"Los hombres deben romper con su pasividad": Pepe Viyuela y el fin del silencio cómplice con los agresores

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Cuando la Fiscalía Provincial de Madrid tomó la decisión de presentar una denuncia contra el dramaturgo Ramón Paso por presuntos delitos sexuales, fue otro nombre masculino el que enseguida saltó a la palestra. Pepe Viyuela comenzó a ocupar titulares, no por respaldar o tender la mano a quien entonces dirigía la obra que estaba representando sobre las tablas, sino para escenificar algo poco común: mostrar su apoyo sin fisuras a las víctimas.

El actor aseguró que dejaría la obra Jardiel enamorado, en la que interpretaba el papel protagonista, poco después de conocer la denuncia de la Fiscalía. "No quiero llamarle. No quiero seguir con la función. Me voy", señaló el cómico en declaraciones a Europa Press. "Me pongo de parte de las presuntas víctimas". Avanzado el miércoles, la obra quedó suspendida y un día después, este jueves, el teatro Reina Victoria retiró otra de las funciones dirigida por el presunto agresor.  

La Fiscalía presentó esta semana la denuncia contra el director de teatro por supuestamente haber agredido a catorce mujeres entre los años 2018 y 2023. La letrada Luisa Estévez Martínez y fuentes del caso confirmaron a Europa Press que el Ministerio Público dirigió la denuncia al Decanato de Juzgados de Madrid tras haber culminado unas diligencias preprocesales en las que tomó declaración a catorce presuntas víctimas, con edades comprendidas entre los dieciocho y los veinticinco años, quienes ratificaron su denuncia en sede fiscal. La Fiscalía habla de delitos de agresión sexual, acoso sexual y hostigamiento, contra la integridad moral y de coacciones. 

La anomalía de posicionarse

Hay dos características que hacen especialmente valioso el gesto de Pepe Viyuela. La primera es la inmediatez: el actor no titubeó e hizo público su apoyo a las víctimas enseguida, sin dudarlo. La segunda es la decisión consciente de no esperar a una resolución judicial en firme. "Entiendo la presunción de inocencia, pero hay algo demasiado fuerte en el tema. Me pongo de parte de las presuntas víctimas", aseguró el miércoles.

El hecho de que Pepe Viyuela no se haya agarrado a la culminación del procedimiento judicial para eludir un pronunciamiento tácito, constituye también una anomalía porque "son las escapatorias habituales que te da el sistema para no tener que posicionarte", expone Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno contra la Violencia de Género. Confrontar con esa idea traslada una lección: "Que antes las mujeres no tenían credibilidad y ahora sí". Y que no sólo es verdad aquello que lleva aparejado una condena, "hay hechos que han ocurrido, no se han demostrado y siguen siendo verdad".

El paso dado por Pepe Viyuela ha sido leído como algo "llamativo" y rápidamente ha sido elogiado por hombres y mujeres. "Ha sido como una llamada de atención, ahora ya hay una semilla que se ha puesto en marcha gracias al feminismo y que está brotando también entre muchos hombres", presume Lorente. Si el feminismo lo que plantea es un "cambio y una transformación cultural, tiene que implicar también a los hombres".

"Es un gesto que manifiesta su sensibilidad y empatía hacia las víctimas, lo cual es muy importante para que se sientan apoyadas en su denuncia", observa Iván Sambade Baquerín, miembro de la Cátedra de Estudios de Género de la Universidad de Valladolid. "Parece obvio que lo hace desde la conciencia ética personal, sin entrar en juicios paralelos, pero señalando que es una denuncia que tiene que ser aclarada".

Coincide Octavio Salazar, jurista y catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Córdoba. "Tiene un valor incalculable. No es habitual que por parte de los hombres haya un posicionamiento que significa darle credibilidad a las mujeres y sentirse, como mínimo, incomodado por unos hechos que han podido suponer una agresión", señala en conversación telefónica. "Normalmente los hombres nos escudamos en la sentencia, en la presunción de inocencia y cuestionamos lo que dicen las mujeres", así que romper con esa dinámica demuestra "coraje, valentía y honradez".

Adiós al pacto entre caballeros

Luciano Méndez, profesor en la Universidade de Santiago de Compostela (USC) expresó su apoyo sin matices a los miembros de La Manada. Fue en 2018 y el docente aprovechó también para cargar contra la víctima de la agresión sexual de los Sanfermines de 2016. Ella, afirmaba, "se dejó hacer" y "disfrutó". Pero no es necesario ir al extremo para entender la connivencia sistemática de otros hombres con los agresores machistas. De hecho, el mayor gesto de complicidad no está en las palabras, sino en los silencios. Fue estruendoso el silencio generalizado entre los futbolistas masculinos tras la agresión de Luis Rubiales contra Jenni Hermoso. "Ponerse de lado es posicionarse" respondían las jugadoras. Algo similar ha ocurrido con Dani Alves, condenado por un delito de violencia sexual: el caso no ha generado demasiado ruido entre sus compañeros, quienes no han destacado por condenar públicamente los hechos. 

Pepe Viyuela "rompe con la complicidad machista que los hombres aprendemos a desarrollar en los grupos de iguales varones", analiza Sambade Baquerín. Además, demuestra que "es a las víctimas a quienes reconoce como iguales: como personas y como ciudadanas", pero también como "sujetos de dignidad, derechos y libertades que tienen que ser respetados". Viene a demostrar, en definitiva, que es "posible ser hombre y renunciar a los privilegios de una sociedad machista e injusta".

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A juicio de Lorente, el gesto supone una renuncia consciente a participar en un contexto violento, una suerte de disidencia que viene a explicitar "que se puede ser hombre de una forma diferente", agrega el también médico forense. "Los hombres tenemos que romper con nuestra pasividad, porque en el fondo lo que demuestra es que queremos mantener esa situación". 

Algo así como "desmarcarse de ese pacto no escrito", completa Octavio Salazar, no sólo a través de las palabras, sino actuando en consecuencia. "Muchas veces nos mantenemos en silencio, con lo cual dejamos que la estructura siga como está", porque al final el machismo "se perpetúa desde el momento en que los hombres no hacemos nada contra eso que vemos en nuestro entorno". Sambade Baquerín se coloca en esa misma línea: "Los hombres estamos insertos en muchos espacios públicos, de modo que la mejor forma en la que podemos manifestar nuestro apoyo al feminismo es democratizando estos lugares, reivindicando la necesidad de que haya igualdad y justicia en los mismos".

El elogio generalizado, no obstante, tiene también un reverso. En este caso, las consecuencias suponen enfrentarse a un posible reproche entre sus iguales, pero también impactan en lo material: el hecho de haber renunciado a la obra supone que el actor se está "jugando su momento laboral y profesional, así que puede tener hasta un coste económico", subraya el jurista. "Existe un castigo, una penalización, que disuade a los hombres de posicionarse", asiente el exdelegado. Es la constatación de que tomar partido conlleva también una "pérdida de estatus y de privilegios". Pero las cosas están cambiando, se atreven a afirmar las voces consultadas. Sobre si será más sonoro el aplauso que el reproche, el tiempo dirá.

Cuando la Fiscalía Provincial de Madrid tomó la decisión de presentar una denuncia contra el dramaturgo Ramón Paso por presuntos delitos sexuales, fue otro nombre masculino el que enseguida saltó a la palestra. Pepe Viyuela comenzó a ocupar titulares, no por respaldar o tender la mano a quien entonces dirigía la obra que estaba representando sobre las tablas, sino para escenificar algo poco común: mostrar su apoyo sin fisuras a las víctimas.

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