"En los últimos años, los ultrarricos y las grandes multinacionales han utilizado su enorme poder de influencia para frenar los esfuerzos internacionales por resolver los principales problemas del planeta, como el cambio climático, la salud pública mundial o el sobreendeudamiento de los países más pobres", denuncia Franc Cortada, director general de Oxfam Intermón. Y es que un nuevo informe publicado este lunes por la ONG, coincidiendo con el desarrollo de las últimas sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, revela que la influencia de los multimillonarios sobre la economía internacional se ha disparado: el 1% de los de los megarricos acapara más riqueza que el 95% de la población mundial en su conjunto.
Aún más. El informe insiste en la advertencia de que los esfuerzos globales para responder a algunos de los mayores desafíos del planeta, como la crisis climática o los niveles persistentes de pobreza y desigualdad, están siendo amenazados por la concentración de poder en manos de los más ricos y sus megaempresas. Esta hiperconcentración de poder y capital alimenta la desigualdad dentro de los países, pero también entre ellos. La geografía entra en el reparto profundizando la brecha entre norte y sur globales. Los países del norte se lo quedan casi todo, dejando para el sur solo el 31% de la riqueza mundial, a pesar de aglutinar al 79% de la población.
Sumado a esto, más de un tercio de las cincuenta mayores empresas del mundo, cuya capitalización bursátil asciende a 13,3 billones de dólares, tienen a un multimillonario como director ejecutivo o accionista principal. "La sombra de la oligarquía mundial se cierne sobre la Asamblea General. Los ultrarricos y sus megaempresas están conformando las reglas del juego a su favor y a costa del resto de la población", avisa Cortada. En otras palabras, se está produciendo una intensificación del peso de una oligarquía global, en la que los multimillonarios —a menudo a la cabeza de empresas con un enorme poder de mercado— influyen directamente en la toma de decisiones políticas transcendentales, favoreciendo su propio enriquecimiento en detrimento de la igualdad y la justicia social.
Las grandes corporaciones quebrantan la cooperación en fiscalidad internacional
El inmenso poder de influencia de las grandes multinacionales se hace evidente en las últimas medidas acordadas sobre fiscalidad internacional. La reciente exclusión de los servicios financieros del nuevo paquete de medidas de BEPS —el Plan de acción contra la erosión de la base imponible y el traslado de beneficios— es, sin duda, resultado de las presiones de los países con grandes industrias bancarias y financieras. Su consecuencia: el nuevo estándar para la reasignación de derechos tributarios se ha queda lejos de lograr el impacto esperado, generando apenas recursos adicionales para los países más pobres. Un insignificante 0,026% de su PIB.
Como contrapeso, los países del sur global han logrado que se abra paso en la ONU la negociación de una Convención Marco sobre fiscalidad internacional. Desde Oxfam, califican esta convención como un avance histórico, que, junto con el liderazgo de Brasil en el G20, marca un camino esperanzador hacia la construcción de mayor equidad en el diseño internacional y de una tributación más exigente con las grandes fortunas y corporaciones.
Los acreedores privados agravan la crisis de deuda mundial
La deuda externa ahoga las posibilidades de desarrollo de los países con menos recursos. Según los datos recogidos por Oxfam, los países más pobres destinan casi el 40% de sus presupuestos anuales al servicio de su deuda, es decir, un 60% más de lo que invierten en ámbitos como educación, sanidad o medidas de protección social.
¿De dónde sale esta deuda? Los cálculos estiman que más de la mitad se debe a prestamistas privados como bancos o fondos de inversión libre. Entre los principales acreedores destacan también los famosos fondos buitre, dedicados a la compra de deuda a bajo precio en contextos de excesivo sobreendeudamiento para cosechar enormes beneficios a expensas de las necesidades de los países menos pudientes.
Las farmacéuticas se resisten a desmontar los monopolios sobre las patentes
Las patentes de las grandes empresas farmacéuticas han contribuido a la desigualdad imperante, poniendo en riesgo la salud pública mundial. El monopolio de la producción de vacunas fue especielmente rentable durante la pandemia. Tan solo en el año 2021, los siete mayores fabricantes tuvieron unos beneficios netos de aproximadamente 50000 millones de dólares, lo que se tradujo en cuantiosos dividendos para sus accionistas y, como era de esperar, en la aparición de nuevos megarricos. La otra cara de la moneda: un exceso de hasta 1,3 millones de muertes en todo el mundo debido a la falta de una distribución equitativa de los viales.
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¿La propuesta de Oxfam? Un nuevo tratado sobre pandemias con disposiciones estrictas para suspender las patentes en el contexto de crisis internacionales y facilitar que se compartan los avances tecnológicos.
Cómo revertir la desigualdad
"Sólo un multilateralismo basado en la equidad y la justicia puede revertir la concentración de poder en manos de una oligarquía global", recalca Cortada. En resumidas cuentas, apostando por la cooperación multilateral para impulsar un nuevo marco de fiscalidad internacional, la cancelación de la deuda pública y nuevas leyes de propiedad intelectual frente a futuras crisis.
Que los que más tienen y las grandes multinacionales tributen su parte justa; que se priorice la salud pública mundial por encima del interés o enriquecimiento individual; que todos los países puedan invertir en su crecimiento y en servicios públicos básicos... "Lograr un mundo y un orden internacional más justos nos beneficia a todos. Algunos líderes mundiales están demostrando ser conscientes de ello y han incrementado sus esfuerzos contra la desigualdad. Pero tienen que ser más y con mayor fuerza", exige Cortada.
"En los últimos años, los ultrarricos y las grandes multinacionales han utilizado su enorme poder de influencia para frenar los esfuerzos internacionales por resolver los principales problemas del planeta, como el cambio climático, la salud pública mundial o el sobreendeudamiento de los países más pobres", denuncia Franc Cortada, director general de Oxfam Intermón. Y es que un nuevo informe publicado este lunes por la ONG, coincidiendo con el desarrollo de las últimas sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, revela que la influencia de los multimillonarios sobre la economía internacional se ha disparado: el 1% de los de los megarricos acapara más riqueza que el 95% de la población mundial en su conjunto.