Otro verano llenando las playas de complejos o cómo las clínicas se lucran con la inseguridad de las mujeres

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Miércoles 8 de mayo. La empresa Clínicas Dorsia despliega una gigantesca lona en pleno centro de Madrid, en la que presumen de haber "cambiado el panorama de las playas". El anuncio aprovecha la llegada de los meses estivales para publicitar una de sus promociones relativas a aumento de pechos. Jueves 9 de mayo. La misma clínica se compromete a retirar el cartel y siente haber podido "herir sensibilidades". Sobre cuántas sensibilidades se han podido herir en ese lapso temporal, poco se sabe. Pero sí conocemos algunos datos: las intervenciones estéticas no han parado de crecer en los últimos años y son chicas cada vez más jóvenes quienes se acercan a las clínicas ansiando cambiar sus cuerpos

El informe La realidad de la Cirugía Estética en España, elaborado por la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (Secpre), determina que en 2021 las operaciones estéticas crecieron un 215% respecto a la década anterior. A la cabeza, las operaciones de aumento de pecho. Son las mujeres quienes de forma masiva pasan por el quirófano: el 85% de las operaciones son para ellas, frente al 15% donde el paciente es un hombre. 

Modificar el cuerpo para responder al ideal de belleza

Esther Pineda, doctora en ciencias sociales y autora del libro Bellas para morir. Estereotipos de género y violencia estética contra la mujer (Prometeo Libros, 2020), señala a preguntas de infoLibre que el incremento de las operaciones estéticas es "multifactorial y pluricausal". Existe, por un lado, un "bombardeo mediático con ideales de belleza y publicidad de procedimientos estéticos" que ha encontrado acomodo en redes sociales, pero también emerge una suerte de mcdonalización, en palabras del sociólogo George Ritzer, de la cirugía estética.

Precisamente Clínicas Dorsia destaca en su anuncio que la operación de aumento de pecho se realiza en tan sólo una hora. Esta "disponibilidad masiva a bajo coste", continúa Esther Pineda, se ha unido a la "profundización de la violencia estética", la expectativa y presión social "para responder al ideal de belleza".

Y si alguien está expuesto a las redes sociales y es además vulnerable a la presión estética, ese alguien son las mujeres jóvenes. La encuesta de la Federación de Mujeres Jóvenes Relación con el cuerpo y la alimentación en mujeres jóvenes revela que el 89% de las encuestadas cambiaría alguna parte de su cuerpo y según el informe No seas presa de la talla, el 44,43% de las chicas destaca la influencia negativa de las redes sociales en relación a sus cuerpos.

"Para nosotras supone un motivo de alarma", reseña Raquel Pérez, vicepresidenta de la Federación, "estamos ante empresas que se enriquecen sacando beneficios de las inseguridades de las mujeres jóvenes". La sobreexposición en las redes sociales, agrega, ha hecho que "la imagen corporal de las mujeres esté cada vez más distorsionada" y la "percepción de su propio cuerpo es cada vez más negativa".

En redes sociales, las chicas jóvenes están "expuestas a una realidad concreta" que se expresa en un "cuerpo canónico que no es la generalidad", por lo que esa "falta de diversidad tan brutal" termina afectando a la "salud mental de las mujeres", lo que a juicio de la activista tiene que ver con el "incremento exponencial" de las intervenciones estéticas. 

El auge de los tratamientos sin bisturí

En 2023, casi la mitad de la población (46,6%) se sometió a un tratamiento de medicina estética. Ahí, en lo que tiene que ver con las intervenciones no quirúrgicas, ellas también se llevan el oro: el 69% de quienes reciben algún retoque estético es una mujer, según la Sociedad Española de Medicina Estética (Seme). Y se repite la tendencia: cada vez son más los jóvenes que acuden a este tipo de tratamientos estéticos que no requieren de bisturí. La franja de edad de entre 16 y 25 años, señala la misma entidad, ha aumentado su presencia hasta suponer el 20% del total.

Pero existe un reverso: "Al ser procedimientos cuya duración o efecto es corto, esto convierte a quienes se lo realizan en consumidoras permanentes y eternas de estos procedimientos para mantener la imagen deseada y ya mostrada públicamente, pasando a ser una renta que descapitaliza a las mujeres, pero que también puede tener consecuencias físicas ante la alteración no deseada de la imagen, resultados no esperados o la migración del producto a otras partes del rostro", advierte Pineda. 

La perversidad en torno a este tipo de tratamientos es que "vuelven accesible algo que no lo era y lo convierten en una necesidad". Toma la palabra la periodista feminista Paola Aragón, quien también posa la mirada sobre las redes sociales y sus efectos. "Son un canal de difusión brutal", capaz de inocular una serie de "estímulos sin ningún control". El resultado es que las chicas "están yendo en masa a pedir que les pinchen los labios, les estiren los pómulos o les quiten una mini arruga de la frente, chavalas que quieren asemejar sus rostros a los de las influencers que admiran", lo cual conlleva además una "pérdida de identidad", observa Aragón.

Mujer, empodérate

Con el paso de los años, los mensajes de las clínicas especializadas en tratamientos estéticos han dado un salto hacia una idea concreta: la libertad de las mujeres para decidir sobre sus propios cuerpos. "Las industrias siempre intentarán apropiarse de los discursos feministas, cuestionadores y movilizadores de las ideas de las mujeres, para desactivarlos" y sacar rédito a partir de ellos, lamenta Pineda. 

La pregunta, coinciden las expertas, no pasa tanto por cuestionar la capacidad de cada mujer de tomar sus propias decisiones, sino de escrutar cuáles son los motivos que mueven sus anhelos. "¿Tú quieres modificar tu cuerpo genuinamente o porque tus gustos están construidos en base a un canon que se sostiene sobre un sesgo de mirada patriarcal hegemónica?", plantea Aragón, quien sugiere que "nada es aséptico" y que las decisiones de las mujeres están atravesadas por un deseo de adaptación que busca, precisamente, sortear la violencia estética que recae sobre aquello que se sale de lo normativo.

Pero ahondar en la raíz de todo este entramado de violencia pasa por cuestionar los estereotipos que anidan en el imaginario de las niñas desde edades tempranas. "Desde las princesas delgadas, guapas y canónicas", concreta Raquel Pérez, quien insiste en que "no se puede configurar como empoderamiento, porque es un mensaje que cala en el subconsciente de las mujeres jóvenes desde que son pequeñas".

En ese sentido, la feminista cree fundamental desplazar el foco de los comportamientos individuales, para adoptar un enfoque colectivo: "Debemos analizar estas problemáticas entendiendo cuál es el sistema que fundamenta esto y sabiendo que sólo a través de la erradicación de ese sistema podremos verdaderamente ser libres".

Legislar y sensibilizar

Si Clínicas Dorsia ha decidido dar un paso atrás respecto a su lona, probablemente haya sido gracias a la presión escenificada en redes sociales y pilotada por la asociación sin ánimo de lucro teta & teta. "¿Cómo puede ser esto legal? ¿Cuánto falta para que se regule la publicidad de cirugías plásticas y retoques estéticos (en la TV y en RRSS)?", decía la organización en redes sociales.

Este mismo viernes, el Instituto de las Mujeres ha recordado que cualquier campaña debe cumplir el artículo tercero de la Ley General de Publicidad, respecto a publicidad ilícita, donde se encuadra también aquella de carácter sexista. En añadido, la institución gestiona el Observatorio de la Imagen de las Mujeres, una herramienta que busca analizar la representación femenina en la publicidad y los medios de comunicación, donde cualquiera puede además formular denuncias.

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Pero ¿es suficiente? Para Raquel Pérez, la respuesta es no. "Si mensajes como el de Dorsia están permitidos, es porque es necesaria una mayor regulación y vigilancia de quienes capitalizan las inseguridades de las mujeres". Si bien es cierto que la futura ley de influencers prohibirá promocionar actos o clínicas de cirugía estética a los creadores de contenido, por el momento no hay previsto ningún paso más para endurecer la legislación.

La directora del Instituto de las Mujeres, Isabel García, cree que hay que poner el foco en otro lado: la sensibilización. Así lo explica en conversación telefónica con este diario. "Cada vez se estereotipa más a las mujeres, con graves consecuencias en su salud física y mental". Por eso, añade, lo oportuno es trabajar en "campañas institucionales para prevenir que sigan aumentando este tipo de intervenciones", siendo su prioridad al frente del Instituto de las Mujeres potenciar la actividad del Observatorio. "Trabajamos continuamente y estamos en alerta permanente", asiente. Como institución, no cree necesario "regular la publicidad de estas clínicas", pero sí trabajar hacia una reflexión global y sensibilizar especialmente a los menores de edad a través de las redes sociales. 

Al final, sostiene, "tener los labios más gruesos o los pechos más grandes" no otorga "ningún tipo de poder" a las mujeres, sino que "las esclaviza".

Miércoles 8 de mayo. La empresa Clínicas Dorsia despliega una gigantesca lona en pleno centro de Madrid, en la que presumen de haber "cambiado el panorama de las playas". El anuncio aprovecha la llegada de los meses estivales para publicitar una de sus promociones relativas a aumento de pechos. Jueves 9 de mayo. La misma clínica se compromete a retirar el cartel y siente haber podido "herir sensibilidades". Sobre cuántas sensibilidades se han podido herir en ese lapso temporal, poco se sabe. Pero sí conocemos algunos datos: las intervenciones estéticas no han parado de crecer en los últimos años y son chicas cada vez más jóvenes quienes se acercan a las clínicas ansiando cambiar sus cuerpos

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