“Hay que matar a ese perro”: sicarios polacos y antillanos asesinaron al periodista De Vries para un capo marroquí

El periodista holandés Peter R. de Vries, asesinado en julio de 2021 por unos sicarios contratados por la mafia marroquí.

Mariusz Sepioło / Konrad Szczygieł (Frontstory.pl) / OCCRP

En marzo de 2021 comenzó en Ámsterdam el primer gran juicio contra la Mocro Mafia, la banda de origen marroquí que domina el tráfico de drogas en los Países Bajos y Bélgica. El principal acusado era Ridouan Taghi, jefe del violentísimo grupo criminal. En el proceso, todo un acontecimiento mediático en el país, participaba un conocido periodista, Peter R. de Vries, en apoyo de un testigo que con su declaración podía acabar con la banda. Sólo unos meses más tarde, el 6 de julio, De Vries recibió un tiro en la cabeza, en plena calle, cuando acababa de abandonar un estudio de televisión. Murió nueve días después.

Dos fueron los atacantes: el pistolero, Delano G., un rapero holandés de origen antillano, y un taxista polaco, Kamil E., que le esperaba en el coche donde ambos se dieron a la fuga. Fueron detenidos apenas 45 minutos después del ataque. En el caso también estaban implicados otros dos polacos relacionados con los bajos fondos holandeses, Krystian M. y Konrad W [las autoridades holandesas no hacen públicos los apellidos de los detenidos].

Un año después, fue arrestado en San Feliu de Llobregat (Barcelona), un holandés de origen antillano, Gerower MC, de 26 años; otro más, Erickson O., fue capturado en Curaçao, una isla autónoma perteneciente a los Países Bajos, y un tercer antillano, Christopher W., en Helmond, cerca de Eindhoven. Finalmente, dos antillanos más cayeron en enero y abril de este año: Divainy K. y Ludgardo S.

Un total de nueve delincuentes de dos nacionalidades distintas se pusieron al servicio de la mafia marroquí para acabar con la vida del periodista que había amenazado la hasta entonces exitosa carrera criminal de Ridouan Taghi. Los dos primeros, Delano G. y Kamiml E., ya han sido juzgados y condenados a cadena perpetua. Los siete restantes, acusados de pertenencia a organización criminal, serán juzgados en enero de 2024.

Según la fiscalía holandesa, el detenido en Barcelona, Gerower, y el capturado en Curaçao, Erickson, grabaron a De Vries nada más recibir el disparo en la calle. Poco después, los vídeos fueron publicados en Twitter y luego compartidos masivamente a través de WhatsApp. Las imágenes captadas por una cámara de seguridad recogidas por la policía muestran a ambos comiendo en un MacDonald’s próximo al estudio de televisión donde estaba el periodista aquella tarde. Cuando éste abandona el edificio, Gerower y Erickson salen del restaurante y se dirigen hacia donde acaba de ser tiroteado. Lo graban con sus móviles mientras otros transeúntes lo atienden. Se van, riendo, en cuanto llegan los servicios de emergencia.

La fiscalía sostiene que la intención de Gerower y Erickson al subir esos vídeos a las redes sociales no era otra que sembrar el terror en la ciudadanía. Por eso les acusan de formar parte de una organización criminal con fines terroristas. En una vista preliminar celebrada en octubre, las defensas de los dos antillanos, en cambio, alegan que los dos jóvenes ni siquiera sabían quién era Peter R. de Vries.

Según contó la Policía Nacional cuando capturó a Gerower, el holandés apenas salió de las casas donde se escondía –y que cambiaba periódicamente– en todo el tiempo que pasó en España: otras personas, también delincuentes, le llevaban la comida. A detenerle fueron también miembros de los Grupos Operativos Especiales de Seguridad (GOES), debido a la “alta peligrosidad” del antillano, que había adoptado “fuertes medidas de seguridad” para evitar su captura, incluida una puerta metálica antiocupación.

Este reportaje forma parte de NarcoFiles: El Nuevo Orden Criminal, una investigación periodística internacional sobre el crimen organizado coordinada por el consorcio de medios OCCRP, del que forma parte infoLibre, en cooperación con el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), a partir de la filtración de millones de correos electrónicos de la Fiscalía colombiana.

Un cabeza en la puerta de un bar

La Mocro Mafia es un grupo del crimen organizado que lleva años aterrorizando a Países Bajos y Bélgica desde los años 90. La base de su negocio es el tráfico de drogas desde Sudamérica y África, pero también ordena secuestros y asesinatos y se manejan con una violencia extrema. En marzo de 2016, alguien dejó la cabeza cortada de un traficante de drogas de 23 años frente a un bar de shishas en Ámsterdam. Es una advertencia de gángsters, como la cabeza del caballo en El padrino, explicó el periodista Peter R. de Vries en televisión. Toda una autoridad sobre el crimen organizado en los Países Bajos, De Vries era famoso por el libro que escribió sobre el secuestro del magnate cervecero Freddy Heineken en 1983 y por las investigaciones de su propio programa, Peter R. de Vries, misdaadverslaggever [periodista de sucesos]. 

En los últimos meses antes de su muerte, en julio de 2021, De Vries había decidido ayudar a la Justicia holandesa a obtener pruebas contra la Mocro Mafia. Unos años antes, en 2017, Nabil B., antiguo subordinado del capo Ridouan Taghi, había prestado un extenso testimonio de 1.500 páginas. Y pagó un alto precio por ello: una semana después de que se hiciera pública su declaración, su hermano fue tiroteado. Después, en 2019, la foto de Nabil B. fue incluida por error en los expedientes a los que tuvieron acceso los acusados en el proceso contra la Mocro Mafia. Su abogado, Derk Wiersum, fue asesinado al salir de su casa en Ámsterdam en la mañana del 18 de septiembre de 2019. 

Nabil B., que era un entusiasta seguidor del programa de Peter R. de Vries, invitó al periodista en 2020, según informó The Guardian, a formar parte de su equipo de abogados como asesor y persona de confianza. El periodista aceptó, lo que le puso en el punto de mira de Ridouan Taghi. 

Una semana antes de ser tiroteado, el periodista se reunió con la policía para pedir protección. Le ofrecieron 10 agentes armados, seguridad día y noche. De Vries creyó que era demasiado y se negó a aceptarla.

“Tenía pesadillas”

Ahora NarcoFiles desvela cómo se gestó el asesinato del reportero holandés. Delano G. recibe un mensaje del polaco Krystian M. con una foto de De Vries y un breve texto debajo. “Hay que matar a este perro”, escribe Krystian, de 27 años. El polaco, que procede de la ciudad polaca de Hrubieszów y llegó a los Países Bajos siendo adolescente, jugaba al fútbol en un club local y fue quien organizó el ataque al periodista. Un testigo de la fiscalía, conocido sólo como Eddy, otro polaco que conocía bien a Krystian M., lo denunció a la policía cuando se enteró del asesinato.

Según el periódico holandés Het Parool, Eddy y Krystian se conocieron en 2020 a través de un amigo en común, también polaco. Eddy ayudó a Krystian, por ejemplo, registrando coches a su nombre. ¿Cómo se ganó Krystian M. la confianza de la mafia marroquí? Eddy contó que su amigo ya había matado a alguien en nombre de la mafia marroquí. “Una vez me dijo que tenía pesadillas por ello”, declaró.

Un buen día, Krystian le contó a Eddy sus planes para matar a un periodista famoso: “Puedes conseguir 150.000 euros por el trabajo: 100.000 para el tirador, 50.000 para el conductor. La orden proviene de un hombre llamado Tío”. ¿Quién es? Basándose en los mensajes interceptados del teléfono de Krystian M., los investigadores determinan que ese Tío es Ridouan Taghi, el jefe de la Mocro Mafia.

Poco después del asesinato, Krystian M. viaja a Polonia para pasar un mes. A su regreso, sigue trabajando para el hampa: consigue armas, vigila envíos de dinero. Para cuando Eddy testifica sobre Krystian, en el otoño de 2021, el polaco ya está detenido por participar en sangrientas disputas entre gánsteres. Después, en las vistas del juicio, oculta su rostro tras una mascarilla; no quiere que los medios publiquen su imagen.

Además de contratar a Delano, Krystian busca un conductor, el polaco Kamil E. Alto, de complexión fuerte, barba de chivo y tatuajes en el cuello, es aficionado a las artes marciales. Vive con su pareja e hijos en un pueblo holandés de sólo 4.000 habitantes llamado Maurik. Sólo unos días antes del atentado contra De Vries, el polaco fue detenido mientras conducía. La policía sospechaba que podía haber un arma en el coche, pero no encontró nada y le dejó marchar. El 6 de julio fue Kamil quien llevó a Delano al lugar del asesinato.

“Yo no maté a nadie”, declaró el chófer durante su primera vista judicial. Cierto: sus instrucciones eran sacar al asesino del lugar lo más rápido posible, quemar el Renault Clio que conducía y deshacerse de las matrículas. Pero el plan fracasó: Delano y Kamil fueron detenidos en la autopista a las afueras de Ámsterdam menos de una hora después del ataque. Pudo ser incluso peor. Mientras Kamil estaba bajo custodia, la Mocro Mafia planea matar a su madre, que vive en la pequeña Tiel, en el centro de los Países Bajos, si decide testificar.

“Soldados dispuestos a apretar el gatillo”

Las huellas polacas en el crimen de De Vries no terminan en Kamil. En septiembre de 2022 llegaron a la ciudad de Ostrów Wielkopolski dos policías con una orden de detención europea. Junto con tres uniformados polacos, arrestaron a Konrad W., que fue extraditado enseguida a los Países Bajos y juzgado por el asesinato de Peter R. de Vries. Fontanero de 31 años, cubierto de tatuajes y pillado con 79 gramos anfetamina en su casa, Konrad asegura que se enteró del ataque al periodista holandés por los medios de comunicación. El día que dispararon a De Vries, además, estaba en otra ciudad. No admite su culpa y no tiene idea de por qué le involucran los otros detenidos.

Pero la fiscalía holandesa no le cree, porque sabe que contactó con el asesino Delano y su chófer Kamil justo antes del crimen y les proporcionó información clave. Su misión era ayudarles a conseguir armas y un coche, e incluso se le consideraba como posible tirador. Además, hay otra pista que le conecta con el mundo criminal holandés: un polaco que colabora con el hampa trabaja cargando contenedores en el puerto de Róterdam, donde sólo en 2020 se incautaron 70 toneladas de cocaína.

¿Por qué se ordenó a los polacos matar a Peter R. de Vries? ¿Significa que en Países Bajos ocupan un lugar elevado en la jerarquía criminal? Un periodista holandés que conoce bien el hampa los describe más bien como “soldados dispuestos a apretar el gatillo”. 

Hoy, además de los tres polacos y del rapero Delano, en el banquillo se sientan otros dos holandeses que supuestamente ayudaron en el crimen. En el caso de Konrad, la fiscalía no hará pública su petición de penas hasta principios del próximo año. Pero Krystian, Kamil y Delano se enfrentan a cadena perpetua por asesinato y participación en un grupo terrorista.

Polonia, más droga desde que cerraron los puertos de Ucrania

Los países del Benelux son puntos clave en el mapa del contrabando mundial de cocaína operado por la Mocro Mafia. Según el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías y de Europol, sólo en 2020 se incautaron en Europa un total de 213 toneladas de cocaína. Principalmente en los puertos más occidentales de la UE, sobre todo en Países Bajos, Bélgica y España. Pero otro punto importante de distribución de cocaína en Europa son los puertos de los Balcanes orientales: Albania, Montenegro y Croacia.

Polonia es desde hace años un país de tránsito. Las drogas que han eludido los controles de aduanas de Bélgica, Países Bajos, España o Francia se transportan por mar a Gdynia, Gdańsk y Szczecin, los tres mayores puertos internacionales de Polonia, donde se confiscaron 3,8 toneladas en 2020. Este papel se ha reforzado después de que se hayan cerrado algunos puertos ucranianos, adonde en el pasado llegaban transportes procedentes de América del Sur que luego seguían la ruta de los Balcanes y finalmente llegaban a Alemania y más allá.

Según el último informe de Europol, Polonia también es un lugar donde los delincuentes compran los llamados precursores y otras sustancias para mezclar cocaína: “Hay indicios de que los productos químicos incautados en laboratorios de cocaína de los Países Bajos fueron comprados en otros países de la UE, incluidos Alemania, Polonia y España. Probablemente son de mayor calidad que los utilizados en los laboratorios de cocaína colombianos”, explica Mariusz Majewski, subdirector del Departamento de Lucha contra la Delincuencia Marítima de la Oficina de Aduanas e Impuestos de Pomerania.

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Esta información es parte de NarcoFiles: El Nuevo Orden Criminal, una investigación periodística internacional sobre el crimen organizado global, sus innovaciones, sus tentáculos y quienes lo combaten. El proyecto se originó con una filtración sin precedentes de correos electrónicos de la Fiscalía General de la Nación de Colombia. Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP), el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP)Vorágine y Cerosetenta / 070 accedieron a los datos a través de dos organizaciones: Distributed Denial of Secrets y Enlace Hacktivista. Luego compartieron el material con más de 40 medios de comunicación, entre ellos infoLibre y Narcodiario en España. Periodistas de 23 países trabajaron en las investigaciones, principalmente en América Latina, pero también en Europa y Estados Unidos.

A partir de las pistas encontradas en los datos filtrados, los periodistas han elaborado docenas de artículos que revelan las múltiples formas en las que los grupos del crimen organizado evolucionan, se expanden y experimentan en el mundo moderno, dejando nuevas víctimas a su paso.

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