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Sin anticonceptivos y sin educación sexual (en todas las edades): por qué la tasa de aborto bate récords

Es la cifra más alta en una década: la tasa de interrupciones voluntarias del embarazo fue el año pasado de 12,22 abortos por cada mil mujeres. El incremento ha sido paulatino en los últimos años, según los datos anuales recopilados por el Ministerio de Sanidad. Las razones detrás del récord, opinan las expertas, tiene que ver con la ausencia de educación sexual en todas las edades y el uso decreciente de anticonceptivos.

En 2023, se registraron un total de 103.097 abortos en todo el país, es la primera vez que se supera la barrera de los cien mil en los últimos diez años. Aunque los datos no son necesariamente alarmantes –el ejercicio del derecho al aborto y su acceso universal es, en todo caso, algo positivo–, la consolidación de una tendencia al alza sí obliga a detenerse en las causas que pueden arrojar luz a las cifras.

La tasa de interrupciones voluntarias ha aumentado en todas las franjas de edad, pero con especial impacto entre las chicas de entre 20 y 24 años. En 2022, la cifra era de 18,32 por cada mil mujeres en esa edad, mientras que el año pasado ascendió hasta los 20,28 por cada mil mujeres

En cuanto al centro donde se practica el aborto, el 81,4% se realizan en la sanidad privada, la mayoría (73,03%) en clínicas y el resto (8,38%) en hospitales. A pesar de la abrumadora posición dominante de la red privada, lo cierto es que la vía pública ha ganado presencia este último año: las interrupciones en la pública pasaron del 17,02% de 2022, al 18,55% de 2023. Existen tres comunidades donde no se ha practicado ni un solo aborto en la red pública. Son Extremadura, Aragón y Castilla-La Mancha. Este lunes, la ministra de Sanidad, Mónica García, ha anunciado estar preparando un borrador sobre el protocolo para el registro de objetores de conciencia, una tarea para la que llega más de un año y medio tarde.

Los anticonceptivos y la educación sexual

El informe confeccionado por el departamento de Mónica García contiene un dato especialmente relevante a los ojos de las expertas: la dimensión del uso de métodos anticonceptivos. En total, en 47.940 de los abortos registrados no se había utilizado ningún método anticonceptivo, el 46,5%. El año pasado, la tasa estaba dos puntos por debajo, pero en 2014 quienes no utilizaban anticonceptivos eran un 34,07%.

"Constatamos una falta de educación afectivo sexual y ya es hora de que todas las administraciones públicas tomen nota". Habla Sonia Lamas, psicóloga en la clínica acreditada Dator, en Madrid. La tasa relativa al uso de anticonceptivos, expresa la experta, nos dice que "la mayoría de mujeres que aborta en este país no son dueñas de su sexualidad". En conclusión, una "mala política en educación afectivo sexual, trae embarazos no deseados".

Coincide Francisca García, presidenta de la Asociación de Clínicas de Interrupción Voluntaria del Embarazo (Acai). A su juicio, la receta pasa por "mejorar el acceso a la anticoncepción y a la educación sexual para conseguir una curva descendente" y eso pasa, sencillamente, por "aplicar correctamente la ley". Según la actual Ley del aborto –reformada durante la legislatura pasada–, la educación sexual debe ser integral en las principales etapas educativas y tener como epicentro "el consentimiento" y las relaciones basadas en "los buenos tratos". También en los centros educativos se repartirán de forma gratuita métodos barrera de anticonceptivos, en el marco de las campañas sobre educación sexual que se pongan en marcha en las escuelas.

Si la tasa de las mujeres que no utilizan anticonceptivos escala al 46,5%, existen tres franjas de edad en las que ese porcentaje supera el 50%. Son, precisamente, los extremos. Entre las menores de quince años aquellas que abortaron y no utilizaban ningún método anticonceptivo es del 55,8%. Pero además, la cifra es del 53,2% entre las mujeres de entre 40 y 44 años y escala hasta el 58,4% entre las mayores de 44 años.

Para García, en el caso de las más pequeñas es evidente el impacto de la falta de educación sexual en las aulas. Y en cuanto a las más mayores, el motivo de la incidencia está vinculada con toda seguridad a la creencia de que un embarazo sería improbable por razones de edad. En cualquier caso, la experta pone el acento en la necesidad de mejorar el acceso a la anticoncepción como pieza clave. "Tenemos una demora de meses para acceder a la píldora y más de un año en lo que respecta a vasectomías y ligaduras de trompas", lamenta. 

El Gobierno no tiene protocolo para el registro de objetores un año después de la reforma del aborto

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Cabe añadir que Murcia, Castilla-La Mancha y Canarias incumplen la ley al no dispensar de forma gratuita la píldora del día después. 

Precariedad y vulnerabilidad

Aunque la ausencia de educación sexual y el bajo uso de anticonceptivos son los motivos centrales citados por las expertas, lo cierto es que las voces consultadas hablan de razones multifactoriales para explicar el aumento paulatino de las cifras de abortos. Las razones materiales y económicas, ligadas a los déficits en las políticas de conciliación, explicarían en parte la fotografía respecto a las interrupciones de embarazo. La precariedad laboral suele ser citada como uno de los principales motivos detrás de la caída que escenifica la natalidad año tras año. Cabe destacar que el 12,50% de las mujeres que ejercieron su derecho a la interrupción del embarazo eran estudiantes y el 17,77% estaba en el paro.

Finalmente, las expertas hablan también de "grupos vulnerables", como las mujeres migrantes. En 2023, el 65,52% de las mujeres que abortaron eran españolas, pero un nada desdeñable 21,27% provenían de América Latina. El 6,41% eran europeas y el 4,51% africanas. 

Es la cifra más alta en una década: la tasa de interrupciones voluntarias del embarazo fue el año pasado de 12,22 abortos por cada mil mujeres. El incremento ha sido paulatino en los últimos años, según los datos anuales recopilados por el Ministerio de Sanidad. Las razones detrás del récord, opinan las expertas, tiene que ver con la ausencia de educación sexual en todas las edades y el uso decreciente de anticonceptivos.

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