Carla Antonelli (Güímar, Tenerife, 1959) reconoce haber perdido la cuenta de las veces que sopesó la idea de renunciar a su militancia en el PSOE. En todos esos momentos, reflexiona al otro lado del teléfono, había algún motivo de peso para quedarse y mantener el pulso. Hasta este martes. La histórica activista trans abandona el partido que la ha acompañado de la mano desde hace más de cuatro décadas. Sobre la mesa, un reproche explícito: las "maniobras" de la formación para torpedear la llamada ley trans. E incluso, según sus palabras, las "artimañas" de los suyos para hacerla desaparecer.
"No es una decisión fácil, estamos hablando de 45 años de pertenencia a un partido y de militancia, con todos los momentos increíbles que ha habido", dice la exdiputada en entrevista con infoLibre, "pero esto ha sido absolutamente abrumador". La primera vez que quiso hacer trizas su carnet fue en junio de hace ahora dos años, cuando el partido difundió un argumentario contrario a la autodeterminación de género. El texto llevaba estampada la rúbrica de Carmen Calvo, vicepresidenta primera del Gobierno.
"Podía haberme ido y desde luego ganas no me faltaron, aquella noche del 9 de junio de 2020", abunda la activista. "No puedo expresar el dolor que sentí, todo aquel mes en plena pandemia me lo pasé llorando". Pero "había que plantar cara y defender la ley hasta el final". No puede evitar pensar en su gran compañero de batalla: Pedro Zerolo. El socialista, al que un cáncer le arrebató la vida en 2015, fue el gran baluarte de los derechos LGTBI dentro del partido. "Si él hubiese estado aquí, esto no se hubiese iniciado. Él habría podido frenar esto en seco desde el principio, no lo habría dejado avanzar", defiende Antonelli.
Aquel fue el inicio de un combate sin cuartel en el propio partido a cuenta de la futura ley que consagraría los derechos de las personas trans. Tras innumerables choques, también en el seno del Gobierno, "se impuso la cordura", rememora Antonelli. La ley parecía haber superado todas las pruebas de fuego, pero el camino ha demostrado estar plagado de obstáculos.
Ralentizar la ley
A principios de octubre, el texto avanzó en la Cámara Baja después de que los grupos rechazaran dos enmiendas a la totalidad registradas por la derecha y la ultraderecha. Mientras las organizaciones se reúnen con los diputados para introducir enmiendas que mejoren el texto, socialistas y conservadores han acordado este martes retrasar una semana los plazos de enmiendas. El PSOE reconoce que necesita "tiempo" para estudiar la norma y encaja la demora en la normalidad parlamentaria. El proceso de enmiendas, en todo caso, puede seguir ampliándose semanalmente si así lo requieren las formaciones y se acepta, una dinámica que contradice el trámite de urgencia que se decidió para la ley y que tiene por objetivo acortar los tiempos a la mitad.
Ampliar los plazos "hasta diciembre", sostiene Antonelli, no es más que una "nueva maniobra" para introducir "más recortes a la ley" y así ralentizar su avance. "Lo que se pretende es aplazarla hasta después de los Presupuestos. Sabemos que enero no es hábil y que las elecciones del año próximo serán otra excusa", asiente. "El partido tiene que reflexionar profundamente". La ley trans, recuerda la activista, es un compromiso que los socialistas consensuaron en su 40 Congreso, pero también una promesa electoral del partido y del Gobierno de coalición. "No veo otro final posible que salga adelante. Somos miles y miles fuera", completa.
Fuentes del Ministerio de Igualdad admiten temor por la continuidad de la ley, pero confían en la firme promesa reiterada por sus socios de Gobierno. "Estoy muy preocupada porque retrasar el plazo de enmiendas retrasa la posibilidad de que la ley esté aprobada a final de año", ha reconocido la propia Irene Montero este martes en los pasillos del Senado. Su equipo, ha enfatizado, "no va a aceptar ni un solo retroceso en derechos respecto a la ley pactada después de una negociación muy dura en el seno del Gobierno". Fuentes de Moncloa, por su parte, manifiestan que el Ejecutivo mantiene su "compromiso", si bien matizan que ahora es el turno de los grupos parlamentarios. La forma, contenido y plazos de la futura ley, está en sus manos.
Lucha de poder
Una de las principales críticas a la ley la abandera la exvicepresidenta Carmen Calvo, ahora al frente de la Comisión de Igualdad en el Congreso. En una reciente entrevista en el diario El Mundo, la socialista cargaba sin ambages contra el proyecto legislativo: "La ley trans puede destrozar la potente legislación de igualdad de nuestro país", advertía. Es la crítica que vienen enarbolando desde hace años voces de autoridad dentro del partido, como Amelia Valcárcel y Ángeles Álvarez.
No es una crítica aislada dentro del PSOE. A finales de septiembre, la consellera de Justicia, Interior y Administración Pública del Gobierno de la Generalitat Valenciana, la socialista Gabriela Bravo, se refirió a la ley como un "grave error" y una "aberración". Lo hizo durante un seminario, bajo la atenta mirada de la propia Calvo. Por contra, Víctor Gutiérrez, secretario LGTBI del partido, publicaba en redes sociales lo que podía adquirir apariencia de réplica: "Sé que las feministas socialistas y el partido están exactamente en el mismo lugar que yo, respetando las resoluciones del Congreso y trabajando por sacar adelante la ley LGTBI y trans".
El pasado mes de agosto, según avanzó el diario República, varias voces socialistas presentaron un escrito ante la Comisión Ética del partido contra Gutiérrez. La premisa: sus postulados misóginos contrarios a las normas del partido. El mismo organismo estudia también la apertura de un expediente a distintas feministas que, según otras denuncias que han llegado a su seno, mantienen una campaña pública contra la ley trans.
Gutiérrez ha lamentado en redes sociales la marcha de Antonelli: "Nunca podremos agradecerte lo suficiente lo que has luchado y defendido al colectivo LGTBI bajo las siglas del PSOE. Nos reencontraremos pronto, porque la razón siempre gana".
La exdiputada está convencida de que la brecha en el partido "no es ideológica", sino que responde a la voluntad de "pelear espacios". "Siempre fue una lucha de poder. Si no, las mismas personas que hoy dicen que va a romper las leyes de igualdad, habrían dicho lo mismo en 2019. Pero no lo hicieron". Antonelli se refiere a la ponencia que hace ahora tres años aterrizó en la Cámara Baja de cara a la reforma de la Ley 3/2007, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo, un texto que fue avalado por todos los grupos del hemiciclo y que no siguió adelante debido a la disolución de las Cortes. "Ángeles Álvarez se fotografió entonces con la bandera trans y hoy redacta enmiendas para tumbar la ley", reflexiona Antonelli.
"Hasta que pierda la voz"
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A pesar del desgaste y las secuelas tras años de pelea, la exdiputada dice no guardar rencores. "El odio es una posición egoísta que limita la felicidad", asegura y dice saber dónde está, "en el lado correcto, el del avance de derechos". Sí le quedan palabras para alguien: el equipo de Unidas Podemos y el Ministerio de Igualdad. "Que resistan, que sigan con el mismo empeño y la misma fuerza, que no renuncien".
¿Cómo asisten las organizaciones al convulso escenario actual? La Plataforma Trans se apresuró el mismo martes a declarar al PSOE partido non grato, al considerar "especialmente grave la dilatación del trámite", una decisión que a juicio de la entidad está "contraviniendo y enmendando al propio Ejecutivo". Mar Cambrollé, su presidenta, reconoce a preguntas de infoLibre que "los vaivenes del PSOE" están suponiendo "un gran desgaste y una gran violencia" contra el colectivo. Pero no duda al afirmar que "habrá ley trans". "Aunque sea con nuestra vida, la vamos a defender", clama. La Plataforma ya ha convocado una manifestación el próximo sábado a las 18:00 horas en la madrileña Plaza Zerolo.
La Federación Estatal LGTBI confía en desbloquear la situación, como ya logró en 2021, según destaca su presidenta, Uge Sangil. La activista lamenta la renuncia de Carla Antonelli y la achaca a "las tensiones internas provocadas por quienes se oponen" a los avances para el colectivo. Pese a todo, zanja a preguntas de este diario, "habrá ley con todos los derechos". Y Carla Antonelli, asegura, estará en la calle reivindicándola. "Soy activista por encima de ideologías políticas. Seguiré peleando por esta ley, hasta que pierda la voz".
Carla Antonelli (Güímar, Tenerife, 1959) reconoce haber perdido la cuenta de las veces que sopesó la idea de renunciar a su militancia en el PSOE. En todos esos momentos, reflexiona al otro lado del teléfono, había algún motivo de peso para quedarse y mantener el pulso. Hasta este martes. La histórica activista trans abandona el partido que la ha acompañado de la mano desde hace más de cuatro décadas. Sobre la mesa, un reproche explícito: las "maniobras" de la formación para torpedear la llamada ley trans. E incluso, según sus palabras, las "artimañas" de los suyos para hacerla desaparecer.