El Banco Central Europeo ha acometido este jueves la mayor subida de tipos de interés en una sola sesión de su historia: 0,75 puntos, hasta dejarlos en 1,25%. Es una medida contundente que espera dar respuesta a unos datos de inflación que siguen desbocados, en España, del 10,4% en agosto. No queda ahí. El mensaje del organismo responsable de la política monetaria europea es subirlos lo que haga falta: “El Consejo de Gobierno espera incrementar los tipos de interés en las próximas reuniones para moderar la demanda y proteger frente al riesgo de un aumento persistente de las perspectivas de inflación”, reza, en un comunicado. “El BCE intenta mandar un mensaje de contundencia. Un mensaje que diga: ‘No solo estamos subiendo los tipos de interés, sino que tenemos un compromiso ante la inflación y vamos a hacer lo que sea posible para reducirlo”, explica a infoLibre Antonio Sanabria, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense.
Esta decisión del BCE viene justificada, además de un peor escenario de inflación, de una revisión más pesimista del crecimiento de la eurozona del 3,1 % en 2022, del 0,9 % en 2023 y del 1,9 % en 2024. Pese a esto, la mano dura con los tipos de interés ha sido cuestionada. David Malpass, presidente del Banco Mundial, advirtió que las herramientas de los bancos centrales no son adecuadas para abordar presiones inflacionarias desde el lado de la oferta. Esto, que afecta especialmente a Europa, quiere decir que la subida de precios viene por el gran aumento de costes de las cadenas de producción de bienes y servicios, por el aumento de precios de las materias primas energéticas y alimentarias, como consecuencia de los problemas derivados por las restricciones de la pandemia y por la invasión rusa de Ucrania y el consecuente conflicto diplomático de occidente con el primer exportador mundial de gas natural. Por otro lado, una inflación del lado de la demanda podría ser consecuencia de, por ejemplo, una fuerte subida de los salarios, algo que no ha ocurrido de momento.
“Los aumentos de los tipos tienen que competir con muchas fricciones dentro de la economía, así que creo que ese es el mayor desafío que enfrentan. Estás subiendo las tasas con la esperanza de reducir la inflación, pero está siendo contrarrestado por mucha fricción dentro de la cadena de suministro y el ciclo de producción”, expresó el presidente del Banco Mundial, según recogió el Financial Times. El profesor Sanabria explica que el Banco Central Europeo ya cuenta con esto: “El organismo dice en sus informes que la inflación viene de la oferta, de los costes energéticos, de las materias primas, de la invasión rusa… Si es un tema de oferta, ¿qué pinta el Banco Central Europeo subiendo los tipos de interés? Lo que hace es contener la demanda mediante el encarecimiento del crédito. Aplacar más la demanda es la única manera que tienen de reducir la presión sobre una oferta que presenta tantos problemas, explica.
¿Son aplicables al BCE las críticas de Joseph Stiglitz a la FED?
El economista estadounidense Joseph Stiglitz, profesor de Columbia y premio Nobel, también lanzó un mensaje a la Reserva Federal de Estados Unidos, en la misma línea que el presidente del Banco Mundial. Decía que estaba subiendo los tipos de interés “demasiado alto, demasiado rápido y demasiado lejos”. Este abrupto acelerón, como respuesta a una inflación desbocada, paradójicamente podría tener a corto plazo un efecto de empeoramiento en la misma inflación. Stiglitz lo explicaba en tres razones, que también podrían aplicarse en el contexto europeo.
La primera, es la ya mencionada por David Malpass: que la inflación tiene un fuerte componente de oferta y los tipos de interés no sirven para eso. En segundo lugar, la evidencia de que las empresas han aprovechado para elevar los precios por encima de los aumentos de costes, para aumentar sus márgenes de beneficios. Por último, el impacto que el encarecimiento del crédito tendrá sobre el mercado de la vivienda.
“Stiglitz hace un análisis bastante ligado al mercado de EEUU”, explica el analista financiero Javier Santacruz, que considera que el segundo y el tercer punto expuestos por Stiglitz no serían aplicables a la situación europea. “Sobre el primer punto, yo creo que tanto en EEUU como en Europa sí que hay un componente fuerte de demanda. No me refiero tanto a hogares o empresas, sino porque hemos tenido ocho años de políticas monetarias expansivas. Todo el dinero que han inyectado los bancos centrales todo este tiempo, no afloraba a la superficie, se quedaba en los mercados financieros, algo que por cierto provocó que las bolsas subieran como la espuma. A partir de 2020, todas las medidas por la pandemia hicieron que el dinero aflorara de golpe. Es un dinero que se empieza a mover, que se presta, y que tiene un efecto inflacionista, explica Javier Santacruz.
“Sobre el segundo punto, los tipos de inversión afectan más a las empresas del país norteamericano, que están sobreendeudadas por esos niveles tan altos de inversión. Aquí lo que hay son déficits de inversión”, añade. “Respecto al punto sobre el mercado de la vivienda, el estadounidense es muy diferente al europeo y al de otras regiones. Se distingue porque los consumidores compran sus viviendas a unos ratios de endeudamiento del 100% o por encima. En Europa la media está en el 40% o 50%. Cuando el estadounidense medio compra una vivienda, se está megaendeudando. Precisamente por esto, la subida de tipos sí les afecta especialmente, pero no a los europeos”, añade el analista.
¿Está haciendo bien el BCE en aplicar una subida del 0,75?
Uno de los efectos de una diferencia importante entre la subida de los tipos estadounidense respecto a los de la zona euro, es que la moneda única no para de desangrarse frente el dólar, divisa ante la que ha perdido aproximadamente un 15% de su valor. Los mercados prevén que la moneda está en una situación delicada y que Europa es más vulnerable a una recesión, lo que provoca una salida masiva de capital a una divisa más estable, como el dólar. Esta depreciación provoca, entre otras cosas, que a Europa le cueste más caro el petróleo y el gas extranjero, de los que depende profundamente y que paga en dólares.
“Yo creo que el BCE lo está haciendo bien”, explica el profesor Antonio Sanabria. “Lo digo en el sentido de que este organismo debe ser más cauto que la FED. En EEUU hay pleno empleo. De hecho, por cada oferta de trabajo hay dos vacantes no cubiertas. En Europa esto no sucede. Tenemos un ritmo de empleo más ralentizado. Europa tiene que jugar con más cuidado”, explica el profesor. "El hecho de tener una situación de pleno empleo provoca una presión inflacionista desde la demanda, que se suma a los otros factores. “Europa también depende de la energía exterior. EEUU no. Son exportadores de energía”, añade el académico.
Subida histórica de los tipos de interés: el BCE los eleva 0,75 puntos de golpe, hasta 1,25%
Ver más
El analista Javier Santacruz coincide con Sanabria. “Creo que lo está haciendo bien. Espero que en las próximas reuniones que quedan este año haya dos subidas más, creo que serán del 0,50 cada una. Creo que en el dato de inflación de octubre ya se empezará a notar el impacto de la subida de tipos en la inflación. A partir de ahí, el BCE podría empezar a aflojar su intervención monetaria. Esto sería lo más razonable. Pero no podemos descartar que haya un problema repentino más serio y que tengan que aplicar otra subida del 0,75. No creo que suceda”, explica el analista, que hace una interpretación: “Creo que esta es una lógica de reacción tardía. Es como que piensas que como has llegado tarde, tiendes a sobrerreaccionar. Esto puede provocar que la recesión, que es inevitable, se convierta en algo más. Que haga más duradero el período de caídas trimestrales del PIB. En el análisis que hago de las palabras de la presidenta, Christine Lagarde, creo que saben que han llegado tarde. Es la misma historia que ocurrió en EEUU en los años 70. Llegas tarde, aprietas más fuerte y haces que la caída de la economía sea más fuerte”, señala Santacruz.
El profesor Antonio Sanabria señala que el Banco Central Europeo está atado de pies y manos, en el sentido en que poco puede hacer para cambiar los elementos inflacionistas desde el lado de la oferta, como el conflicto bélico: “No puede actuar ni sobre el gas ruso, ni sobre los cuellos de botella creados por la pandemia en las cadenas de suministros globales. Lo que puede hacer el BCE es, por un lado, rebajar la demanda para nivelarla con la oferta, y por otro, “anclar” las expectativas“ explica Sanabria, que desarrolla: “Esto quiere decir que el organismo europeo está mandando un mensaje fuerte a los agentes económicos que dice que aunque la inflación ahora esté alta, va a hacer todo lo que esté en su mano para que el año que viene no lo esté. Estos agentes no se mueven tanto por los precios actuales, sino por las expectativas de cómo serán en el futuro. Esto es importante, por ejemplo, en las negociaciones salariales o en las decisiones de inversiones de las empresas”.
Sanabria no cree que la recesión que provocará el enfriamiento de la economía tras la subida de tipos del Banco Central Europeo vaya a ser peor que la que provocó la crisis financiera. “La incertidumbre es absoluta porque los factores escapan a nuestro control. ¿Cómo nos va a afectar, por ejemplo, la crisis inmobiliaria que se está produciendo en China? En el caso de España, la previsión más sensata es que no estamos en la misma situación que en 2008. Hoy tiene una posición comparativamente mejor respecto a los socios europeos, por nuestra menor dependencia de Rusia y por tener una mayor diversificación de fuentes energéticas. Es posible incluso que podamos evitar la recesión técnica [dos trimestres seguidos con una evolución negativa del PIB]. Es posible que se produzca una ralentización en el empleo en España, pero no creo que sea catastrófica”, remacha el profesor Antonio Sanabria .