Economía

¿Son mejores las economías que tienen más autónomos? Los datos lo desmienten y Andalucía es la prueba

Una mujer trabaja frente a un ordenador

Comunidades como Madrid y Andalucía presumen a menudo de ser líderes en autónomos. En concreto el presidente de la segunda, el popular Juanma Moreno, destacó el pasado noviembre el papel clave que, a su juicio, juega ese grupo de trabajadores en la creación de empleo y su contribución a una economía más ágil, más competitiva y que genere mayor prosperidad, al recoger en Madrid el Premio a la Iniciativa Institucional otorgado por la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), la patronal de empleados por cuenta propia integrada en la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). 

Los afiliados medios en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) han sido en diciembre de 2023 un total de 3.344.368 en el conjunto del país -15.965 más que en 2022-, de los que 573.178 están radicados en Andalucía, donde ese mes hubo 7.698 altas, pero también 6.813 bajas, según se desprende del informe “Afiliados medios por Comunidades Autónomas Actividad Económica y Regímenes” del Ministerio de Inclusión. 

Pero los datos no avalan que tener más autónomos sea sinónimo de contar con la mejor economía. De hecho, la última actualización de la Contabilidad Regional de España llevada a cabo por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) refleja que las regiones con menor Producto Interior Bruto (PIB) per cápita fueron Andalucía, con 21.091 euros, y Extremadura, con 21.343. La media nacional se situó en 28.162 euros por habitante y la de la Unión Europea (UE) en 35.440, es decir, la comunidad andaluza se desvió de ellas en 7.071 euros y 14.349, respectivamente.

Los autónomos son un colectivo que con frecuencia opera en una zona ambigua y con sombras. Un informe del Observatorio de la Fundación La Caixa, publicado en 2021, cifra en un 21,7% el "autoempleo involuntario" en España, lo que supone 4,8 puntos más de la media europea, colocada en el 16,9%. De acuerdo a este análisis, la incidencia de ese fenómeno es mayor entre los jóvenes, las personas con un bajo nivel educativo, los trabajadores del sector de la construcción y quienes tienen trabajos poco cualificados. Y es que ser autónomo no siempre es fácil. Durante la pandemia, que puso a hervir la esperanzas de muchos, la tasa de riesgo de pobreza asociada a esos empleados por cuenta propia se disparó un 40%. Según datos de la Oficina de Estadística de la UE, más conocida como Eurostat, tres de cada diez de estos trabajadores sufrieron esa situación precaria. España fue reseñada como el cuarto país con peor indicador de la Unión, tras Rumanía, Portugal y Estonia.

En la actualidad, los autónomos tampoco son optimistas respecto a su futuro inmediato. Solo uno de cada cinco, el 23,7%, afirma que su facturación aumentó en 2023. El 68,9% cree que su negocio se mantendrá igual o disminuirá en 2024 y el 16,2% augura que su actividad crecerá en el año que acaba de comenzar. El 57,1%, uno de cada dos, considera además que tendrá que subir precios los próximos meses para hacer frente al alza de los gastos. Son algunas de las conclusiones del barómetro de ATA y tal vez basadas en ellas hay otra: la mayoría anticipa que no ampliará su plantilla, únicamente el 8,2% baraja la posibilidad de contratar a lo largo de 2024.  

¿Mejor empresas o autónomos?

“Cualquier persona con sentido común, se preguntará si no es mejor tener empresas que autónomos”, dice el responsable de Economía del PSOE andaluz y diputado autonómico, Gaspar Llanes. Con los números que maneja en la mano dice que “Andalucía pierde más empresas que autónomos gana”. Advierte de que, desde 2018 han desaparecido “más de 16.000 empresas que tienen trabajadores y cotizan a la Seguridad Social”, mientras “los autónomos son una alternativa a la reforma laboral que están utilizando aún muchas empresas en ámbitos como la comunicación y el periodismo, los trabajos informáticos, la cultura, la dirección de áreas…”, enumera. Y encadena: “Incluso en restaurantes los hay porque no hay que indemnizarlos y tienen un régimen de prestaciones sociales prácticamente equiparado ya al Régimen General. En Andalucía, tristemente, se utiliza esta figura más que en otros sitios”, lamenta. Lo achaca en parte a que el Ejecutivo regional está favoreciéndolo “al hablar con tanta fuerza de esto”, de forma que “lo que está diciendo es ‘empresarios, usad el tema del autónomo y no los contratos laborales indefinidos que obliga la legislación’”.

Llanes desliza luego otra idea: “Es curioso que Andalucía tenga el doble de empresas por habitante que los países centrales de Europa, pero menos Producto Interior Bruto y menos riqueza”, asevera, en línea con lo que indica la información del INE. ¿Por qué? “Son microempresas y dentro del mundo empresarial, los autónomos son el 60 o el 70%”, responde. “En Marruecos también hay muchos autónomos y en la época de Franco los hubo y sólo 20.000 empresas. Ahora hay más de 500.000. Ese es el camino, el objetivo debe ser que los autónomos dejen de serlo para convertirse en empresas potentes”, apostilla.  

La alusión que el diputado hace a Marruecos no es baladí. Datos de la Organización Internacional del Trabajo, difundidos vía Banco Mundial, muestran que existe una correlación inversa entre la proporción de trabajadores autónomos y la renta de los países. En las economías con altos ingresos, solo el 12,4% de los empleados son independientes de media, mientras que en las de bajos, esta cifra asciende al 81,9%. Así mientras en Somalia o Camerún, el porcentaje de autónomos sobre el total de la población supera el 76%, con información ligada a 2018, en Japón o Alemania ronda el 10% y en Estados Unidos es del 6%.

Andalucía”, dice el diputado, “es la tercera por la cola en autónomos en relación a la población -más de 8,4 millones de personas, según el INE- , es decir, el liderazgo no es tanto, sigue estando en el furgón de cola en términos relativos en relación al peso de los autónomos dentro de lo que es la estructura poblacional”, recalca. Reconoce que “es verdad que se ha avanzado”, pero incide en que “sigue estando ahí”. Otras fuentes de la órbita estadística confirman que, “si Andalucía es la comunidad autónoma con mayor población, es lógico que cuente en totales con la cantidad más elevada de autónomos. Para hacer comparaciones reales entre comunidades, hay que tener en cuenta la población de cada una de ellas”.

Llanes aporta otra referencia a su entender significativa: “La mayor parte de los nuevos autónomos declarantes, el 80%, no llega siquiera ni al Salario Mínimo Interprofesional (SMI)". Insiste en que los guarismos a veces esconden “una reforma laboral encubierta y precaria” ligada a “buena parte de esos autónomos que están primándose por un Gobierno que es irresponsable porque realmente lo que tendría que hacer es incentivar el tamaño empresarial y la creación de empresas”, remata.

Otras fuentes de la oposición en Andalucía anotan que además “Moreno no siempre dice la verdad cuando habla de autónomos, en ocasiones exagera, como cuando dijo que Andalucía había superado a Cataluña en autónomos desde 2020. Y habría que preguntarse cuántos de ellos sobreviven como tal y cuánto tiempo”. Las estadísticas les dan la razón otra vez. Hay un cálculo simple: comparar los datos de la Seguridad Social con los de población del INE. Según el relativo a octubre de 2023, Cataluña tenía 70,1 autónomos por 1.000 habitantes, mientras que Andalucía tenía 66,5 y la primera ha superado a la segunda en términos relativos desde 2020. Aunque, en el mencionado mes de octubre, el territorio que registró una mayor tasa de esos trabajadores por habitante fue Baleares, que se elevó por encima del 82%. Y sobre la continuidad en el tiempo, desde la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) han hecho notar que la realidad no es igual para todos y en 2023, "con casi 14.000 activos menos, se han cerrado 39 comercios al día", mientras "se han incorporado 22 profesionales cualificados, casi 8.000 más que en el ejercicio anterior".

Dos de cada tres, por necesidad

María José Landaburu, secretaria general de la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (Uatae), constata que “dos de cada tres autónomos lo son por necesidad más que por emprendimiento”. En su opinión hay una asociación ineludible: “El trabajo autónomo baja si sube el empleo y, cuando sube, es porque hay desempleo. Es un último recurso al que se recurre" a menudo "cuando no se encuentra otra opción”. Y esto sucede “en nuestro país, en toda Europa y en el mundo, por eso en los países en vías de desarrollo y en los más pobres, la proporción de ellos es mucho mayor”, explica. En Uatae han bautizado esta tendencia, que afecta en especial a las mujeres, como “trabajo refugio”, aunque también haya “personas que sí quieren desarrollar un proyecto propio”, precisa su secretaria general. Landaburu remacha que, “cuando se produce un repunte en una comunidad o en el conjunto del Estado" de este grupo de trabajadores "es porque el empleo falla” y hay otro “elemento a tener en cuenta” en torno a este asunto: la existencia de los llamados “falsos autónomos”.

"Realmente no lo son, las empresas los externalizan y, en cuanto pueden, abandonan esta situación o bien los saca la Inspección de Trabajo en sectores como las cárnicas, en falsas cooperativas, Glovo…”, ejemplifica. En cuanto a la precariedad que padece este colectivo, para Uatae es relevante "la infra protección en términos de pensiones". La pensión media por jubilación de los trabajadores por cuenta propia es de 703,4 euros, un 41,2% inferior a la media de los empleados por cuenta ajena y, dentro del espacio de los autónomos, la de las mujeres es un 26,5% menor a la de los hombres.

Sea su auge positivo o no, de lo que no hay duda es de que el Gobierno andaluz seguirá apostando por estos empleados. La consejería con competencias en la materia ha puesto ya a disposición de los autónomos que se dieron de alta en 2023 el trámite de solicitud online de la denominada 'Cuota Cero', que consiste en el "reintegro" de las cantidades pagadas durante el primer año de actividad, desde que se acogieran a la Tarifa Plana estatal, para quienes hayan cumplido los doce meses de alta. Por tanto, en este enero podrán pedirla quienes cursaron el alta en enero de 2023 y se hayan acogido a las reducciones especiales contempladas por la Seguridad Social.

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