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El Manchester City fue financiado por el Gobierno de Abu Dabi violando el control financiero de la UEFA

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Las sanciones al Chelsea FC por los vínculos de su propietario, Roman Abramovich, con el régimen de Vladímir Putin, han puesto de nuevo en el punto de mira la proximidad de los clubes ingleses a los estados autoritarios. Documentos de Football Leaks, obtenidos por la revista alemana Der Spiegel y compartidos con la red European Investigative Collaborations (EIC), a la que pertenece infoLibre, revelan ahora que el Manchester City fue financiado directamente por una agencia gubernamental de Abu Dabi.

Según esos documentos, la sociedad matriz del Manchester City pagó millones en comisiones a agentes de jugadores, violando las normas internacionales, y que estuvo detrás de un acuerdo triangular secreto para fichar a un futbolista menor de edad español. Numerosos documentos de Football Leaks llegan a lo más profundo del club, así como a la Autoridad de Asuntos Ejecutivos (EAA por sus siglas en inglés), una agencia gubernamental de Abu Dabi que asesora sobre política estratégica al príncipe heredero del emirato, el jeque Mohamed Bin Zayed Al Nahyan. Además, su operativa financiera llegó hasta España, donde utilizó como intermediario para camuflar sus pagos a Mediapro, el grupo audiovisual de Jaume Roures.

El muro defensivo del Manchester City tiene 7,40 metros de altura, 109 años de edad y costó unos 244 millones de euros. Está formado por los defensas Rúben Dias, John Stones, João Cancelo y Kyle Walker, y es una de las razones por las que el club va camino de su cuarto campeonato inglés en cinco años. El equipo que entrena Pep Guardiola también está en cuartos de final de la Liga de Campeones.

Ningún club de fútbol del mundo gasta tanto dinero en jugadores como el Manchester City. Según el CIES Football Observatory, el club inglés ha gastado 1.700 millones de euros en fichajes en los últimos 10 años. Sus recursos financieros parecen ilimitados: pertenece al jeque Mansur Bin Zayed Al Nahyan, miembro de la familia gobernante de Abu Dabi.

Tras décadas de fútbol mediocre en el mejor de los casos, el ManCity se convirtió rápidamente en uno de los mejores clubes internacionales desde que Mansur se hizo cargo de él. En la Liga inglesa, sólo el Liverpool FC de Jürgen Klopp puede alcanzarle.

La proximidad del Manchester City al autoritario estado de los Emiratos Árabes Unidos está obligando al club a invertir también mucho dinero en otro tipo de defensa, la legal. Su dirección ha contratado a algunos de los abogados más conocidos y caros del Reino Unido para hacer frente a las acusaciones de prácticas comerciales irregulares y para dilatar las investigaciones que tiene abiertas sobre posibles violaciones de las normas internacionales del fútbol.

Al igual que la inversión catarí en el París Saint-Germain y la inversión del fondo soberano saudí en el Newcastle United, los miles de millones de los EAU probablemente tienen como objetivo principal mejorar la imagen de ese Estado gracias al fútbol: los Emiratos no toleran ningún tipo de oposición política, desprecian los derechos humanos y sobre ellos recae la sospecha de haber cometido crímenes de guerra en el conflicto de Yemen, una acusación que rechazan. Para brillar con la mejor luz en el escenario del fútbol de élite, los propietarios de los clubes parecen estar dispuestos a pagar cualquier precio. Así, uno de los países más ricos del mundo está financiando operaciones deportivas y haciendo pagos opacos para eludir los controles financieros impuestos por los organismos internacionales.

En 2020, la UEFA prohibió al Manchester City participar durante dos años en la Liga de Campeones después de que Der Spiegel revelara cómo se financiaba el club. Representado por casi una docena de abogados de primera línea, recurrió la decisión ante el Tribunal Internacional de Arbitraje Deportivo (TAS). La UEFA perdió el caso, a pesar de que hay muchas pruebas sólidas de las cuestionables prácticas financieras del ManCity.

Abu Dabi United Group Investment & Development (ADUG) es propiedad de Mansur y, a su vez, fue la dueña del Manchester City desde 2008, hasta que fue sustituida por otra empresa del jeque el año pasado. Según recalcaban siempre sus responsables, ADUG es una empresa privada y la entrada de Mansur en el club inglés fue una inversión puramente personal. Incluso antes de que el caso llegara al TAS, un abogado del Ministerio de Finanzas de Abu Dabi aseguró que ADUG es “completamente ajena” al Gobierno del emirato o al Estado de los EAU.

Sin embargo, la investigación de Football Leaks revela ahora que los pagos de ADUG al club se autorizaron en una agencia gubernamental de Abu Dabi, la Autoridad de Asuntos Ejecutivos (EAA). Responsable de proporcionar asesoramiento estratégico al emirato, también gestionaba las cuentas de ADUG. Los documentos internos así lo indican. El presidente de la agencia, Jaldún Al Mubarak, primer ministro de facto de Abu Dabi, dirige el fondo de inversión estatal y es también presidente del Manchester City. Según los documentos de la investigación, Al Mubarak aprobó los flujos de dinero que eran encauzados por el Gobierno y acababan en las cuentas del club de fútbol. Además, las solicitudes de pago de las comisiones de los agentes se enviaron al director jurídico de la EAA y una factura a Etisalat, una empresa pública emiratí que patrocina al equipo, fue enviada por el ManCity a Omar Awad, director financiero de la agencia gubernamental. Ni el Manchester City ni los responsables de EAA han querido responder a las preguntas de Der Spiegel.

Tres acusaciones contra el ManCity

En el Manchester City, las líneas entre el régimen autoritario y el club de fútbol privado se difuminan. Y las nuevas revelaciones de Football Leaks podrían causar considerables problemas al líder de la Premier League. Durante años, la Liga inglesa ha investigado al Manchester City sin hacer demasiada publicidad sobre el caso. Según la información obtenida por Der Spiegel, la investigación tiene tres acusaciones centrales.

La primera: el Manchester City pudo haber presionado a algunos jugadores menores de edad para que firmaran un contrato mediante el pago de dinero, lo que contraviene las normas internacionales.

La segunda: las empresas patrocinadoras con sede en Abu Dabi hicieron sólo una parte de los pagos al club; la mayor parte de ellos fue realizada por el propio jeque Mansur.

La tercera: el actual seleccionador nacional de Italia, Roberto Mancini, entrenador de 2009 a 2013 del ManCity, pudo haber recibido de forma opaca una parte considerable de su salario a través de un contrato ficticio de asesoría.

A las anteriores consultas que Der Spiegel hizo al club, éste respondió con un comunicado que no abordaba el contenido de las preguntas, sino que se limitaba a afirmar que el material de Football Leaks estaba sacado de contexto.

El negocio con los menores

UEFA y FIFA han aprobado normas especiales para proteger a los talentos futbolísticos menores de edad. Por ejemplo, los clubes no pueden hacer traspasos internacionales de jugadores menores de 16 años. Más aún, no pueden prometer o pagar dinero a los menores, a sus padres o a sus asesores.

Sin embargo, numerosos clubes han incumplido sistemáticamente esta normativa durante años. Así, al Chelsea FC y al Real Madrid la FIFA les prohibió hacer traspasos. El Manchester City tuvo que pagar al menos 300.000 libras esterlinas –360.000 euros– a la Federación Inglesa de Fútbol y a la FIFA por infringir las normas que protegen a los jugadores más jóvenes.

Der Spiegel ya informó en 2019 sobre el pago de comisiones ocultas que el ManCity pagó al agente del inglés Jadon Sancho, que entonces sólo tenía 14 años. Pero ahora Football Leaks descubre otro caso: para fichar en 2013 al español Brahim Díaz, también de 14 años, la empresa emiratí preparó un contrato con la agencia del representante del jugador, Pere Guardiola, hermano de Pep, al frente del banquillo del City desde 2016. El club inglés entrenó a Brahim en su academia durante dos años antes de registrarlo oficialmente en Inglaterra.

Aunque el hecho de que Guardiola era su agente era público y así consta también en los correos internos que se cruzan los empleados del Manchester City, ADUG le encomendó que velara al mismo tiempo por los intereses del club: debía ayudar al City a “convencer al jugador y a sus tutores legales para que acepten los términos contractuales propuestos por el club”. Y, en el caso de que Brahim terminara firmando un contrato profesional con el ManCity, ADUG debía pagar 420.000 libras al agente.

De hecho, Brahim firmó un contrato profesional en Manchester en agosto de 2016, cuando cumplió los 17 años y fue traspasado al Real Madrid a principios de 2019. ¿Por qué ADUG quiso pagar la comisión al agente del jugador en lugar de hacerlo el club? Tanto entonces como ahora se trata de una clara violación de las reglas de la Asociación de Fútbol de Inglaterra: sólo el club está autorizado a pagar a los representantes de los jugadores.

Los correos electrónicos del club muestran que ADUG también pagó otros gastos del traspaso de Brahim Díaz, pero de forma opaca. Según revelan los documentos, la empresa del jeque abonó al el Málaga el club donde se formó el joven futbolista, unos honorarios por formación de 360.000 euros a través de una tercera empresa, el grupo audiovisual Mediapro. Y luego ésta remitió la suma al Málaga CF.

Jaume Roures firma el contrato

¿Qué tiene que ver el grupo de Jaume Roures en el traspaso de un juvenil de 14 años? La empresa de representación de jugadores de Pere Guardiola es Media Base Sports, que pertenece a Imagina Media, el grupo en el que está integrado Mediapro y que desde 2018 se encuentra en manos de Orient Hontai Capital, el primer grupo de capital privado de China. El 28 de noviembre de 2013, el Málaga CF y Mediapro, representada por Jaume Roures, firmaron un contrato por el que esta empresa se compromete a pagar 360.000 euros al club “por nombre y por cuenta del Manchester City”, como adelanto de una indemnización por la formación que le dio a Brahim Díaz. Es una práctica habitual cuando se traspasa a un jugador desde un equipo juvenil. Pero el Manchester había transferido a Brahim cuando no era posible hacer el traspaso. Esa cantidad debería ser abonada sólo cuando el jugador fuera contratado por el Manchester City al cumplir los 16 años, en 2015. Por tanto, Mediapro le está pagando un anticipo. En el documento, Mediapro “comunica” al Málaga CF “el interés del Manchester City por contratar los servicios del jugador” una vez que éste cumpla los 16 años, así como “la voluntad” del club inglés de “pagar por adelantado la indemnización por formación”.

Es más, para el caso de que el Málaga CF tenga que devolver el anticipo al club inglés, se crea una garantía, una prenda: Mediapro se descontaría la cantidad de los derechos televisivos que le corresponden al equipo español en virtud del acuerdo de cesión que éste firmó con la empresa de Roures en marzo de 2013. Mediapro también es el socio exclusivo de City TV, la televisión del club inglés.

Con esa misma fecha, Brahim Díaz, sus padres y el Málaga CF –su entonces director general, Vicente Casado Salgado, y su director general corporativo, Manuel Antonio Novo García— firmaron otro documento, en el que acuerdan resolver el contrato que habían suscrito sólo unos meses antes, en marzo de 2013, para que el futbolista jugara como infantil o cadete en el club. Lo rescindieron porque los padres querían marcharse a vivir fuera de España “por motivos personales y laborales”. Pero acuerdan que Brahim siga inscrito en la federación española como jugador de las categorías inferiores del club para que pueda ser convocado a la selección nacional.

Unos días más tarde, el 2 de diciembre, los padres de Brahim firman un tercer contrato. Éste es con Media Base Sports. En concreto, con Jaume Roures, Pere Guardiola y el abogado David Sánchez, también de la misma agencia de jugadores. Es un acuerdo por dos años, que garantiza a Media Base Sports un 10% del importe bruto de todo lo que cobre Brahim Díaz por conceptos deportivos, como un traspaso o renovación, y un 20% más por los no deportivos, desde los contratos publicitarios y de patrocinio hasta los que pudiera suscribir con medios de comunicación. Pese a que Media Base es el representante del futbolista, las comisiones se las deben pagar las empresas con las que contrate el jugador, no éste, su cliente. Y si Brahim Díaz incumple la exclusividad que suscribe en este contrato, sus padres deberán pagar a Media Base una penalización de 500.000 euros. Si incumple cualquier otra condición del documento, tendrá que abonarle 100.000 euros más. Estos tres documentos fueron firmados en Barcelona, donde tiene su sede Mediapro.

En diciembre de ese año, según los documentos de Football Leaks, Brahim Díaz ya pasa 15 días en Manchester. Y la prensa empieza a publicar que el ManCity le ha robado al Barça al “nuevo Lionel Messi”. En febrero de 2014, los correos del Manchester muestran que el club inglés está buscando colegio a las hermanas de Brahim y gestionando la apertura de cuentas bancarias para que sus padres paguen el agua y los impuestos municipales, comprándoles muebles para su nueva casa e incluso un coche. También están ayudando al padre a conseguir su número de la Seguridad Social.

En abril, un empleado del club explica en otro correo que, como no se le puede registrar hasta que cumpla 16 años, Brahim seguirá inscrito como jugador del Málaga CF. Pese a que ya está en el Manchester. En junio, los padres de Brahim, su agente y el ManCity han firmado todos los contratos necesarios, entre ellos la beca que disfrutará hasta los 16 años y un acuerdo de representación con Media Base Sports. El abogado de Media Base precisa que los documentos han sido suscritos tanto por el club inglés como “por su accionista”. Y pide que se pague a la agencia de representación 290.000 euros más el IVA.

Pues bien, cuando el ManCity inscribió a Brahim tanto en la Federación Inglesa como en la FIFA certificó que no había usado los servicios de ningún intermediario, que no había ningún agente implicado. Y cuando la FIFA investigó y preguntó al Manchester City por el fichaje del menor, el club respondió que el español había jugado tres partidos amistosos en Catar y Galway (Irlanda) con el consentimiento del Málaga; es decir, antes de que estuviera inscrito como jugador del ManCity.

Brahim Díaz tiene ahora 22 años. En 2019 fue fichado por el Real Madrid, con quien tiene contrato hasta 2025. Pero juega cedido en el AC Milan desde 2021. Y Pere Guardiola ya no es su agente, lo cambió por su padre en agosto de 2019. Ni los clubes, ni Mediapro ni Pere Guardiola han respondido a las preguntas que sobre este fichaje le ha enviado de Der Spiegel.

Los documentos de Football Leaks también muestran otros casos en los que ADUG intervino directamente. Entre 2010 y 2015, la empresa del jeque pagó al menos cuatro millones de euros y cuatro millones de libras a una empresa gestionada por el agente de Yaya Touré, que jugó en el ManCity entre 2010 y 2018. Según los correos electrónicos, las cantidades destinadas a pagar a los jóvenes jugadores fueron aprobadas, entre otros, por el director general, el español Ferran Soriano, y el presidente del club, Jaldún Al Mubarak. El desembolso a través de la agencia gubernamental de Abu Dabi fue dirigido por el director del club, Simon Pearce.

El dinero de los patrocinadores procedía del Estado de Abu Dabi

Pearce desempeña uno de los principales papeles en la acusación central de la UEFA y la Premier League contra el Manchester City: la financiación secreta de los acuerdos de patrocinio por parte del propietario del club, el jeque Mansur.

Simon Pearce gestionó los asuntos del club como miembro de la junta directiva al mismo tiempo que trabajaba como asesor especial del presidente de la agencia gubernamental EAA, Al Mubarak. Pearce mantenía el contacto con los numerosos patrocinadores del club con sede en los Emiratos, también era la persona de contacto del departamento financiero del ManCity cuando había que tratar detalles de los contratos y del desembolso de los fondos de Abu Dabi.

Der Spiegel ya publicó en su día en una serie de artículos los contratos antedatados, las inyecciones de efectivo espontáneas y las “fuentes alternativas” de la financiación con patrocinios del Manchester City. Según esas informaciones, el dinero del jeque Mansur se camuflaba como dinero de los patrocinadores. Las sumas del jeque se transferían a empresas con sede en Abu Dabi y desde allí se pagaban a su vez al club. De este modo, en las cuentas oficiales se minimizaban las inversiones del propietario del ManCity al tiempo que se inflaban los ingresos de marketing, lo que supone una flagrante violación de las normas de Fair Play Financiero de la UEFA. Esas reglas se diseñaron para evitar que los clubes gastaran más dinero del que ganaban y, por tanto, entraran en dificultades financieras o distorsionaran la competencia deportiva. Como han resultado un fracaso, ahora van a ser sustituidas por una nueva normativa.

A raíz de las informaciones de Football Leaks, la UEFA expulsó al club de la Liga de Campeones durante dos años. Como queda dicho más arriba, el club se impuso en el proceso de apelación ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo, que dictaminó que parte de las acusaciones habían prescrito y que la UEFA no podía aportar más pruebas que las publicadas por Der Spiegel. Además, el Manchester City citó testigos que negaron enérgicamente las acusaciones de la UEFA. El TAS no vio ninguna razón para no creerlos, según declara la sentencia.

Uno de esos testigos supuestamente fiables era Simon Pearce. El tribunal deportivo le preguntó si había “organizado alguna vez pagos a Etihad [Líneas Aéreas de los Emiratos, patrocinadora del club]” en relación con el patrocinio del Manchester City. Su respuesta fue inequívoca: “Absolutamente, categóricamente no”.

Sin embargo, un correo electrónico de Pearce al entonces director de operaciones de Etihad, Peter Baumgartner, de diciembre de 2013, lo desmiente. En él, Pearce explica al directivo suizo exactamente qué sumas debía aportar Etihad, cuánto había transferido él, Pearce, por tanto, a Etihad y lo que todavía debía a la aerolínea. Der Spiegel ha preguntado a Etihad Airways al respecto y se ha limitado a contestar que “se enorgullece de ser el principal socio del Manchester City FC desde mayo de 2009”. “Todas las obligaciones financieras relacionadas con la asociación de la aerolínea con el club”, añade, “siempre han sido, y siguen siendo, responsabilidad exclusiva de Etihad Airways. Nuestra asociación con el Manchester City y con el City Football Group, en general, ofrece constantemente un sólido rendimiento de nuestras inversiones”.

Cuando Der Spiegel publicó ese correo, el Manchester City lo calificó de “intento cínico” de “volver a litigar públicamente y socavar” un proceso vencido y concluido. El club no ha respondido ahora a esta nueva consulta de la revista alemana.

Desglose de pagos

Pero merece la pena volver a mirarlo con detenimiento. Los documentos de Football Leaks prueban la existencia de un sistema establecido durante años:

En 2012, parte del dinero del patrocinio de Abu Dabi se contabilizó internamente como “inversión del propietario”, que en ese momento ya ascendía a unos 150 millones de libras –180 millones de euros--.

En 2013, Pearce solicitó al director financiero, el español Jorge Chumillas, un resumen de las obligaciones de pago de ADUG y exigió que se desglosaran las partidas individuales en “pagos directos del club” y “suplementos de los socios”. Los documentos de Football Leaks muestran en qué consisten los pagos adicionales: por ejemplo, Pearce subrayó en un correo electrónico a Chumillas que Etihad sólo tenía que abonar ocho millones de los 67,5 millones de libras oficiales de su patrocinio. Por tanto, 59,5 millones de libras fueron el suplemento presumiblemente pagado por el jeque Mansur. Sólo en la temporada 2013-2014, el suplemento pagado por Abu Dabi ascendió a 92,5 millones de libras. Estas cifras eran alto secreto: “No debemos mostrar el suplemento del socio si va fuera del club”, advirtió a principios de 2013 el entonces director financiero, Andrew Widdowson.

En 2014, Chumillas y Widdowson hablaron por correo sobre el hecho de que los fondos de dos patrocinadores de Abu Dabi, Aabar y Etisalat, seguían pendientes. Y, de nuevo, distinguieron entre la aportación de ADUG y las cantidades que debían proceder directamente del patrocinador. Chumillas pidió que confirmación: “Pero, en realidad, formalmente, queremos que todas esas cantidades las paguen Aabar y Etisalat, ¿no?”. “Sí”, fue la respuesta, “si pueden”.

En septiembre de 2015, los responsables del club distinguieron entre un traspaso de 60,25 millones de libras y los ocho millones que, según ellos, Etihad debería “financiar directamente”. Chumillas y Pearce volvieron a desglosar en un correo electrónico qué parte del dinero del patrocinio debía proceder “directamente” de las empresas. El resto debía de proceder del presupuesto del accionista de ADUG; es decir, del jeque Mansur. Ni Aabar ni Etisalat han respondido a la solicitud de comentarios realizada por Der Spiegel.

Mientras que los dos últimos años de pandemia han hecho mella en las operaciones del fútbol profesional en general, el Manchester City se ha reforzado con los ingresos procedentes de acuerdos de marketing. A principios de este año, el club inglés añadió tres nuevos patrocinadores estatales a su cartera de socios. La Premier League quiere ahora examinar más de cerca estos acuerdos.

El contrato falso entre Roberto Mancini y Al Jazira FC

Podría decirse que el Manchester City ha demostrado ser extraordinariamente creativo cuando se trata de chanchullos financieros. En 2009, por ejemplo, la dirección del club pudo haber utilizado al club de fútbol Al Jazira, con sede en Abu Dabi, para camuflar el pago de parte de su salario al entrenador del ManCity, Roberto Mancini. El jeque Mansur sigue siendo el dueño Al Jazira hasta el día de hoy. Los directivos que manejan estas sumas son también el departamento financiero del ManCity y Simon Pearce.

El 19 de diciembre de 2009, el entrenador italiano firmó en Manchester. Según su precontrato, Mancini iba a recibir un sueldo de 1,45 millones de libras por temporada. Además, se le prometieron generosas pagas extraordinarias de hasta cuatro millones de libras por sus futuros éxitos deportivos. Ese mismo día, Mancini suscribió un supuesto contrato de asesoría con Al Jazira, cuya redacción era en parte idéntica al primero. Por sus servicios, el documento le garantizaba un salario anual de 1,75 millones de libras: “Los honorarios se abonarán en una cuenta designada por su empresa y se pagarán sin deducción de impuestos”.

Inicialmente, Mancini designó como empresa perceptora a una firma con sede en el paraíso fiscal de Mauricio llamada Sparkleglow Holdings.

Pero, sólo un año después, se hizo necesario un cambio. Pese a que utilizaba una sociedad offshore, Mancini se vio obligado a pagar impuestos en Italia sobre sus ingresos. Mancini lo consideró inaceptable y exigió al ManCity una compensación para alcanzar su salario neto deseado. El club aceptó y se redactó un nuevo contrato con Al Jazira. Según sus estipulaciones, el equipo emiratí reembolsaba a Mancini los impuestos pagados hasta la fecha y aumentaba sus futuros “honorarios de consultor” hasta los 3,2 millones de libras al año.

El entrenador cambió entonces de Sparkleglow Holdings a Italy International Services (IIS), domiciliada en Roma, para recibir los pagos. Esta empresa emitió a partir de entonces facturas trimestrales. Pero Al Jazira sólo simulaba pagarlas, porque IIS las enviaba al Manchester City, el club transfería el importe adeudado a ADUG, desde donde se remitía a Al Jazira, y finalmente este equipo las abonaba a IIS. Así describía un empleado del ManCity en julio de 2012 el procedimiento, que confirmó Simon Pearce por la parte del Emirato.

Es más, a pesar de que el contrato lo firmó Mancini con Al Jazira, todas las negociaciones sobre los pagos las llevaron a cabo la esposa de Mancini y el Manchester City. Y para subrayar más el carácter ficticio del documento, basta con indicar que el entrenador italiano ganaba 1,75 millones de libras primero y 3,2 millones después por sólo cuatro días de trabajo al año. Las partes implicadas en este esquema financiero no han querido hacer ningún comentario.

Después de que Der Spiegel informara por primera vez sobre el caso, éste dio mucho que hablar en Inglaterra. De hecho, a Pep Guardiola se le preguntó al respecto en una rueda prensa, si se le pagaba de forma similar. No se lo tomó muy bien. Su respuesta fue airada, despectiva… y nada concluyente.

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Desde diciembre de 2018, la Premier League investiga al Manchester City porque aplica una normativa de control de gastos similar a la de la UEFA. El club se está defendiendo de la investigación con sus abogados, y con una hostilidad similar a la que empleó con la UEFA. El TAS multó al ManCity con 10 millones de euros por obstruir la investigación de la UEFA y porque se había negado a cooperar con los investigadores. La Liga Inglesa ha declinado comentar ningún aspecto de esta información.

Uno de los puntos en cuestión, si la investigación de la Premier League se podía hacer pública en Inglaterra, llegó hasta el segundo juez de mayor rango del sistema judicial inglés. El magistrado dictaminó que el procedimiento podía perfectamente ser objeto de publicidad. “Es sorprendente, y una cuestión de legítima preocupación pública, que se haya avanzado tan poco después de dos años y medio, durante los cuales, cabe señalar, el club se ha coronado dos veces como campeón de la Premier League”, lamenta la sentencia.

 

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