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La morosidad revela una banca enganchada al dinero fácil de la deuda y que sigue sin prestar

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La morosidad de los créditos concedidos por los bancos, cajas y cooperativas a particulares y empresas ha roto la racha de caídas que empezó a principios de año. En abril, la tasa de mora subió un poco, seis centésimas, del 13,38% al 13,44%. El porcentaje no crece porque más gente haya dejado de pagar sus préstamos sino porque el importe de los créditos concedidos por las entidades ha disminuido. El crédito global del sector se ha reducido en 13.707 millones de euros y ha pasado de 1,440 billones en marzo a 1,426 billones en abril. Menos crédito, más porcentaje de morosidad. El dato de contracción es muy revelador: muestra una banca preocupada por apuntalar sus estados financieros, que no presta y que todavía está enganchada a la compra de deuda pública.

La contracción del crédito en abril ahonda el problema que ha empujado a actuar al Banco Central Europeo (BCE)Banco Central Europeo (BCE) con medidas de liquidez destinadas a financiar la economía real. España es el gran problema. Economistas como José Carlos Díez han destacado en artículos y entrevistas que España, cuarta economía de la eurozona, explica el 100% de la caída del crédito registrada en los países del euro entre enero y marzo. Más aún, desde 2011, el crédito a empresas ha caído en 220.000 millones, más del 20% del PIB. 

En los últimos doce meses, sostiene Carmelo Tajadura (Universidad camilo José Cela) el stock de crédito a empresas y familias ha caído en 10 de ellos. Sólo subió ligeramente en enero de 2014 y en noviembre de 2013.

Enganchados a la deuda

La caída del crédito ha ido acompañada de aumentos en la compra de deuda. La banca española, que sostuvo las inversiones del Tesoro los meses en que los extranjeros flaquearon en sus apuestas, aumentó sus inversiones en deuda en abril en 4.912 millones hasta situarlas en 206.813 millones, según los datos del Banco de España.

La inversión en deuda pública de la banca supuso en abril el 29,66% del total y acabó con la tendencia a la caída de la inversión en deuda registrada a lo largo de 2013. Entonces, el descenso obedeció a la inestabilidad en los mercados y a los anuncios de posibles penalizaciones por parte del BCE al dinero invertido en deuda a finales de 2013.

En diciembre del pasado año, cuando el BCE tomó la "foto" a las cuentas de la banca para preparar las pruebas de resistencia, la cartera de deuda pública estaba en 188.431 millones, 20.000 millones menos que en el mes anterior.

Ganar sin riesgo

Pero con el comienzo de año, todo cambió. Los datos del Banco de España muestran, en definitiva, la vuelta a partir de enero a la adicción de ganar sin riesgo, tomando dinero barato del mostrador del Banco Central Europeo (o financiando operaciones en el mercado entre entidades) e invirtiéndolo en deuda para ganar la diferencia (carry trade). Es una práctica que, según expertos como los de Analistas Financieros Internacionales (AFI), explica más de una tercera parte (35%) del margen de intereses de la banca y más de la cuarta parte (26%) de sus ingresos financieros.

La práctica, que ha compensado la caída del negocio tradicional en la banca española, molesta al Banco Central Europeo. La entidad, tras ocho meses de dudas, decidió a principios de junio abrir el grifo de la liquidez (400.000 millones) y sacar a empujones el dinero "refugiado" penalizando los depósitos de la banca en sus arcas. El empujón del BCE al capital más timorato provocó en los primeros días un aumento de las reservas de las entidades.

La incógnita está en saber si las entidades con exceso de liquidez, caso de las alemanas, aumentan los préstamos o, por el contrario, retoman el juego seguro de la inversión en deuda. Expertos como Joaquín Maudos, catedrático de la Universidad de Valencia, ha adelantado que, probablemente, la opción más clara para las entidades será la inversión en deuda a plazos cortos.

La operativa con deuda contribuyó a que las entidades agrupadas en la Asociación Española de la Banca Privada (AEB) ganaran el pasado año 7.274 millones de euros tras perder 2.825 millones en 2012.

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Aunque las entidades agrupadas en la AEB –con Santander, BBVA, Popular, Sabadell y Bankinter en cabeza–, no han recibido ayudas directas, sí se han beneficiado del dinero público que evitó el derrumbe del sistema financiero. Además, se han hecho con entidades quebradas a precio simbólico (un euro) y con garantías frente a posibles pérdidas: Caixa adquirió el Banco de Valencia, Sabadell recibió la CAM y Kutxa se quedó con Unnim.

En total, los fondos públicos destinados a evitar el colapso de la banca (sin tener en cuenta los activos tóxicos adquiridos por el banco malo Sareb a las entidades) rondan los 130.000 millones de euros, un 13% del PIB. Es el equivalente al gasto previsto este año en pensiones (contributivas y no contributivas), que asciende a 127.484 millones de euros.

Los beneficios de la banca, que en 2013 no tuvo que hacer el esfuerzo de limpieza de un año antes, convive con un crédito todavía estrangulado, una morosidad del 13,4% y un descenso de la actividad bancaria típica (prestar dinero) que ha caído un 22,5% desde el año 2008, según el economista Bruno Estrada (Economistas Frente a la Crisis).

La morosidad de los créditos concedidos por los bancos, cajas y cooperativas a particulares y empresas ha roto la racha de caídas que empezó a principios de año. En abril, la tasa de mora subió un poco, seis centésimas, del 13,38% al 13,44%. El porcentaje no crece porque más gente haya dejado de pagar sus préstamos sino porque el importe de los créditos concedidos por las entidades ha disminuido. El crédito global del sector se ha reducido en 13.707 millones de euros y ha pasado de 1,440 billones en marzo a 1,426 billones en abril. Menos crédito, más porcentaje de morosidad. El dato de contracción es muy revelador: muestra una banca preocupada por apuntalar sus estados financieros, que no presta y que todavía está enganchada a la compra de deuda pública.

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