro Álvarez ha sido “la más agresiva de todas en lo que a horarios se refiere”, explica el sindicato.

Pero no es la única que los está estirando al máximo. El convenio colectivo del sector, que sólo firmaron los sindicatos Fetico y Fasga, ha abundado en la congelación salarial y en la ampliación de jornadas, además de permitir el trabajo en domingos y festivos sin remuneración adicional. “Muchos trabajadores pasan hasta 15 y 20 días sin librar”, resaltan las mismas fuentes. Tanto El Corte Inglés, como Fnac e Ikea siguen en beneficios pese a la crisis del consumo. Y Carrefour empezó a recuperar sus ventas en el último trimestre de 2013. 

Según la patronal del sector, desde 2008 se han destruido 30.000 puestos de trabajo en los grandes almacenes españoles, que entonces empleaban a unas 300.000 personas. Y ése es un empleo que no se ha recuperado, apunta UGT. Primero se destruyó el empleo temporal. Ahora la mayor parte de las plantillas son trabajadores fijos a tiempo completo con jornadas extenuantes y, sólo para campañas puntuales, se recurre a los contratos temporales y a tiempo parcial. Una constante en el paisaje laboral del sector servicios.

Aunque también hay matices. En Fnac y en la juguetera Toys'R'Us el 60% de la plantilla está integrada por trabajadores a tiempo parcial. En Ikea también han alargado jornadas, pero la empresa ha consentido en permitir a cambio mayores descansos, explican las fuentes de UGT. Igualmente existen diferencias, aseguran, entre los centros que gestiona directamente el gigante sueco del mueble barato y los franquiciados. Éstos, situados en Baleares y Canarias, y gestionados por la misma familia sueca, los Alm, han optado por una política de “acoso sindical” inexistente en el resto de las tiendas, protesta UGT. De hecho, la de Baleares despidió en 2012 al presidente del comité de empresa, que fue readmitido un año después por decisión judicial.

Tampoco el turismo de los récords tira del empleo

Las estadísticas certifican que 2013 fue un año récord de entrada de turistas, más de 58 millones, y de ingresos para el sector, 60.000 millones de euros. Otro tanto dicen de los primeros siete meses de este año. Pero esas cifras no se han traducido en empleo. Por lo menos eso cree Hilario Pinilla, responsable de UGT en el grupo Meliá, una de las principales cadenas hoteleras del mundo. “La creación de puestos de trabajo ha sido mínima, y sólo en los hoteles de costa”, revela. En los urbanos, la tendencia es a destruirlo. Meliá ha seguido la estela abierta por NH Hoteles y acaba de terminar un ERE en dos hoteles próximos al aeropuerto de Madrid: Alameda y Barajas. Estos primeros días de septiembre ha empezado a despedir a sus 44 camareras de piso. Serán sustituidas por otras suministradas por empresas externas cuyos sueldos, asegura Pinilla, están próximos al Salario Mínimo Interprofesional (SMI), 645 euros. La cifra final de despidos puede llegar incluso a los 53 si finalmente Meliá se deshace también de los empleados que se ocupan de la restauración en ambos hoteles. En este caso, avanza el representante de UGT, de su trabajo se encargarán contratados a tiempo parcial. Suficiente, apunta, para preparar desayunos.

Los mismos contratos por horas son los pocos que Meliá ha firmado en los hoteles de playa, una vez más para cubrir puntas de trabajo a las que no pueden atender los fijos discontinuos, el modelo más aplicado en este segmento de negocio. “Ahora, con la sobreoferta hotelera que hay en las ciudades, y cómo busca el cliente una habitación, a través de los comparadores de internet, éste se mueve básicamente por el precio”, explica Hilario Pinilla. Así que las grandes cadenas han “entrado en el juego”, a su juicio equivocado, de competir sólo en precios. La consecuencia inmediata es una rebaja en las condiciones laborales y en la calidad del servicio, denuncia. Y eso que Meliá duplicó su beneficio neto el primer trimestre de este año, con 8,5 millones de euros. De los 38.207 empleados que el grupo mallorquín tenía en su plantilla en 2013, sólo 9.000 trabajaban en España, 100 menos que un año antes. Según las cifras de su informe anual, Meliá contrató el pasado ejercicio en España a 823 personas.

Santander no contrata

Mención aparte merece el gigante bancario español, Banco Santander, que dobló sus beneficios en 2013: 4.370 millones de euros. En los tres primeros meses de este año sus resultados han crecido un 8% anual: otros 1.303 millones. Pero su política de empleo no lo nota. “Se ha perdido plantilla”, indican fuentes de la sección sindical de UGT en el banco que presidía el recientemente fallecido Emilio Botín. Sólo este año se han prejubilado 1.774 trabajadores, mientras se suceden los despidos disciplinarios y las externalizaciones. En cambio, hasta el 30 de junio se han firmado sólo siete incorporaciones y 136 reingresos –de personas en excedencia o bajas de maternidad–. Las bajas superan esa cifra: 2.296, de las que 169 han sido despidos, tanto forzosos como pactados; 263 son excedencias y bajas por maternidad; el resto, las prejubilaciones antes citadas.

Así que la falta de personal en las oficinas se está subsanando a base de alargar las jornadas de los empleados, unas horas extraordinarias que ni se cotizan ni se pagan, protestan las fuentes. Las sucesivas denuncias de los sindicatos ante la Inspección de Trabajo han terminado en multas. Unas cantidades mínimas para el primer banco español por activos.

Este verano ni siquiera ha recurrido Santander a las ETT que acostumbraba a contratar para cubrir las suplencias por vacaciones. Antes, un porcentaje de estos trabajadores temporales o de los becarios terminaban convirtiéndose en fijos. “Pero eso es cosa del pasado”, lamenta UGT. “En los últimos tres años, no contratan ni fijos ni temporales”, recalcan. Pese a que el banco “nunca ha tenido problemas para convertir temporales en indefinidos en poco tiempo”. Tampoco para reconocer como improcedentes los despidos y pagar la indemnización máxima de 45 días por año trabajado.

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Así ocurrió cuando el banco decidió cerrar su departamento de Tesorería, ubicado en la ciudad financiera de Boadilla del Monte (Madrid) y trasladar a su veintena de empleados a Londres. Con el mismo sueldo y condiciones laborales que tenían en Madrid, sin las ayudas que Santander acostumbraba a conceder en tiempos a los trabajadores que desplazaba al extranjero, recuerdan las fuentes de UGT. La única empleada, con reducción de jornada por guarda legal de hijos, que no quiso irse, fue despedida. Pero se le pagaron los 45 días de indemnización, en lugar de los 20 estipulados por la reforma laboral para estos supuestos.

Santander cuenta en España con una plantilla de unos 20.000 empleados, que cobran la nada despreciable cifra de 18 pagas y media al año. Pero cuyos sueldos añoran tiempos mejores. Según UGT, los directores de oficina más jóvenes, incorporados hace menos de cinco años, no superan los 1.200 euros al mes.

En Iberdrola, la primera eléctrica española por sus beneficios, 2.572 millones en 2013, el impacto de los cambios impuestos por el Gobierno en las energías renovables ha congelado la plantilla. Sólo se cubren, y no todas, las casi 300 bajas por jubilación que se producen cada año. Según Modesto Hernández Antúnez, representante de CCOO en Iberdrola, la empresa tiene previsto incorporar a un total de 1.500 trabajadores hasta 2020, aunque únicamente para recuperar las bajas vegetativas. Como en otras grandes, la plantilla, constituida en gran parte por técnicos e ingenieros, es mayoritariamente fija. El temor de Hernández Antúnez, es que continúe el parón de las renovables, por un lado, y, por otro, que los avances tecnológicos –habla de los contadores digitales–, reduzcan aún más el número de empleados.

Las grandes empresas han creado 105.840 empleos en los siete primeros meses de este año. Son las cifras de la Agencia Tributaria, que considera gran empresa a la que factura más de seis millones de euros. Éstas pagan a un total de 4,38 millones de trabajadores. No obstante, cuando se piensa en una de estas compañías, viene antes a la cabeza la imagen de Repsol, que factura casi 60.000 millones, o Seat, que sobrepasa ampliamente los 6.000. Y la creación de empleo en estos conglomerados ha sido, ante todo, muy desigual. Los industriales y energéticos presumen de generar empleo indefinido y estable, aunque su volumen no sea apreciable. Los del sector servicios, en cambio, no dudan en recurrir, y abusar, de los contratos precarios –temporales, a tiempo parcial– o de las horas extraordinarias, ya sean legales o ilegales.

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