IGUALDAD

El Villarreal reviste de épica que un jugador renuncie a estar presente en el parto de su hija: "Historión, ¿eh?"

Imagen del jugador de fútbol Alex Sorloth.

Alexander Sørloth celebró este domingo con sus compañeros el que se convertiría en el gol de la victoria. El jugador noruego, delantero del Villareal, fue el responsable de llevar a su equipo al éxito contra el Almería. Hasta aquí todo normal, una hazaña para celebrar. Si no fuera porque a miles de kilómetros del estadio, en un hospital noruego, estaba naciendo su primera hija. Sørloth "tenía permiso para quedarse por su inminente paternidad", pero prefirió viajar. Así lo señalaba su equipo en redes sociales, revistiendo su decisión de una épica que hacía de su conducta un ejemplo admirable. "Historión, ¿eh?", añadía el tuit a modo de colofón.

No es la primera vez que la falta de corresponsabilidad o la paternidad a tiempo parcial conlleva elogios en el mundo del deporte. En verano de hace dos años, el tenista español Rafael Nadal decía, muy seguro de sí mismo, que la paternidad no supondría una interferencia en su vida laboral. "No tengo previsto que esto suponga un cambio en mi vida profesional", asentía el tenista.

Diana Oliver, periodista y autora de Maternidades precarias (Arpa, 2022), no quiere obviar primero una realidad: en todos estos relatos, faltan siempre las voces de las madres. La reflexión parte por lo tanto de una incógnita inicial, relacionada con la toma de decisiones, la voz y la agencia de las mujeres. Pero incluso asumiendo cierto grado de desconocimiento respecto al contexto previo, una cosa es segura: el historión del que presume el equipo de fútbol tiene que ver con la renuncia de un hombre y su voluntad de priorizar el trabajo por encima de la paternidad. Esa es la fotografía fija.

"Lo más dramático no es sólo que él se vaya a jugar en ese momento pese a tener permiso, sino que se convierta en un héroe", lamenta Oliver. "Él ha ido a entregarse a su equipo y a su profesión, pone por delante su trabajo de todo lo demás" y eso proyecta un ideal de masculinidad que pasa por encima de la corresponsabilidad y los cuidados, completa la periodista.

Coincide Laura Baena, fundadora de la plataforma Yo no renuncio. "Ese tuit perpetúa la falta de corresponsabilidad", dice al otro lado del teléfono, reproduciendo un mensaje que "puede parecer inofensivo, pero que tiene mucha importancia" a la hora de ralentizar "el cambio social". El elogio del club de fútbol tiene que ver con el reconocimiento del "rol de padre proveedor que sigue adelante con su vida pública, con su trabajo y que se puede ausentar" en momentos tan claves como el nacimiento de su propio hijo, señala Baena. Ese permisividad respecto a los hombres, opina la activista, colisiona de frente con el juicio hacia las mujeres, tildadas con frecuencia de "malas madres" cuando se desvían de lo esperado.

Pedagogía frente a las resistencias

Oliver cree que ya comienza a fraguarse un cambio de paradigma, movido por el reproche social generalizado. "Empieza a visibilizarse que eso no está bien", confía. Existe una tendencia cada vez más hegemónica que reclama a "los padres que asuman su responsabilidad y no se desentiendan", algo que además "ha costado mucho". 

Sí existe una resistencia, considera la periodista, en lo que respecta al ejercicio de los derechos laborales: "Cuando un padre o una madre no se coge el permiso o cuando una mujer sigue trabajando hasta el último día de embarazo, eso sí se ve como algo heroico", lamenta. Ahí sí queda trabajo por delante, hasta conseguir que "lo ejemplar sea decir que has ejercido tu derecho".

En España, la tendencia generalizada ha sido la del aumento progresivo de los permisos de paternidad y la respuesta social ha sido la de abrazar con entusiasmo esa ampliación. "Conforme se ha extendido la generosidad del permiso de paternidad, los hombres han reaccionado disfrutando de casi la totalidad de las semanas disponibles", señala un reciente informe de Esade. Durante los años en que los padres podían transferir semanas de su permiso a las madres –hasta cuatro semanas en 2019 y hasta dos en 2020–, "la duración promedio del permiso materno se mantuvo en dieciséis semanas, sugiriendo que los padres disfrutaron de casi la totalidad de sus semanas de permiso".

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Además, de las dieciséis semanas de las que disponen actualmente los padres, doce se toman, en promedio, simultáneamente con la madre. El 50% de los padres fraccionan sus permisos, lo que resulta en un "aumento total" del tiempo en que "los menores pueden estar a cargo de alguno de sus progenitores".

Pero no todo es tan alentador. No hay más que posar la mirada sobre las excedencias: la mayor parte de las que se toman para el cuidado de un hijo o familiar continúa recayendo sobre las mujeres. En 2023, el 84% fueron utilizadas por ellas

"Hay que seguir educando", sostiene Laura Baena. "Si insistimos en que las niñas ocupen espacios masculinizados, también hay que enseñar a los niños a cuidar y a que lo vean como un derecho. Hasta que eso no cambie, seguirán pasando cosas como esta". La activista recuerda un dato revelador, fruto de una encuesta elaborada por su organización: siete de cada diez mujeres se sienten solas durante la crianza y educación de sus hijas e hijos. No sabemos cómo de sola se pudo sentir la pareja del futbolista en la sala de partos. Sí sabemos, en cambio, que el noruego tuvo a bien dedicarle el gol a ella y a la hija que no vio nacer.

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