El 30,5% de las chicas de 16 y 17 años ha sufrido violencia física o sexual fuera de la pareja

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Hace tiempo que los límites que dan forma a las relaciones tradicionales de pareja se han demostrado insuficientes para explicar el fenómeno de la violencia machista en toda su complejidad, especialmente entre la población más joven. Si en algún sitio encuentran las chicas las mayores expresiones de violencia, es precisamente fuera de la pareja: una de cada tres mujeres de entre 16 y 17 años han sufrido violencia física o sexual a manos de hombres que no eran sus parejas.

Así lo acredita la Encuesta Europea de Violencia de Género, relativa al año 2022. Los máximos indicadores de violencia fuera de la pareja están protagonizados por las franjas de edad más bajas. Concretamente, el 30,5% de las chicas de 16 y 17 años, lo que equivale a 148.314 mujeres, ha experimentado algún tipo de violencia sexual o física, incluyendo amenazas, fuera de la pareja. Más específicamente, para el mismo intervalo de edad, la prevalencia es del 18,7% en el caso de la violencia exclusivamente física y del 22,5% en cuanto a la violencia sexual.

El año pasado fue el primero con datos oficiales de feminicidios más allá de los estrechos márgenes de la pareja o expareja, y sin embargo el grueso de las estrategias, los recursos y las leyes siguen poniendo el foco en las relaciones de pareja que se enmarcan en los modelos tradicionales. Pero a las chicas más jóvenes que son víctimas de violencia ya no sólo las agreden sus novios.

El informe Apps sin violencia, elaborado por la Federación de Mujeres Jóvenes y basado en el análisis del impacto que tienen aplicaciones de citas como Tinder, calcula que el 57,9% de las encuestadas se han sentido presionadas para tener sexo con los hombres con los que han contactado.

Laura Barros, presidenta de la Federación, explica a infoLibre que este tipo de herramientas conceden espacios de impunidad a los agresores, normalmente gracias al anonimato y a la escasa regulación. "La seguridad es nula y las chicas a veces se sienten inseguras porque no saben quién les habla", señala. Legislar alrededor de la ciberviolencia contra las mujeres es precisamente una de las demandas que el feminismo ha venido trazando en los últimos años, una reivindicación especialmente abanderada por las mujeres jóvenes.

¿Es tu agresor tu pareja? No exactamente

Pero no se trata sólo de la violencia que anida en el terreno de lo virtual, sino también de la complejidad de los nuevos modelos relacionales. "Por ejemplo, en un contexto de relación poliamorosa o de relaciones abiertas, también pueden surgir episodios de violencia", asiente Barros. "Hay chicas que están en una relación de tres e igual se sienten incómodas y no saben cómo salir de ese bucle", muchas veces porque no encuentran una respuesta institucional tan perfectamente trazada como la que existe respecto de la violencia en pareja. Ocurre lo mismo cuando una joven tiene encuentros regulares pero esporádicos con "ese chico con el que le apetece estar sólo un sábado" y que resulta tener comportamientos violentos. La ausencia de un vínculo emocional de pareja según los parámetros tradiciones hace más difícil la detección y el abordaje de la violencia machista. "Nadie te aconseja denunciar y muchas veces las chicas no quieren decirlo por prejuicios y por miedo a ser juzgadas en base a sus hábitos afectivo sexuales", expone Barros.

"Hay un nuevo modo de relacionarse entre los jóvenes" basado, en ocasiones, en "aplicaciones o encuentros casuales", reflexiona Graciela Atencio, periodista y creadora de la web Feminicidio. A su juicio, resulta clave para poder abordar toda esa violencia investigar "cómo afecta a la población más joven ese modo de relacionarse" y qué "prácticas violentas" se pueden estar dando en esos marcos

Habitualmente, se trata de violencias específicamente sexuales: "La violencia que se sufre en la primera cita, muchas veces a partir de encuentros por internet, es absolutamente alarmante", advierte Atencio.

La violencia más allá del amor romántico

En una publicación sobre Violencia de género en la juventud. Las mil caras de la violencia machista en la población joven, coordinada por el Instituto de la Juventud, la investigadora Paula Roldán advierte de que entre los chicos jóvenes "aparece una nueva mascarada feminista" de manera que "empiezan a envolver de atractivo ser feministas", pero sin que haya, en ocasiones, un "verdadero trabajo de cambio profundo orientado a las relaciones y los cuidados". Por ejemplo, detalla la investigadora, "en la forma de seducir y ligar parece que se sigue reproduciendo una forma de poliamor consumista, no un concepto de relaciones abiertas basadas en el cuidado propio y mutuo, si no en un sentido acumulativo". 

Pone de ejemplo un caso real, el testimonio de una joven: "Me puse Tinder, me contactó un chico con cosas en común… al preguntarle me dijo que él es poliamoroso, libre… pero como en un sentido consumista: tengo muchas chicas, pero no cuido a nadie, porque soy libre". Si bien la violencia contra las mujeres está ligada tradicionalmente a los estereotipos del amor romántico, lo cierto es que los modelos afectivo sexuales que emergen con fuerza entre los jóvenes no están exentos de convertirse en espacios hostiles para las mujeres

Y las estrategias contra la violencia machista deben ser capaz de integrar estas nuevas realidades. Si la pregunta del vínculo entre agresor y pareja sigue siendo relevante a la hora de catalogar y abordar la violencia contra las mujeres, lo cierto es que la respuesta es cada vez menos taxativa entre las chicas jóvenes. 

Negacionismo, también entre los jóvenes

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Si hay algo que abona la violencia entre los más jóvenes, es el negacionismo. Según la Fundación Fad Juventud, el 23,1% de hombres jóvenes considera que la violencia machista "no existe o es un invento ideológico", un porcentaje que ha aumentado once puntos respecto a 2019. Pero además, ellos no están solos: un 13,2% de las mujeres jóvenes comparten esa apreciación, frente al 5,7% de hace cuatro años.

"Este tipo de discursos se están escuchando más gracias al altavoz de la extrema derecha y es algo preocupante", sostiene Barros. Aquí, una vez más, tienen un papel protagonista las redes sociales, que sirven como catalizador de estos mensajes. 

"Hay una relación entre el negacionismo y el aumento de agresores, especialmente sexuales, porque han cruzado la barrera de lo ideológico y han pasado a la acción", entiende Atencio. A su juicio, un análisis crítico sobre el negacionismo no puede hacerse en abstracto, sino que debe ir acompañado de la identificación de sus raíces: la propia existencia de la ultraderecha, representada institucionalmente por Vox, y la eliminación de políticas públicas contra la violencia machista son el "caldo de cultivo perfecto". Y los jóvenes no son ajenos a ello.

Hace tiempo que los límites que dan forma a las relaciones tradicionales de pareja se han demostrado insuficientes para explicar el fenómeno de la violencia machista en toda su complejidad, especialmente entre la población más joven. Si en algún sitio encuentran las chicas las mayores expresiones de violencia, es precisamente fuera de la pareja: una de cada tres mujeres de entre 16 y 17 años han sufrido violencia física o sexual a manos de hombres que no eran sus parejas.

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