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Unai Sordo pide a CCOO “cohesión interna” tras recibir su ejecutiva un 30% de votos de rechazo

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Unai Sordo apeló este sábado a la cohesión interna en dos ocasiones, al principio y al final de su primer discurso como secretario general de CCOO. Cuando alabó la “auctoritas” con que su antecesor en el cargo, Ignacio Fernández Toxo, ha “cosido” y “mantenido cohesionada la organización” y, antes de animar a sus compañeros del sindicato a “mirar fuera”, a salir del congreso “con las pilas puestas y a la ofensiva”, cuando les pidió que sometan las “dinámicas internas a las exigencias de la sociedad”, colaborando y “trabajando en común”. “Somos lo que hacemos y lo que decimos”, concluyó.

Sordo fue elegido secretario general de CCOO poco después de la medianoche anterior, con un 88,8% de los votos. Pero la ejecutiva que le acompaña tuvo menos respaldo: cosechó 210 votos en blanco y 80 nulos de un total de 742. La inclusión del secretario general en Andalucía, Francisco Carbonero, quien había sido imputado el pasado jueves en una pieza separada del caso de los ERE, abrió la espita de la discordia en un congreso de sucesión que se adivinaba tranquilo. Pese a las voces internas que pedían a Carbonero que se apartase, el apoyo explícito de Fernández Toxo lo ha mantenido en la ejecutiva. Ese casi 30% de votos en blanco –40% si se suman los 80 votos nulos– ha hecho un primer borrón en la hoja en blanco que aún es el liderazgo de Unai Sordo al frente de CCOO. “No se puede empezar así con un imputado”, advierten quienes se opusieron a la presencia de líder andaluz en la ejecutiva.

Sin embargo, tras el discurso, las declaraciones de los dirigentes del sindicato, tanto de las nuevas caras como de los que han acompañado a Fernández Toxo en sus ocho años al frente de CCOO, eran de satisfacción y apoyo a la “regeneración” que promete Sordo, con 44 años el segundo líder más joven que ha tenido la organización después de Antonio Gutiérrez –1987-2000–.

Porque fue en la exigencia de adaptación continua de la actividad sindical a un “mundo dinámico” en el que “la empresa ha cambiado radicalmente” y la realidad del mundo laboral ya no es la que “forjó al sindicato o la que existía al inicio de la crisis”, donde Unai Sordo centró su propuesta de trabajo para los próximos cuatro años. Advirtió frente a la tentación de que el proceso para “repensar” el sindicato se quede “embalsamado”, también alertó del riesgo de permanecer “anclado en los viejos esquemas”. “Los cambios”, alentó, “no son un tsunami que te pasa por encima, sino que se gobiernan si hay una visión progresista”.

Y esos cambios tienen múltiples frentes. Ante la ministra de Empleo, Fátima Báñez, que le escuchaba en primera fila, Sordo no sólo exigió la derogación de las dos últimas reformas laboralesreformas laborales –la del PSOE de 2010 y la del PP de 2012–, sino que también reclamó “un nuevo marco de relaciones laborales”, que acabe con el abuso de la temporalidad y la precarización del empleo. “Porque la segregación laboral que producen no sólo es injusta sino además ineficiente económicamente”, apuntó.

“La clase trabajadora sigue existiendo”

El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, también presente en el auditorio del hotel madrileño donde se celebró el congreso, ha propuesto que las empresas paguen impuestos por sus robots, Sordo mostró sus dudas al respecto. Pero sí puso el foco en la importancia de los cambios tecnológicos “insoslayables” que pueden excluir y dejar en situación de “vulnerabilidad a mucha gente”. La digitalización, la nueva economía, las empresas en red, las subcontratas, enumeró, constituyen “nuevas realidades productivas sin relaciones laborales” al uso que generan “precariedad y exclusión”. Lo que no significa que haya desaparecido la clase trabajadora: “Sigue existiendo, pero es distinta”. Y ahí es donde Unai Sordo quiere al sindicato. “Lo que la empresa ha desintegrado, intégrelo el sindicato, representemos a la clase trabajadora, especialmente a los más precarizados”, alentó.

Por eso cree que hay que “fortalecer la sindicalización”, frente a la “repolitización difusa” que, a su juicio, ha experimentado la sociedad española en los últimos tiempos. El flamante secretario general se refirió a los jóvenes que han visto frustradas sus expectativas vitales al incorporarse al mundo del trabajo y “se han integrado en otra cosa”, no en un sindicato. “No se puede ser ajeno a esa realidad, que debemos interpretar correctamente”, dijo, antes de convertir de nuevo al sindicato en “referencia ineludible para los trabajadores”.

Sordo hizo un repaso de las reivindicaciones maestras de CCOO. Apremió a la patronal para que firme el pacto salarial que no acaba de concretarse pese a las declaraciones de la CEOE sobre la inminencia del acuerdo. Reclamó una reforma del impuesto de sociedades que permita gravar adecuadamente los cada vez mejores resultados de las empresas. “Una dieta fiscal equilibrada”, resumió, “que haga más corresponsables a las compañías de las necesidades de la sociedad”. Defendió la renta mínima garantizada, “que sólo desincentiva los salarios de miseria”, así como el sistema público de pensiones. Y llamó la atención sobre la “patología” del paro de larga duración –quienes llevan más de un año sin encontrar un puesto de trabajo–.

Gritos a Báñez, las cuentas del sindicato

Antes, la ministra de Empleo había subido al escenario para dar las gracias a Fernández Toxo por hacer “su trabajo con responsabilidad”, felicitar a Unai Sordo por su elección y ofrecer el compromiso del Gobierno para seguir potenciando el Diálogo Social. Fue recibida con gritos de “huelga no es delito” por buena parte de los asistentes, en referencia a los sindicalistas que han sido juzgados y condenados en los últimos años por participar en paros y protestas. También hubo algún signo de desaprobación y conatos de abucheo que fueron silenciados por el resto.

En la nueva ejecutiva, de 15 miembros, nueve son mujeres y ocho hombres, como se ocupó Sordo de destacar. Nueve son nuevas incorporaciones. Permanecen Fernando Lezcano, Carlos Bravo, María Cardeñosa, Cristina Faciaben, Pedro Linares y Empar Pablo.

Además de votar al nuevo secretario general, el congreso aprobó como propuesta de resolución que los miembros de los órganos de dirección del sindicato hagan públicas sus retribuciones. También se elaborará un plan anual de afiliación y otro de gestión de cuotas. Además, el informe general del congreso ha publicado las cuentas y balance de situación de CCOO.

Según esos datos, el sindicato cuenta con 909.711 afiliados, por lo que ha perdido 229.880 desde 2011, un 20%. Los ingresos por las cuotas que pagan esos afiliados sumaron en 2016 un total de 12,53 millones de euros, un 16,7% menos respecto a 2012. Pero la partida de financiación que se ha desplomado para el sindicato en estos años es la de “programas subvencionados”, que ha pasado de 10,89 millones en 2012 a sólo 165.700 euros el año pasado. Es decir, en 2012 los ingresos por cuotas representaban el 37,6% de los ingresos de CCOO y las subvenciones, el 27,1%. Ahora, éstas no equivalen más que el 0,7%, mientras que los pagos de los afiliados ascienden al 53,4% de los ingresos.

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A pesar de ello, CCOO terminó 2016 con beneficios, 1,75 millones de euros, un 66,5% por encima de los conseguidos cuatro años antes. 2013 fue el único año en que incurrió en pérdidas, 488.219 euros de números rojosnúmeros rojos. Mientras, ha recortado sus gastos de personal en un 18,7%. Su plantilla la integran ahora 3.259 personas. El informe no incluye datos sobre la evolución de la plantilla en estos años, pese a que los problemas de financiación de estos años se tradujeron en recortes de personal, con despidos colectivos.

Entre los invitados al congreso se encontraban la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena; el portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid, Ángel Gabilondo; el diputado socialista Rafael Simancas; el secretario de Análisis Estratégico de Podemos, Íñigo Errejón; el diputado asturiano de IU Gaspar Llamazares; los diputados de ICV Joan Coscubiela y Joan Herrera. Les acompañaban también Cándido Méndez y Pepe Álvarez, de UGT, así como el ex número dos del sindicato Toni Ferrer, ahora secretario de Empleo del PSOE, y dos históricos del PCE y de CCOO: Nicolás Sartorius y Julián Ariza.

Almudena Grandes y Luis García Montero, que habían glosado la figura de Fernández Toxo desde sus tiempos en la lucha sindical de Bazán, fueron los encargados de pasarle el testigo simbólicamente a su sucesor: “Unai, ahora es tu turno”.

Unai Sordo apeló este sábado a la cohesión interna en dos ocasiones, al principio y al final de su primer discurso como secretario general de CCOO. Cuando alabó la “auctoritas” con que su antecesor en el cargo, Ignacio Fernández Toxo, ha “cosido” y “mantenido cohesionada la organización” y, antes de animar a sus compañeros del sindicato a “mirar fuera”, a salir del congreso “con las pilas puestas y a la ofensiva”, cuando les pidió que sometan las “dinámicas internas a las exigencias de la sociedad”, colaborando y “trabajando en común”. “Somos lo que hacemos y lo que decimos”, concluyó.

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