Patronal y sindicatos pactan sortear la caducidad de los convenios impuesta por la reforma laboral

La patronal y los sindicatos firmarán mañana un acuerdo para prorrogar los convenios colectivos más allá del 8 de julio, fecha en que deberían desaparecer aquéllos cuya renovación estuviera bloqueada. Tras más de un mes de negociación, ambas partes han encontrado la fórmula para sortear el fin de la llamada ultraactividad –la prórroga automática– que impone a los convenios la reforma laboral: un año desde que caducan si los negociadores no son capaces de pactar su renovación.

El acuerdo tiene ocho puntos y recoge íntegramente la última propuesta hecha por CCOO y UGT: seguirán vivos más allá del 8 de julio los convenios cuya negociación esté en marcha, los bloqueados acudirán a la mediación obligatoria y el arbitraje voluntario, y no decaerán aun cuando, tras recurrir a esos sistemas extrajudiciales, no se llegue a un pacto. Que desaparecieran esos convenios fue la petición de última hora de la CEOE que retrasó la semana pasada la firma del acuerdo.

Además, el texto deja claro que el “pacto expreso” de las partes para mantener vivo el convenio prima sobre la “vigencia máxima” de la ultraactividad establecida por la reforma laboral. Literalmente, el texto dice que el plazo de un año es de “aplicación supletoria”. También permite que empresa y representantes de los trabajadores firmen “acuerdos específicos” para prorrogar el convenio “incluso durante la fase de negociación”.

Otro fruto del Diálogo social

Es más, patronal y sindicatos coinciden en reivindicar la “autonomía” de los negociadores en la renovación de los convenios para evitar que desaparezcan. Una amenaza que hasta ahora pendía sobre unos tres millones de trabajadores y más de 1.000 convenios. “La negociación colectiva está en nuestro gen”, destacan fuentes sindicales.

El pacto se firmará mañana como resultado de los trabajos de la comisión de seguimiento del Acuerdo sobre Negociación Colectiva suscrito por la CEOE y los sindicatos en febrero de 2012, que incluyó subidas salariales moderadas, de hasta el 0,6% este año y una horquilla del 0,6% al 1,5% en 2014. Este nuevo documento, al igual que aquél, recomienda el recurso a los mecanismos de “flexibilidad interna” –adaptar horarios, salarios, categorías profesionales a la coyuntura de crisis– para evitar los despidos.

Más rápidos y más claros

Pero también reclama que se revisen e innoven los convenios existentes e incluso se simplifiquen y se dé “mayor claridad” a sus cláusulas, a fin de evitar conflictos de interpretación cuando se aplican.

La CEOE no tiene prisa en la negociación salarial y propone saltar a las subidas de 2018

Ver más

En todo caso, los firmantes apremian a empresas y comités a agilizar las negociaciones en curso para que terminen antes del 8 de julio. Más aún, deberán acudir “de manera urgente” a la mediación y el arbitraje los convenios que hayan sido denunciados dos años antes de la citada fecha.

Con la firma de este acuerdo patronal y sindicatos conjuran la amenaza que pendía sobre la regulación laboral de millones de trabajadores. Que podían quedar sin cobertura legal o con importantes vacíos si desaparecía su convenio y debían remitirse entonces a uno sectorial o, incluso, al Estatuto de los Trabajadores. Podría haberse dado el caso de que su sueldo hubiera terminado siendo el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), a falta de otra regulación.

Pero ni CCOO ni UGT han desconvocado las movilizaciones previstas en algunos sectores, sobre todo de Cataluña y el País Vasco, afectados por el bloqueo impuesto por la crisis y que el año pasado y éste ha dejado bajo mínimos la negociación colectiva. No obstante, el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, reconoció el pasado día 16 en La Moncloa que en las últimas semanas se ha “acelerado” la firma de convenios, lo que atribuía precisamente al anuncio de movilizaciones.

La patronal y los sindicatos firmarán mañana un acuerdo para prorrogar los convenios colectivos más allá del 8 de julio, fecha en que deberían desaparecer aquéllos cuya renovación estuviera bloqueada. Tras más de un mes de negociación, ambas partes han encontrado la fórmula para sortear el fin de la llamada ultraactividad –la prórroga automática– que impone a los convenios la reforma laboral: un año desde que caducan si los negociadores no son capaces de pactar su renovación.

Más sobre este tema
>